Análisis
Rojava en peligro

Las intenciones de Turquía en Siria, así como la ideología islamista de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) ponen en peligro no solo la Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria (AADNES) sino también la convivencia del resto de minorías presentes en el país.
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Mujeres organizadas en las milicias civiles populares HPC-Jin (Rojava) Autoría: Rojava Information Center

“Hay una alternativa para Siria”, así es como representantes de Rojava empezaban una charla online organizada por la Academia de la Modernidad Democrática y algunas organizaciones anarquistas en los Balcanes donde se informaba acerca de la situación en los territorios bajo el control de Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria (AADNES) después de los últimos acontecimientos.

Tras cincuenta y tres años de régimen autocrático bazaísta en Siria, el hasta ahora líder del país se encuentra refugiado en Rusia, mientras que Hayat Tahrir al-Sham (HTS) ya ha anunciado la creación de un nuevo gobierno. La comunidad siria, tanto en el país como en la diáspora ha pasado las últimas horas celebrando la caída de Bashar Al Assad. Miles de personas han podido reunirse con sus familias tras años separados debido a la guerra que ha sufrido el país por más de una década, miles de presos han sido liberados, mientras se empiezan a desclasificar los grandes crímenes y la falta de derechos que afrontaba la población siria bajo el gobierno de Al Assad. La apertura de la prisión de Sednaya y lo que esta ha mostrado refleja las atrocidades que ha cometido el régimen sirio durante los casi 54 años en el poder.

Mientras miles de personas corren por llegar a Alepo o Damasco tras años lejos de sus casas, otras miles hacen lo contrario: huyen de las zonas tomadas por el HTS y sus aliados

Ahora, aunque si bien es cierto que la caída del régimen bazaíta debe celebrarse —como se debe hacer con la caída de cualquier régimen autocrático— parece que se está ignorando otras realidades en el terreno que forman parte del conflicto. Y es que mientras miles de personas corren por llegar a Alepo o Damasco tras años lejos de sus casas, otras miles hacen lo contrario: huyen de las zonas tomadas por el HTS y sus aliados, buscando refugiarse en Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria (AADNES)

Amina Hussein, periodista y activista kurda, asegura: “la guerra ha acabado para muchos pero puede haber empezado para otros”. Se estimaba que alrededor de 200.000 kurdos se han visto desplazados de sus hogares debido a esta nueva escalada en un conflicto que se alarga ya más de una década. Esta comunidad se ubicaba principalmente en la región de Afrín, en las zonas de Tal Rifaat, Shabah, y en dos barrios al norte de Alepo llamados Sheix Maqsoud y Ashrafiyeh. En 2018, Turquía lanzó la Operación Rama de Olivo, una operación militar contra Afrín que obligó a más de 300.000 personas a huir de sus hogares.

El Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos ya denunció que “Los grupos armados respaldados por Turquía que operan bajo el paraguas del Ejército Nacional Sirio (ENS), que ya habían cometido crímenes en muchos lugares, han impuesto un gobierno arbitrario en Afrín. Con el conocimiento de Turquía, cometen sistemáticamente atrocidades, como detenciones arbitrarias de civiles, violencia sexual, tortura, así como saqueos y asesinatos sistemáticos”.

Siria
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El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.

El mapa de Siria siempre se ha visto configurado por los intereses de potencias extranjeras. Hasta ahora los principales aliados de Bashar Al Assad, Rusia y el ‘eje de resistencia’ —formado principalmente por Irán, el grupo libanés Hezbollah, y otros aliados chiíes en la región— controlaban la mayor parte del territorio. Esto ha cambiado con la victoria del HTS, ya que su principal aliado es Turquía.

En la reunión organizada por la Academia de Modernidad Democrática se aseguraba que “Turquía está intentando, a través de diferentes maneras, desestabilizar la región; mediante medidas —o restricciones— económicas, tácticas de guerra, reclutando y teniendo agentes sobre el terreno. Y, ahora, está aprovechando lo que está pasando para crear aún más confusión”.

Neootomanismo en Siria

En esta misma línea, para entender los intereses de Turquía en la nueva configuración del mapa sirio debemos tener en cuenta dos factores. En primer lugar, lo que se conoce como ‘el neo-imperio otomano’ o ‘neootomanismo’, una ideología que plantea una política imperial para reforzar la visión colonial del papel de Turquía en Oriente Medio. Cuando el parlamento otomano se reunió por última vez (1920) se definieron lo que deberían ser las futuras fronteras del Imperio — Pacto de Misak-i Milli— lo que no solo englobaría Turquía sino que, en palabras del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, “algunos historiadores creen que las fronteras fijadas por el contrato nacional [Pacto de Misak-i Milli] incluyen Chipre, Alepo, Mosul, Erbil, Kirkuk, Batumi, Salónica, Kardzhali, Varna y las islas griegas del Egeo”.

Desde el Centro Juvenil de Relaciones Publicas Ronahî, explican que esta referencia turco-ultranacionalista no es sólo una romantización del antiguo ‘Estado eterno’ sino que define la base ideológica de la política exterior del régimen de Erdogan. Turquía ha armado, financiado y dirigido el Ejercito Nacional Sirio (SNA), el cual está formado por diversos grupos mercenarios entre los que se incluyen la División Sultán Murad y la Brigada Sultán Suleimán Shah — conocidos por sus masacres en Afrín — quienes tienen fuertes lazos con Ankara.

Desde Ronahi avisan de que Erdogan ha tomado la frase ‘divide y vencerás’ y la ha modernizado a ‘desestabilizar y anexionar’. Sobre el terreno, esta desestabilización se nota en el norte y este del país donde los paramilitares turcos están aprovechando la desestabilización política para intensificar sus ataques contra los territorios libres de la Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria. El asedio a la ciudad en Manjib, al que las Fuerzas Democrática Sirias (SDF), brazo militar de la AADNES, han intentado resistir —tal y como aseguraba el portavoz de prensa de las SDF: “Durante los últimos doce días, los mercenarios respaldados por la ocupación turca con apoyo aéreo turco han lanzado docenas de ataques contra la región de Manbij y su zona rural. A pesar de estos ataques persistentes, los valientes combatientes de los Consejos Militares de Manbij y Al-Bab han repelido con éxito todas las incursiones”—  concluyó con la retirada de los combatientes de las SDF durante la jornada del martes. Estas eran las palabras con las que el grupo explicaba su decisión: “Mientras la resistencia de nuestros combatientes en la ciudad de Manbij continúa deteniendo la expansión de los ataques desde el oeste del Éufrates, hemos llegado a un acuerdo de alto el fuego en Manbij con mediación estadounidense, con el fin de preservar la seguridad de los civiles. Los combatientes del Consejo Militar de Manbij, que resisten los ataques desde el 27 de noviembre, serán retirados de la zona lo antes posible. Nuestro objetivo es cesar el fuego en todo el territorio sirio e iniciar un proceso político para el futuro del país.”

Con la caída del gobierno, cientos de familias kurdas que se encontraban en territorios ahora controlados por el HTS y sus aliados han decidido huir de sus hogares. Redes sociales mostraban el colapso de carreteras hacía la zona norte del país, donde la autoridades en la AADNES se preparaban como podían para acogerles. Se estima que alrededor de 100.000 personas habrían conseguido llegar a las zonas bajo la administración de la AADNES.

Todos contra Kurdistán

La Administración Autónoma Democrática de la Región Norte y Este de Siria (AADNES), más conocida como Rojava, supone una autonomía de facto en el norte del país, gestionada en su mayoría por la comunidad kurda aunque también conviven armenios, árabes y otras comunidades, y que se rige por el Confederalismo Democrático de Abdullah Öcalan. Abarca las áreas de los cantones de Afrín [bajo el control de Turquía desde 2018] , Kobane y Jazira. Surgió en 2012, tras la retirada de las fuerzas del régimen sirio, cuando los kurdos aprovecharon el vacío de poder para establecer una administración autónoma .

La importancia de Rojava para Turquía se explica en las políticas anti-kurdas de Erdogan. Amina Hussein explica que “Turquía, desde el principio, no ve un movimiento libertario kurdo en el norte de Siria, si no que lo concibe como un grupo terrorista intentando construir un Kurdistán en su frontera sur”. El sentimiento anti kurdo, se extiende por todo Turquía y la discriminación hacía esta comunidad ha estado presente desde la instauración de la República. Pese a que la historia de los kurdos va ligada directamente a la de la creación de la actual Turquía, ya desde los tiempos de Mustafa Kemal Atatürk su relación con el Estado ha sido beligerante. Atatürk prometió a los kurdos una autonomía provincial que quedaría recogida en el artículo 11 de la constitución de 1921, pero cuando el 23 de octubre de 1923 se proclama la nueva república, ese artículo queda relegado de la constitución . Manuel Martorell, escribe en su libro Kurdos: “a partir de ese momento, las palabras kurdo y Kurdistán no solamente desaparecen de libros, periódicos y nomenclaturas urbanas, sino que es prohibida incluso su pronunciación en público”.

Todo un historial de negación y persecuciones dieron lugar a la creación en 1978 del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y a su alzamiento en armas en 1984

Desde entonces, todo un historial de negación y persecuciones dieron lugar a la creación en 1978 del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y a su alzamiento en armas en 1984. El mismo ministro de asunto exteriores turco, Hakan Fidan, aseguraba en un discurso en Doha (Qatar) el pasado domingo, al tiempo que se declaraba la caída del régimen de Bashar Al Assad: ”Nuestros amigos estadounidenses son muy conscientes de nuestra sensibilidad, especialmente en lo que respecta al YPG/PKK. Responderemos con decisión a cualquier amenaza que estos grupos supongan para Turquía”.

Una declaración que da bastante peso a lo que alarman desde Ronahi: “el nacionalismo turco ha desarrollado una paranoia sobre el Kurdistán, y los kurdos que se han convertido en una pantalla de proyección de los miedos y sueños del nacionalismo turco […] El régimen de Erdogan ha integrado este racismo antikurdo en sus sueños neo-otomanos”. Unas pretensiones que también quedaron patentes en la campaña electoral de Erdogan de cara a las elecciones en 2022, así como en las ultimas operaciones del gobierno turco contra las alcaldías que el partido pro-kurdo DEM poseía tras las elecciones municipales.

Teniendo en cuenta estas pretensiones territoriales de Turquía, las cuales aspira a cumplir para, además, poder repatriar refugiados sirios de vuelta a su país de origen, y sabiendo que es el principal socio de Hayat Tahrir al-Sham, quienes controlan el país en este momento, la situación para la comunidad kurda es, como poco, preocupante.

Tampoco podemos dejar a un lado la tendencia islamista del HTS. En palabras de Hussein “el HTS, aunque esté intentando blanquear su imagen, son terroristas”. El líder de esta agrupación, Abu Mohammad al-Julani, ha dado varias entrevistas a medios internacionales desligándose de sus orígenes con el DAESH e incluso en su últimos comunicados instan a “respetar a los kurdos y cristianos de las zonas tomadas”.

Es cierto que desde el mismo inicio de la ofensiva contra el régimen bazaista, el blanqueamiento del HTS por parte de los actores y los medios occidentales, ha estado muy presente. Adjetivos como “rebeldes”, “tropas de la oposición” e incluso “libertarios” han servido para nombrar a esta agrupación que, asegura, hace tiempo se desvinculó de Al Qaeda y del DAESH, y ha prometido respetar a las minorías, así como los derechos de las mujeres en Siria. Sin embargo, organizaciones sobre el terreno ya han denunciado el secuestro y desaparición de mujeres parte de las Unidades de Protección Femeninas (YPJ), ataques a civiles en las zonas de mayoría kurda e incluso ejecuciones públicas.

Amina Husseini alerta que “Alepo se va a convertir en Afganistán si queda bajo el control de estos grupos armados terroristas islamistas radicales”. Hussein asegura que están haciendo una limpieza étnica contra los kurdos. “Si realmente son rebeldes, ¿por qué están echando a los kurdos de sus casas?”, pregunta. La misma periodista ha podido hablar a Even Siwed, co-presidenta del Consejo Ejecutivo de Rojava quien en la misma entrevista asegura que “la limpieza étnica llevada a cabo en muchos lugares es horrorosa”.

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Rojava en peligro

Y es que incluso haciendo un esfuerzo por comprar la nueva imagen que quieren proyectar desde el HTS, la población kurda y el proyecto de Rojava están en peligro. Tanto la tendencias islamistas del actual grupo en el poder, como los intereses de Turquía en Siria dejan a esta comunidad —y al resto de minorías en el país— en una situación de vulneración extrema.

Ahora, más que nunca, el proyecto de Rojava corre el riesgo de desaparecer. Erdogan tiene claro que quiere acabar con cualquier atisbo de Kurdistán. Algo que sus socios, el HTS, teniendo en cuenta su ideología, raíces y lo que están demostrando sobre el terreno, estarían dispuesto a darle.

Los kurdos son el mayor pueblo sin nación del mundo. Sin embargo, en Siria, consiguieron crear una utopía. Como escribe Aziz Aslan para el ensayo Estrategias descoloniales en comunidades sin Estado: “La autonomía democrática ejercida en Rojava es que el pueblo quería gobernarse a sí mismo […] en términos de la lucha kurda, la idea de autonomía o autogobierno es el método, la lucha y el lenguaje de la resistencia para oponerse a las políticas monistas de los Estados-nación”

Desde Rojava, y durante la charla organizada por la Academia para la Modernidad Democráticas enfatizan esa resistencia que las tropas de SDF siguen ejerciendo en los territorios del norte de Siria. “Hay que defender Rojava” se despiden.

Acabar con el proyecto de Rojava es uno de los peores horizontes a los que podría llevarnos el futuro próximo en Siria

Acabar con el proyecto de Rojava es uno de los peores horizontes a los que podría llevarnos el futuro próximo en Siria. Amina Hussein pregunta a Even Siwed sobre la continuidad de AADNES: “AADNES ya tiene unos años. Ocupa un sitio estratégicamente muy importante y una población de más de cinco millones de personas. Todo esto son razones para continuar. Debemos defender a nuestra gente de todas las dificultades y grupos armados. AADNES quiere representar a todas las partes en una futura Siria pluralista. Hoy nos enfrentamos a ataques y estamos amenazados. Pero con la unidad de nuestros miembros y el apoyo de la población, continuaremos. Nuestros componentes deben unirse para fortalecer nuestra posición en el futuro del país” responde la copresidenta del Consejo Ejecutivo de Rojava.

Nadie sabe lo va a pasar, la cantidad de verdad que hay en las palabras del HTS sobre el respeto a las minorías o si Turquía va a respetar la integridad territorial de Siria. Está en juego no solo este país sino la configuración de Oriente Medio. Sin embargo este momento de incertidumbre también nos permite imaginar, aunque sea por un momento, que Rojava se convierta, como pedían en esa charla online, en “la alternativa para Siria”. Porque, y en palabras de Aziz Aslan, “la autonomía de Rojava nos invita a quienes soñamos con otro mundo y otras relaciones sociales a una visión democrática, ecológica, anticapitalista y antipatriarcal”.

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SeisDoble
19/12/2024 20:20

Ojalá puedan resistir, pero por desgracia Turquía lleva actuando muchos años en Siria y parece que nadie quiere pararla.

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Morvolution
15/12/2024 11:05

Muy interesante. Tal vez habría que incluir un nuevo actor, como Israel. Quizás reeditar el acuerdo militar para mantener a las fuerzas integristas a raya y, al mismo tiempo, dificultar la acción de Turquía contra un "aliado".

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