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Cine
Mayte Cabrera y la importancia de un buen sonido en cine
¡Cuán importante es el sonido y qué poco consciente se es de ello! Comencemos por el principio, por una cuestión de mero orden. El sonido es una onda que viaja a 340 metros por segundo por el aire (aproximadamente) en condiciones óptimas de temperatura y humedad. Hasta ahí todo bien. Ahora, demos un paso de gigante y ahondemos cinematográficamente en el asunto.
“Es algo que no se percibe tanto, la gente no lo tiene tanto en cuenta, pero cuando está mal, se nota. Aunque no sepas exactamente lo que pasa, como espectador sí que te genera un rechazo. Entonces, es cierto que, si tienes una película maravillosa y suena fatal, sí que desmerece. También es verdad que hay niveles y niveles.”, asegura Mayte Cabrera, Diseñadora de Sonido de ‘La estrella azul’ y mezcladora de sonido de ‘La infiltrada’, doblemente nominada a los Goya de 2025.
A colación de lo que señala Mayte existe un precepto cinematográfico que se extiende al sector audiovisual en general cuyo origen ahora se percibe difuso y es aquel que dice que un ‘buen sonido te arregla una mala peli, pero un mal sonido… te la destroza’.
“Cuando algo suena mal, al final, hay algo cero orgánico que te impide disfrutar de la película como deberías. El sonido no se ve... En el cine y en el día a día, lo que ves es lo que más tienes en cuenta, la vista es un sentido que te guía mucho y el sonido es más visceral. Estamos acostumbrados a oír, oír y oír aunque no le prestes atención, entonces, cuando oyes algo que suena mal, o que no lo entiendes, o por algún motivo no fluye bien, te das cuenta”, comenta en esta entrevista a El Salto Andalucía.
A lo que Mayte añade: “El sonido ayuda muchísimo a darle empaque a una película y a que se disfrute. Ya no sólo que la disfrutes, sino que por supuesto la entiendas. Y, además, de que te transmita cosas de las que no te estás dando cuenta o que ayude narrativamente a contar la historia o a contar cómo están los personajes o las situaciones.”
La experta en sonido pone en valor que el trabajo de los sonidistas en el cine (esto es otro melón que no se va abrir en este momento, porque dentro del sonido en el audiovisual hay muchas funciones) es invisible, y si está mal, chirría, pero si está bien le da una dimensión a la pieza audiovisual que la mejora en todos los sentidos, “La gente se cree que el sonido de una peli es lo que se graba en rodaje. En el rodaje lo que interesa es recoger los diálogos lo más limpios posible, prácticamente lo único que importa es el diálogo”.
Mayte nos cuenta que durante el rodaje, en momentos puntuales, sí hay cosas que les gusta grabar si disponen de tiempo, “como ambientes o alguna puerta o cualquier cosa que a lo mejor se cuela y suena bien. Todo lo demás de una película, desde los pasos hasta la ropa, las puertas, los coches, se recrea luego en postproducción.”
Cuando se aprecia la fotografía de una película, el espectador hace un pacto tácito en el que se sobreentiende que una mano, deliberadamente ha construido esa imagen, hay una estilización de este aspecto estético, pero de lo que muchos espectadores de una cinta no son tan conscientes es de que existe también otra mano invisible que se encarga de que el sonido tenga también una estilización. Por eso que algo suene de una manera determinada se debe a muchos motivos, estéticos, por un lado, y narrativos por otro.
Respecto a esta idea Mayte especifica que cuesta que la gente sepa que en el trabajo de sonido de una película todo se ha puesto ahí deliberadamente, “de la forma en que queremos y que lo usamos para contar la historia; y que no significa: esto es lo que ha sonado en rodaje y ya está, sino que hay un trabajo”.
En definitiva, es invisible, pero ¡cuán importante es el sonido!
Mayte Cabrera lleva en el sonido más de una década y su ficha de Imdb se remonta a 2010. Ahora puede que se lleve un Goya y la carambola de la casualidad hace que lo pueda recibir en su tierra de origen. Además, Mayte podría ir a la gala de los Goya andando ya que su casa familiar está al lado del recinto donde se hará la gala, pero prefiere pasar la tarde ‘pregala’ en una habitación de hotel para manejar mejor los nervios incipientes al evento.
Para que Mayte Cabrera llegara a donde está en este punto ha tenido que pasar por varios procesos en su vida. Una no se levanta un día de pequeña y dice: Quiero trabajar en sonido en cine. Es algo que se va descubriendo poco a poco. Cuando se quiere ser médico se sabe que se tiene que estudiar medicina y luego especializarse, pero en otras disciplinas, el recorrido no está tan claro. El interés de Mayte empezó en la música, de ahí estudió en su ciudad natal la especialidad de Realización Audiovisual y luego Sonido, para luego acabar en Vancouver durante doces meses en un curso formativo intenso de sonido para luego recalar de nuevo en España y decidir trasladarse a Madrid y empezar una carrera en el audiovisual.
“Es verdad que en mis clases de sonido en general, tanto en Granada como en Canadá, éramos dos chicas, con suerte tres. Ahora trabajo con muchísimas chicas, pero al principio es verdad que he trabajado siempre con hombres”, señala Mayte que trabaja en un sector, el sonido, que históricamente ha sido una especialidad ligada a lo masculino.
“No sé hasta qué punto tenía la necesidad de demostrar que era buena, a pesar, digamos, entre comillas, de ser chica, o simplemente porque soy muy autoexigente y necesito demostrarlo independientemente. Cuando empezó el tema de la puntuación para las ayudas (en el audiovisual), en el que, si eres jefa de equipo, chica, tienes más puntos, ahí sí que es verdad que sí que, por una parte, sí que necesitaba demostrar, y hoy un poco también, y decir: oye, no estoy en este puesto por la bonificación, sino porque lo que hago está bien. Hay mucha gente trabajando en el cine, trabajando en sonido y hay un porcentaje de chicas que estamos ahí y que espero que poco a poco sea mayor. Pero porque lo hacemos bien, no por cuotas”, puntualiza.
Ahora bien, hablemos de esos premios del cine español que se entregan en un par días en Granada y que está causando cierto revuelo en la ciudad, hablemos un poco de los Goya, que en definitiva es lo que nos ha traído aquí. Que por cierto, se había comentado antes, pero Mayte ostenta dos nominaciones (dato bastante reseñable ya que no es muy habitual): una por el diseño de sonido de ‘La estrella azul’, una película con la que es fácil conectar a poco que se tenga un poco de sensibilidad hacia la belleza en un amplio sentido, y otra por pertenecer al equipo que hizo el sonido de ´La infiltrada’, en la que realizó la mezcla sonora.
En torno a ‘La estrella azul’, un proyecto en el que empieza a trabajar incluso antes de la pandemia, Mayte Cabrera destaca que desde el principio mantuvieron muchas reuniones para ver cómo podían diseñar el sonido. Teniendo en cuenta que es una cinta en la que la presencia de la música es esencial porque trata sobre el viaje personal y catártico de un músico y hay escenas de conciertos, “Necesitábamos recrear un ambiente muy realista. Estuvimos muy encima de la grabación de los conciertos y de cualquier actuación. Desde el principio Javier Macipe (el director) lo tenía súper claro. Que no es que sonara bonito o a cine, sino que sonara como si estuvieras allí. Natural. Tiene mucha riqueza, para transmitir esa casi hiperrealidad, pero también con un cierto toque documental. Porque la peli al final parece casi un documental.”, asegura Cabrera.
A la pregunta de si disfrutó el proceso de construcción del sonido de la peli Mayte afirma y añade que “Al final son muchos detalles y mucho juego. Y también al final mucha prueba y error y mola. Porque vas probando muchas cosas. Y te tienes que asegurar de que sea interesante. De que cuente lo que quieres. Y de que además transmita la Argentina de los años 90. Tienes que elegir muy bien los sonidos en cada momento para que cuadre y que la gente los reconozca; y te creas que estás ahí.”
A la especialista en sonido le gusta mucho de La Estrella Azul la convivencia entre ese hiperrealismo, “súper natural y creíble”, con ciertas secuencias “que son más surrealistas, que están más dentro del personaje. Creo que esa unión la conseguimos trasmitir de manera elegante, muy acorde a lo que quería Macipe y a mí me gusta mucho.”
Respecto a su trabajo en ‘La Infiltrada’ donde hizo la mezcla del sonido, Mayte asegura “que es verdad que es una parte muy técnica, pero luego también una parte muy creativa. Porque ahí puedes proponer cosas” , comenta que el trabajo del sonidista se centra en ajustar niveles y frecuencias donde también se puede jugar dependiendo del tipo de escena en la que se esté trabajando, “para transmitir la emoción del personaje o para transmitir la acción”.
Hay premios cinematográficos que suelen recibir mucha atención. Son aquellos relativos a Mejor Película, a Mejor dirección, a mejor Actor o Actriz... A posteriori de las entregas son los que más se debaten en las conversaciones de parada de autobús o metro y en las charlas de café o cerveza. Pero todo en el audiovisual es fruto del esfuerzo colectivo y esos premios mal llamados técnicos (técnicos sí, pero de una disciplina artística) no suelen protagonizar muchos debates, pero ¡Cuán importantes son! Porque el sonido es invisible pero el ser humano vibra en frecuencias.
No se sabe que ocurrirá el próximo sábado en El Palacio de Congresos de Granada donde se celebra la gala de este año en ese afán por deslocalizar los Goyas. Los académicos deben tener alguna idea de a dónde irá cada premio, pero si el universo hace un ejercicio de justicia poética con la ciudad que acoge los galardones este año… ¿alguno podría llevárselo alguien de Granada? ¿Por qué no?