Personas refugiadas
Un modelo de acogida resiste en Riace

El alcalde de Riace lleva 13 días en huelga de hambre para exigir el desbloqueo de fondos que tiene al modelo de acogida y convivencia del ayuntamiento que preside, en grave peligro de desaparecer.

'Mimmo' Lucano, alcalde de Riace
'Mimmo' Lucano, alcalde de Riace (Italia), el día del recibimiento a la Caravana Abriendo Fronteras, el pasado 20 de julio. Pablo 'Pampa' Sainz

Desde el pasado 2 de agosto, Domenico Lucano, junto con algunos funcionarios de su municipio, están en huelga de hambre. Es una acción a la que han llamado "El ayuno de la justicia". El alcalde de Riace, un pueblecito de 1500 habitantes de la Calabria olvidada (zona de la Locride, en Italia) se ha visto obligado a tomar esta decisión para interpelar directamente a la prefectura (jefatura del gobierno regional) de la región y pedir que desembolsen los fondos necesarios para continuar con los programas relacionados a la acogida de refugiados en la zona, una región que padece de despoblación sistémica por falta de trabajo, planes de inversión y la marcada presencia del crimen organizado.

Desde hace diez años, este alcalde defiende y trabaja en un proyecto de acogida en términos, no solo de reactivación económica y social de la zona, sino sobre todo humanitarios. Con el bloqueo de fondos, el gobierno regional está tratando de desmantelar las iniciativas que han servido para repoblar este pueblo, que en los años 90 estaba muerto.

“En 1960 había 3.500 habitantes, pero se fueron a Argentina y otros países de América del Norte. Actualmente en Riace somos 900 personas autóctonas y 700 personas migrantes, casi mitad y mitad. Antes, en el año 2000, no había un bar, ni escuela; era un pueblo que vivía en silencio y resignación. Pensamos que el gobierno local podía hacer algo. Entonces acondicionamos las casas deshabitadas para las personas que llegaron”, contó Lucano a El Salto durante la visita de la Caravana Abriendo Fronteras en julio."Estoy en huelga de hambre porque nuestro modelo de recepción corre el riesgo de morir", apuntaba bajo una pancarta en la que se leía la frase “ayuno de la justicia” durante una entrevista que tuvo como marco el Festival de las migraciones y las culturas locales. Este festival es uno de los actos en los que Lucano reunió a gente del pueblo y a centenares de visitantes venidos de otros territorios, como  la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el alcalde de Nápoles, Luigi De Magistris, quienes arroparon al síndico de la pequeña localidad calabresa y le dirigieron sus mejores palabras y su reconocimiento al modelo de acogida humanitaria que ha puesto en práctica. 

Los apoyos al modelo implantado en Riace llegan en un momento en el que el municipio acumula una enorme deuda, tanto con su personal como con los proveedores y con los propios refugiados. Los fondos tendrían que haber llegado a través del Programa Nacional de Asilo (SPRAR), creado por el Ministerio del Interior italiano y financiado por la Unión Europea. No es el primer retraso de pago que sufre por parte del gobierno de Reggio Calabria, episodios así se han repetido en septiembre de 2016 y en julio y diciembre del año pasado. Este año el municipio no se ha visto tampoco beneficiado con el primer préstamo del semestre. Ante la falta de respuesta del gobierno de la región, Lucano espera que con la solidaridad internacional fluya de nuevo la financiación para el sostenimiento de una acogida digna.

Aprovechando la atención de la prensa, Domenico Lucano ha insistido en que, si el dinero no llega pronto, "al menos 165 refugiados, 50 de ellos niños, terminarán en el medio de una carretera y cerca de 80 empleados se quedarán sin trabajo". Aunque acusa a la prefectura, sabe que el desembolso de fondos es responsabilidad del Ministerio del Interior, actualmente dirigido por Mateo Salvini, conocido no solo por su discurso explícitamente xenófobo, sino también por llevar a cabo acciones políticas de abierto rechazo a la inmigración.
El pasado jueves, alentado y acompañado por el padre Alex Zanotelli, Lucano se acercó a la prefectura de Calabria para buscar el desbloqueo de fondos, pero la reunión terminó sin ningún acuerdo, alargando así la incertidumbre de sus demandas. El diario Il Fatto Quotidiano —uno de los diarios que está siguiendo casi a diario esta información— entrevistó a ambos a la salida de la prefectura regional. “Con la presencia de Salvini en el Ministerio, me temo que no será fácil desbloquear cosas. Aquí hay una furia contra Riace”, dijo Zanotelli. Mientras, Lucano afirmaba con vehemencia no venir a pedir un favor sino a pedir lo justo.

Solidaridad internacional en marcha

La sociedad civil no ha tardado en responder. En pocos días se ha abierto una cuenta para recaudar fondos impulsada por Recosol, una red de municipios solidarios, que ha llegado a recoger más de 10.000 euros en solo dos días y a día de hoy acumula más de 20.000 euros. Alguna petición de apoyo on line rebasa ya 35.000 firmas recogidas.

En las redes sociales,  otros alcaldes, figuras políticas así como múltiples organizaciones, sindicalistas, periodistas y hasta el Papa Francisco han mostrado su apoyo a Riace y a su alcalde y reclaman que los gobiernos nacional y regional reconozcan su responsabilidad y liberen los fondos que le corresponden para garantizar, no solo un modelo posible de convivencia, sino la vida misma del pueblo y sus habitantes.

El de Riace y sus localidades vecinas tal vez no sea un modelo perfecto, ya que depende principalmente de los fondos estatales, pero sí ha agudizado la creatividad a la hora de impulsar propuestas novedosas poniendo la humanidad y la solidaridad en el centro para que sea posible una convivencia digna. A sus detractores o incrédulos, Domenico Lucano siempre dirige las mismas palabras: “Venir a Riace, y verlo”.

“Riace es una luz que no se puede apagar”, mentaba uno de los miles de comentarios de apoyo en redes sociales que no han parado de publicarse desde que comenzara el “ayuno por la justicia”.

10 años de un modelo de acogida a refugiados en la zona

El modelo de acogida que  representa Riace no es exclusivo de este pueblo. Se ha extendido a otras localidades de la zona de la Locride, un área de la provincia de Reggio Calabria bañada por el Mar Jónico. Muchos de ellos forman la Recosol.

De hecho, la historia de acogida de refugiados de estos pueblos surgió en 1997 en Badolato, a 32 kilómetros de Riace, cuando el 6 de diciembre llegó a sus costas el primer barco con refugiados. Su alcalde, Gerardo Magnello, afirma: “Allí empezó el primer proyecto, que revolucionó el sistema de acogida de la gente, no en campos de concentración, sino en alojamientos”. Se asignaron 20 alojamientos, uno a cada familia. Deler Marouf estuvo entre las primeras personas acogidas. Aún hay trazas de aquel trabajo que duró varios años, dice que, “desgraciadamente, el proyecto luego fracasó por falta de trabajo, abrimos actividades, un restaurante kurdo, una tienda de cerámica, en el centro histórico que se había despoblado. Pero cada refugiado tenía una meta, Marouf se fue a Estocolmo, otros a diferentes países europeos para reunirse con sus familiares.

Deler Marrouf, aquel refugiado que llegó en 1997, está de visita en Badolato este verano. “Aquí encontré gente a la que puedo llamar mis hermanos y hermanas de por vida, porque están en mi corazón todo el tiempo y de todas las maneras. Me dieron el amor que buscaba. Me dieron el sentido de la familia”, reconoce. “Para ellos soy un miembro de la familia y no un migrante. Esto ha cambiado tanto mi vida como sus vidas por completo. He tenido aquí una hija y, por ello, cada vez que tenemos tiempo venimos a Badolato”. Ángela Marruf, a su lado, interviene: “Desde que llegué aquí me enamoré. Y aunque mi padre solo vivió tres meses aquí, es parte de la comunidad. Siempre que nos ven pasear por las calles nos saludan, es como si nunca nos hubiéramos ido”.

Marouf y Magnello, en Riace
Deler Marouf y el alcalde de Badolato, Gerardo Magnello. Pablo 'Pampa' Sainz
Magnello se reafirma en que la experiencia es valiosa porque aun llevan adelante talleres para adecuarse al ámbito laboral y cursos de italiano para facilitar su integración. “Así estamos trabajando desde 1997, este es mi tercer mandato como alcalde y seguimos con este tipo de acogida. Claro, no somos como Salvini, estamos contra Salvini, no aceptamos en absoluto la política que está llevando a cabo actualmente el gobierno italiano”.

Magnello tiene a una colaboradora muy valiosa a su lado, Daniela Trapasso, asesora de Políticas Sociales y Educación de Badolato. Ha trabajado 12 años en el Consejo italiano para los Refugiados y se ocupó de la acogida en buena parte de Calabria: en Crotone, cuando nació el centro de acogida, en el puerto de Gioia Tauro. “Subía a los barcos, escuchaba la historia, peleaba con la policía para que les dejaran bajar”, describe al referirse a aquellos años. “Sí, fuimos los primeros, pero afortunadamente no nos hemos quedado solos. No se puede parar a la gente que se mueve en el mundo porque es natural, es normal, pero seguramente se puede organizar. Cuando escucho a Salvini diciendo “que se vayan a sus casas” siempre digo, ellos también quisieran volver a su casa, porque todo el mundo desea estar en su casa. Entonces… vayámonos nosotros de sus casas, así no nos llevamos, no explotamos sus riquezas, no les damos más armas para hacer la guerra y, en todo caso, el dinero de las armas se lo damos realmente para ayudarles, pero después de habernos ido nosotros de su casas”, concluye.

La historia de acogida en Riace comenzó un año después de la de Badolato, cuando llegó un barco con refugiados kurdos a la costa de esta localidad. “El viento cambió la historia de este pueblo”, suele decir Mimo Lucano al referirse a ese acontecimiento. Durante la visita de la Caravana Abriendo Fronteras pudimos convesar con algunos de sus actuales habitantes.

Raffia Munir es de Cachemira y vive desde hace tres años en Riace. Vino de Pakistán hace cuatro con su marido Mohamed Jamil y sus dos hijos, después de pasar ocho meses en el centro de acogida de Crotone. Con lo poco de italiano que ha aprendido se hace entender: “Aquí nos ayudan para la escuela, medicinas para comer… nos dan calor, nos acogen. Tengo papeles, pero no para ir a otros lugares de Europa, solo sirven para aquí”. Raffia era maestra en su país y se lamenta de que no hay trabajo y que se le dificulta encontrar uno por el idioma. “Por eso es difícil para mí, aunque quiero trabajar. Mi esposo tampoco tiene trabajo pero está aprendiendo a conducir. Primero estuvo en Francia, pero también fue difícil, solo pequeños trabajos y sin papeles”. Al tiempo que reconoce que “al principio fue difícil, ahora lo llevo mejor porque hablo el idioma y en el pueblo hay buenas personas”. Por ahora sobrevive con lo que como refugiada le pagan dentro del financiamiento del Programa Nacional de Asilo, al que Riace y otros municipios de la zona están adheridos.

Rafia y Mohamed
Rafia y su esposo Mohamed viven en Riace desde hace tres años. Pablo 'Pampa' Sainz

Raffia cuenta que, como familia, reciben 500 euros para comida ya que el alquiler en Riace es gratis. Habitan las casas de aquellos habitantes que en su día tuvieron que dejar el pueblo. Con ese dinero solo pueden comprar en un mercado del pueblo. Y es que, para no detener la actividad económica y paliar la falta de circulante en una crisis como la actual, Lucano puso en marcha una moneda propia con la que el Ayuntamiento les paga mientras llegan los fondos gubernamentales. Eso limita moverse a ella y a su familia a otras localidades. Fuera no se acepta este dinero.

Con lo que cuenta Raffia, cobra mayor urgencia encontrar una salida a la difícil situación de falta de liquidez por la que pasa Riace en estos momentos.

Moneda de Riace
Martin Luther King es uno de los rostros de los billetes de la moneda propia de Riace. Pablo 'Pampa' Sainz

Reconocimiento de todo el mundo

Desde hace 20 años, la historia de Riace ha sido motivo de reconocimiento nacional e internacional. Además de numerosos reportajes, existe una película en 3D de Wim Wenders —Il Volo, 2010— y otra producida por la RAI, aunque ambas esperan todavía su estreno. Muy recientemente se ha editado Utopía de la normalidad. Riace, el modelo de acogida de Domenico Lucano (Ed. Icaria), de la periodista de Il Salto Tiziana Barilla, quien ha seguido muy de cerca la experiencia de acogida del pueblo y justo estuvo presente en el festival de Riace para presentarlo. Tiziana escribe en un artículo de Il Salto que “este sueño proletario e igualitario tuve el honor de contarlo. Mirándolo ahora se derrumba bajo los golpes y la indiferencia de las instituciones”.

'Mimmo' Lucano, como le llama mucha gente, suele reconocerse por su hiperactividad y la pasión con la que expresa cada cosa que sucede en Riace. “Es muy duro verle de aspecto aburrido en estos días” describe Tiziana.

Barilla está convencida de que, una vez que el gobierno ha retirado su obligación para con Riace, la respuesta internacional se hace obligada. “Necesitamos ser muchos cuando el ataque contra la democracia y la humanidad proviene de las instituciones”, subraya en su artículo. “Porque si Italia, una determinada Italia, ha decidido excluir a Riace, significa que es el turno de la solidaridad internacional. Si el gobierno ataca a Riace, podemos defenderlo juntos”, concluye.

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