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Google
Post Apocalipsis Nau #48 Timnit Gebru, escrapear los BOE y los sea shanties
Año 2033
Tras la quinta gran helada, el hielo poco a poco se va derritiendo y va dejando paso al asfalto. Madrid, a pesar de ser una smart city donde todos los servicios públicos se coordinan a través de la infraestructura construida por Google ha vuelto a verse sumida en el caos. Tres semanas de paralisis, desabastecimiento y coches varados. Lo único que recorre las arterias de cemento congeladas son las repartidoras de Amazon haciendo largos trayectos a pie, ayudadas de los exoesqueletos de la compañía para poder cargar con grandes cantidades de paquetes.
Oli se acerca a la frontera de Vallekas con Madrid, bajo el puente de la M30, con sus botas de clavos y 50 kilogramos a la espalda, soportados por el exoesqueleto que ayuda a correr. Al llegar a la frontera, el control vecinal da el alto. Llevan los brazaletes blancos con el rayo rojo como distintivo. Revisan su carga. Comprueban que en los dispositivos electrónicos que tiene que llevar al otro lado del puente no haya tecnología de Google. Siente desprecio en la forma en que tratan sus cosas.
Tras cinco años de lucha en las calles y los tribunales, Vallecas consiguió ser una Zona Liberada de Gafam o ZLG. Desapareció de Internet. Se prohibió la entrada de tecnología de primera mano. Solo se permitían aparatos reciclados que se utilizaban una vez limpiados de software. Oli no puede entregar personalmente su carga porque no está permitido el acceso con tecnología de ninguna de las Gafam. Oli consulta Google Maps y en la pantalla aparece un gigantesco agujero negro. Los bloqueadores de señal instalados por los comandos vecinales impiden que el barrio sea detectado por la tecnología de Google.
Oli levanta la cabeza y observa calles despejadas y un tránsito considerable de gente yendo de un lado a otro que contrasta con el páramo helado que le ofrece el resto de la ciudad. Las caras se giran y la observan, aunque están lejos cree percibir desprecio y superioridad en sus miradas. Ella siempre les ha pensado con condescendencia. En esa aldea todo es tecnología de bajo nivel. Tienen su internet, pero va a pedales. Los sistemas de correo y mensajería tardan minutos en llegar a sus destinatarios. Cada cierto tiempo tienen apagones. Quizá sean menos dependientes, quizá por no esperar a que Google solucione sus problemas han capeado el temporal en días mientras que el resto d ela ciudad vive encerrada en una jaula de hielo. Aún así por nada en el mundo se cambiaría por esa gente.
Año 1974
En un pequeño escritorio con una máquina de escribir, un cenicero atestado de cigarrillos y varias tazas sucias, Ursula K. Le Guin termina de escribir Los Desposeídos. Una obra que nos habla de una sociedad anarquista en construcción en un planeta alejado de las garras del capitalismo.
Son los años 70 y Estados Unidos vive la resaca del LSD de la década anterior. Los movimientos anarquistas también se ven impregnados por el poso de la psicodelia onírica, la Generación Beat escribe a ritmo de jazz y lleva la A como bandera. En Anarres, el planeta anarquista que imagina Le Guin, se encuentran ecos del Walden de Thoreau de dos décadas anteriores. Una necesidad de parar y echar el freno. La construcción de una isla utópica allí donde no han llegado las garras del capitalismo. Murray Bookchin observa una tensión entre este anarquismo que huye para construir su utopía al margen de la sociedad, que dará paso a los movimientos okupas o las TAZ de Hakim Bey, y aquel que se postula como resistencia activa y confronta dentro de los márgenes de la ciudad.
En su obra, Le Guin ilustra la tensión y necesidad de diálogo entre ese anarquismo sindicalista internacionalista que quiere sabotear el sistema desde dentro y aquel que quiere buscar su hueco en el mundo fuera del sistema para tratar de construir su utopía. La historia de Urras y Anarres parece orbitar ante una pregunta que se nos plantea tan eterna como necesaria ¿se puede cambiar y combatir la bestia desde dentro o debemos huir de ella antes de que nos cambie?
Episodio cuadragésimo octavo de Post apocalipsis Nau. Emitido en directo desde el búnker helado de Radio Vallekas el jueves 14 de enero de 21 a 22.
Comenzamos con el Feeds N Chips robando las noticias del mundo tecnológico de aquí y de allá sin citar una sola fuente y con mucho cachondeo.
Ana Valdivia, nueva tripulante del programa, nos trae la vida y obra de Timnit Gebru, científica computacional etíope, recientemente despedida por Google de su puesto como líder del Equipo de Inteligencia Artificial Ética por sus críticas hacia la compañía.
Viene otro viejo amigo del programa Ekaitz Cancela, acompañado del periodista y programador José Molina, para presentarnos una nueva herramienta que están desarrollando. Un programa destinado a filtrar contratos de los boletines oficiales para detectar y documentar las grandes cantidades de erario público que van a parar a manos de las grandes tecnológicas, así como las posibles irregularidades en dichos contratos.
“Con esta herramienta de escrapeo de boletines oficiales no buscamos hacer más transparentes las administraciones, queremos acabar con ellas”, en palabras de Ekaitz Cancela.
Finalizamos con Memética Avanzada, donde el DJ Vaciasalas y El Alemán Impasible nos presentan los videos de asmr de Yoda atracándote para comprar ketamina y con la historia de cómo Elon Musk acabó con los memes de los sea shanties.