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Derecho a la vivienda
Canadá prohíbe durante dos años la especulación inmobiliaria por parte de extranjeros
A fecha 1 de enero, ha entrado en vigor una ley que prohíbe a los ciudadanos extranjeros invertir en inmuebles en Canadá, la motivación es evitar que los precios del mercado inmobiliario siga aumentando. De este modo, el país norteamericano prohíbe a las empresas comerciales extranjeras y a las personas que no sean residentes permanentes adquirir propiedades residenciales no recreativas en Canadá
En noviembre de 2022, los precios de la vivienda en Canadá crecieron un 4,1% interanual, tras un aumento del 5,1% interanual en el mes anterior, según datos del Gobierno norteamericano. En febrero, se alcanzó el pico de costes, que se situó en 816.720 dólares el inmueble promedio.
Las leyes aprobadas no impedirán que todos los residentes extranjeros en el país puedan comprar una vivienda —establece excepciones para personas con permisos de trabajo temporales, solicitantes de asilo y estudiantes internacionales—, pero pretende atajar el fenómeno de las casas vacías, infrautilizadas y especialmente la “especulación desenfrenada”, algo sobre lo que ha hablado el propio presidente del país, Justin Trudeau.
Con el nombre oficial de Ley de Prohibición de Compra de Inmuebles Residenciales por Extranjeros, la norma establece sanciones no superiores a diez mil euros a “toda persona o entidad que aconseje, induzca, ayude o instigue o intente aconsejar, inducir, ayudar o instigar a un no canadiense a comprar, directa o indirectamente, cualquier propiedad residencial a sabiendas de que el no canadiense tiene prohibido, en virtud de esta Ley, comprar la propiedad residencial”. En caso de compra, la persona extranjera no autorizada estará obligada a vender el inmueble en las condiciones que el Gobierno establezca.
La ley fue aprobada en el parlamento canadiense el pasado mes de junio, y tiene un tiempo de vigor establecido en dos años. La prohibición se produce en un contexto de aumento de las hipotecas como consecuencia de las subidas de los tipos de interés que el Banco de Canadá, siguiendo la estela de la Reserva Federal estadounidense, ha aprobado y que ha situado el precio del dinero en su punto más elevado desde 2008.
La prohibición se aplica en municipios a partir de diez mil habitantes, y por supuesto también a las grandes ciudades del país, en las que más se ha hecho notar la espiral alcista de precios. Canadá trabaja con una Estrategia Nacional de Vivienda, que pretende “aumentar la oferta de viviendas de alquiler, construir más casas y derribar las barreras que impiden su construcción”.
Desde Ottawa, la capital del país, Ahmed Hussen, ministro de Vivienda y Diversidad e Inclusión, justificó la decisión con esta cita: “Las casas no deben ser mercancías. Las casas son para vivir en ellas, un lugar donde las familias pueden echar raíces, crear recuerdos y construir una vida en común. A través de esta legislación, estamos actuando para garantizar que la vivienda sea propiedad de los canadienses, en beneficio de todos los que viven en este país. Seguiremos haciendo todo lo posible para garantizar que todos los residentes de este país tengan una vivienda asequible y que satisfaga sus necesidades”.
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Una medida excelente y unas declaraciones asombrosas del ministro Hussen: ¿defensa del derecho a una vivienda por encima de la libertad para especular? En España lo lapidaríamos por decir algo así.