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Andalucía
Carmen Xía: “Quiero desmitificar la idea de que las mujeres andaluzas no son sabias”
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Carmen Xía (La Isla de San Fernando, Cádiz) iba a ser profesora, pero entre medio le ha surgido ser una de las referentes del rap en Andalucía y un símbolo sonoro de la reivindicación del territorio, los feminismos y el rescate de la memoria de lo cotidiano.
Tras su primer disco de debut, La Herida (2022), donde se definía como rapera-coplera, a finales de 2024 publicó El Cuerpo, donde reivindica el marujeo, los barrios, la lucha de las jornaleras y todo lo que le atraviesa como cuerpo individual y político.
Mi miedo era que la gente pensara ‘esta tía hablando de andalucismo y esas cosas, ¿quién la va a escuchar?’. Pues resulta que hay gente que necesitaba escucharlo
El próximo viernes 21 de febrero estará en Granada presentando sus canciones, el 1 de marzo en Málaga, el 8 de marzo en Barcelona y el 15 de marzo en Sevilla. El Salto Diario habla con Xía sobre flamenco, copla, rap y Andalucía.
¿Cómo te surge esto de rapear y qué has ido descubriendo desde que empezaste?
El proyecto de Carmen Xía empezó a raíz de Awita Toffana, de hecho, “Orguyoça” sale de ahí, pero tras la pandemia el grupo se paró y yo tenía la necesidad de sacar canciones, básicamente, y “Orguyoça” fue súper bien recibido por la gente. Entonces, a partir de ahí, nos planteamos hacer algo más serio. Mi miedo era que la gente pensara “esta tía hablando de andalucismo y esas cosas, ¿quién la va a escuchar?”. Pues resulta que hay gente que necesitaba escucharlo.
¿Cómo empieza tu acercamiento al rap?
Mi primer recuerdo del rap fue que mi primo grabó un disco pirata de La excepción, yo tenía seis años y ese fue mi primer contacto. Ya después una va por la calle y lo que se escuchaba era rap, los chavales en la calle haciendo batallas de gallos. Además, mis padres han sido raperillos, de hecho yo conozco a Lauryn Hill por mis padres. Nos la ponían en el coche y mi hermana y yo nos quedábamos en plan: “Hostias, qué guapo”.
¿Y a la copla y al flamenco?
Para mis abuelas, como toda esa generación, la copla era la banda sonora de la vida, estaba presente 24/7 para todas las emociones. Cuando empecé a situarme políticamente y a leer a personas como Mar Gallego, vi que la copla tiene un montón de chicha, mucho que sacar. No es que haya descubierto nada nuevo, simplemente abracé la copla y la copla me abrazó a mí.
En mi casa de toda la vida se ha escuchado flamenco, yo soy de la Isla y no es solo mi casa, es la calle, es difícil no estar en contacto con el flamenco en un lugar donde Freddie Mercury es Camarón.
¿Y qué te aporta cada cosa a tú música?
Tengo una colega musicóloga que el otro día me explicó una cosa que yo hago de forma inconsciente, dice que cuando estoy más cabreada saco algo profundo, es cuando saco la copla y el flamenco. Entonces yo creo que por ahí van los tiros, tú sabes, un abanico de grises. Al final todo se mezcla, yo diría que son armas diferentes para emociones diferentes.
¿Por qué decides llamar a este nuevo disco El Cuerpo?
Por unas pocas de razones, el primero fue La Herida, este segundo creo que es un poco más amplio, por así decirlo desde una perspectiva más encarnada, más desde lo que no solo siento yo, sino desde lo que sienten las personas precarizadas, las mujeres andaluzas. Quería, además, seguir con la idea de desmitificar que las mujeres andaluzas no son sabias.
Para mí no tiene sentido reflejarme en grandes figuras de la música, yo necesito verme en la gente que está enfrente mía, en la frutera que me acaba de dar las peras, en mi entorno, en mis raíces
¿Y qué te atraviesa por el cuerpo?
Por el cuerpo se atraviesa todo, todas las sensaciones en el día a día, por ejemplo; si tienes un trabajo de mierda que tienes que disociar eso pasa por el cuerpo, también la historia colectiva, que no somos conscientes de todo lo que nos ha pasado como pueblo y eso está en el cuerpo, un cuerpo que pasa de generaciones a otras. Más que un cuerpo individual es un cuerpo colectivo.
Tu música está muy enraizada con Andalucía como espacio político, ¿por qué tomas esa decisión?
Yo no necesito irme a otro lado para ser sabia, para estar orgullosa de quien soy. Creo que tenemos un desconocimiento muy grande de nuestras propias raíces, de nuestra propia historia. Killa, que tienes que conocer tu entorno, primero conocerte a ti y luego a tu entorno. Para mí no tiene sentido reflejarme en grandes figuras de la música, yo necesito verme en la gente que está enfrente mía, en la frutera que me acaba de dar las peras, en mi entorno, en mis raíces. Es de las cosas más importantes que tienes como persona.
¿Y desde cuándo te surge este posicionamiento?
En mi familia se ha hablado de política toda la vida, no ha sido un tema tabú. Si nos hemos tenido que pelear, se ha peleado. Yo tengo la suerte de que mi familia es de izquierdas. Por otra parte, mis bisabuelos sufrieron la represión franquista, entonces yo estaba muy concienciada desde muy pequeña de todo lo que ha pasado, de todo lo que han hecho. Eso hizo que yo me interesara desde muy pequeña en los espacios políticos, estoy muy agradecida porque han conseguido naturalizar en mí el ojo que mira, el ojo que ve la injusticia, la desigualdad y ver que la política está en todas partes, no solo en un mitin.
¿También te han inculcado esta visión del territorio?
Sí, tanto mi familia por parte de padre como de padre son clase trabajadora, mi abuela Pepa es de Barbate, muy relacionada con la pesca y la parte de mi madre es de Fuentes de Andalucía (Sevilla) y trabajaban en el campo. Entonces por esa parte se lo que era y lo que son las fatigas de trabajar en el campo y en la mar
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¿Alguna vez te ha dado miedo o inseguridad que no se entienda tu propuesta, que se enmarca dentro de los estereotipos sobre Andalucía?
Eso es un tema que la verdad que me ha rayado porque yo no quiero tirar del tópico, pero ya me he dado cuenta de que es que da igual, es que el tópico está en el ojo del que mira, no lo tengo yo. Además, es que precisamente soy bastante estereotípica andaluza: grito mucho, me gusta estar en la calle, no sé, me gusta el flamenco, pero es que el problema no lo tengo yo.
¿Qué rescatarías de la genealogía andaluza que muchas veces, debido a la imagen estanca que se tiene y a los estereotipos, no se tiene en cuenta?
Andalucía es tan difícil de comprender porque es muy diversa, por aquí ha pasado todo Cristo. No justifico el tópico, pero entiendo que haya gente que necesite sintetizar Andalucía porque es que no cabe. Dentro de Andalucía ni de coña, tampoco somos consciente de la cantidad de diversidad y la cantidad de historia y de cosas que tenemos.
Rescataría la importancia de la Andalucía oriental, que los sevillanos, gaditanos y malagueños somos como el tópico pero hay una gran diversidad y la de cosas diversas que hay en todos los sitios.
¿Cómo llevas la precariedad?
Pues lo voy toreando como puedo, tenemos la suerte de que vamos poco a poco, ya estamos tocando bastante. No estamos con un sello millonario, tenemos nuestro respaldo pero es un poco más Juan Palomo. También creo que con el discurso político tan claro que tenemos y creo que no nos dejarían ni de putísima coña. Entonces pues yo prefiero ser un poco más tiesa, un poco más Juan Palomo y decir lo que me salga del auténtico coño.
El dinero huele, killa, estoy un poco tiesa, me gustaría estar un poquito menos tiesa, pero yo soy dueña de lo mío, de la música, de la letra, de todo, de mi cuerpo, de lo que me pongo, de lo que no me pongo, de donde voy y de donde no voy.
¿Qué tal te llevas con el machismo que muchas veces hay en la escena musical?
Cada día hay más chavalas, yo no he entrado en ambientes heteros prácticamente. Se están creando esferas distintas, de pequeña escuchaba a más hombres. A ellos no les intereso, no nos hemos mezclado mucho. Yo animo a las chavalas a que hagan lo que quieran, que ocupen los espacios, que salgan a hacerlo sea como sea.