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Actualidad LGTBIQ+
La Emplumá II: bisexualidades en andalú o cómo habitar un no-lugar
Un pequeño y simpático perro llamado Carbón da la bienvenida al CSA Las Vegas, este tierno centro social autogestionado que alberga la segunda edición de La Emplumá, festival de contracultura crítica cuir, un espacio de encuentro en Málaga que combina el activismo, la reflexión teórica, la creación artesa y artística para impulsar un común disidente. Debe su nombre a las activistas lesbo feministas vascas que decían que sus compañeras andaluzas tenían una “pluma rosa”, por su alegría y su expresión de género, y que hoy se convierte en símbolo de esta propuesta. “La pluma que es también teatro, vodevil, complemento de feminidades y del espectáculo travesti. La pluma que ha permitido contar nuestras historias e imaginar otros futuros posibles. (…) Emplumarse es además pavonearse orgullosamente y acicalarse porque en La Emplumá tenemos mucho orgullo de las junteras colectivas”.
Con el Día de la Visibilidad Bisexual a la vuelta de la esquina; artistas, ponentes y drags nos han preparado la hoja de ruta perfecta para despedir el verano: hoy hablamos de bisexualidades.
Taller de Bisexualidades Feministas: el pistoletazo de salida
El Café Feminista abre la jornada con este taller que comienza con unos pósits de colores con los que indicaremos en una línea del tiempo cuándo nos pronunciamos como bisexuales por primera vez. No para nuestra sorpresa, todos acaban pegados entre los 20 y los 30 años. Esto abriría una ronda de experiencias acerca de salir del armario, y de las particularidades que tiene enunciarse como bisexual: la falta de visibilidad, la dificultad de reconocerse bi sin haber tenido relaciones con personas de tu mismo género, la invalidación por parte de otras personas (“se te pasará”, “es una fase”, “es normal a tu edad”); e incluso dentro del propio colectivo y de las militancias… “Mis compas varones me decían que dejase de provocar diciendo que ‘me gusta todo’, mis compas lesbofeministas, que eso es que a las heteros nos gusta ‘experimentar’”, narraba una de las integrantes.
Posteriormente, las talleristas nos dividen en grupos para que podamos reflexionar de forma más cercana e interactiva sobre la bifobia. Así se generan pequeños círculos de seguridad en los que contamos nuestros sentires y vivencias en torno a este tema, para luego hacer una puesta en común entre todas. Entre muchas conclusiones, cabría destacar la elaboración de un listado de los principales mitos en torno a esta identidad: que tienes que haber tenido una experiencia con alguien de tu mismo género, que tienes que tener una “estética bisexual”, que somos promiscuas, que es una identidad temporal o de tránsito, que estamos confusas, que la bisexualidad tiene que ver con dos géneros o dos genitalidades nada más…
Otra cuestión que dio para largo fue la invisibilización de las violencias dentro del propio colectivo y de los movimientos feminista. De cómo sentimos que tenemos menos validez si estamos con un hombre, de cómo algunas parejas lesbianas han demonizado nuestras relaciones pasadas con hombres o la posibilidad de que “me pongas los cuernos con un tío”, y de cómo la idea de que una lesbiana descubra ser bisexual se siente como dar “un paso atrás”. “Me declaro bisexual, pero aun así para nada me siento parte del colectivo, me veo una invitada a sus espacios y casi como una impostora, como un puente entre las personas disidentes y la heterosexualidad”, cita una de las integrantes del Café.
Termina el taller dejando en el tintero hablar de la necesidad de un activismo bisexual en Málaga. Algo que casualmente se solucionaría al final de la siguiente mesa, cuando una de las ponentes mencionan a Billabiciosa, un intento de colectivo y espacio de encuentro bi en Málaga que se disponen a reactivar a raíz de esta jornada
Crear en bi: producción cultural bisexual
Repartidas entre un sofá y particulares asientos de coche se encuentran Carmen Xia (artista musical), Laura Rueda (periodista cultural) Victoria Irene Borrás Puche (Editora de Amor de Madre) y Felina Von Canibal (psicólogue y drag queer). Rompen el hielo mencionando referentes bis: desde Lady Gaga y Freddie Mercury, hasta María del Monte o Isabel Pantoja, pasando por Elisa Victoria y Gloria Fuertes. Mencionan también personajes de series, como Nick de Heartstopper, Callie de Anatomía de Grey o Trece de House. Hay algo que tristemente tienen en común: han tenido que rebuscar para poder responder; no tenemos referencias de experiencias bisexuales en nuestras series y películas de la infancia ni en nuestros libros de la adolescencia. Y así se plantea la primera pregunta de la mesa: ¿Cuál es la importancia de contar con referentes bis en la producción cultural? O, en otras palabras, ¿por qué crear historias bis y desde la identidad bi?
“Para contarnos, y que no se nos invente”, responde Laura, señalando que no solo hace falta tener referentes, ya que es lo que “ancla nuestra identidad” - en palabras de Felina - sino que hace falta que la visibilización que podamos tener manifieste la diversidad dentro de las experiencias bisexuales, rompiendo con la imagen estereotipada que existe de las mismas. En este sentido, Carmen observa cómo los pocos ejemplos bis que se le ocurren tienden a la sexualización, poniendo de ejemplo Linda de Rosalía y Tokisha: “¿Por qué todo el rato es desde el mismo prisma del consumo del hombre? No somos carne de tríos”.
Pero estas cuatro creadoras saben bien que no es tan fácil “crear en bi”, puesto que toda la bifobia que se pudo relatar en la instancia anterior también opera creando ciertas resistencias a las narrativas bisexuales en el ámbito cultural. Son muchos los miedos a los que se enfrentan. Por ejemplo, Carmen en su tema “Candela”, habla de las inseguridades que muchas mujeres tienen a la hora de mostrarse deseosas por otras mujeres.“Sentía que no se iba a identificar nadie con la canción”, cuenta en la mesa.
Hablamos entonces de esa disyuntiva, escribir sobre amor hacia mujeres siendo una mujer puede ser una apuesta arriesgada por la tendencia a pensar que las cosas que hacemos es solo para nosotras (cuando nadie se cuestiona que las canciones cantadas por hombres sean para un público universal). De alguna forma entonces se crea un público específico, un nicho que temes perder o que te lea impostora si en la siguiente canción el protagonista resulta ser un hombre. En esta línea, Victoria tiene una “revelación” en directo, al darse cuenta de que el libro de mayor éxito de su editorial es Carcoma, una obra que puede considerarse un poco más amable para la mirada hetero que el resto, al ser la visibilización cuir menos explícita.
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LGTBIQ+ Ha nacido La Emplumá: festival malagueño de contracultura crítica cuir
Hablar sobre canciones de amor nos lleva a reflexionar sobre amor romántico. Se apunta que la bisexualidad no se diluye cuando estás con un hombre y esto abre paso a hablar de ella no solo como una orientación sexual sino como una identidad y apuesta política que puede llegar a atravesar muchos otros aspectos de tu vida. “Mi deconstrucción del deseo y del amor hizo que hubiese una deconstrucción de género”, relata Felina, invitando a entender la bisexualidad como un disparador, una identidad que se resiste a esa cristalización de la identidad: “a abrazar la ambivalencia, la intermitencia, los grises”, en palabras de Victoria.
“Lo bi no se puede construir en negación a otra cosa, porque es una ampliación, una complejización” continúa Victoria. Y es que, de alguna forma, en este mundo de opuestos dicotómicos y binarios, pareciendo lo “homo” lo “otro” de lo “hetero”, la bisexualidad queda relegado a algo intermedio, a un espacio que no existe, “¿a la otredad de la otredad?”, en definitiva, a un “no-lugar”. Y sin quererlo, hacemos una introducción perfecta a la siguiente mesa, donde Mar Gallego presentaría su nuevo libro: Habitar un no-lugar. Mapeo sentimental de mi devenir andaluza.
Pensando en alto: la bisexualidad y lo andalú
Mar Gallego, periodista, ensayista, pensaora e impulsora del proyecto Como vaya yo y lo encuentre, y Marina López Baena, socióloga e integrante de La Emplumá y del CSA Las Vegas, toman el relevo y ocupan el sofá con Carbón dormitando sobre sus piernas. De esta forma se embarcan en una charla que navega entre la presentación de su libro y un conversatorio sobre cómo se vinculan lo andaluz y lo bi.
A su derecha, una cesta repleta de este pequeño gran libro autoeditado que acaba de ver la luz “tímidamente” según cuenta Mar en sus redes, “anhelando un proceso orgánico que sostenga mis decisiones vitales de no ponerme a la altura de ninguna maquinaria o inercia que no tenga en cuenta que soy persona”. En él, habla de habitar un en medio, experimentar choques culturales difusos o ser parte de varias realidades al mismo tiempo, son sentires que conforman el viaje corporal de muchas mujeres andaluzas (y, no casualmente, de muchas mujeres bisexuales también).
Entonces, ambas comienzan a conectar cables que aquel público no era consciente de que podían ser conectados. Se pudo incluso percibir algún que otro cortocircuito en la sala. Por ejemplo, el vínculo entre la vergüenza de ser andaluza y la vergüenza de ser bisexual, o en otras palabras, la intersección entre la andaluzofobia interiorizada y la bisexualidad interiorizada, “porque sabes cómo se te va a leer”. También se encontró una similitud entre aquella “salida del armario tardía” de la que se hablaba en el primer taller, con respecto a cómo muchas tardamos en reconocernos y reivindicarnos como andaluzas, en entender lo andaluz como una otredad que se podía resignificar.
Otro punto en común: la idea de transitoriedad. “¿Tanto tiempo llevas aquí? ¡Sigues teniendo acento!”. Lo andaluz es transitorio porque se entiende como un lugar que se tiene que abandonar para llegar al éxito de la homogeneización, porque lo que es otro no puede ser el camino final, “lo andaluz está tan estigmatizado porque su forma de ser no se parece a aquello que se ha considerado con el vivir deseable”.
Y, por supuesto, lo tremendamente infravaloradas que están las violencias hacia estas identidades termina siendo una reflexión interesante en esta mesa. “Hemos generado una jerarquía de violencias donde lo peor que te puede pasar es el golpe”, y aprovecha para citar a Pamela Palenciano y a su proyecto No solo duelen los golpes, “¿desde cuándo la invisibilización o que tenga passing no es violencia? Con lo andaluz ha pasado también un poco esto: en el Estado español hay un momento en el que te dice que tú eres igual, y en la ‘mismidad’ hay violencia, porque queda desarticulada la capacidad de enunciar la otredad”, declara Mar.
Seguido de aplausos perplejos que despiertan a Carbón, esta charla finaliza con ganas de no haber acabado nunca, sabiendo todas las cosas que se quedan en el tintero y que te hacen levantarte a comprar Habitar un no-lugar tras este tráiler que te deja la miel en los labios. Tras los aplausos las asistentes hablan, comentan y debaten mientras se hacen con su hamburguesa vegana y recuperan fuerzas para lo que se viene: La Babi y Pancha Tequila coronan el evento con un show drag que comienza entre las telas del CSA Las Vegas y continúa en La Potra, una fiesta emergente dispuesta a ser el mejor afterparty que La Emplumá podría tener, y así lo fue. Del resto, ya no me acuerdo.