Cárceles
Una historia de maricones, cárceles y lucha contra el sexismo en los EE UU de los 70

Nacida en los 70 en una cárcel de Washington, Hombres contra el Sexismo fue la primera organización carcelaria abiertamente gay y en lucha contra las violaciones entre presos.

Ed Mead en Walla Walla
Ed Mead y su compañero Danny pasean por el corredor de la prisión de Walla Walla (Washington) en pleno motín.
Las imágenes del artículo pertenecen al libro 'Concrete Mama', de John McCoy y el fotógrafo Ethan Hoffman.
11 feb 2018 07:30

“Te diré lo que éramos: éramos unos maricones macarras”. La frase, escrita en el reverso de la imagen que encabeza este texto, fue escrita por Ed Mead, que en la fotografía aparece cogido de la mano de su novio Danny, paseando por el corredor de la prisión de Walla Walla, en Washington, durante un motín en los años 70.

La historia de Ed Mead, retratada en el libro Fuego Queer (Editorial Imperdible, 2016), es una historia de anarquismo, antirracismo y acción directa. Pero, sobre todo, es una historia de la lucha por los derechos de las personas presas y contra el sexismo y las agresiones sexuales dentro de las prisiones.

Ed llegó a la prisión de Walla Walla, cerca de Washington, en agosto de 1976 con dos condenas de 20 años de cárcel sobre sus hombros. Seis meses antes había intentado atracar una sucursal del Pacific National Bank en Tukwila, Washington, junto a otros miembros de la Brigada George Jackson, un grupo revolucionario que tomó su nombre de un miembro de los Panteras Negras asesinado en la cárcel. La Brigada George Jackson mezclaba ideas anarquistas y comunistas y actuó entre los años 1975 y 1976 con ataques contra bancos, infraestructuras y grupos empresariales conocidos por sus políticas racistas.

Hombres contra el Sexismo fue la primera organización de presos gays reconocida oficialmente por la administración penitenciaria, con una oficina propia en la que reunirse y donde recibir a gente de fuera de prisión

Aunque en sus ataques intentaban evitar las víctimas, el intento de atraco del Pacific National Bank acabó en tragedia. Dos policías y un miembro de la brigada murieron en el tiroteo, y Ed Mead y John Sherman —también miembro de la brigada— fueron detenidos. A pesar de que Mead, según afirmó en el juicio, no participó en el tiroteo, fue condenado a dos cadenas perpetuas. Así comenzó su siguiente lucha, ahora desde la cárcel de Walla Walla, también conocida como ‘The Walls’ (los muros), donde fue destinado a cumplir condena.

“Un grupo de unos seis prisioneros decidieron que querían violar al prisionero que estaba en la celda contigua a la mía, el chico al que habían ingresado en la unidad de aislamiento junto a mi [...] El carcelero logró abrir la puerta finalmente y todos los presos deseosos entraron en la celda del chaval”.

Jacki en Walla Walla
Jacki, travesti y miembro de Hombres contra el Sexismo, usaba la oficina de la asociación como sastrería.
Ed describe en el libro cómo las violaciones entre presos eran pan de cada día, toleradas e incluso facilitadas por los carceleros de Walla Walla. La escena narrada ocurrió tan solo unos días después de que llegara a la prisión estatal y, a la mañana siguiente, él y otros presos comenzaron a discutir sobre cómo luchar contra las violaciones de presos. “En la cultura carcelaria nadie considera que sea un comportamiento homosexual el meter la polla en cualquier agujero de otro hombre; solo el que te penetren está etiquetado y estigmatizado como gay”, continúa.

En esos años, la prisión de Walla Walla albergaba a entre 1.600 y 1.700 presos. Dentro de la cárcel se sucedían los episodios de violencia, los robos, los asesinatos, las palizas por parte de los funcionarios de la prisión, y también las violaciones. “Los presos eran comprados y vendidos unos a otros de forma rutinaria; los que eran jóvenes y vulnerables eran violados y obligados a prostituirse”, explica Mead en su relato. A Ed le salvó la fama lograda por las acciones de la Brigada George Jackson.

El primer paso fue hablar y dividir al grupo de presos violadores. “El lado negativo fue que el violador principal tomó la sucesión de los hechos como un desafío a su masculinidad”. 

Las violaciones continuaron. “Una noche, dos tipos de la galería, un par de aspirantes a tipos duros, se hicieron pasar por nuevos amigos del chaval y le dieron algunos barbitúricos. Cuando el chaval estaba aturdido por las drogas, los dos se metieron en su celda y lo violaron”, cuenta Ed sobre la siguiente violación que conoció. El “chaval”, como le llama Ed, tenía 20 años, y además de violado, fue asesinado por los otros dos presos, que lo estrangularon haciéndolo pasar por un suicidio.

Amantes en Walla Walla
Varias personas presas comparten un momento afectivo en el festival anual de Hombres contra el Sexismo en la cárcel de Walla Walla.
“¿Por qué ocurría esto? ¿Por qué los presos abusaban unos de otros de esa forma?”, se preguntaba Ed. “Por un lado, había un tipo de canibalismo, con los presos violando y matando a otros. Y, por otro, había intensos periodos de ceguera y resistencia autodestructiva. Quería hacer que los presos fueran más conscientes y reducir sus prácticas autodestructivas”, continúa narrando Ed. Así comenzó a trabajar en la idea de formar una organización que luchara contra las violaciones entre presos. Los hermanos de Walla Walla fue el inicio. Las huelgas de trabajo, los escritos en las paredes, tirar basura a las galerías y prenderle fuego, presentar denuncias ante el tribunal federal, huelgas de hambre o atascar los váteres con sábanas fueron sus primeras acciones.

A la vez que iba naciendo lo que después se convirtió en Hombres contra el Sexismo, Ed Mead comenzó a “explorar el aspecto femenino de mi naturaleza”, según explica en Fuego Queer. “Mi salida del armario no fue el resultado de algún tipo de deseo sexual orientado a los hombres, o a un hombre en concreto; fue más el producto de una decisión política e intelectual que poco a poco se había formulado en mi consciencia. [...] Llegué a la conclusión de que [...], si mis necesidades emocionales y sexuales iban a estar así, debería tener contactos sexuales con los hombres”.

Hombres contra el Sexismo fue la primera organización de presos gays reconocida oficialmente por la administración penitenciaria, con una oficina propia en la que reunirse y donde recibir a gente de fuera de prisión. También editaba varias publicaciones impresas: The Bomb, que salía solo cuando alguien consideraba necesario hacer algún tipo de llamamiento a las armas, o The Lady Finder, un boletín de noticias mensual en el que, además de contar noticias para los gays y el resto de presos, también se denunciaba a los violadores y a los que compraban y vendían a presos.

Fue difícil al principio, ya que no contaban con el apoyo de la mayoría de presos heterosexuales, pero consiguieron hacerse hueco y ganar legitimidad bajo el ala del Comité de Justicia de Presos, una organización nacida en 1977 para luchar contra el racismo en las cárceles, como uno de sus subcomités. Pronto, la mitad del Comité de Justicia de Presos era, de hecho, gente de Hombres contra el Sexismo.

Ed Mead, con su pelo largo y sus pendientes de lavanda, no tenía reparos en usar la fuerza. “Hubo un incidente en el que el Club Chicano hizo un movimiento sobre uno de los gays más atractivos del talego, un homosexual de apariencia femenina llamado Sally [...] La dirección de los Chicano dijo a Sally que tenía que dejar al hombre con el que estaba viviendo y moverse a una de sus celdas. No había razón aparente que lo explicara, salvo que pensaban violarla y matarla”, narra Ed.

“Convoqué a una reunión urgente de Hombres contra el Sexismo. Con todos los miembros reunidos en asamblea en nuestra oficina, expuse la situación, diciendo que íbamos a luchar y probablemente habría muertos, pero por supuesto que evité decirles que tenía un revólver, ochenta balas y tres granadas de mano de fabricación casera. Probablemente pensaban que solo teníamos cuchillos”, continúa. “Ese día escapamos tras perpetrar un asesinato colectivo, pero todavía nos quedaba ver qué ocurriría a la mañana siguiente”.

Lo que ocurrió fue el principio del fin de Hombres contra el Sexismo. Ed Mead fue trasladado a la cárcel del Condado de Monroe para pasar sus últimos años de cárcel. En esa década, en Monroe no hubo ningún episodio de violaciones entre presos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Euskal Herria
Kortatu El “Sarri, Sarri” suena en la cárcel de Martutene y el Gobierno Vasco no volverá a permitirlo
Tras las críticas de Covite, PNV y PSE-EE apuestan por una postura unitaria que pasa porque el departamento de Justicia y Derechos Humanos endurezca los requisitos para los actos culturales dentro de las penitenciarías.
La vida y ya
La vida y ya Cárcel de mujeres de Ventas
Desde la calle las podías ver por las ventanas, pero mi madre me decía lo que todo el mundo comentaba en el barrio, que si las saludabas te metían adentro con ellas.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Más noticias
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.

Recomendadas

València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.