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Adelante Andalucía
Adelante... a ninguna parte
La implosión de ayer de la coalición Adelante Andalucía es un final demasiado triste para una experiencia que devolvió la esperanza a muchos y aleja a una ciudadanía justamente indignada con unos políticos que invierten ingentes esfuerzos en sus disputas internas mientras todo colapsa a su alrededor.
Se veía venir. Por mucho vídeo edulcorado que nos vendieran, olía a sangre desde febrero. Porque nunca es buena idea divorciarse de alguien con quien estás obligado a compartir piso durante los siguientes 3 años. Y ésa era básicamente la situación en que quedaron desde entonces los 17 parlamentarios de Adelante Andalucía: divorciados en lo político por la cuestión andalucista y por la cuestión del cogobierno, y enfrentados en lo orgánico por el control de la marca y, sobre todo, de los cuantiosos recursos del grupo parlamentario.
Se veía venir y, aún así, el bombazo de ayer no dejó a nadie indiferente. Acusación de transfuguismo y fulminante sentencia de expulsión contra Teresa Rodríguez y otros 7 diputados anticapitalistas. Sentencia dictada por la Mesa del Parlamento Andaluz y presuntamente acordada en la comisión de seguimiento del Pacto Antitransfuguismo. Votos a favor de PP, PSOE y Vox, abstención de Ciudadanos. Casi nada. Se supone que otros 3 miembros del grupo la acompañarán voluntariamente en su destierro. De este modo el grupo parlamentario de Adelante quedaría reducido a 6 diputados, que al menos podrán comer juntos en la cafetería del Parlamento, cumpliendo las garantías sanitarias. Algo es algo.
Ni las purgas de la nueva política, ni los odios cainitas en la izquierda son nada sorprendente. Sí lo es, en cambio, cada salto cualitativo en el desarrollo de las técnicas de apuñalamiento. La expulsión de tres cuartas partes del grupo parlamentario de Adelante se fundamenta en una acusación de transfuguismo. Algo que, dicen, podría permitir al grupo mantener intacta su asignación parlamentaria de 1,6 millones de euros. Pero ¿es congruente esta acusación?
La acusación que cabría hacerle a Rodríguez no es de transfuguismo ni traición sino, al contrario, de rigidez y dogmatismo
Según Podemos, un diputado no puede representar a una coalición electoral si no forma parte de los partidos que integran la misma. De modo que, desde la salida de Anticapitalistas de Podemos (febrero de 2020), los 8 diputados anticapis estarían incurriendo en “un fraude a la ciudadanía”, siempre según los morados. Pero, ay, resulta que el grupo motor de Adelante aceptó integrar a Anticapitalistas dentro de dicha coalición en el mes de mayo. Por lo que no tendría sentido ya, en noviembre, privarles del derecho a participar de una coalición de la que forman parte. El problema es que Izquierda Unida, por su lado, se niega a reconocer como válida la decisión del grupo motor de Adelante. Tremendo galimatías. Tal vez si la Mesa hubiera hecho caso al letrado mayor o a su presidenta, Marta Bosquet, que pedían un informe jurídico antes de tomar una decisión, la cosa estaría más clara. Pero en fin, ya lo aclararán los tribunales.
Se veía venir, y aun así resulta indignante tantísima bajeza. Que sí, que el espectáculo de Adelante en los últimos meses ha sido bochornoso. Que el mecanismo de toma de decisiones en esa coalición levantada de bulla y corriendo no tiene pies ni cabeza. Que los unos y los otros han ido escalando en sus ataques mutuos sin respeto alguno por el proyecto y sus votantes. Todo eso es cierto. Pero querer ganar la partida pactando hasta con el diablo la condena por transfuguismo de tus antiguos compañeros pasa de castaño oscuro. Primero, porque no se debería frivolizar con el transfuguismo mientras el PP siga gobernando una Comunidad ganada gracias al tamayazo. Segundo, porque lo que uno espera de Unidas Podemos en la Comisión del Pacto Antitransfuguismo es que trabaje para prevenir desmanes como aquél, y no para seguir reforzando sus ya temibles mecanismos de disciplina interna. Y tercero, porque Rodríguez y sus compañeros se han podido equivocar en muchas cosas, pero no de grupo parlamentario.
Cada vez que intentamos resolver un conflicto político con una sentencia judicial, la democracia pierde. Cada vez que llamamos traición a la diferencia táctica y deslealtad al disenso, la democracia pierde
Teresa y el resto de diputados anticapitalistas mantienen hoy exactamente las mismas posiciones políticas que hace dos años: más andalucismo y nada de gobernar con el PSOE. Punto. Ninguno de los que les votamos entonces podemos sentirnos políticamente traicionados en ese sentido. En todo caso, quienes han girado de postura son Podemos e IU, tanto sobre el cogobierno con el PSOE (algo que no veo mal, dada la coyuntura) como sobre la cuestión andaluza (algo que sí me molesta profundamente). Muchos votantes no nos sentimos engañados, sino decepcionados por el empeño de Anticapitalistas en poner líneas rojas tan estrictas, por su negativa a reconsiderar la relación con el PSOE en un escenario radicalmente diferente al de hace dos años, por su inclemencia con un gobierno central que, mal que bien, es la mejor alternativa posible al trío de Colón. Por su falta de empeño en defender un proyecto andalucista amplio y plural, no enfrentado a sus antiguos socios. Pero entonces, la acusación que cabría hacerle a Rodríguez no es de transfuguismo ni traición sino, al contrario, de rigidez y dogmatismo.
Adelante Andalucía
Gobernar y gobernarnos. Una propuesta para la izquierda andaluza
Algunos de los episodios de mayor tensión en la coalición Adelante Andalucía han tenido lugar en mitad de la pandemia del coronavirus. A la incertidumbre a la que se enfrenta el territorio más poblado y más vulnerable ante la crisis económica que viene se le suman las incógnitas de futuro de su izquierda frente al primer gobierno conservador de la autonomía andaluza, que no se desinfla.
Todo eso se podría, se debería haber resuelto con cauces de participación democrática que, de ser posible, hubieran clarificado las posiciones políticas de una coalición en crisis. Y, de no ser posible, que hubiesen al menos acordado una separación que minimizase los perjuicios, salvando los afectos y primando el interés común. Cada vez que intentamos sustituir un debate político por una modificación reglamentaria, la democracia pierde. Cada vez que intentamos resolver un conflicto político con una sentencia judicial, la democracia pierde. Cada vez que llamamos traición a la diferencia táctica y deslealtad al disenso, la democracia pierde. Parece mentira que todavía no lo hayamos aprendido. Se veía venir, y sin embargo es un final demasiado triste para una experiencia que a algunos nos devolvió algo de esperanza en cambiar Andalucía. En hacerla, al menos, un lugar más amable donde volver. La ruptura a fuego lento de los últimos meses y el golpe parlamentario de ayer entierran para siempre esa esperanza. Crean rencillas personales y odios durante décadas. Generan una cultura política de enfrentamiento, cerrazón y obediencia acrítica entre las militancias de una y otra parte. Alejan a una ciudadanía justamente indignada con unos políticos que invierten ingentes esfuerzos en sus disputas internas mientras todo colapsa a su alrededor.
Poco importa a quién dan la razón los tribunales en un par de meses o un par de años; la futura sentencia tan sólo otorgará a unos u otros la propiedad de un solar baldío, de una marca estéril. Seguir Adelante ya no conduce a ninguna parte.
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politlogo de parte, las bases de podemos e iu andalucia votaron a favor del gobierno de coalición, eso no importa pues para ser politologo se olvida de lo importante. las bajezas y el intentar que ese era el final echar de la coalición a iu y podemos de eso nada, Anticapitalistas entro en el grupo motor porque votaron con las camisetas de podemos, para un segundo despues quitarselas y ponerse la de anticapitalistas, no se puede estar dando puñaladas y decir que son pinchaditas, quedarte con el nombre los recurso y hacer politica sin tener en cuenta a iu y podemos, es un fallo, y criticar más veces al gobierno de coalición no lo tenemos que comer con papas los que apoyamos en andalucia esa coalición, menos tonterias, quiere hacer valer el grupo motor 3 contra 2 iu y podemos ya les vale
Se acabó la nueva política y vuelve la política de siempre, la de arriba a abajo con puñaladas traperas. Pero estando ahí el espíritu del 15M hay esperanza para cambiar las formas de hacer política. Son las ideas y proyectos comunes los que siguen siendo la nueva política y si no está se la espera.
Termina Adelante Andalucía y empieza Unidas Podemos de Andalucía.