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Alimentación
¿Qué hay detrás del racionamiento de pasta y harinas en grandes superficies?
Como sucedió con el aceite de girasol, ya tratado ayer en otro artículo, de nuevo saltan las alarmas por el racionamiento, también, de pasta y harina en diferentes cadenas de supermercados a un número determinado por persona y día.
Repetimos idéntico análisis con el trigo, principal componente de la harina y la pasta consumida en España, y lo haremos desde los datos para ir respondiendo a preguntas que, de seguro, nos estaremos haciendo.
¿No se produce suficiente trigo en España como para tener que depender de otros países?
Para no depender mucho de otros países, las entradas de trigo a través producción nacional (o importación, si fuera necesario) deberían ser similares a las salidas a través del consumo nacional (y exportaciones si hubiera).
Según el Ministerio, España cultivó en 2020 un total de 1,91 millones de hectáreas de trigo, con una producción desglosada de 7,1 millones de toneladas de trigo blando y 819.000 toneladas de trigo duro.
Alimentación
Precio del girasol ¿Pero qué está pasando con el girasol?
Como “subproducto” se obtienen unas 4,4 millones de toneladas de paja de trigo, que se puede utilizar para biocombustibles, en la construcción, alimentación animal etc.
El rendimiento harinero del trigo oscila entre el 70-75%, lo que significa que para obtener un kilo de harina es necesario, aproximadamente, 1,4 kg de trigo. De esta forma, España produce el equivalente a 5,74 millones de toneladas de harina de trigo.
Concretando un poco más, se produce el equivalente a 5,15 millones de toneladas de harina de trigo blando, destinada principalmente a producción de pan y, por otro lado, se producen 594.000 toneladas de harina de trigo duro cuyo principal destino es la fabricación de pasta.
Veamos el consumo familiar de trigo en España.
El Informe del Consumo de Alimentación en España 2020 del Ministerio nos dice que en los hogares españoles se consumieron 157.277 toneladas de harinas y sémolas.
Si ponemos un caso hipotético de que el 70% de la harina y sémola consumida sea de trigo tenemos un consumo total de 146.740 toneladas de harina y sémola de trigo, o lo que es lo mismo, 205.436,6 toneladas de trigo.
Según el mismo Informe, el consumo de pasta en los hogares españoles asciende a 209.629 toneladas. Suponiendo que el 90% de esa pasta sea harina de trigo, tendríamos un total de 188.666,3 toneladas de harina consumida, el equivalente a 264.132,8 toneladas de trigo.
En cuanto al consumo de pan, se llega hasta los 1,5 millones de toneladas. Teniendo en cuenta que cada kilo de pan tiene en torno al 88% de harina, equivale a 1,33 millones de toneladas de harina. O lo que es lo mismo, 1,87 toneladas de trigo.
A esto habría que sumarle el trigo contenido en pastelería y bollería. Igualmente hay que sumar el consumo fuera del hogar de pasta, pan, pastelería y bollería. Según el Ministerio, sólo de pan, habría que sumar 97.328 toneladas por consumo extradoméstico. Esto son 119.908 toneladas más de trigo.
Con la producción de trigo en España se cubre la demanda familiar, incluso teniendo en cuenta que el tipo de trigo destinado a la pasta es el trigo duro y el destinado al pan es, sobre todo, trigo blando
De esta forma, el consumo de las familias asciende a 2,46 millones de toneladas de trigo. Para ser más concretos, 469.569,4 toneladas de trigo duro y 1,99 millones de toneladas de trigo blando.
Como ya se ha apuntado, la cifra total sería algo superior por la falta de datos desagregados. Vemos de esta forma que con la producción de trigo en España se cubre la demanda familiar, incluso teniendo en cuenta que el tipo de trigo destinado a la pasta es el trigo duro y el destinado al pan es, sobre todo, trigo blando.
Entonces ¿por qué tenemos que traer trigo de otros países?
Ampliando el foco, los datos de demanda de trigo de la industria harinera nos aportan mucha información.
La propia Asociación de fabricantes de harinas y sémolas de España (AFHSE) proporciona unos datos de producción de harina de trigo blando en España en el año 2019 de 3.598.068 toneladas. Esto equivale a 5 millones de toneladas de trigo (blando). Se podría abastecer de forma muy justa con la producción nacional.
La producción de harina en España, según AFHSE, va destinada a consumo interno, de forma que el 70% va a la industria panificadora, el 25% abastece a otras industrias de segunda transformación como la industria de pastelería, bollería, galletas, alimentos infantiles, pizzas, platos precocinados, etc y sólo se exporta en torno al 4% de la harina y sémola que producimos en nuestro país.
Con esta balanza compensada entre producción nacional y consumo familiar directo de trigo, ampliamos el foco más allá de la industria harinera y nos encontramos, de nuevo, con otra industria que requiere una demanda ingente de trigo. Es la producción de piensos para la industria cárnica.
Aquí entran en el debate, de nuevo, las macrogranjas y ganadería intensiva que disparan la demanda de materia prima y aumentan la dependencia de otros países
Por centrarnos sólo en la producción de pienso, con datos del Ministerio , en 2020 se elaboraron en España 25 millones de toneladas de pienso. Para ello se requirieron nada más y nada menos que 5.5 millones de toneladas de trigo.
Con 5 millones de toneladas para la industria harinera y 5,5 millones de toneladas para la producción nacional de piensos, los 7.9 millones de toneladas de trigo producidas en España se quedan cortas.
La balanza entre entradas y salidas se desequilibra aún más si tenemos en cuenta que en España sólo se produce una pequeña parte del pienso que consume la ganadería española. En el estudio de Juan Infante (y otros en 2018) se detalla cómo la desmesurada cabaña ganadera de España requiere, aparte de toda la superficie cultivada en España, otras 4,7 millones de hectáreas en otros países para el cultivo de oleaginosas —principalmente de soja— y 2,3 millones de hectáreas para cereales —principalmente trigo y maíz— y otras leguminosas; principales componentes, todos, del pienso para alimentación animal. Otro día nos centraremos en el maíz y la soja, y allí será reír por no llorar..
De abajo a arriba: Tierra incorporada en las exportaciones de biomasa (animal y vegetal), Tierra incorporada en las importaciones de biomasa, Superficie cultivada en España, Demanda actual de tierra cultivada para satisfacer la demanda de biomasa en España.
Aquí entran en el debate, de nuevo, las macrogranjas y ganadería intensiva que disparan la demanda de materia prima y aumentan la dependencia de otros países.
Queda, entre otros, un factor que añadir a las cuentas y es que España, al mismo tiempo que trae de otros países trigo y derivados en grandes cantidades, exporta un total de 757.394 toneladas según FAOSTAT (base de datos de la FAO).
Túnez (33,19%), Italia (20,29%) y Portugal suman el 71,71% de las exportaciones de trigo y derivados con 543.106 toneladas.
Resumiendo, las salidas de trigo y derivados por consumo interno (doméstico e industrial) y exportaciones se sitúan por encima de 11,46 millones de toneladas. A esto hay que sumar la importante demanda para alimentación animal que no cubre la industria española de piensos.
La producción nacional de trigo, con 7,9 millones de toneladas se queda muy lejos de la demanda.
Veamos hasta qué punto.
Una vez demostrada nuestra importante dependencia ¿qué cantidades importamos?
De nuevo según FAOSTAT, España importó en 2020 un total de 4,38 millones de toneladas de trigo y derivados.
Francia con 1,4 millones de toneladas de trigo, salvado y harina (en este orden) es el principal país que nos abastece de estos productos con el 32,36% de todas las importaciones en 2020.
Retorna la pregunta del millón: ¿cómo podríamos reducir la dependencia del exterior?
Como se ha apuntado en este y otros textos, parecerían planteables, al menos, tres vías:
1. Reducir la cabaña ganadera (por su gran consumo de derivados del trigo -y otras materias primas-) y dirigir el modelo hacia manejos más extensivos con mejor aprovechamiento de los pastos, habida cuenta de la elevada dependencia externa de la industria cárnica española.
2. Aumentar la superficie cultivada de trigo en España.
3. Reducir las exportaciones para dedicarlas al consumo interno.
Todo esto no es nada nuevo, lleva tiempo publicado. Muchas personas desde diversos ámbitos lo llevan avisando décadas, pero han sido ninguneados e ignorados por los gobernantes de turno. La Historia les está dando la razón. Al final, es fácil de entender: el planeta es finito.