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Partido Popular
Feijóo-Ayuso, la simbiosis de la debilidad frente a un PP de taifas
Un excargo importante en Génova miró sorprendido por la televisión la cantidad de gente que había en un evento durante la primera visita de Alberto Núñez Feijóo a Barcelona como presidente del Partido Popular, en la primavera de 2022. Le preguntó a una amiga de la filial catalana cómo había más gente que en los tiempos de Pablo Casado y la respuesta fue: “Sí, es que han venido muchos de Convergència”.
Aquella anécdota es un ejemplo del momento que está atravesando la dirección del PP y de uno de sus objetivos: ampliar para ganar. “Estamos solos en el Congreso y por eso le tira la caña a los votantes de Junts y el PNV”, comenta un dirigente ‘popular’ a El Salto, uno de los que apoyó a Feijóo y está decepcionado. Un segmento cada vez mayor, al parecer.
El martes 13 de agosto hubo otra declaración de intenciones que, al ala del partido más escorada a la derecha, le habrá parecido una señal fantasmal en honor al día: el eurodiputado Esteban González Pons reiteró la intención de dialogar con el partido de Carles Puigdemont para “objetivos constitucionales”. “Creemos que hay que hablar con todos, menos con Bildu”, dijo el vicesecretario general. Hace exactamente un año, en el agosto previo a la investidura fallida, había expresado: “JxCat es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda”.
Llegará el día en que los partidos afines en la ideología económica como PP, Junts y PNV se pongan de acuerdo y la derecha vuelva a la Moncloa. El camino se está construyendo poco a poco pero en el medio todavía está Vox
Llegará el día en que los partidos afines en la ideología económica como PP, Junts y PNV se pongan de acuerdo y la derecha vuelva a la Moncloa. El camino se está construyendo poco a poco pero en el medio todavía está Vox, la kryptonita roja que espanta aliados a Feijóo y que a la vez le hace un favor: aparece como el culpable de la división de los votos y de ahuyentar a los moderados, evitando que el foco se ponga en la estrategia de una dirección nacional errática, con menos peso que nunca entre los barones y con Isabel Díaz Ayuso de contrapeso principal.
Socios por conveniencia
Fuentes del PP, diversas y de varias familias internas, suelen asegurar que la sintonía personal entre Feijóo y Ayuso es buena. En el PP de Madrid, ella deja caer que se ha sentido apoyada por el presidente del partido por el escándalo de su hermano. También es verdad que el inefable Miguel Angel Rodríguez a veces mete zancadillas en la relación entre ambos, pero ese es su rol, construir la candidatura nacional, paso a paso y gradualmente, de la lideresa.
“Ella no tiene intención de moverle la silla porque no sería la sucesora natural. Y él está esperando su turno sin querer confrontar con ella porque, en realidad, no tiene muchos más apoyos”, explica un dirigente del PP de una ciudad importante de la Comunidad de Madrid
“Ellos están tranquilos, no hay tensión como dicen algunos medios, pero sobre todo porque ella no tiene intención de moverle la silla porque no sería la sucesora natural. Y él está esperando su turno sin querer confrontar con ella porque, en realidad, no tiene muchos más apoyos”, explica crudamente un dirigente de una ciudad importante de la Comunidad de Madrid que transita Génova desde hace década y media.
¿A qué se refiere en concreto? A que Feijóo y Ayuso son simbiontes por la vulnerabilidad del contexto de ambos dentro del partido alfa de la derecha española. Como en biología con los organismos de diferentes especies que se benefician mutuamente para sobrevivir, los dos líderes se necesitan porque no tienen el peso propio suficiente para imponerse.
En el caso de Feijóo, todavía está pagando la hipoteca de haber sido ungido en el cargo por los barones pero sin haber hecho cambios regionales. A diferencia de Pablo Casado y Teodoro García-Egea, cuya conducta era guiada siempre por el eje de la renovación y de apostar por nuevos dirigentes en las autonomías, el expresidente de la Xunta no lo ha intentado siquiera y el poder territorial que hoy día ostenta el PP es en su mayoría con cuadros que impulsó Casado.
Ayuso le hizo el abrazo del oso a Feijóo y, al ser la más mediática, eso le ha servido, por la potencia descomunal del Madrid-sistema en términos de comunicación. Pero los principales cargos territoriales (incluso algunos de la ejecutiva partidaria) no le deben el puesto a él, algo que en la dinámica de lealtades pesa y mucho. De hecho, algunos en Génova señalan que hay cuatro polos funcionando tácitamente entre las diferentes taifas del PP: Ayuso por un lado, el andaluz Moreno Bonilla por otro, y una acción coordinada en tándem de los presidentes autonómicos del Pais Valencià, Extremadura, Aragón y Balears. El cuarto espacio es de los que no tienen mucho margen de acción: el murciano López Miras está muy marcado por su amistad personal con García-Egea y el gallego Rueda pivota en torno a su creador, Feijóo.
Más de un cargo ‘popular’ se sorprende de que el presidente de su partido no haya intentado hacer la misma estrategia de Pedro Sánchez en el PSOE
Más de un cargo ‘popular’ se sorprende de que el presidente de su partido no haya intentado hacer la misma estrategia de Pedro Sánchez en el PSOE. No hay nada librado al azar allí y las listas de diputados y senadores son escrutadas por Ferraz al máximo, con una ejecutiva que funciona al unísono. Las prisas tampoco ayudaron: un ejemplo de ello es que todavía sigue como secretaria general Cuca Gamarra y en Génova todos saben que la persona que el gallego quería para ese cargo era Carmen Fúnez, vicesecretaria de Organización que no pudo sustituir a la riojana por el simple hecho de que no estaba en la lista del Congreso Extraordinario con el que Feijóo ganó la sucesión a Casado.
Por su parte, Ayuso también necesita sostener a Feijóo porque aún no ha llegado su momento. A diferencia de la crisis de febrero 2022, cuando empezó el proceso de defenestración de Casado y todos miraban a Feijóo como sucesor natural, en 2024 al menos no es unánime ni mucho menos el apoyo eventual a la lideresa. Sus principales amigos en el partido son el catalán Alejandro Fernández y el castellanomanchego Paco Núñez, y poco más. Otra vez, las taifas: no hay ni liderazgo tan claro ni oposición a él tan clara y si Feijóo renunciara hoy mismo habría seguramente unas primarias como las que catapultaron a Casado y no una lista única.
El desorden en el PP sí existe, más de lo que el foco mediático mainstream le da relevancia. De hecho, todavía Feijóo adeuda una ponencia política que debe ser aprobada cada cuatro años y que se la saltaron en 2022, en el Congreso Extraordinario que defenestró a Casado. La ponencia que cohesiona al partido ideológicamente y que tocaba ese año nunca llegó y todavía no tiene fecha. La Junta Directiva Nacional debería velar por su realización pero no es el caso.
Quienes están decepcionados con Feijóo apuntan a que eso tendrá que llegar en algún momento pero que ha sido postergado una vez más por el resultado de las europeas. “El equipo de Feijóo tenía pensado arrasar en las elecciones de julio y aprovechar eso para hacer un Congreso para votar la ponencia ideológica y hacer un cambio en la ejecutiva que ya toca. Pero el resultado fue peor del esperado, casi nos empata el PSOE y todo sigue igual”, comenta un ‘genovés’.
En donde se esperan cambios también es en el gobierno madrileño. Fuentes del PP de la capital aseguran a El Salto que en el otoño habrá reforma de las consejerías y tener un gabinete “más político” debido a que no ha resultado el esquema dispuesto por Ayuso el año pasado, con casi todas caras nuevas con poca experiencia de gestión. MAR dispuso un equipo más para hacer oposición a Sánchez que para gobernar y los ‘populares’ madrileños creen que esos pasos serán desandados.
Dos liderazgos peculiares
La politóloga consultora Verónica Fumanal, quien trabajó para Pedro Sánchez en el período 2014-2016, ha publicado recientemente el libro El poder de la influencia. Así se construye el liderazgo (La Esfera, 2024) en el que analiza los tipos de liderazgos políticos en el contexto social actual, especialmente en el Estado español.
“Sánchez puede tomar las decisiones que toma porque sabe que las bases del PSOE están con él, mientras que Feijóo está atado de pies y manos”, opina la politóloga Verónica Fumanal
Preguntada por El Salto acerca de Feijóo y Ayuso, la asesora aragonesa comenta: “Una de las cosas que a mí me gusta siempre señalar es que los liderazgos emergen de la legitimidad de la base, y la jefatura emerge del poder de la élite. En esto Feijóo se diferencia de Sánchez, por ejemplo. A Sánchez la élite de su partido lo echó y el volvió de la mano de las bases, en cambio a Pablo Casado, que lo eligieron las bases, lo defenestró la élite y esa misma élite eligió a Feijóo. Por eso considero que no tienen el mismo poder, Sánchez puede tomar las decisiones que toma porque sabe que las bases están con él, mientras que Feijóo está atado de pies y manos”.
Sobre la presidenta de la Comunidad de Madrid, opina que tiene “una estrategia perfectamente fijada que es ser la oposición real al gobierno de Sánchez y frenar así a un Feijóo que en ocasiones debe aproximarse al Gobierno, como por ejemplo con lo del CGPJ”. “Ella no tiene responsabilidad nacional por lo tanto gobierna y lidera para los suyos, un votante más escorado a la derecha que el del resto del PP nacional, por tanto, ella se puede permitir acciones que Feijóo no. Todo esto utilizando al gobierno de la comunidad como ariete contra Moncloa”, añade.
El curso político se relanza en breve y estará marcado por los presupuestos y la financiación ‘singular’ para Catalunya, justo un debate que obliga a mantener la misma tónica y enfrentarse a Junts. ¿Será por eso que lo aviva Sánchez? Un ‘popular’ reflexiona en voz alta en modo de respuesta: “Los números no dan mientras se siga así con Catalunya y el País Vasco. Y para esta nueva etapa no tenemos discurso. Además, todo lo que se le pueda ofrecer a Junts y al PNV será poco frente a lo que ofrece este PSOE”.
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La politóloga Fumanal olvida que, entre 2014 y 2016, “las bases” electorales pasaron a Podemos en un buen número. De los análisis de la aragonesa, psoista hasta la náusea, poco caso.
El Ppodrido y los fascistas de VOX sólo llegarán a gobernar si el timorato y cobarde PXXE les pone la alfombra roja. Es lo que está haciendo ahora.
Si el PXXE necesita a Junts y PNV, adiós a las políticas de izquierda, con el consentimiento cómplice de las élites socioliberales y la derecha conservadora. Mientras tanto, la izquierda real tendrá que hacer oposición en el Congreso y en las calles, mostrándose como alternativa al bipartidismo.
totalmente de acuerdo.... si bien la izquierda deberá de acometer un proceso de movilizaciones ciudadanas que la puedan aupar de nuevo al ciclo del primer Podemos pero para ello es necesario desparasitarse de ese pequeño circulo de poder del engendro de Sumar que solo ha ayudado al PXXE a mantenerse en el poder hasta ahora sin apenas despeinarse...