We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Privatizaciones
Mazón frena la reversión del hospital de la Marina Alta
Pasar a una gestión pública y directa estaba claro con el gobierno comandado por Ximo Puig. Al final de enero de este año la Consellería de Sanidad ya había comunicado a Marina Salut la decisión de acabar el contrato y pasar a la red de la Generalitat. Ahora, con la victoria de Mazón y su acuerdo con VOX, las cosas no están tan claras.
El portavoz de Sanidad del PP en las Cortes, José Juan Zaplana, prometió antes de las elecciones que no había ninguna intención de activar la prórroga prevista en el contrato: “No queremos que continúe siendo de gestión privada”, afirmaba en una reunión con el Comité de Empresa. Al contrario, Vicent Grimalt, alcalde reelegido de Dénia, piensa que no se puede fiar de lo que diga el PP en campaña electoral y lo que pueda hacer después.
Las disyuntivas que se plantean al respecto son dos: las consecuencias inmediatas de la reversión y que pasaría con sus trabajadores. Primero, la reversión provocaría que se igualasen las condiciones con otros departamentos como el de la Safor o el de la Marina Baixa y en capital humano, como explican los expertos, se cubriría automáticamente la falta de personal. El hospital de Alzira, por ejemplo, ha incrementado su plantilla más de un 20% desde el 2018, cuando se revirtió a la gestión pública.
Segundo, los trabajadores de Marina Salut pasarían al estado de ‘laboral fijo a extinguir’. Consistiría en que no tendrían la titularidad de funcionario, pero negociarían un convenio con la Generalitat para que tuvieron las condiciones más cercanas posibles. Cómo explica en un artículo el profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Adrián Todolí, es la única forma posible por no perder los trabajadores y ya se ha hecho en otros centros como en uno de Portugal.
De este modo, todo acaba en manos del nuevo gobierno derechista. Después de las elecciones han pedido un informe sobre el estado del hospital, poniendo en entredicho su pretensión de querer prorrogar el contrato con Ribera Salud, partidaria de continuar gestionando el hospital. Joan Sarrió, trabajador desde hace muchos años, dice que: “La gente se merece una asistencia sanitaria digna, igual que todos los otros lugares. Durante quince años no la hemos tenido y la Marina Alta no puede estar discriminada”.
Historia de una privatización
La gente de la comarca de la Marina Alta necesitaba de manera urgente un hospital que pudiera atender una zona con elevado potencial turístico. Bajo esta premisa, en marzo del 2005 el gobierno de Francisco Camps iniciaba el contrato de cesión de los servicios sanitarios a las diferentes empresas privadas que quisieron presentarse al concurso. Únicamente una U.T.E. de dos empresas se postularon como las encargadas de construir el centro sanitario y, a cambio, obtendrían quince años de gestión.
Estas entidades eran la aseguradora DKV, parte de ERGO, uno de los mayores grupos aseguradores en Europa y el grupo empresarial Ribera Salud, creando así la marca Marina Salut, donde la aseguradora tendría el 65% y Ribera el 35%. Vicent Rambla, en aquel momento Conseller de Sanidad y Josep Santacreu, representante de Marina Salut, acordaron la construcción en un plazo de cuatro años y así fue.
El Hospital de Dénia abría las puertas el 3 de abril del 2009 con las cámaras siguiendo al presidente de la Generalitat y su séquito por las instalaciones del centro. Ya de primeras, este acto estuvo manchado de polémica. Por un lado, el gasto de 11.907 euros que restó a las arcas valencianas por la puesta en escena, como informaba el Levante-EMV en una noticia publicada en 2017.
Por la otra, las críticas que ya había de trabajadores que denunciaban que las listas de espera se habían disparado por la carencia de facultativos en varias áreas y que se tenía que acelerar la construcción de nuevos centros de salud porque el hospital se quedaba pequeño: “Siempre hemos tenido trabas y hemos tenido que ir siempre a los tribunales para reivindicar derechos que ya estaban reconocidos”, sentencia la delegada de Intersindical Salud Dénia, Sonia Escrivà.
Una dirección que mira el dinero y no la salud
A pesar de la entrada de las fuerzas progresistas del Botánico (PSPV, Compromís y Podemos) en el 2015, el conocido como modelo Alzira continuó igual. De hecho, en 2021 Ribera Salud compró la parte de DKV por 16 millones, generándole unos beneficios a la aseguradora alemana de 3,4 millones de euros: “Tenemos que tener claro que un modelo así, de carácter empresarial, no puede dar calidad asistencial. La Sanidad vale mucho dinero y desde el punto de vista privado los números no salen”, declara Escrivà.
Son numerosas las irresponsabilidades que ha llevado a cabo el centro sanitario que han manchado la fama que hoy tiene entre la población comarcal y los trabajadores: “Cualquier persona que vaya al hospital conocerá alguien que haya tenido problemas, sea por la falta de personal o por las instalaciones obsoletas”, relata Sergi García, periodista del diario digital, Marina Plaza.
García ha escrito numerosas noticias sobre polémicas como la de un inmigrante al que le cobraron 133 euros en 2013 para atenderlo en urgencias o la multa de 110.000 euros a la mujer de un paciente muerto al cual tardaron 9 horas en realizarle las pruebas. Todos estos escenarios se relacionan con problemas estructurales que llevan denunciando años sindicatos y pacientes. El principal, como indica el presidente del Comité de Empresa, Joan Sarrió, son los grandes recortes que se producen en el personal.
“En recursos humanos es donde realmente tienen beneficios. La dirección saca unas ganancias respecto al personal muy altas. La política laboral es más que austera”, dice Sarrió. En la última auditoría que se le hizo al hospital, en la cual se señalaban irregularidades en el contrato de gestión, se informa que hay 8,07 trabajadores por cada mil habitantes, dos puntos inferiores a la cifra de las entidades públicas: “Aquí al lado, en Gandia, quizás llegan a 500 personas más en nómina”, afirma el también delegado del SATSE (Sindicado de Enfermería).
“¿Donde tiene la eficiencia la empresa? Ellos no gestionan mejor, sino que obtienen los beneficios de su política en recursos humanos. Hay menos trabajadores que trabajan más horas y con salarios más bajos que con consellería.
La tensión y la precariedad es tan continua que en mayo del año pasado se hizo una huelga convocada por el Comité de Empresa para protestar por que Ribera Salud (encargada única de la gestión) no había actualizado las condiciones de sus trabajadores desde el 2014, fecha del último convenio. Una subida salarial del 2% con una tasa de inflación (subida generalizada de precios) del 8,4%.
El tiempo de trabajo que dedica el personal del hospital es uno de los pilares de su reivindicación: “El turno rotatorio del hospital de Dénia trabaja 160 horas más que cualquier otro turno que esté en Consellería. Estaríamos hablando de un mes y medio superior de trabajo”, cuenta el actual presidente del Comité de Empresa. Además, a esto se suma el predominio de gente joven en la plantilla, puesto que como afirman los sindicatos, tendría que haber un mayor porcentaje de gente con más experiencia alrededor de 35 y 50 años, pero a Marina Salut la mayoría de trabajadoras no superan los 30 años de edad porque no se reúnen unas condiciones laborales estables.
El paciente, el otro afectado
Todas estas trabas que dificultan las buenas condiciones de los trabajadores acaban repercutiendo directamente en la gente de más de 40 municipios: “La población no tiene garantizada una asistencia de calidad porque hay muchos cambios de facultativos. No hay una continuidad en la asistencia. También las especialidades tienen una larga lista de espera”, apunta Escrivà.
Concretamente, los últimos datos recogidos en el portal de la Consellería de Sanidad, demuestran un aumento del 70% en el total de pacientes que se encuentran en lista de espera respecto a abril del año pasado, de 1740 a 2968 personas esperando intervenciones en algunas de las áreas que, como se ha señalado, no tiene bastante facultativos. De hecho, en comparación con el hospital de la Safor (Gandia) de titularidad pública y con una población parecida, hay 1674 pacientes en espera, un 77,3% menos que en el de Dénia.
A continuación, habría que hacer referencia a la dificultad de traslado a los HACLE, hospitales de larga estancia por personas con enfermedades crónicas que necesitan una atención y tratamiento más adecuados. El problema viene, como explican los sindicatos, en que mantienen todos los pacientes que pueden en el hospital o los derivan a instituciones sanitarias donde tienen acuerdos económicos, así les sale más barato: “En lugar de enviarte a un lugar de referencia como la Fe de València, te envían a lugares a hacer tratamientos de gente que se está pagando con capital público y no se recibe el mismo tratamiento que en Gandia o la Marina Baixa”, denuncia Sarrió.
De igual manera, las condiciones de las instalaciones médicas y el estado del hospital resulta “alarmando” por la cantidad de goteras que ahora arreglan cuando se han publicado las normas de reversión, como hace referencia el periodista Sergi Garcia. Según el sindicato SATSE, el TACO (que sirve para hacer resonancias y radiografías) hace quince años, de la primera concesión, que no se cambia además que uno de ellos es de baja gama y no puede atender todos los pacientes que lo necesitan.
Privatizaciones
Mazón frena la reversió de l'hospital de la Marina Alta
Fer el pas a una gestió pública i directa estava clara amb el govern comandat per Ximo Puig. En final de gener d’aquest any la Conselleria de Sanitat ja havia comunicat a Marina Salut la decisió d’acabar el contracte i passar a la xarxa de la Generalitat. Ara, amb la victòria de Mazón i l’acord amb VOX, les coses pareixen menys clares.
El portaveu de Sanitat del PP en les Corts, José Juan Zaplana, va prometre abans de les eleccions que no hi havia cap intenció d’anar a la pròrroga prevista en el contracte: “No volem que continue sent de gestió privada”, afirmava en una reunió amb el Comité d’Empresa. Al contrari, Vicent Grimalt, alcalde reelegit de Dénia, pensa que no es pot fiar del que diga el PP en campanya electoral i el que puga fer després.
Les disjuntives que es plantegen al respecte són dos: les conseqüències immediates de la reversió i el que passaria amb els seus treballadors. Primer, la reversió provocaria que s’igualaren les condicions amb altres departaments com el de la Safor o el de la Marina Baixa i que en capital humà, com expliquen els experts, es cobriria automàticament la falta de personal. L’hospital d’Alzira, per exemple, ha incrementat la seua plantilla més d’un 20% des del 2018, quan es va revertir en una entitat pública.
Segon, els treballadors de Marina Salut passarien a l’estat de ‘laboral fix a extingir’. Consistiria que no tindrien la titularitat de funcionari, però negociarien un conveni amb la Generalitat perquè tingueren les condicions més properes possibles. Com explica en un article el professor de Dret del Treball i Seguretat Social, Adrián Todolí, és l’única forma possible per no perdre els treballadors i ja s’ha fet en altres centres com un de Portugal.
D’aquesta manera, tot acaba en mans del nou govern dretà. Després de les eleccions han demanat un informe sobre l’estat de l’hospital, posant en dubte la seua pretensió de voler prorrogar el contracte amb Ribera Salut, partidària de continuar gestionant l’hospital. Joan Sarrió, treballador des de fa molts anys, dicta açò: “La gent es mereix una assistència sanitària digna, igual que tots els altres llocs. Durant quinze anys no l’hem tinguda i la Marina Alta no pot estar discriminada”.
Història d'una privatització
La gent de la comarca de la Marina Alta necessitava de manera urgent un hospital que poguera atendre una zona amb elevat potencial turístic. Sota aquesta premissa, el març del 2005 el govern popular de Francisco Camps iniciava el contracte de cessió dels serveis sanitaris a les diferents empreses privades que volgueren presentar-se al concurs. Únicament, dues empreses unides postularen com les encarregades de construir el centre sanitari i, a canvi, obtindrien quinze anys de gestió.
Aquestes entitats eren l’asseguradora DKV, part d’ERGO, un dels majors grups asseguradors en Europa i el grup empresarial Ribera Salut, creant així la marca Marina Salut, on l’asseguradora tindria el 65% i Ribera el 35%. Vicent Rambla, en aquell moment conseller de Sanitat i Josep Santacreu, representant de Marina Salut, acordaren la construcció en un termini de quatre anys i així va ser.
L’Hospital de Dénia obria les portes el 3 d’abril del 2009 amb les càmeres seguint al president de la Generalitat i el seu seguici per les instal·lacions del centre. Ja de primeres, aquest acte estigué tacat de polèmica. Per una banda, la despesa d’11.907 euros que restà a les arques valencianes per la posada en escena, com informa el Levante-EMV en un informe publicat el 2017.
Per l’altra, les crítiques que ja hi havia de treballadors que denunciaven que les llistes d’espera s’havien disparat per la manca de facultatius en diverses àrees i que s’havia d’accelerar la construcció de nous centres de salut perquè l’hospital es quedava menut: “Sempre hem tingut entrebancs i hem hagut d’anar sempre als tribunals per reivindicar drets que ja estaven reconeguts”, sentencia la delegada d’Intersindical Salut Dénia, Sonia Escrivà.
Una direcció que mira els diners i no la salut
Tot i l’entrada de les forces progressistes del Botànic (PSPV, Compromís i Podem) en el 2015, el conegut com a model Alzira va continuar igual. De fet, en 2021 Ribera Salut va comprar la part de DKV per 16 milions, generant-li uns beneficis a l’asseguradora alemanya de 3,4 milions d’euros: “Hem de tindre clar que un model així, de caràcter empresarial, no pot donar qualitat assistencial. La Sanitat val molts diners i des del punt de vista privat els números no ixen”, declara Escrivà.
Són nombroses les irresponsabilitats que ha dut a terme el centre sanitari que l’han tacat de la fama que avui té entre la població comarcal i els treballadors: “Qualsevol persona que vaja a l’hospital coneixerà algú que haja tingut problemes, siga per la falta de personal o per les instal·lacions obsoletes”, relata Sergi Garcia, periodista del diari digital, Marina Plaça.
Ell ha escrit nombroses notícies sobre controvèrsies com el d’un immigrant que li van cobrar 133 euros en 2013 per atendre’l en urgències o la multa de 110.000 euros a la dona d’un pacient mort al qual tardaren 9 hores a realitzar-li proves. Tots aquests escenaris es relacionen amb problemes estructurals que porten denunciants anys sindicats i pacients. El principal, com indica el president del Comité d’Empresa, Joan Sarrió, són les grans retallades que es produeixen en el personal.
“En recursos humans és on realment tenen beneficis. La direcció treu uns guanys respecte al personal molt altes. La política laboral és més que austera”, diu Sarrió. Segons l’última auditoria que se li va fer a l’hospital, el qual assenyalava irregularitats en el contracte de gestió, informa que hi ha 8,07 treballadors per cada mil habitants, dos punts inferiors a la de les entitats públiques: “Si ací al costat, a Gandia, potser arriben a 500 persones més en nòmina”, seguia el també delegat del SATSE (Sindicat d’Infermeria).
“On té l’eficiència l’empresa? Ells no gestionen millor, sinó que obtenen els beneficis de la seua política en recursos humans. Hi ha menys treballadors que treballen més hores i amb salaris més baixos que conselleria"
La tensió i la precarietat és tan continuada que pel maig de l’any passat es va fer una vaga convocada pel Comité d’Empresa per reivindicar que Ribera Salut (encarregada única de la gestió) no havia actualitzat les condicions dels seus treballadors des del 2014, data de l’últim conveni. Una pujada salarial del 2% amb una taxa d’inflació (pujada generalitzada de preus) del 8,4%.
El temps de feina que dedica el personal de l’hospital és un dels pilars de la seua reivindicació: “El torn rodat de l’hospital de Dénia treballa 160 hores més que qualsevol altre torn que estiga en Conselleria. Estaríem parlant d’un mes i mig superior de feina”, conta l’actual president del Comité d’Empresa. A més, això se suma el predomini de gent jove en la plantilla, ja que com afirmen els sindicats, hauria d’haver-hi un major percentatge de gent amb més experiència al voltant de 35 i 50 anys, però a Marina Salut no superen els 30 anys d’edat perquè no es reuneixen unes condicions laborals estables.
El pacient, l’altre afectat
Tots aquests entrebancs que dificulten les bones condicions als treballadors acaben repercutint directament a la gent de més de 40 municipis: “La població no té garantida una assistència de qualitat perquè hi ha molts canvis de facultatius. No hi ha una continuïtat en l’assistència. També les especialitats tenen una llarga llista d’espera”, apunta Escrivà.
Concretament, les últimes dades recollides en el portal de la Conselleria de Sanitat, demostren un augment del 70% en el total de pacients que es troben en llista d’espera respecte a l’abril de l’any passat, de 1740 a 2968 persones esperant intervencions en algunes de les àrees que, com s’ha assenyalat, no té prou facultatius. De fet, en comparació amb l’hospital de la Safor (Gandia) de titularitat pública i amb una població semblant, hi ha 1674 pacients en espera, un 77,3% menys que en el de Dénia.
Tot seguit, caldria fer referència a la dificultat de trasllat als HACLE, hospitals de llarga estada per persones amb malalties cròniques que necessiten una atenció i tractament més adequats. Ho fan d’aquesta manera, expliquen els sindicats, perquè els ix més barat mantenir tots els pacients en l’hospital de Dénia o en institucions sanitàries amb les qui tenen acords econòmics: “Per compte d’enviar-te a un lloc de referència com la Fe de València, t’envien a altres llocs a fer tractaments quan tots estan pagant un capital públic i no es rep el mateix tractament que a Gandia o la Marina Baixa”, denuncia Sarrió.
D’igual manera, les condicions de les instal·lacions mèdiques i l’estat de l’hospital resulta “alarmant” per la quantitat de goteres que ara arreglen quan s’han publicat les normes de reversió, com fa referència el periodista Sergi Garcia. Segons el sindicat SATSE, el TAC (que serveix per a fer ressonàncies i radiografies) fa quinze anys, de la primera concessió, que no es canvia a més que un d’ells és de baixa gamma i no pot atendre tots els pacients que el necessiten.