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Alemania
El atentado en Solingen sacude la campaña electoral en Alemania: todos los ojos puestos en AfD
Todos los sismógrafos estaban a punto para este domingo en Alemania, donde todo el mundo espera un terremoto político en las elecciones que tendrán lugar en los estados federados de Turingia y Sajonia. Las encuestas de intención de voto pronostican un significativo avance, e incluso la victoria en el caso de Turingia, de Alternativa para Alemania (AfD), así como la irrupción de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que podría ser clave a la hora de formar gobierno. Pero los aparatos han tenido que volver a ser calibrados después del atentado del pasado 23 de agosto en la ciudad de Solingen.
Solingen, en Renania del Norte-Westfalia, fue la semana pasada escenario de un atentado terrorista en el que un ciudadano sirio que había solicitado asilo en Alemania acuchilló a once personas durante un festival para conmemorar los 650 años del municipio —irónicamente conocido como “la ciudad de los cuchillos y navajas”, ya que ha sido un centro histórico de la producción de estos artículos—; tres ellas han fallecido, mientras el resto se encuentra en estado grave.
El atentado, reivindicado por la organización terrorista Estado Islámico, ha sacudido a Alemania, donde este verano, además del de política de inmigración, ha habido un debate de seguridad después de registrarse varios incidentes violentos en los que ha mediado el uso de armas blancas. El último de estos incidentes sucedió el pasado martes, cuando la policía abatió a tiros a un ciudadano alemán en Moers (Renania del Norte-Westfalia) que intentó atacar a varios transeúntes armado con dos cuchillos. No se trata únicamente de atentados islamistas como el de Solingen o el ocurrido en Mannheim (Baden-Württemberg) el pasado 31 de mayo, cuando un afgano residente en Alemania hirió mortalmente a un policía y gravemente a otras cinco personas durante un acto público de una organización de ultraderecha islamófoba, sino de incidentes relacionados con el crimen organizado.
Este último hecho ha llevado a establecer paralelismos con Inglaterra, y al temor, con ellos, de que las redes sociales se convirtiesen en un catalizador de protestas racistas en las calles. El portavoz del sindicato de la policía (GdP) de Renania del Norte-Westfalia, Michael Mertens, manifestó su preocupación en unas declaraciones a Redaktionsnetzwerk Deutschland (RND). “Se están difundiendo especulaciones sobre el atentado en Solingen”, comunicó Mertens para apelar acto seguido “a todo el mundo, especialmente a los usuarios de redes sociales, a evitar difundir estos rumores.” La policía también ha pedido a quienes tuviesen vídeos sobre el incidente que no los subiesen a las redes sociales y los remitiesen directamente a las autoridades para facilitar la investigación. Aunque ha habido manifestaciones de la ultraderecha y en contra de ella, no se ha llegado a los extremos de Reino Unido. Puede, con todo, que los resultados se plasmen en las urnas este domingo.
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La derecha pide endurecer las políticas de asilo
De momento, el canciller Olaf Scholz ya prometió en su visita a Solingen el pasado lunes acelerar las deportaciones y endurecer la legislación penal, aunque excluyó en declaraciones a los informativos de televisión modificar el derecho de asilo. “Está en la Ley Federal, nunca apoyaré a nadie que lo cuestione”, aseveró. El canciller se reunió al día siguiente con el presidente de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), Friedrich Merz, en Berlín para hablar de propuestas. Merz no desaprovechó la oportunidad para socavar aún más al gobierno de Scholz.
En la rueda de prensa posterior a su reunión con el canciller, Merz no descartó proclamar una “situación de emergencia nacional”, defendió frenar en seco las peticiones de asilo —en particular las procedentes de Siria y Afganistán—, introducir controles permanentes en las fronteras internas de Alemania —lo que supondría el fin efectivo de la libertad de movimientos en la zona Schengen—, denegar derecho de residencia permanente a los refugiados que entran desde terceros países, restringir su nacionalización y acabar con la recientemente introducida doble nacionalidad.
Conviene recordar que el derecho de asilo ya ha sido modificado antes a iniciativa de la CDU y con los votos del SPD con el fin de endurecer las condiciones a los solicitantes
También aseguró que ya no era “ningún tabú” proponer la modificación de la Ley Fundamental que sirve de constitución a Alemania en su artículo 16, que regula el asilo. El secretario general de la CDU, Carsten Linnemann, había abonado el terreno de la intervención de Merz ya antes, presionando al gobierno de coalición en Berlín —al que no escasean precisamente los problemas— y alentándolo a un “cambio de paradigma” en materia de política de inmigración.
La CDU propuso incluso al SPD prescindir del voto de sus socios de coalición —de los liberales del FDP, pero sobre todo de Los Verdes— y tramitar cualquier cambio con los votos de los conservadores en el Bundestag, introduciendo efectivamente una cuña para dividir el ejecutivo de Scholz y, quizá, preparar el terreno para una gran coalición en 2025.
Conviene recordar que el derecho de asilo ya ha sido modificado antes a iniciativa de la CDU y con los votos del SPD con el fin de endurecer las condiciones a los solicitantes. Concretamente el 1 de julio de 1993, tras los disturbios racistas en Rostock y Hoyerswerda. Esta modificación llegó después de varios años de campañas por parte de la derecha y de la ultraderecha —salpimentada de agresiones racistas a inmigrantes y demandantes de asilo— para restringir el derecho de asilo. El entonces canciller Helmut Kohl también empleó un lenguaje similar al de Merz en sus discursos al hablar en octubre de 1992 de “emergencia nacional” (Staatsnotstand) y la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, el partido hermano de la CDU, llegó a publicar entonces carteles con lemas como “el barco está lleno” —un eslogan compartido con la ultraderecha de la época, representada por partidos como Los Republicanos y el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD)— y “Alemania no es un país de inmigración” (aunque en el siglo XIX sí que fue un país de emigración, principalmente hacia los Estados Unidos de América).
Todos los ojos puestos en AfD
Aunque los cargos del FDP se mostraron al inicio reticentes en base a su tradición política, el ministro de Finanzas, Christian Lindner, habló en el diario Bild de “coincidencias” con la propuesta de Merz, se avino a aceptar el “nuevo realismo de la situación en inmigración a escala federal y en los Länder” y propuso privar a los demandantes de asilo que se encuentran en la misma situación que el autor del atentado de Solingen —que esperaba su expulsión a otro estado europeo después de ver denegada su solicitud— de las ayudas sociales. La diputada Irene Mihalic (Los Verdes) acusó a Merz de “incendiar” la situación en vez de “asumir su responsabilidad”. “Opera con el concepto de ‘situación de emergencia’ y de ese modo presenta una moción de confianza sobre nuestro estado de derecho en vez de defenderlo de sus enemigos”, argumentó Mihalic. No es que Los Verdes hayan vuelto repentinamente a sus orígenes izquierdistas: en un documento de propuestas de 8 páginas el partido exige “un giro de 180 grados” en la política de interior, que considera anticuada, y reclama aumentar los medios y el personal de los aparatos de seguridad así como una colaboración más estrecha entre la policía y los servicios de inteligencia, entre otras medidas.
El candidato de AfD en Turingia y representante del ala más extremista del partido, Björn Höcke, ya instrumentalizó el suceso en un acto electoral en Sömmerda antes de conocerse su reivindicación por parte de Estado Islámico
BSW, que defiende asimismo una política más restrictiva en este campo, también ha exigido un golpe de volante en materia de política de inmigración. “Una vez más en Alemania han sido asesinadas personas por gente que no debería siquiera estar aquí”, afirmó el lunes Sahra Wagenknecht en declaraciones a Die Welt, “el problema principal es la inmigración sin control y la inacción” de la coalición de gobierno en Berlín. “Necesitamos una política de refugiados como la de Dinamarca”, apostilló Wagenknecht.
Pero todos los ojos estaban puestos, naturalmente, en AfD. Su candidato en Turingia y representante del ala más extremista del partido, Björn Höcke, ya instrumentalizó el suceso en un acto electoral en Sömmerda antes de conocerse su reivindicación por parte de Estado Islámico. “Alemanes, turingios, ¿queréis realmente vivir en estas condiciones?”, escribió Höcke en su cuenta en X [antes conocido como Twitter], “’¡Liberaos, terminad de una vez por todas con el desvarío de la multiculturalización forzada! ¡Proteged a vuestros hijos! ¡Enviad al cártel de partidos responsables al desierto! Votad el 1 de septiembre por el cambio.” En Brandeburgo, AfD pidió que el parlamento regional se reuniese con carácter de urgencia y el martes presentó una propuesta de ley para impedir la entrada de demandantes de asilo a actos públicos, que, aunque constitucionalmente tiene pocos visos de prosperar, contribuye a inflamar el discurso público.
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La presidenta de AfD, Alice Weidel, ha demostrado en cambio una mayor astucia política que Höcke y otros correligionarios suyos, y, a sabiendas de que los buenos resultados de la formación este domingo podrían atribuirse a una reacción al atentado en Solingen, ha marcado distancias para que éstos puedan ser interpretados a partir de otros supuestos méritos de la formación ultra. “Lo ocurrido en Solingen es terrible, es un suceso terrible que, por desgracia, no es un caso aislado”, aseguró a la cadena de televisión ZDF. “Creo que estos hechos no influirán de manera importante en Alemania del Este, esto es, en Sajonia, Turingia y Brandeburgo [donde se celebran elecciones el próximo 22 de agosto] porque de todos modos ya somos la primera fuerza”, añadió.
BSW sufre un ciberataque
El atentado en Solingen no ha sido el único incidente que ha perturbado las elecciones en Turingia y Sajonia. El lunes la copresidenta de BSW, Amira Mohamed Ali, envió una carta por correo electrónico a militantes, simpatizantes y periodistas informando que la formación había sido objeto de un ciberataque.
De acuerdo con Mohamed Ali, el lunes por la mañana el partido tuvo conocimiento de que había sufrido un ataque informático, durante el cual se sustrajo información sobre 70.000 personas que se encuentran en su base de datos. También que estos archivos —datos de contacto, listas de militantes y asistentes a actos electorales e informaciones sobre funcionarios del partido y simpatizantes, aunque no sus datos bancarios— fueron enviados a la asociación Correctiv, que publica periódicamente reportajes de investigación en internet.
La co-presidenta de BSW denunció que Correctiv ha estado empleando estos datos para ponerse en contacto por correo electrónico con algunas de las personas que aparecen en la base de datos que ha sido objeto del ataque informático. En su misiva, critica que esta asociación de reporteros de investigación se ha negado a compartir con el partido el alcance y el tipo de información que ha recibido, y de quién. Según Mohamed Ali, BSW ha puesto en marcha ya un análisis forense digital para determinar lo ocurrido y presentará una denuncia a las autoridades correspondientes para esclarecer los hechos.
Por su parte, Correctiv ha publicado un artículo en el que denuncia el manejo poco cuidadoso de los datos de sus afiliados y simpatizantes por parte BSW, que ya sufrió una filtración de datos de donantes (unos 5.000) y suscriptores de su newsletter (unos 30.000) en el mes de marzo. Correctiv publicó a mediados de agosto un reportaje crítico con la financiación de BSW. El medio, que destapó la reunión en Potsdam sobre los planes de “reemigración” apoyados por AfD, ha sido asimismo objeto de críticas por parte de sus prácticas periodísticas.
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Lo mismo de siempre, usando hecho aislados para llevar a cabo una política que criminaliza y ataca a quienes mnso tienen y más discriminados están: Los trabajadores inmigrantes. En vez de aceptarlos y que puedan producir y desarrollar el país, los expulsan como si fuesen un objeto.
Lo más terrible es que incluso partido que van de izquierdistas, como el BSW, haya aceptado la visión racista y antiinmigracion de la extrema derecha, cuando los inmigrantes son víctimas directisimas del capitalismo y sus policías neocoloniales de saqueo y deuda en el Tercer Mundo. Sin ese contexto político no se puede analizar la situación.