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Comunicación
El mundo del fanzineo para tus ojos y los de la industria de comunicaciones
No has entendido nada, moderno.
Suena la radio y una canción que no sé de quién es, hace alusión a la vida que debes llevar si quieres ser moderno. El locutor empieza a hablar diciendo que ser auténtico es lo que necesitan las sociedades actuales. Sabes, Ne-ce-sitan, acentúa. Habla de no seguir los patrones establecidos, de revelarte contra el sistema y crear nuevos patrones de comportamiento, dice que lo mejor es ir a contracorriente, que ya todo está vendido y que ahora lo correcto es no ser correcto (...). Se detiene, ríe a carcajadas y pincha otro tema que también desconozco. Apago la radio. Los medios de comunicación están adaptándose al movimiento radical de moda: la crítica.
Ojo.
Ojito con esto. ¿Qué queda de la crítica si es utilizada en vano? ¿Cómo utilizarla si es parte del establishment actual? ¿De qué sirve emplear los parámetros del análisis, la metodología de sus interpretaciones, si al final nos queda la paja que pisan los borregos?
Ya está, ni zines ni zones que se salven del oleaje este de la manipulación cultural. Aquí tengamos cuidado. No estoy tratando de establecer una línea de partida ni una línea que separe lo correcto del “sudapollísmo” contemporáneo. Digo cuidado pero lo que en realidad quiero decir, es que poco nos queda de libre expresión mediática. ¿Poco?, más bien poquísimo para que nos quede claro; porque si algo es verdad es que ya están a la orden del día en la inmediatez de la información, lo podemos ver diariamente: aquí la actualidad restregándote en todos tus aparatos electrónicos su desinformación a raudales en cualesquiera de los canales masivos que puedas encontrar.
«Si los medios de información enfocan sus puntos de mira a la contracultura, a los métodos de emplear la revolución, a la creación de fanzines, al cine de autor, a la música lo•fi, o a cualesquiera de los sistemas de producción cultural no normativos (...), dejemos que siga así»
Ahora bien, si somos capaces de desarrollar la exégesis del fanzine como elemento que podría servir de portal a la información no filtrada, al conocimiento, a la crítica (la real, la que genera reflexión), a la duda, al debate, a tener razones formales para generar diálogos dentro de marcos distendidos; entonces entenderemos los sistemas de la Autoedición, autogestión y autopublicación como medios válidos para crear contenidos con sustancia, que dentro de ese ya mencionado oleaje de las manipulaciones de medios, podrían ser como navegantes con víveres de supervivencia. Y aquí nos podemos posicionar. Si bien existen medios con escaparates periodísticos que apoyan la no-edición al uso, es nuestro deber apropiarnos de sus estanterías y hacer mención de las publicaciones que pueden servir a alguien, o pueden ayudar al pensamiento que amplía panoramas más allá de lo normativo y así, generar los tan nombrados nuevos paradigmas que den al lector una senda a la curiosidad y, que desemboquen en aprendizajes empíricos. Pero… me dirás “¿por qué quiero aprender algo si simplemente puedo pasármelo bien?”.
Ahí estamos. Ya te lo había dicho antes: dale al play.No olvidemos que vivimos en la era de la sobreproducción de información mediática y que hasta cierto punto —los caminos del señor son insondables— está en nosotros la selección cualitativa de la ingesta cultural. Si la respuesta contesta de forma positiva a las preguntas: ¿de qué me sirve esto?, ¿qué haré con esa información después?, entonces nos encontramos frente a lo que quizá pueda servirnos de nutriente. Hay que recordar que si es verdad que “somos lo que consumimos”, aunque sea de forma peyorativa, nos deben saltar las alarmas.
Dicho lo cual, si los medios de información enfocan sus puntos de mira a la contracultura, a los métodos de emplear la revolución, a la creación de fanzines, al cine de autor, a la música lo•fi, o a cualesquiera de los sistemas de producción cultural no normativos (...), dejemos que siga así y utilicemos esas herramientas para transmitir información sin filtros. Hagamos que sirva esa corriente para incentivar lo que puede generar cambios mentales a favor de la información no sesgada. Dejemos que la apropiación de la crítica nos sirva de trampolín mediático. Cuidado. Esta última aseveración puede ser un arma de dos filos, pero podemos desdeñar su peligrosidad y volver a darle al play.
Por cierto, No te has enterado de nada, moderno, es uno de los próximos fanzines que se publicarán con temática sobre el desarrollo de metodologías adaptadas a los códigos mediáticos sin manipulaciones del sector multinacional. Será de tirada limitada a 30 copias y con precios libre, también se podrá descargar de forma gratuita y tendrá información para generar criptoarte y conocer los sistemas de intercambio en diferentes plataformas. Tendrá el formato de manual de supervivencia basado en la experiencia de la Antigua Logia Hermenéutica e incluirá encriptamientos digitales con códigos QR descargables. Y sí, será totalmente para ti, dentro de la modernidad que prefieras.
Y por cerrar con las preguntas iniciales: ¿Qué queda de la crítica si es utilizada en vano? ¿Cómo utilizarla si es parte del establishment actual?
Complicado, ¿verdad? Tampoco lo tengo claro, pero ya ves, quizá sea parte del laboratorio experimentar en esto, ¿no crees?
Más información aquí.
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Me parece genial este artículo. No hay nada que decir. ¡Sois unos bombooones!