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Opinión
Argentina, Milei, aborto y retrocesos
Hace unos días, en una entrevista con Alejandro Fantino, Javier Milei se oponía abiertamente a la despenalización del aborto: “¿Cómo puede ser un derecho ganado poder matar a otros seres humanos?”
El diputado y líder de Libertad Avanza habla con tranquilidad cuando mira a cámara, tiene un tono de voz más elevado de lo habitual, sus discursos son largos y el entrevistador apenas logra interrumpirle. Javier se declara firme opositor a la despenalización del aborto, que según él va en contra del liberalismo que define como el proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad.
Escuchando sus declaraciones se me viene a la cabeza El Cuento de la criada, Gilead no está tan lejos como pensamos. Para el ultraderechista Milei el aborto es un asesinato y no el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, quien apoya su postura en en una “cuestión biológica, filosófica y matemática”, en lugar de política.
Recuerdo a las activistas en las calles de Buenos Aires vestidas de rojo y blanco, simulando los personajes de la serie de HBO, sus fotos aparecieron días después en el periódico. En aquellos tiempos, figuras como las de Martha Rosenbberg encabezaban la marcha del proyecto de ley de 2018. Tampoco se me olvida la primera vez que vi la fotogradfía de María Elena Oddone, referente de una agrupación feminista, subiendo las escalinatas del monumento de los Dos Congresos, portando una pancarta que cuestionaba el rol principal y casi excluyente que el patriarcado había asignado a la sexualidad de la mujer: ser madre. A ellas las llamaban asesinas hace cuarenta años, cuando el aborto sí era tabú.
En diciembre hará tres anos que se aprobó en Argentina la ley que garantiza el aborto seguro. Me alegré mucho en aquel momento al leer la noticia, aunque había regresado a España hace un tiempo, mi pañuelo verde de la primera movilización de #Niunamenos seguía colgado del perchero de mi habitación. Sí, yo tuve la suerte de estar ahí, en la cresta de la ola. Las mujeres argentinas abrieron el camino hacia una agenda más amplia de exigencias en cuanto a derechos.
Fue entonces cuando surgió la “marea verde”, que inundó las calles con los pañuelos del mismo color, símbolo de la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. El proyecto de ley para la interrupción voluntaria del embarazo fue presentado siete veces en el Congreso de la Nación. En cambio, no fue hasta 2018, cuando los legisladores pudieron debatir el proyecto por primera vez, aunque no se logró su aprobación.
El día 8 de agosto de 2018, hace cinco años, miles de chicas de diversas edades salieron a la calle a pedir la legalización de la interrupción del embarazo. Eran, en su mayoría, de clases medias y altas. Seguramente, podrían pagar un aborto seguro, pero no estaban allí para reclamar este derecho para ellas, sino para todas, también para las mujeres sin recursos que terminarían muertas o con secuelas de haber sido esterilizadas en charcuterías clandestinas. No fue hasta finales del 2020 que Argentina dio el primer paso para garantizar el acceso legal y seguro a la interrupción del embarazo.
Han pasado siete años desde que me fui de Argentina y tres años de la legalización del aborto. Debo decir que me sorprendió la victoria de Milei, después de haber propuesto medidas tan polémicas como eliminar los ministerios de Salud, Educación y Medio Ambiente, además de prohibir el aborto.
En octubre se celebrarán las próximas elecciones presidenciales, el futuro es incierto ahora. Quiero pensar que no van a volver a criminalizar a las mujeres por abortar, que no triunfará el retroceso, ni el aborto clandestino. Al fin y al cabo, el aborto seguro es estar a favor de la vida, pero está claro que esto es algo que Milei y los suyos jamás entenderán.