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Soberanía alimentaria
La 'Escuela de los Pueblos' formará en los saberes que antes se transmitían de forma comunitaria
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Antes, el aprendizaje de los oficios fluía a través de procesos comunitarios. Las familias, el vecindario y, en definitiva, la comunidad, eran las correas de transmisión para saber cuándo cultivar o cómo extraer y conservar las semillas, cómo levantar un muro de piedra o cómo ordeñar una oveja. Hoy sería prácticamente imposible para la mayoría de la población adquirir estos conocimientos sin una escuela formativa. No es necesaria por titulitis, sino por los estragos que han causado cuatro décadas de neoliberalismo y que han quebrado el engranaje que hacía circular los saberes populares durante generaciones.
Para recuperar esa sabiduría nace la Escuela de los Pueblos ‘Josefa Martín Luengo’, un espacio formativo-experiencial para el movimiento social rural y urbano que busca ayudar a la revitalización y defensa de los territorios. Acaban de lanzar una campaña de micromecenazgo para financiar la primera fase de rehabilitación de una casa solariega el siglo XVI en Quecedo de Valdivielso (Burgos), en la comarca de las Merindades, que han comprado de manera colectiva. El proyecto lo impulsa el movimiento popular Colectivo Memoria Viva de los Pueblos con el apoyo de Revista Soberanía Alimentaria, Biela y Tierra y la Universidad Rural del Cerrato, así como medio centenar de colectivos y entidades de todo el estado español.
Educación
“La escuela rural refleja la vida misma”
Nora Salbotx, antes docente en la Universidad Pública de Navarra, es hoy maestra en una escuela integral de Amaiur.
Una iniciativa para el pueblo, desde el pueblo
Pablo Simón, agricultor de Arroyo de Valdivielso, explica el contexto de la iniciativa. Se asentará en el valle de Valdivielso, conformado por 14 pueblos en los que viven unas 400 personas. Desde esta realidad trabaja Memoria Viva de los Pueblos, una organización comunitaria con trayectoria en la economía comunal que impulsaron jóvenes del territorio en 2018. “La Escuela de los Pueblos surge como una necesidad que tenemos desde las asociaciones y el movimiento social de estar organizados en el mundo rural, de construir realmente un proceso comunitario”, explica.
Añade que la ubicación “es importantísima”, ya que “el mundo rural está realmente abandonado en la construcción del tejido social”: “Son territorios difíciles porque no hay gente, pero el apoyo comunitario cada vez es mayor”. Y es que el valle en el que se asienta sufre un abandono estructural, sin transporte público, sin tiendas, sin niños. “Se está intentando volver a generar y abrir una escuela infantil dentro del proyecto. Sin niños y sin lo comunitario, no vamos a poder hacer ningún proceso del lucha a largo plazo en el mundo campesino”, reflexiona Simón.
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Un proceso de varios años
La Escuela de los Pueblos se desarrollará en cuatro fases combinando el apoyo de profesionales externos y el trabajo comunitario: en una previa en la que ya están inmersos, se ha accedido a la compra y se está recuperando la cerca; en la fase 1, que se prevé que durará un año, se efectuará la limpieza y desescombro, el apuntalamiento y refuerzo de la estructura; en la fase 2, de otro año, se abordará la creación del aula taller, la cimentación y soleras y el graderío exterior; en la fase 3, de dos años, se hará el tejado cubo y la rehabilitación del cubo; y en la fase 4, de otros dos años, estiman finalizar los tejados, las habitaciones y salas.
Con los fondos iniciales construirán un primer edificio con espacios esenciales para comenzar con las clases, talleres y alojamiento para los participantes. La escuela tendrá diferentes espacios públicos para el común, que podrán utilizar otras personas y organizaciones: centro sociocultural con tienda, cafetería cultural, comedor, biblioteca, cine y secretaría; espacio de día para personas mayores con huertas, talleres y actividades intergeneracionales; comedor y casa de comidas abierto al público; una escuela infantil en formato cooperativa de padres, madres, niños y niñas para quienes habitan el territorio; y centro de transformación alimentaria.
“Se está intentando volver a generar y abrir una escuela infantil dentro del proyecto. Sin niños y sin lo comunitario, no vamos a poder hacer ningún proceso del lucha a largo plazo en el mundo campesino”
Además, existirán espacios internos de la Escuela de los Pueblos: taller metálico y carpintería, aulas, banco de semillas y herbario, habitaciones (colectivas, familiares e individuales) para alumnado y profesorado y apartamentos para defensoras de Derechos Humanos que sufren amenazas hacia su integridad física.
Estos procesos avanzarán con campañas de financiación como la que acaban de impulsar y que llevará a una red de 50 organizaciones a hacer presentaciones por todo el estado. Un alto porcentaje de la población del valle de Valdivielso habla euskera porque el 80% de la población llegó de Euskal Herria, por lo que los colectivos de aquí son los primeros aliados naturales. También han tocado a la puerta de la administración para buscar apoyo económico, como el centro comarcal de desarrollo rural para optar a los fondos FEDER, de momento sin éxito. Paralelamente, están tejiendo “relaciones fuertes” con colectivos latinoamericanos y europeos relacionados con lo comunitario y la soberanía alimentaria.

Formación agroecológica y de oficios “que se están perdiendo” con una coordinación político-pedagógica
“Se aspira a un centro de educación popular y agroecológica al que puedan venir a formarse las militancias y personas de otros territorios”, sostiene Pablo Simón. En este sentido, existirá una coordinación político-pedagógica de todos los currículos, de forma que todos los cursos tendrán una parte “más humanística” relacionada con “hacer un análisis crítico y social de la realidad” para aprender a organizarse, de economía política, organización del territorio, feminismo o memoria histórica, que se unirá al aprendizaje de oficios.
Se impartirán cursos agroecológicos de ganadería y fruticultura vinculados con la soberanía alimentaria, concepto que lo “permea todo” en la escuela, pero también de otros “que se están perdiendo” como albañilería, fontanería o electricidad, así como gestión forestal, comunicación social, arte popular y salud comunitaria. “Este espacio ahora mismo es importante porque no existe nada similar en el estado español a largo plazo. No hay un espacio como este en el medio rural, pese a que hace muchos años que llegó a existir con el Sindicato Andaluz de Trabajadores, con las colectividades agrarias en la República… ahora mismo solo vemos espacios similares en las escuelas campesinas que están, en su mayoría, en América Latina”, observa Simón.
“No hay un espacio como este en el medio rural, pese a que hace muchos años que llegó a existir con el Sindicato Andaluz de Trabajadores, con las colectividades agrarias en la República… ahora mismo solo vemos espacios similares en las escuelas campesinas que están, en su mayoría, en América Latina”
Para la Escuela de los Pueblos, las personas mayores que habitan el territorio son clave. Para ellos, como apunta Simón, “es muy gracioso y difícil concebir que su conocimiento, que ellos adquirieron de forma constante de la comunidad en un momento en el que estaban vivas, venga ahora a través de una escuela”. “Ahora mismo, constituir una organización social, un movimiento campesino y que la gente se pueda asentar en los territorios con garantías, solo se puede conseguir con formación. El proceso de transmisión comunitario de todo ese conocimiento ya no existe. Nuestra única baza para poder volver a sobrevivir, dar vida y generar estos movimientos es con una escuela de los pueblos”, afirma.
Soberanía alimentaria
Crisis en el mundo rural Las respuestas desde el campo
Además de la formación, otro escollo importante ante el que se topan las personas que quieren apoyar la revitalización de las zonas rurales y de sus procesos comunitarios es el difícil acceso a la tierra y a la vivienda (problema compartido con las zonas urbanas). Son conscientes de que este problema no lo va a poder resolver la Escuela de los Pueblos, pero sí pretenden contribuir a crear una masa mayor de personas críticas que presionen a las instituciones para que haya cambios regulatorios al respecto.
En este sentido, Pablo Simón cita uno de los problemas que genera la PAC, que es la acumulación de más y más tierras que quedan “desaprovechadas” para acceder a cuantías económicas mayores y que genera una suerte de “mini-empresarios agricultores” que obstaculizan la incorporación de gente joven. En todo caso, recalca que, mientras duren las formaciones, la Escuela de los Pueblos facilitará estancias para que los participantes puedan habitar en ese periodo. También están trabajando en la creación de un banco de tierras propio.
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El 14 de junio será el primer congreso de la Escuela de los Pueblos
Cuando acabe el proceso de micromecenazgo, la Escuela de los Pueblos ‘Josefa Martín Luengo’ celebrará su primer congreso con el Festival de la Memoria. Será el 14 de junio y albergará conferencias, talleres y conciertos que homenajearán a “toda la gente mayor de los territorios, que son tesoros que van a desaparecer”. Asistirán, entre otros, los dos últimos pastores “de verdad” del valle de Valdivielso, que eran casi nómadas y trashumaban por las montañas.
Hablando de memoria, ¿quién fue Josefa Martín Luengo, la mujer que da nombre a este ambicioso proyecto rural? Conocida en su entorno como Pepita, fue una educadora natural de Salamanca nacida en 1944 que promovió la pedagogía libertaria durante su carrera, lo que le ocasionó expulsiones y traslados. Llegó a fundar la Escuela Libre Paideia de Mérida junto a las compañeras Concha Castaño Casaseca y Mª Jesús Checa Simó. También fue autora de diferentes artículos sobre educación, anarquismo y feminismo.
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Para los impulsores de la Escuela de los Pueblos, es “de vital importancia” dar voz a estas personas porque entienden que “gran parte de la crisis social” actual deriva de “la pérdida de la memoria”, algo que está muy ligado al éxodo rural. Como explica Pablo Simón: “El intercambio intergeneracional es importantísimo y las personas mayores van a tener un espacio primordial en esta escuela de saberes, básicamente porque la cultura campesina y de los territorios se basa en conservar y transmitir una memoria que se va adaptando a los tiempos que corren”.
Para quienes puedan tener dudas sobre el futuro del proyecto, el agricultor sentencia: “Lo vamos a construir entre todos y todas porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Nos va a llevar muchos años, pero lo vamos a hacer”.