We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Cine
¿El cine de terror moderno nació del papel?
La antología TerrorVisión es una colección de relatos de autores como Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft o Daphne du Maurier. Su nexo común es haber originado o influido en clásicos del escalofrío fílmico. El autor de la selección, el especialista Jesús Palacios, acompaña los textos con una generosa introducción y eruditas notas sobre cada uno de los cuentos.
El crítico y ensayista Jesús Palacios (Satán en Hollywood, Hollywood maldito), un habitual del análisis y la divulgación de la literatura y el cine fantástico y de terror, ha publicado una antología de relatos que mezcla autores tan influyentes como Edgar Allan Poe o H. P. Lovecraft con las plumas menos conocidas de Hyatt Verrill o John W. Campbell. El vínculo entre los 16 relatos, que se presentan acompañados de unas notas introductorias a cargo de Palacios, es que todos ellos han sido llevados a la gran pantalla o han influido en obras cinematográficas relevantes del terror moderno.
TerrorVisión (Valdemar, 2018) es una antología con tesis. Según su autor, el salto a la modernidad del cine terrorífico está estrechamente ligado a la literatura. Palacios se apoya en una idea que expone en la introducción del volumen: sitúa este salto en un año, 1960, en que coinciden los estrenos de El esqueleto de la señora Morales, Elfotógrafo del pánico, Los ojos sin rostro y Psicosis. Tres de las cuatro películas partían de libros preexistentes.
El filme de Hitchcock contribuyó a generar cambios sistémicos. Su éxito comercial fue uno de los grandes reveses que recibió la censura cinematográfica estadounidense en su última década de vida, antes de su reconversión en sistema de clasificación por edades. Además, la novela original se inspiraba en la figura del asesino en serie Ed Gein, especialmente recordado por su escalofriante confección con restos humanos de objetos como ceniceros y tazas. El cine de miedo se hermanaba así con la literatura de terror contemporánea y con la realidad más truculenta. Y, de alguna manera, alcanzaba una mayoría de edad que el Código Hays había dificultado.
Papel, pulpa y cámaras de televisión
El cine de terror moderno nació bajo el influjo del papel de los libros, sí, pero también de la pulpa de papel con la que se imprimían revistas como Weird Tales. TerrorVisión tiene algo de reivindicación implícita o explícita de estas publicaciones que difundían historias de terror y fantasía. Diversas generaciones de autores, desde el mencionado Lovecraft hasta Philip K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), pagaron algunas facturas con las remuneraciones de diversos montantes, en ocasiones paupérrimos, que recibían por sus textos.Una parte sustancial de los cuentos escogidos por Palacios fueron editados originalmente en cabeceras como Amazing Stories (“La plaga de los muertos vivientes”, de Alpheus Hyatt Verrill), Weird Tales (“La cripta de Yoh-Vombis”, de Clark Ashton Smith; “La calavera del marqués de Sade”, de Robert Bloch), Astounding ScienceFiction (“¿Quién anda ahí?”, de John W. Campbell Jr., “Oscuro destructor”, de A. E. Van Vogt), Home Brew (“Herbert West, reanimador”, de H. P. Lovecraft) o Fantasy Fan (“Del más allá”, también del creador de los mitos de Cthulhu).
Entre las adaptaciones cinematográficas directas de los cuentos mencionados están nada menos que Re-animator y Re-sonator, ambas de Stuart Gordon, y La cosa, de John Carpenter. El relato de Campbell no solo generó el clásico de Carpenter, sino también El enigma de otro mundo, realizada en pleno auge de la ciencia ficción anticomunista de los años 70. El texto de Bloch saltó a la gran pantalla bajo el título de La maldición de lacalavera, una película protagonizada por dos iconos del género como Christopher Lee y Peter Cushing. Y los relatos de Smith y Van Vogt se cuentan entre las múltiples fuentes posibles de Alien.
Algunos de los escritores que se foguearon en revistas, como el Bloch de Psicosis, acabaron trabajando recurrentemente para la televisión, convertida en una nueva factoría de ideas del fantaterror y en una nueva vía de ingresos paralela a la publicación de libros gracias a series como The twilight zone o Alfred Hitchcock presenta. También fue el caso de uno de los principales exponentes de la generación posterior de autores: Richard Matheson, autor de las novelas Soy leyenda y La leyenda de la casa del infierno, o del guión de la cormaniana Cuentos de terror y de El diablo sobre ruedas, entre otros muchos trabajos. En TerrorVisión se recoge su cuento “Pesadilla a 20.000 pies”.
Más allá de los límites del libro de Palacios queda otra influencia en el cine de terror moderno ejercida por publicaciones impresas en papel barato: la de colecciones de cómics como Cuentos de la cripta. Su espíritu juguetón y perverso puede rastrearse indirectamente en las películas más agitadoras del mencionado Gordon, y más directamente en películas como Creepshow, una colaboración de George Romero con Stephen King.
Palacios afirma que la totémica obra de King provocó una cierta inversión de papeles: en la década de los 80, era la literatura de terror la que palidecía al lado de la inventiva y contundencia de los David Cronenberg (Videodrome), Shinya Tsukamoto (Tetsuo) y compañía. El responsable de TerrorVisión habla de “un cierto acomodamiento”. La irrupción virulenta de Libros de sangre, de Clive Barker, tendría un efecto revulsivo. De ahí que uno de los relatos del escritor británico, “El tren de carne de medianoche”, cierre el volumen.