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Asturias
La encrucijada de Asturias tras los incendios: ¿y ahora qué?
Las cifras del desastre aún son estimativas, pero contundentes. Según datos facilitados por el Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS) entre entre el 26 de marzo y el 2 de abril, los días más críticos de los incendios, se identificaron 191 incendios en 37 concejos asturianos y, según las últimas estimaciones, la superficie quemada estaría cerca de las 30.000 hectáreas. El incremento ya es notable con respecto al año pasado. Durante 2022 en Asturias se contabilizaron en todo el año 182 incendios y 5.963 hectáreas de superficie quemada. A estos datos hay que sumarles el hecho de que en la región ha ardido más terreno durante el primer trimestre de lo que lo hizo en toda España el año pasado durante el mismo período. No en vano, entre enero marzo se han contabilizado al menos siete de los denominados GIF (grandes incendios forestales), incendios que arrasan como mínimo con 500 hectáreas. De ellos, cinco han tenido lugar en Asturias.
El incendio en el municipio Valdés ha sido el más grande de todos los sucedidos en esta comunidad durante las últimas semanas, con alrededor de 16.000 hectáreas calcinadas. De hecho, a partir de la información que maneja la EFFIS, por superficie quemada, el de Valdés ha sido el incendio más importante de los ocurridos en España fuera de la época estival desde 2014.
Entre la última semana de marzo y los primeros días de abril, la oleada incendiaria en el Principado de Asturias llegó a alcanzar un pico de 135 incendios forestales simultáneos
Más datos. Entre la última semana de marzo y los primeros días de abril, la oleada incendiaria en el Principado de Asturias llegó a alcanzar un pico de 135 incendios forestales simultáneos que obligaron a evacuar de sus hogares a unas 400 personas y llevaron a movilizar hasta 800 efectivos, incluyendo la Unidad Militar de Emergencias (UME).
En 2022 España fue el país europeo donde hubo más incendios. Este año, según el EFFIS, España está a la cabeza del ranking con alrededor del 40% de hectáreas quemadas en la zona comunitaria, de forma que con fecha 7 de abril nuestro país llevaría contabilizados 285 incendios y 50.579 hectáreas quemadas. Hay que tener en cuenta que estos datos aún deberán ajustarse ya que están hechos a partir de imágenes satélites y las comunidades afectadas, incluyendo la asturiana, aún deberán cuantificar los números con más precisión. No obstante, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha confirmado ya que “es la cifra más alta para el primer trimestre desde, al menos, 2006”. En el caso asturiano, la cifra de hectáreas quemadas es la más alta desde 2017.
Las causas de los incendios
Si hay algo que caracteriza a los incendios en Asturias es que suelen darse durante el invierno y comienzos de la primavera, algo que viene determinado por las quemas estacionales de pastos propias de la ganadería, y que se ve confirmado por las cifras aportadas por la Fiscalía que confirman que alrededor del 80% de los incendios son provocados para la regeneración de pastos. Una causa que se ha venido repitiendo en los informes anuales publicados por esta institución, desde la cual una de sus fuentes autorizadas confirma que “la excepción es casi que tengan otro origen distinto”.
Aunque Asturias bate récords desde hace tiempo, no es menos cierto que esta comunidad no es el único lugar donde el porcentaje de incendios provocados es alarmante. En el informe que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación elaboró para el periodo 2006-2015 sobre incendios forestales, el último publicado a nivel nacional de estas características, se señalaba que más del 80% de los incendios en España se debían a la acción humana. De esta forma, sin contar con aquellos cuya causa estaba en la negligencia o en los accidentes, se concluyó que el 52,70% de los incendios eran intencionados. De estos, el 37,85% tenían como causa la quema agrícola ilegal y el 29,99% se producían para regenerar pastos.
La regeneración de pastos es la causa principal de los incendios en el Principado y el señalamiento al sector ganadero ha sido generalizado
Es en este último porcentaje donde Asturias adquiere una característica diferente y preocupante, y que explica que los incendios se produzcan en invierno, no en verano, como en la mayoría de la geografía española. La regeneración de pastos es la causa principal de los incendios en el Principado y el señalamiento al sector ganadero ha sido generalizado. No obstante, la virulencia con el que las llamas han arrasado el monte asturiano este año ha destapado un debate que ha tomado forma, incluso, en protestas en la calle y ha agitado la vida política de la región estas últimas semanas. En la prensa asturiana hay quienes vaticinan, o desean, según la lectura que quiera hacerse, que esta crisis puede suponer un cambio de inflexión en la política forestal y de desarrollo rural.
Uno de los aspectos que ha saltado de nuevo al escrutinio público es la modificación que sufrió la Ley de Montes en 2017, por la cual se eliminó la prohibición de pastorear en terrenos quemados. La eliminación de los acotamientos se aprobó con los votos de casi todo el arco parlamentario asturiano, excepto con los de Podemos. Este asunto ha vuelto a salir a la palestra no tanto como causa de los incendios, que también, sino como síntoma de unas políticas forestales erráticas. Nadie se atreve a decir que la falta de acotamientos sea la causa de los incendios, pero como afirma Alfredo Ojanguren, biólogo y profesor en la Universidad de Oviedo, además de miembro de la asociación Geotrupes, “si se evita que alguien se beneficie de los incendios, ya estás empezando a solucionar el problema”.
Los bomberos iniciaron una huelga indefinida a principios de abril para denunciar la falta de inversión, calificando de “nefasta” la gestión del cuerpo que debe enfrentarse a recortes. Según el comité de huelga se les obliga a trabajar “con mucha inseguridad”, con cada vez menos personal, algo que les empuja a no ser eficaces. Con sus protestas se unieron en la calle a los ecologista que llegaron a concentrarse frente a la sede de la presidencia del Principado para exigir cambios con el lema “Asturies no arde, la queman”. En el manifiesto que se leyó en aquella ocasión se señaló a los recortes y a la falta de acotamiento del pastoreo de los terrenos quemados como causas de la situación. Además se denunció el Plan Forestal de Principado, el cual prevé plantar secuoyas y eucaliptos, y que, según ellos, son “una bomba en el monte”.
A todos los factores mencionados hay que sumar el despoblamiento que sufre el medio rural y la cultura del fuego que, según muchos, impera entre los ganaderos y la gente del campo y que se ha visto amparada y comprendida desde el gobierno asturiano. Una tradición que, según el ecologismo, no tiene en cuenta los cambios que ha sufrido el campo en las últimas décadas además de la incompatibilidad de estos usos con el cambio climático.
Los ecologistas apuntan a la administración como responsable del problema que subyace a la epidemia de incendios. Creen que las ayudas de la PAC favorecen el incremento de incendios al incentivar explotaciones solo de vacuno
Los ecologistas apuntan a la administración como responsable del problema que subyace a la epidemia de incendios. Creen que las ayudas de la PAC favorecen el incremento de incendios al incentivar explotaciones solo de vacuno. Además, acusan a la administración de no estar realizando adecuadamente las tareas de prevención, vigilancia e investigación de los incendios.
Por otro lado, las asociaciones ganaderas rechazan ese señalamiento generalizado que se hace al sector. Coinciden con los ecologistas y guardias forestales en que la responsabilidad está en el gobierno de la comunidad autónoma si bien por motivos muy distintos. Desde Asturias Ganadera consideran que el Principado no permite que haya pastos y bosques en proporción adecuada. Según Xuan Valladares, portavoz de esta asociación, el gobierno regional no deja a los ganaderos controlar “al que te come el ganado”, algo que según ellos les obliga a renunciar a tener ovejas y cabras, desbrozadores naturales, lo que a su vez provoca que los matorrales se extiendan. Los ganaderos consideran que si se elimina la ganadería “poniendo las cosas difíciles y arruinándola por no tener zonas de pasto y encima acusándola de incendiar”, los matorrales se extenderán por todo el monte, lo que, según ellos, acabará dando lugar “a incendios espectaculares, como en Portugal”.
Qué va a pasar ahora
Es difícil saber qué cambios se adoptarán a partir de ahora. Todo induce a pensar que va haber cambios aunque aún no se sabe de qué calado. Los incendios y sus causas, así como las posibles respuestas, prometen ser uno de los temas centrales de la próxima campaña electoral que comenzará en mayo.
De momento, el gobierno regional ha anunciado que va a paralizar el Plan Forestal que estaba previsto y se ha abierto a la posibilidad de recuperar los acotamientos en los terrenos quemados, algo que ya ha sido criticado por el Partido Popular. El gobierno de Asturias asegura que quiere “acelerar los cambios en la normativa y en la política de prevención de incendios” y desde la Consejería de Medio Ambiente señalan como prioritaria la “reconstrucción” tras estas semanas de crisis medioambiental y social. El propio consejero, Alejandro Calvo, ha asegurado que habrá “que revisar todas las medidas, lo que conllevará cambios en la Ley de Montes” de 2017 y ha prometido que las ayudas a la reforestación “serán inmediatas”. Al mismo tiempo, hace unos días el presidente del Principado, Adrián Barbón, anunció que solicitará la declaración de Asturias como zona catastrófica.
Desde el ecologismo se argumenta que para consensuar soluciones debe hablarse con todos, no solo con el sector ganadero. Un diálogo que muchos reconocen complicado por la diferente perspectiva que tiene cada sector y sensibilidad. El liderazgo del gobierno regional está en entredicho en esta cuestión. Las medidas a tomar para que Asturias deje de estar a la cabeza de este tipo de desastres no parece que vayan tomarse sin confrontación a tenor de las declaraciones y propuestas de unos y otros. No obstante, hay quienes sí se atreven a hacer pronósticos no del todo optimistas, incluso en caso de llegar a un acuerdo. Según el profesor y activista Alfredo Ojanguren lo que está ocurriendo es que “se está demonizando” a la vegetación y se están dando argumentos “falsos” para proponer más desbroces y quemas controladas. Según él, “desde el punto de vista de la ecología y la biodiversidad” eso será un desastre que no arreglará el problema de los incendios, pero que continuará por la senda de “ignorar los efectos alarmantes del cambio climático”. La reflexión y el debate sigue abierto mientras los incendios continúan y las elecciones se acercan.
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