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Inteligencia artificial
Abrazar el ludismo, radicalizarse contra la IA
Año 2024
Zhou Ning, desde el asiento trasero del taxi, se agarra al reposacabezas del copiloto. La ventana muestra innumerables coches en procesión, apenas avanzan en el atasco infinito que se repite en bucle en los anillos centrales de Beijing. Llega tarde a la cita con Yu Rou.
Sube dos puntos la barrita de ansiedad.
Abre la aplicación de Wechat para avisarla. Antes de llegar a la conversación, sus dedos, automáticos, le deslizan hasta los reels. Un tipo bien peinado, dinámico y guapo le da consejos para mantenerse actualizado con los últimos prompts para ChatGPT4.0. Antes de que pase un minuto sus dedos le deslizan hasta el siguiente video. Un tipo con gorra haciendo ejercicio en casa.
Sube tres puntos la barrita de ansiedad.
Sigue atrapado en el taxi. En el atasco del segundo anillo de Beijing. Entonces se acuerda: escribir a Yu Rou. “Lo siento, bebé. Estoy en un atasco y llego un poco tarde. Emoji. Emoji”.
Baja un punto la barrita de ansiedad.
Mira el chat de su grupo del trabajo. Uno de los compañeros ha compartido el mismo reel que acaba de ver.
Sube un punto la barrita de ansiedad.
Abre la aplicación de taxis, le quedan 15 minutos para llegar. Piensa que tiene tiempo para estudiar. Saca de la mochila el libro que ha descargado e imprimido con las últimas actualizaciones de ChatGPT4.0. Si lo lee y lo resume a tiempo podrá sorprender al jefe.
Baja dos puntos la barrita de ansiedad.
Cuando empieza a leer y subrayar vuelven a aparecer los dos puntos en la barrita. No termina de entender muy bien qué está leyendo, pero persiste. Eso sí sabe hacerlo perfectamente. Seguir a pesar de todo lo demás.
Zhou Ning trabaja en ByteDance, la empresa detrás del algoritmo de Douyin, Tik Tok. Él es una de las miles de personas que, desde su ordenador, entrenan y perfilan los algoritmos tras las aplicaciones. El organigrama de la empresa es un laberinto de jerarquías. Hay muchísimos tipos de trabajos muy similares, pero un poco distintos. Escalados como si fuesen niveles de un videojuego. Cuando subes de nivel, sube un poquito tu salario y otro poquito tu ansiedad. El diseño es letal y eficiente. Su trabajo es repetitivo, como una cadena de montaje industrial en la que la grasa de la máquina es sustituida por los destellos de la pantalla. Etiqueta imágenes, escribe tags.
Zhou Ning ha escuchado historias. Sabe que si es capaz de sorprender a su jefe puede saltar varios niveles. Ninguno de esos trabajos es cualificado, cualquiera puede hacerlo. Él nunca estudió una ingeniería en la universidad, su nota en el gaokao no fue suficiente -millones de compatriotas pasaron por encima de él-, pero este es su atajo en la carrera de ratas.
Zhou Ning quiere el dinero para dar la entrada de una vivienda y casarse con Yu Rou, formar una familia. Ella es perfecta, es inteligente, es guapa, tiene 30 años y el tiempo se le acaba, como a él. Se conocieron apenas hace un mes en una aplicación de citas. Zhou Ning la invitó a pasar un fin de semana en Mongolia Interior, todo pagado. Un amigo suyo, el gestor del hotel, le debía un favor. Él le había prestado los 10.000 yuanes que le faltaban para iniciar aquel negocio. Evoca recuerdos del viaje.
La barrita de ansiedad baja dos puntos.
Zhou Ning no sabe que esta va a ser su última cita con Yu Rou. Ella le va a dejar. No le importa que no tenga tiempo porque trabaja mucho. No le molesta que llegue tarde a las citas. Le parece un tipo inteligente y guapo. Pero aquel viaje a Mongolia Interior fue un infierno. ella se puso enferma pero él, presa de esa ansiedad que le acompañaba a todos lados, no fue capaz de ceder ni un minuto en ese plan milimétrico de actividades que había diseñado para conquistarla. El peor viaje en globo de su vida.
Yu Rou le va a decir a Zhou Ning que ese es el motivo por el que le deja, pero él no la va a escuchar. Va a pensar que ella huele su fracaso. Va a hablarle de sus avances con la IA, de cómo va a cambiar todo, de cómo el mundo está tomando una nueva forma gracias a esa maravilla de la tecnología. Que él va a formar parte de esa revolución. Yu Rou se va a marchar del restaurante y pagará la última cuenta conjunta. Después de unos días le bloqueará en el Wechat debido a su insistencia.
La barrita de ansiedad subirá varios puntos.
Zhou Ning tendrá que volver a descargar la aplicación de citas que eliminó de su teléfono después del viaje a Mongolia Interior y volver a empezar. Como siempre que se ve chapoteando en el lodo del fracaso, se acordará de su abuelo. El loco. El que vive solo, abandonado, en una casa de menos de 20 metros cuadrados, sin baño, en un hutong de Beijing. Su abuelo, el que complementa la paga del Estado recogiendo cartones y plásticos por la noche montado en su bicicleta. No quiere ser él, pero su imagen se le aparece como un fantasma pegajoso.
Su abuelo fue uno de esos millones de trabajadores de fábricas que, en los años 90, durante la etapa de Reforma y Apertura, cerca de la jubilación, recibieron un cheque por antigüedad laboral y una frase: adaptaos, ahora lo que toca es abrir negocios.
La barrita de ansiedad subirá hasta las nubes.
Segundo episodio de la sexta temporada de Post Nau. Hablamos sobre comunidades campesinas en Querétaro desabastecidas de agua debido a la apertura de grandes centros de datos de las Big Tech y el uso y los mitos de la inteligencia artificial en el mundo del arte. Creamos una nueva sección, 'gulag digital', donde diseñamos castigos para los tecnogurús del Linkedin. Para finalizar cerramos con una entrevista a Juan Luis Cano sobre su proyecto Desalkila.
Han sonado en el programa:
Varios temas de Mediocres meditaciones modularizadas de nullable aka DJ Vaciasalas
CPU de Master Boot Record
Elegiac city de Ether Diver
Love lock floot de Clark
Puzzle de Taiga y Water Grass Project