Pensiones
La marea vasca de pensionistas prepara otro año caliente

Tras encender la mecha, el movimiento de Euskal Herria apuesta por mantener las concentraciones de cada lunes y prepara ya una manifestación de grandes dimensiones para mayo próximo, coincidiendo con el escenario electoral.

Pensiones mierda
Protesta por el bajo poder adquisitivo de las pensiones.
2 feb 2019 06:00

Nadie dijo que iba a ser fácil. Varios años después de haber colgado el buzo y el casco, el veterano militante sindical Jon Fano vuelve a estar, literalmente, a tope. Si antes le tocó pelear por unas condiciones laborales dignas, ahora dedica la mayor parte del tiempo a buscar unas pensiones igual de humanas. Desde hace más de cincuenta lunes, Fano y otras tantas y tantos pensionistas vascos dan vida a un movimiento que nació en Euskal Herria y se expandió como la pólvora por todo el Estado.

Este sábado, pensionistas de distintos puntos de la península se movilizarán en defensa de la dignidad. En suelo vasco volverán a salir, otra vez, el lunes. Allí ya no hay pueblo de más de 3.000 habitantes que no empiece la semana con la concentración de los pensionistas. “Después de un año ininterrumpido, con 53 concentraciones todos los lunes y varias manifestaciones multitudinarias, a día de hoy el movimiento de pensionistas de Euskal Herria sigue adelante con fuerza”, dice a El Salto el exsindicalista Jon Fano.

Pensiones
[Mapa] Movilización por las pensiones en más de cien ciudades

Más de 130 ciudades se preparan para una nueva movilización de pensionistas que tendrá lugar el próximo sábado.

Esa fortaleza tiene su reflejo en el escenario político vasco (y no vasco): a día de hoy no existe partido político que no haya hecho alusión —para bien o para mal— a las demandas de los pensionistas, quienes en apenas un año han conseguido atraer la atención de quienes ocupan puestos de poder o sueñan con hacerlo alguna vez.

Así las cosas, la marea vasca no piensa deshacerse. No de momento. Cuando alguien pregunta a sus habituales portavoces sobre la valoración del primer año de vida, la respuesta viene en clave agridulce. “La subida del 1,7% en 2018 y del 1,6% en 2019, la aplicación a las pensiones mínimas de la subida de un 3%...”, enumera Fano.

No obstante, el portavoz del movimiento pensionista de Bizkaia considera que aún quedan unas cuantas peleas por librar. “A partir de 2020 no tenemos garantizado ni mucho menos la subida del IPC a todas las pensiones. Tampoco la subida del 3% de las pensiones mínimas, y mucho menos medidas inmediatas que acerquen las pensiones más bajas a los 1.080 euros. Tampoco queda desaparecido definitivamente el factor de sostenibilidad”, remarca.

Precisamente por eso, el movimiento vasco tiene previsto seguir en la trinchera. Durante los próximos meses se mantendrán las movilizaciones de cada lunes, mientras se trabaja con la perspectiva de movilizar a “trabajadoras y trabajadores en activo, jóvenes y otros sectores de la sociedad” de cara a una gran manifestación que tendrá lugar en el mes de mayo y cuyo formato y fecha concreta está aún por definirse.

Hay una cosa que sí está clara: la movilización coincidirá previsiblemente con la campaña electoral para las elecciones municipales, forales, autonómicas (salvo en Euskadi, Galicia, Catalunya y Andalucía) y Europeas del 26 de mayo.

Mientras tanto, la marea sigue creciendo. “Prácticamente en todas las comarcas de Bizkaia se están montando coordinadoras que están dinamizando movilizaciones locales. Hay un movimiento muy enraizado en la base, en los pueblos, lo cual garantiza una dimensión muy amplia”, afirma Fano.

La costumbre de luchar

¿Por qué este fenómeno ha tenido un especial impacto en Euskal Herria? El sociólogo Luis Alejos —quien además forma parte del movimiento de pensionistas— aborda estos asuntos en un estudio publicado en el número 40 de la revista Lan Harremanak (Relaciones Laborales), editada por la Facultad de Relaciones Laborales y Trabajo Social de la Universidad del País Vasco.

“La defensa del sistema público de pensiones aporta aspectos tan novedosos que constituye un fenómeno singular. Destacan en particular el plano organizativo, los escenarios donde se desarrolla y la prolongada duración del conflicto”, sostiene Alejos, quien destaca que “para encontrar experiencias con alguna similitud habría que remontarse al movimiento obrero durante el periodo franquista y la Transición”.

Ahí está, precisamente, la clave de la cuestión: “No es casual que quienes dinamizan esa lucha estuviesen entonces en plena juventud y se comprometiesen en diversas causas”, remarca el sociólogo.

Curtido en mil batallas, Fano apunta en ese mismo sentido. “En este país, en los años 60, 70 y 80 hubo multitud de luchas obreras, luchas por la libertad, luchas por la amnistía, luchas contra la represión, luchas contra la marginación de las mujeres, que marcaron profundamente a la generación de quienes en aquellos años éramos jóvenes o medio jóvenes y ahora somos pensionistas. Muchísimas y muchísimos de nosotros estamos marcados y educados en aquellas circunstancias”, resume.

Este lunes, como los últimos cincuenta lunes, volverá a encontrarse con sus viejos compañeros de batalla en las escalinatas del ayuntamiento de Bilbao. La pelea continúa.

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