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Coronavirus
San Francisco, un barrio en estado de alarma policial
Colectivos sociales y vecinas y vecinos de Bilbao detallan los abusos policiales en un informe para Amnistía Internacional.
Uno. “Tras publicarse los vídeos de la agresión, varias patrullas de la Ertzaintza han estado por la noche con linternas alumbrando los balcones de los edificios donde ocurrió. No sé si para amenazar o para intentar saber desde dónde se habían grabado las imágenes”. Dos. “La presencia de policía en la calle, coches oficiales y de secretas era absolutamente desproporcionada y mientras se increpaba duramente a la policía por la actuación que estábamos viendo nos amenazaron y grabaron en video a la gente de los balcones, creando una situación muy tensa de violencia y sentimientos de rabia e impotencia”. Tres. “Dos días más tarde me tocaron el timbre dos municipales, una mujer y un hombre, los mismos, según me dijeron ellos, que habían participado en la detención del chaval. Venían a ponerme una denuncia. Me identificaron y dijeron que me llegaría por vía judicial por haber interferido en el trabajo de las fuerzas del orden, que tenían testigos de insultos y violencia contra la policía”.
Los testimonios de los desmanes policiales en el barrio de San Francisco, en Bilbao, se suceden y repiten desde que el pasado 14 de marzo el Gobierno español decretara el estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Vecinas y vecinos de este barrio bilbaíno, vinculados a la Coordinadora de grupos de los barrios de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala y a la Red de Solidaridad de San Francisco, han elaborado, a petición del grupo local de Amnistia Internacional, el informe “Abusos policiales y derechos conculcados en el barrio de San Francisco”.
La actuación policial está siendo en muchos casos de carácter racista, violenta y limitadora de derechos
“La primera semana del confinamiento hubo auténticos desfiles amenazantes de las fuerzas de seguridad. En hileras, decenas de agentes en actitud amenazadora ocupaban las dos aceras mientras varias furgonetas antidisturbios con las sirenas encendidas y grabaciones a alto volumen transitaban a escasa velocidad por la carretera. Una situación sorprendente de la que no se tiene noticias en otros barrios y que, una vez más, fue utilizada para señalar y estigmatizar nuestra zona a través de la difusión de esas imágenes en medios escritos y televisivos”, señalan los grupos sociales de San Francisco en su informe. “La actuación policial, tanto de la Ertzaintza como de la Policía Municipal, está siendo en muchos casos de carácter racista, violenta y limitadora de derechos. Desde nuestros balcones, observamos cotidianamente como se realizan paradas y cacheos por perfil racial, como se maltrata verbal y físicamente a las personas, como caminan y se dirigen al vecindario con carácter chulesco y amenazante, generando situaciones de mucho temor”, denuncia la red vecinal.
Detenciones arbitrarias y racistas
“El chico es un vecino del barrio que salía de comprar de la tienda más cercana a su casa. Antes de lo que se puede ver en el video, le pararon y le pidieron explicaciones. Tanto él como varios vecinos que pasaban por la calle dieron su testimonio a los policías de que el chico acababa de salir de la tienda. Se ordenó circular al resto de las personas y procedieron a multarle, con un trato abusivo, racista e intolerable. Después de eso, en un estado de gran nerviosismo y confusión, le agredieron de una manera desmedida y le detuvieron. Su madre bajó de casa, nerviosa, al enterarse que estaban deteniendo a su hijo y explicó que era su hijo, que necesitaba medicación porque sufría un trastorno mental e imploró para que la llevaran con él. La respuesta de la policía fue una brutal y totalmente injustificada agresión, primero con un brutal golpe en la cabeza y después con más golpes. La mujer cayó desplomada al suelo y estuvo inmóvil mucho tiempo, sin que llamaran a una ambulancia y tapándola con escudos para que no viéramos lo que pasaba”, recoge parte del testimonio de la agresión más conocida y mediática de las que han tenido lugar en el barrio de San Francisco en los últimas semanas. La detención de este joven y su madre fue grabada en video por innumerables vecinos y portada de diferentes medios de comunicación el domingo 29 de marzo. Ante el revuelo creado, la consejera de Seguridad del Gobierno vasco, Estefanía Beltrán de Heredia, anunció al día siguiente que "siempre que se detecta que puede haber alguna mala praxis, lo primero que se hace es elevarlo a asuntos internos, que está investigando lo sucedido”. A día de hoy, aún no se conocen los resultados de esa investigación interna de la Ertzaintza.
El trato racista y vejatorio de la policía conlleva detrás una ética nefasta e intolerable
El informe “Abusos policiales y derechos conculcados en el barrio de San Francisco” recoge también el testimonio de un vecino que tuvo que ir al médico tras permanecer varios días en casa con síntomas de tener Covid19. “Me sentía con miedo e inseguro, no por el virus sino porque sabía que la presencia policial de la Ertzaintza y la Policía Municipal era muy grande, con patrullas y efectivos por todos lados”, cuenta este vecino. “Al salir y cruzar la primera calle escuché gritos de ‘tú, adónde vas’, de forma muy agresiva. Seguí caminando, pero al pasar cerca seguían gritando. Yo iba con mascarilla y era evidente que al ambulatorio. Pensé que no era conmigo, pero que podría ser. Al rato, siguen gritando y veo que pasan dos vecinos del barrio y a ellos sí que los paran, les revisan las bolsas y les piden la documentación. Son migrantes, como también lo podría ser yo porque soy de Bilbao pero venezolano culturalmente. En mi caso, hablo en castellano y mi fenotipo es europeo. Los dos vecinos registrados hablaban en árabe entre ellos y no eran fenotípicamente caucásicos. Sentí rabia e impotencia al ver a vecinos parados a gritos, de muy malas maneras, por su origen, por estar en la calle, por hacer las compras. La policía no mantiene las formas y son muy autoritarios, lo que hace que se puedan dar respuestas de la población por la angustia que se vive actualmente. Estos dos vecinos no contestaron y hablaron bien, pero tuvieron que dar todo tipo de explicaciones. Después de ir al ambulatorio de mi barrio, me enviaron al de Doctor Areilza, en Indautxu, y fui andando hasta allí atravesando gran parte de la ciudad. Y no me cruce ni con policías, ni con municipales, ni con patrullas”, concluye su relato.
Muy cerca del ambulatorio del barrio se encuentra la calle Dos de Mayo, una de las pocas que en los últimos años ha logrado superar su estigma de conflictiva y prohibida para el resto de la ciudad gracias, en parte, a su mercado bohemio y artístico de los primeros sábados de mes. Un exitoso y multicultural mercadillo que el propio Ayuntamiento de Bilbao no duda en poner como un buen ejemplo de sus políticas de rehabilitación y de ese Soho bilbaíno que pretende levantar en la zona. Una calle, sin embargo, no tan distinta del resto de las del barrio en cuanto desaparecen las distinguidas visitas. “A menudo hay varios coches de la policía en frente de mi portal y estos días de confinamiento se han ampliado con furgones antidisturbios”, explica un vecino de Dos de Mayo. “En primera persona he podido comprobar varias veces como paran únicamente a personas magrebíes o subsaharianas para interrogarlas, llegando a ponerlas contra la pared por el simple hecho de salir a la calle. Yo salgo a menudo, por razones de trabajo, y nunca me han parado. Considero que este trato racista y vejatorio conlleva detrás una ética nefasta e intolerable”.
Coronavirus
Denuncian abuso policial en la calle San Francisco de Bilbao
Imágenes robadas
A comienzos de este año, y con el fin de “continuar implementando medidas preventivas para mejorar la seguridad, garantizar la convivencia y aumentar la cohesión social en el barrio de San Francisco”, el Ayuntamiento de Bilbao ha instalado 50 cámaras de vigilancia en el barrio. Su coste, 270.000 euros. Las nuevas cámaras, que sustituyen a las actuales, con diez años de antigüedad, permiten grabar imágenes de alta resolución y a color en horario tanto diurno como nocturno.
Las nuevas cámaras, que sustituyen a las actuales, con diez años de antigüedad, permiten grabar imágenes de alta resolución
La seguridad y la privacidad, el derecho a la imagen, enfrentadas una vez más. “En la esquina de la calle San Francisco con Conde Mirasol, un policía municipal tiene retenido a un chico magrebí. El policía tenía el móvil en su mano y parecía que estaba escribiendo algo pero a mí me dio la impresión de que estaba sacando fotos al chaval sin que éste se diera cuenta”, explica otro vecino. “El policía le dejó marchar y se colocó en un ángulo desde el que le pude ver el móvil. Y, efectivamente, le había sacado fotos al chaval y estaba mirándolas. No sé si era por WhatsApp pero miraba las fotos y escribía. Iba hacia atrás mirando más fotos y volviendo a las fotos del chaval. Tenía bastantes fotos de más personas”.
Fotos robadas y fotos prohibidas. “Eran los primeros días de confinamiento. Bajé a hacer compras y vi cómo dos agentes de la Ertzaintza estaban hablando normalmente con una persona subsahariana en la calle San Francisco. Media hora después, volví y me encontré con que los dos policías ponían contra la pared a esa misma persona, le daban patadas para que separara las piernas y le tiraron todas sus pertenencias, incluida la documentación, al suelo”, cuenta otro vecino en el informe sobre abusos policiales. “Desde una distancia prudencial les hice una foto con el móvil y justo un policía se dio la vuelta y vino corriendo hacia mí. Me cogió el móvil y me pidió el DNI. Siguieron con la persona que tenían contra la pared. Llegó otra patrulla que se puso a mi lado. Estuve así alrededor de media hora. Al rato vino un policía y me dijo que tenía que enseñarle y borrar la foto. Y que me iba a denunciar por el tema de protección de datos. Lo hice, la borré, aunque no se le distinguía. Y me dijo que podía ponerme otra denuncia por desacato. Yo estaba diciéndole que cuidado con el maltrato, que soy de asociaciones del barrio, que tal y tal. Finalmente, me dijo que bastantes problemas tenían y que podía marcharme, pero el policía hizo una foto de mi DNI con su móvil. Le pregunté para qué y me dijo que por si acaso. Como la cosa estaba muy tensa, dejé pasarlo y me fui”.
Manual policial
Tras la agresión del 29 de marzo, la del joven y su madre, dos sindicatos de la Ertzaintza hicieron públicos sendos comunicados que, a juicio de los autores del informe “Abusos policiales y derechos conculcados en el barrio de San Francisco”, deben ser analizados “desde el punto de vista jurídico o, al menos, desde una consideración ética y política sobre el papel de la policía en esta crisis y sobre los mensajes que los propios policías envían a la sociedad".
Nos preguntamos en manos de quién se está confiando la seguridad de la comunidad, especialmente en una situación de emergencia social
El sindicato ERNE, mayoritario en la policía autonómica, se refería en su nota a Josu Bujanda, Jefe de la Ertzaintza, y comentaba, tras anunciar éste que se abriría una investigación, que “el señor Bujanda vuelve a demostrar que no sabe nada de este trabajo, pues evidentemente los hechos corresponden con una actuación policial que deriva en detención de manual”. Para los autores del informe sobre abusos policiales enviado a Amnistia Internacional, “hablar de una detención de manual, teniendo en cuenta que las imágenes no engañan y muestran lo que realmente ocurrió, nos lleva a pensar que tal vez este sindicato mayoritario considere que lo que venimos denunciando en este escrito esté fuera de lugar porque es el modo habitual de comportamiento y actuación de la policía autonómica. Si esto es así, nos preguntamos en manos de quién se está confiando la seguridad de la comunidad, especialmente en una situación de emergencia social como la que soportamos”.
En el otro comunicado, en este caso del sindicato ESAN de la Ertzaintza, tras denunciar que el vídeo y la información publicadas sobre lo sucedido en San Francisco estaban manipuladas, se afirmaba sobre su autoría que “son los de siempre” y “os conocemos de sobra”. Para los responsables del informe sobre los abusos policiales, “estas expresiones, en boca de policías (y de uno de sus sindicatos representativos), nos provocan una honda preocupación y temor”.
Las asociaciones de San Francisco vienen denunciando, desde hace décadas, la situación de pobreza, recorte continuo de derechos sociales y el abandono institucional que sufre su barrio. En su informe sobre abusos policiales, las vecinas y vecinos vinculadas a la Coordinadora de Grupos de los barrios de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala y a la Red de Solidaridad de San Francisco alertan de que “con la crisis del coronavirus, se están acelerando los procesos de empobrecimiento y exclusión social y, junto a ello, se está produciendo un verdadero estado policial que, aprovechando las medidas de alarma social vigentes, está amedrentando y alarmando al vecindario, transmitiendo una imagen a la sociedad a través de los medios de comunicación que no se corresponde en absoluto con la realidad”. En este sentido, insisten en que van a seguir recogiendo los testimonios de abusos por parte de la policía en su barrio. Y denunciándolos todas las veces que haga falta.
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De verdad alguien se siente mas seguro ahora?se exagera?si eso hacen a plena luz del día en nuestra cara....
Alguien ha preguntado a la gente mayor que vive en el barrio para ver que le parece == , la sensación es que lo agradecen ya que están hartos de robos , inseguridades etc. etc. ... Yo creo que se exagera, si la policía dejara de pasar por esa calle mucha gente no se atrevería a salir.
O sea que tú crees que lo que se denuncia es que estén o pasen por la calle, no? Solo hacen eso? Un abuso no tiene porque darse
Claro que exageran, lo que no dicen es lo que muchos llevamos aguantando tanta basura e hipocresía por parte de un sector de la sociedad que apoya, defiende, y utiliza como escudo y arma arrojadiza esa palabra que todavía nadie, nadie ha definido como se debe
Acusan y y denuncian pero no defiende a los vecinos el abuso que si hacen los delincuentes contra las personas indefensas o descuidadas
No es un consuelo, pero el abuso y la prepotencia no se limita a ese barrio.
Grabaciones con “permanezcan encerrados en sus casas o serán detenidos” y la sirena se han visto por más barrios. Que durante la compra van y paran y piden documentación solo a quien la piel distinta que los mia, lo he visto yo desde el primer día de encarcelamiento.
En estas situaciones se ve la policía que tenemos y para que la tenemos. Si convertimos un problema de salud en uno de orden público es lo que pasa. Me pone muy triste.