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Opinión
Los Presupuestos de la renuncia estratégica de la izquierda abertzale
Delegada sindical y militante de Antikapitalistak
Se confirma la cristalización de un giro de estrategia en la denominada izquierda abertzale institucional, que efectivamente ya muestra su cara más gobernista y posibilista, pretendiendo colocarse ante la opinión pública como una alternativa de gobierno reformista a la burguesía vasca. Las posiciones políticas que está tomando EH Bildu en los últimos tiempos han supuesto un cierto debate sobre hacia dónde se encamina esta organización. Algunos medios de masas han presentado esta posición como una competencia entre esta organización y el PNV para ser influyentes en el gobierno del Estado.
Ambas organizaciones, PNV y EH BIldu, no han dudado en sacar pecho por “las conquistas” en los presupuestos generales del Estado y los millones que su voto a favor del “Gobierno más progresista de la historia” van a suponer. En el caso de EH Bildu este argumento ha venido aderezado además de una especie de freno a la extrema derecha ante el peligro de VOX. Pero situar el giro político que la izquierda abertzale está dando desde ya hace unos años en el ámbito de la competencia entre estas dos organizaciones vascas es una simplificación.
Cuando se cierra el ciclo de la lucha armada y la disolución de ETA, EH Bildu inicia una mutación política buscando una nueva estrategia. Una estrategia que combina la búsqueda del reconocimiento de su carácter “democrático” con la búsqueda del realismo político y su capacidad de gestión de las instituciones. Esto unido a una política de abandono de la movilización de ruptura con el régimen, que hasta ahora había sido el eje central de la ruptura con el Estado. Sin embargo, esta posición no impide que combine un lenguaje “rupturista” de grandes declaraciones de lucha por la independencia con lemas como “Lortu Arte” o a favor del socialismo, por poner dos ejemplos. Pero va perdiendo credibilidad.
País Vasco
ELA y Elkarrekin Podemos critican duramente el acuerdo presupuestario entre Gobierno Vasco y EH Bildu
Esta nueva estrategia de “realismo político” se va a mantener no sólo en la aceptación de los presupuestos estatales o de los fondos Next Generation, sino que se plasmará en el apoyo o abstención ante los presupuestos de la Comunidad Autónoma Vasca o de la Comunidad Foral Navarra. A cambio de incidir en un 0,25% en Navarra y un 0,5% en la CAV, asumen la totalidad de unos presupuestos antisociales.
“Habiendo partidas para 6 años, el acuerdo en la CAV se queda en torno al 0,5% del total de los Presupuestos para 2022, valorando el avance como si en unos presupuestos se pudiese separar lo positivo de lo negativo”
En el caso navarro, EH Bildu tan solo condiciona el 0,25% del presupuesto, 13,4 millones, para entrar en el acuerdo de “las izquierdas” pero sin programa de izquierdas. Así aprueba proyectos a los que aparentemente se opone como el TAV o el canal de Navarra, o renuncia a una reforma fiscal. Ha abandonado toda idea de ser alternativa antagonista con las fuerzas de gestión de este sistema.
Opinión
Mejorar o no la vida de la gente
En la CAV, a cambio de una abstención, rascan 253 del total de 13.107 millones de euros, y que tampoco, porque hay partidas que se destinan para 6 años, lo que quedaría en torno al 0,5% del total de los Presupuestos para 2022. Con bombo y platillo se valoran como un avance positivo. Como si en unos presupuestos se pudiese separar lo positivo de lo negativo y apoyándose en unas cuantas vaguedades en referencia a la negociación de los convenios y el SMI o de la futura ley de vivienda. O de unos implementos pequeños de 4 millones de euros en ayudas de emergencia social o un aumento de 2 millones en políticas de juventud.
Renuncia a disputar el actual marco neoliberal
Dar pase a los fondos Next Generation es asumir el marco neoliberal que dicta la UE. Además, tenemos que recalcarlo, con un discurso pueril cuando nos dicen que Europa ha cambiado respecto al 2008 y nos venden los fondos como unas políticas expansivas keynesianas. Aprobar los PGE, que también son dictados desde Bruselas, es asumir el marco del régimen 78 y toda su estructura podrida. Aprobar, o facilitar, los presupuestos autonómico y foral es asumir el marco actual de gestión política.
“Se pasa de ser una organización que planteaba la ruptura con el régimen a una organización que rehace su estrategia para convertirse en una alternativa de gestión de los Gobiernos autonómico y forales”
La “nueva política” de EH Bildu no viene dada por una visión más o menos positiva ante unos presupuestos, sino que es un cambio más profundo en su carácter como organización política. Se pasa de ser una organización que planteaba la ruptura con el régimen y el sistema a una organización que rehace su estrategia para convertirse en una alternativa de gestión de los Gobiernos autonómico y forales de los territorios de Euskal Herria. Mediante posibles nuevos pactos con las “izquierdas de gestión” del Estado Español, PSOE y UP, para erigirse en la alternativa a un PNV al que consideran que ya está desgastado en su posición de defensa del Estatuto de Autonomía. Nos hablan de un Nuevo Estatuto para Euskal Herria con posibles acuerdos de relaciones confederales entre Nafarroa y Euskadi como un avance en la construcción nacional.
Opinión
Un pacto sin contenido
Se pasa pues de la ruptura a la reforma, renunciando a disputar el actual marco político neoliberal. Pero ya no solo en el terreno social sino también en el de la propia construcción nacional. Y aquí esta nueva política encuentra problemas en el camino. De un lado los casi 200 presos y exiliados, a los que se les debe dar una solución y por otro, una base militante educada en la movilización y la lucha por la independencia que se les pueden volver en contra y romper esta histórica dependencia. De ahí que combine un lenguaje comunicativo muy combativo con declaraciones y referencias desde Bensaid a Lenin, con una práctica cada vez más desmovilizadora.
Renuncia a las movilizaciones
Y dentro de este giro gobernista, arrastra a su brazo sindical a la desmovilización, anunciando este por su propia cuenta, sin contar con la carta social de Euskal Herria entre otros, que efectivamente desconvoca o renuncia a una huelga general en Euskal Herria. ¿Alguien piensa que detrás de esta decisión no ha pesado la estrategia de la izquierda abertzale? No seamos ingenuos y exijámonos todos un poco de honestidad. Movilizarse con radicalidad para organizar una huelga general no entra en esta estrategia. Sólo tenemos que ver qué ha ocurrido con las recientes movilizaciones de los movimientos de pensionistas y sindicales, que pedían expresamente a EH Bildu oponerse a la reforma de las pensiones. Puede haber sido por vergüenza torera, y por eso sólo se han atrevido a abstenerse en vez de votar a favor.
“Movilizarse con radicalidad para organizar una huelga general no entra en esta estrategia, a pesar de que las recientes movilizaciones de pensionistas y sindicales pedían expresamente a EH Bildu oponerse a la reforma de las pensiones”
Pero lo cierto, y esto debe ser una autocrítica y un emplazamiento a movilizarnos y organizarnos, hoy es muy difícil movilizar a una huelga general si EH Bildu se descuelga de ella. Y aquí es donde queremos poner el foco; históricamente, la izquierda abertzale ha sido un motor movilizador de diversas luchas, no lo podemos negar, pero hoy, es justo lo contrario, es un agente desmovilizador. Pero esto lejos de ser un hecho desmovilizador para las izquierdas alternativas, debería ser un acicate para romper con cierta dependencia y explorar otras alianzas.
El camino abierto por la dirección de EH Bildu parece claro, y está suponiendo un debate abierto, pero también interno. Esperemos que sus contradicciones internas puedan ser un contrapeso importante para que esa organización no abandone definitivamente el campo de la ruptura.