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Salud laboral
Un profesor asociado denuncia que no ha sido renovado en su universidad por tener cáncer
Hasta diez contratos en cuatro años. Ese es el historial de Paco Navamuel en la Universidad de Barcelona (UB), escultor que ha ejercido de profesor asociado en la Facultad de Bellas Artes desde 2018. Contratos con un tiempo de caducidad y por los que cobrara algo más de 500 euros al mes. “Si tenías la suerte de conseguir un contrato 12-6, esto es, 12 horas lectivas y seis de tutorías, cobras 540 con una cotización mínima”, asegura. Y todo ello hasta que el cáncer entró en escena. Como cada año el pasado 14 de septiembre expiraba su contrato y en esta ocasión no ha sido renovado. Navamuel se encuentra de baja luchando con un carcinoma que deja visibles marcas en su rostro y por el que ya ha sido intervenido en tres ocasiones.
“En mayo de 2021 un tumor rodeaba toda mi nariz y pasé al quirófano. Me hicieron dos operaciones seguidas y una tercera en junio. Entre medias sacaron la plaza que yo estaba ocupando para renovarla con otro profesor asociado. Yo no tuve la oportunidad de presentar los papeles porque físicamente era imposible, yo estaba en quirófano”, explica a El Salto.
Pero esta historia empieza antes, cuando en 2018 una herida que no se curaba levantó todas las sospechas médicas. “Después de tres meses sin curarse fui al médico en Navidades. Después, en las vacaciones de Semana Santa de 2019. Me recetó antibiótico. En verano, en vacaciones, fue la tercera vez que acudí y ahí ya fue tarde, ahí tenía un tumor”, expresa Navamuel quien retrasó las consultas porque sentía una presión añadida como profesor asociado. “No puedes dejar tirados a las alumnas y a los alumnos. Siempre estás preparando clases, haciendo tutorías y si tú coges la baja no contratan a uno nuevo hasta pasado unas semanas”, cuenta.
“La seguridad social no permite renovar un contrato cuando alguien está de baja. Es una desprotección total”
Ese año, como cada curso, su contrato acababa el 14 de septiembre. Unos días antes de firmar el nuevo contrato le confirmaron un tumor cancerígeno y, acto seguido, lo comunicó al director de su departamento en la Universidad. “Iba a comenzar una radioterapia y me dijeron que podría trabajar. Firmé el nuevo contrato en octubre, di dos clases, empecé con el tratamiento y no pude seguir. Me faltaba energía, tenía mucho dolor y solicité la baja”, cuenta.
Unos meses después llegó el covid y, gracias a esta situación excepcional, todos los profesores asociados renovaron automáticamente para el curso que comenzaba en octubre de 2020. Navamuel tuvo que darse de alta en agosto para poder ser renovado. “La seguridad social —explica — no permite renovar un contrato cuando alguien está de baja. Es una desprotección total. Me puse a trabajar, me concentraron toda la docencia para el segundo semestre. Llegó el segundo semestre y empecé a trabajar y en el mes de abril de 2021 me dicen que sigo teniendo cáncer, tengo una recidiva (recaída). Yo lo comunico, estaba dando clases online y estaba muy cansado. Empecé a recibir llamadas para que pidiera la baja. Y la pedí”. Después vinieron las operaciones y la pérdida de la plaza.
Desde el gabinete de prensa de la Universidad de Barcelona confirman a El Salto que en julio salió a concurso su plaza “pero no se presentó”. “El resultado fue que el 14 de septiembre finaliza su contrato y pierde la vinculación con la UB”, aseguran desde esta institución. Afirman además que desde el vicerrectorado de Personal Docente e Investigador se ha hablado con él para confirmarle que, cuando reciba el alta médica, la UB le volverá a contratar. “Es una situación triste ya que la UB no tiene más margen de actuación, ya que se trata de contratos temporales que tienen derecho a baja laboral mientras están vigentes.”, añaden.
“Yo estoy sin trabajo y sin salud. Es una vergüenza. La universidad es responsable de los contratos que hace, es responsable de la salud de los trabajadores”
“O cambian estas condiciones o yo no voy a volver a firmar un contrato”, afirma enérgico Navamuel quien se queja de la precariedad de las y los profesor asociados, un modelo de contrato que, advierte, elije la universidad. “No quiero formar parte de esto que me ha discriminado y me ha echado de la universidad. Yo estoy sin trabajo y sin salud. Es una vergüenza. La universidad es responsable de los contratos que hace, es responsable de la salud de los trabajadores”, denuncia.
Temporalidad en la universidad
En España la figura del profesor asociado estaba pensada para que profesionales impartieran clases con el objetivo de compartir sus experiencias laborales con los alumnos. Hoy, el uso y abuso de este tipo de contratos para cubrir puestos estructurales a menor precio es un hecho, tal y como demuestran los datos.
Según un estudio del Observatorio del Sistema Universitario de 2020 el 47% de los profesores y profesoras que imparten clases en las universidades lo hacen con contratos temporales. De ese personal temporal, el 54% son profesoras y profesores asociados. La ley vigente de universidades 6/2001 establece que el número máximo de contratos temporales no puede superar el 40%, norma que incumplen claramente universidades como la Rovira i Virgili (con un 69,7%), la Carlos III de Madrid (64,5%) o la Rey Juan Carlos. La Universidad de Barcelona también incumple la norma, con un 60% de contratos temporales.
En el curso 2018-19 las comunidades con mayor presencia de profesorado asociado en España eran Cataluña (44,2%) y Navarra (41,4%). En el caso de Cataluña, esta figura ha crecido un 38% desde 2009
Según este informe, en el curso 2018-19 las comunidades con mayor presencia de profesorado asociado en España eran Cataluña (44,2%) y Navarra (41,4%). En el caso de Cataluña, explica el informe, hay un fuerte crecimiento (más de un 38%) en el uso de esta figura entre 2009-10 y 2018-19, un periodo durante el cual se redujo el resto del profesorado en esta comunidad.
Universidad
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“Yo he ido sustituyendo a profesores con bajas de larga duración y utilizaban contratos de asociado para sustituir a profesores titulares. En 2018 tuve tres contratos diferentes. Y son contratos por horas, te pagan por horas. Tienes que compatibilizarlos con un contrato fuera de la universidad y en mi área es difícil”, se queja Navamuel.
La nueva ley de universidades, que camina hacia el Congreso tras su aprobación por el Consejo de Ministros, prevé reducir la temporalidad en la contratación del personal docente e investigador, pasando de un 40% a un 20% del total de la plantilla. Navamuel asegura que cuenta su testimonio para que esta situación de precariedad en la universidad cambie. “El hecho de que se extinga un contrato pone en evidencia un uso y un abuso de un tipo de contrato que no te protege. Si la universidad mira para otro lado está contribuyendo a esa situación que se va a volver a repetir”, sentencia.