Memoria histórica
Tomás Granado y Pilar Mulet, el exilio libertario extremeño en Francia

Una fotografía detallada del exilio libertario extremeño en Francia, de sus citas, de sus nombres. De sus —usando el esperanto— rondam familian, sus encuentros casi familiares donde se compaginaba la nostalgia con la rebeldía y la lucha contra la dictadura.
Exilio libertario Pilar y Tomas
Tomás Granado y Pilar Mulet bajo una bandera de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias.

Historiador y coordinador-director de los Campos de trabajo de memoria histórica de la ARHMEX.


16 ago 2024 07:00

Tomás Granado Pozo se fue de este mundo con el pesar de la condena de su primo, Francisco Granado Gata, natural de Valencia del Ventoso (Badajoz), de 27 años de edad, asesinado mediante garrote vil por las autoridades franquistas, junto a Joaquín Delgado Martínez, de 29 años, natural de Cardona (Barcelona), el 17 de agosto de 1963. Ambos pertenecían a las Juventudes Libertarias en el exilio; ambos fueron ejecutados por unos hechos de los que no eran culpables; ambos, a día de hoy, a pesar de los intentos de revisión hechos desde el movimiento memorialista, siguen estando condenados por una sentencia militar franquista.

Memoria histórica
¡Leed y emancipaos! Anarquismo extremeño y prensa libertaria

El libro de Ángel Olmedo, El anarquismo extremeño frente al poder es mucho más que un estudio sobre un periódico libertario. Su publicación, a finales del siglo XX, supuso romper un silencio que se había mantenido en la historiografía extremeña sobre el papel desempeñado por el anarquismo en el movimiento obrero de estas tierras

Tomás Granado, junto a su compañera, Pilar Mulet Font, pusieron todo su empeño en que en el pueblo de su primo Francisco, Valencia del Ventoso, éste último fuera reivindicado como lo que fue, una persona honrada, combatiente antifranquista, amante de la libertad. A pesar de la judicatura española y del hecho de que su injusta condena sigue incólume, en Valencia del Ventoso hay un busto de Francisco Granado, realizado por su hijo Richard Granado, al que todos los años, en torno a la fecha aniversario de su ejecución, la gente anarquista, memorialista, familiares y afines, le anuda un pañuelo rojo y negro, en reconocimiento y reivindicación de lo que fue y de lo que aún representa.

La necesaria recuperación de la memoria del exilio

Sobre Granado y Delgado, los integrantes del grupo anarquista Defensa Interior agarrotados por el franquismo, se ha escrito ya mucho, sin que parezca suficiente para un país desmemoriado donde sus combatientes antifascistas siguen integrando una lista ocultada al reconocimiento público e institucional, más cercana a la condición de bandolerismo con el que los calificaba el franquismo que a su legitimidad como resistentes antifranquistas. Este olvido, interesado por un historicismo que a veces arrastra mucho del llamado franquismo sociológico, acoge también a quienes desde el exilio se organizaron y continuaron con la práctica anarquista ya emprendida en España desde mucho antes de la llegada de la República, una dinámica cultural que se fundamentaba en los principios del apoyo mutuo, la educación y la libertad, y que fue acogida con entusiasmo por miles de personas en comunidades que se autodenominaban, con orgullo, anarquistas, fáciles de identificar en cualquier parte donde hubiera una familia exiliada de tradición ácrata, pero sobre todo en la geografía exterior más cercana al norte de España y a las rutas que siguió la Retirada, con su epicentro en Toulouse, como detallaron en su excelente estudio Alicia Alted Vigil y Lucienne Domerge, La cultura del exilio anarcosindicalista en el sur de Francia (Madrid, Ediciones Cinca, 2012), trabajo precedido por el de Clara E. Lida y Pablo Yankelevich, Cultura y política del anarquismo en España e Iberoamérica (México D. F., El Colegio de México, 2011). También cabe destacar los documentales de la UNED, en los que participaron estas profesoras, El exilio republicano español (I) 1939-1945. Refugiados españoles en el mediodía de Francia y El exilio republicano español (II).

Granado Nervio
Nervio, Nº 1, París, junio 1958.

Entre esos olvidos de nuestro país, imperdonables, están los de gente como Tomás Granado y Pilar Mulet, ambos residentes en Quillan, localidad cercana a Perpignan, al sur de Francia, residentes ocasionales en Valencia del Ventoso, al sur de Badajoz, a donde solían acudir durante los veranos, a reencontrarse con su pasado y a reivindicar la persona de su primo, Francisco Granado. Ambos participaban en el movimiento anarcosindicalista del exilio en Francia y contribuyeron a fundar la Federación de las Juventudes Libertarias (FIJL) en Quillan. Tomás Granado participó desde el primer número en el periódico ácrata Nervio, órgano de la Federación Regional Andaluza- Extremeña de la CNT, contribuyendo a su mantenimiento mediante financiación particular. Hacia el final de su vida publicó dos libros, en español, muy relacionados con Valencia del Ventoso, uno de poesías con el título Desde el Languedoc a Extremadura… Gotas de Poesías, en 2006, y una novela autobiográfica, ambientada en su pueblo, con el título Mi misión aquí se acaba (2008), donde narra hechos relacionados con la Guerra Civil en Extremadura. No los busquen en ninguna biblioteca o librería extremeña, ni en ninguna reseña. No los encontrarán, salvo en la biblioteca Antonio Cano del Ateneo Libertario de Mérida, donde disponen de diversos ejemplares. A pesar de su valía e importancia, sobre todo por la relación que tiene con el exilio extremeño antifranquista, no merece la atención de las instituciones culturales y archivísticas extremeñas.

Desde Extremadura al exilio en Francia

De Tomás Granado y Pilar Mulet ya hicimos una semblanza biográfica. Tomás nació en 1933 en Valencia del Ventoso. Hijo de un obrero del campo de ideas socialistas que toma desde el primer momento las armas para defender a la República y detener el avance de la “Columna de la Muerte”, como definió el historiador Francisco Espinosa a las tropas franquistas que avanzaban, en agosto de 1936, desde Sevilla por tierras de la provincia de Badajoz sembrando de cadáveres pueblos y ciudades. Acabada la guerra, Tomás, sigue junto a su madre, su hermano y su abuela el camino del padre exiliado en Francia, con tan mala suerte que son detenidos en la frontera y trasladados primero a la cárcel Modelo de Barcelona, después a la de Yeserías (Madrid) y por último a la de Badajoz. Son los primeros años de la posguerra. Finalmente consiguen emigrar a Francia en 1951, donde Tomás trabaja como albañil.

Memoria histórica
Memoria libertaria Badajoz reivindica su pasado libertario
Una ruta guiada por la ciudad mostrará este sábado sus lugares de memoria anarquista, en una original iniciativa abierta a la ciudadanía y organizada por el sindicato CNT.

Allí, dos años después, conoce a Pilar Mulet, nacida en 1936 en Montcada i Reixac, Valle Occidental de los Pirineos. El padre y la madre de Pilar habían sido sindicalistas de la CNT, él ferroviario, exiliados también con residencia primero en Toulouse y luego en Carcassonne. El 6 de diciembre de 1956 Pilar y Tomás se unen y establecen su residencia en Quillan, en el sur de Francia donde, sobre todo a instancias de Pilar, contribuyen a fundar un grupo esperantista, las Juventudes Libertarias y una agrupación de Mujeres Libres (fuente: anarquia.cat/pilarmulet). Tomás y Pilar tuvieron siete hijos, uno para cada día de la semana, como decía una de las hijas, Gloria Granado Mulet, después conocida como Gloria Granado-Moya.

La acción cultural del anarquismo como herramienta de emancipación

A pesar de que cada vez existe un mayor corpus de estudio de la prensa anarquista desde mediados del siglo XIX, las publicaciones libertarias en el exilio aún no han sido suficientemente estudiadas. Nada más comenzar su vida en el destierro, el Movimiento Libertario Español (MLE) continuó con su denodada labor editorial, tanto destinada al exilio exterior como a la clandestinidad que quedaba dentro del país. Al inicio los medios fueron más que rudimentarios, como el semanario anarquista Exilio, que se reproducía manuscrito y se distribuía de barraca en barraca en Camp Morand de Argelia, el campo de concentración francés al que fueron a parar los exiliados del Stanbrook en 1939. Llegó a publicar seis números.

Ese mismo año, antes de que Francia fuera liberada, el Consejo General del MLE comenzó a publicar en París el periódico Democracia, bajo la responsabilidad del periodista ácrata Salvador Cánovas Cervantes, del que salieron cuatro números.

Después salieron en Francia otros medios, ya con reproducción en imprenta y colaboración de las grandes firmas del anarquismo, como el que repetía el nombre de Exilio, publicado a partir de 1944, con más de 40 números en la calle, de los que los ocho primeros fueron clandestinos, dirigido por Manuel Rico, que duraría hasta 1947, Solidaridad Obrera, la del exilio francés, iniciada en 1942 y suspendida en 1961 por las autoridades francesas a petición de las franquistas, Le Combat Syndicaliste (1961-1982), Suplemento literario mensual de Solidaridad Obrera (1954-1961), C.N.T., dirigido por Felipe Alaiz, Espoir (1962-1982), Impulso (1945), Ruta (1944-1953), Nueva Senda (1953-1963), Juventud Libre (1968), España Libre (1945-1961), Tiempos Nuevos (1945-1946), Libertad (1945-1947), Acción Libertaria (1944-1945 y otras del mismo nombre a mediados de los sesenta), Hoy (1945-1949), Inquietudes (1947, revista mensual de las Juventudes Libertarias, que aguantó siete números), Cenit (1951-1994, Revista dedicada a la ciencia, la literatura y la sociología) y otros a destacar que también se recibían en Francia, pero se publicaban en lugares como México, como el mítico Tierra y Libertad (aparte de las referencias dadas en el libro mencionado de Alicia Alted y Lucienne Domergue, también se pueden encontrar en la ponencia de José Borrás Cascarosa sobre las publicaciones libertarias en el exilio, en Fundación Salvador Seguí, La oposición libertaria al régimen de Franco, 1936-1975, Memorias de las III Jornadas Internacionales de Debate Libertario, Fundación Salvador Seguí Ediciones, Madrid, 1993, pp, 418-421).

Muchos de estos periódicos o revistas retomaban el mismo nombre de otras publicaciones anarquistas españolas anteriores al éxodo español. Así sucedió también con Nervio, con el que desde el primer momento colaboró Tomás Granado

Muchos de estos periódicos o revistas retomaban el mismo nombre de otras publicaciones anarquistas españolas anteriores al éxodo español. Así sucedió también con Nervio, con el que desde el primer momento colaboró Tomás Granado, órgano portavoz de la Regional Andalucía-Extremadura, cuyo primer número apareció en junio de 1958, con sede en el número 30 de la Rue Bisson, Paris, dirigido por Francisco Olaya Morales, memorable historiador del movimiento obrero español, en cuya mancheta aparecía, junto al título, la siguiente referencia:

“Muchos de nuestros jóvenes compañeros no conocen lo que NERVIO ha sido y representado en nuestro Movimiento. Pero a muchos otros traerá gratas y felices rememoraciones. Hemos querido al adoptar este título, que fue el del periódico dirigido por nuestro malogrado compañero SANTANA CALERO, hacer honor a la memoria de una de las víctimas del fascismo y, con él, simbólicamente, a todos nuestros compañeros. A las mujeres y la infancia víctimas del bastardo engendro de Hitler y Mussolini. A todos y a todas los que han sufrido y continúan sufriendo los horrores del infernal régimen, nuestro más emotivo y fervoroso saludo”.

Granados Las góndolas
Las Góndolas imprimieron en particular “Solidaridad Obrera”, los “diarios anarquistas más leídos” A la izquierda, Tomás Marcellan.

Juan Santana Calero fue un reconocido libertario, nacido en Málaga en 1914, muy implicado en la propaganda anarquista en Andalucía, perteneciente a Los Amigos de Durruti, fundador de diversos periódicos, entre ellos ¡Nervio!, portavoz de la 147 Brigada Mixta, en Almería en 1937, del que salieron cuatro números. Orador junto a Durruti, García Oliver y otros, fue asesinado por los fascistas en la sierra almeriense en marzo de 1939.

Nervio comenzó publicándose en la imprenta de La Ruche Ouvrière, situada en el número 10 de la Rue Montmorency, tercer distrito de París. Esta imprenta pertenecía a una cooperativa fundada por Yervan Abrahamiantz, conocido como “El Búlgaro” o “Monsieur Jean”, un anarquista de origen armenio y nacionalidad iraní nacido en 1900 que pasó varios años en prisión en Bulgaria por luchar contra la monarquía.

Cuando Yervan o Monsieur Jean falleció, en 1972, la embajada iraní reclamó la imprenta, que no pudo expropiar, dado que Yervan no era musulmán. La hija de Yervan, Tania, declaró que antes de cederla a este régimen prefería prenderle fuego

Tras la cárcel, en 1930, Yervan se exilió en París, donde trabó contacto con numerosos anarquistas españoles, búlgaros, italianos, franceses y rusos, especialmente con Néstor Makno y Voline. Hablaba cinco idiomas y mantuvo también relaciones con Gandhi y Romain Rolland.

En colaboración con su esposa Madeleine, desde la imprenta que dirigía, La Ruche Ouvrière, publicaron entre 1950 y 1972 numerosos periódicos, folletos, libros, carteles, postales, de carácter anarquista, entre ellos Nervio (se puede ver una relación en La Ruche Ouvrière). Incluso hubo un proyecto que partió de esta imprenta y fracasó: imprimir dinero falso para inundar el estado español y desestabilizar el régimen de Franco.

Como dato curioso, cuando Yervan o Monsieur Jean falleció, en 1972, la embajada iraní reclamó la imprenta, que no pudo expropiar, dado que Yervan no era musulmán. La hija de Yervan, Tania, declaró que antes de cederla a este régimen prefería prenderle fuego. La imprenta se perdió en un incendio, sin que se conozca la causa, en 1980 (referencias en Le Maitron, Dictionnaire Biographique).

En el primer número de Nervio, de junio de 1958, ya aparece en la misma portada un artículo de Tomás Granado Pozo, bajo el título de “Recuerdos de mi infancia”. En el texto, el autor rememora sus orígenes en Valencia del Ventoso, como hijo de “rojo” y nacido entre los más pobres del pueblo, obligado desde la primera infancia a contribuir al sustento familiar mediante la búsqueda diaria de espárragos silvestres que después podría vender por las casas. Describe su indumentaria, con ropa harapienta, sin calzado, que contrasta en una romería a la que acude la burguesía del sur extremeño, con “trajes de gitana, sombrero cordobés, botas de montar, alegría desbordante, manjares, falsedad e hipocresía. Viva imagen de una sociedad descompuesta y degenerada”.

En ese recuerdo de hambre, miseria y rechazo social, Tomás Granado expresa ya su propia convicción en el ideario anarquista, su ateísmo desbordante y su empeño en trabajar por la transformación de la sociedad.

Nervio publicaría 16 números entre junio de 1958 y octubre de 1960, año en el que es suprimida por orden de las autoridades francesas, a petición de las españolas franquistas

Nervio publicaría 16 números entre junio de 1958 y octubre de 1960, año en el que es suprimida por orden de las autoridades francesas, a petición de las españolas franquistas. Los últimos números ya no se imprimen en La Ruche Ouvrière, sino en La Imprimerie des Gondoles, números 4 y 6 de la Rue Chevreuil, en Choisy-Le-Roi, Seine, donde la CNT instalaría una imprenta en 1956, en la que se imprimía Solidaridad Obrera.

Dado que el periódico Nervio era el portavoz de la Regional Andaluza-Extremeña, en casi todos los números aparecen noticias y comunicados enviados desde las provincias de esta regional, con numerosas menciones de Badajoz y Cáceres, donde se habla del ambiente de represión que existe en Extremadura y en España en general. En ocasiones, como sucede en el número 4, de septiembre 1958, se da noticia de los sabotajes practicados, como uno llevado a cabo en la estación de ferrocarril de Cáceres, donde se prendió fuego a la nave de almacenaje y varios vagones de mercancías, con un aparatoso incendio que acarreó gastos, según la noticia, de 20 millones de pesetas, interrumpiendo el tráfico ferroviario durante varias horas. Si una labor de esta índole se hubiera venido llevando a cabo de una forma sistemática, dice la noticia, es muy posible que la situación del franquismo sería mucho más difícil. Ningún medio estatal dio noticia del hecho.

Tomás Granado colabora con Nervio mediante donaciones y suscripciones, realizadas desde Quillan, aportando en cada edición la cantidad de 500 francos. Tras la suspensión del periódico, continúa, junto a Pilar Mulet, con su implicación en los grupos culturales ácratas, organizando todos los años giras anarquistas como de la que da noticias el periódico España Libre en su edición de agosto de 1961.

Las jiras y la difusión de la “Idea” un modelo de sociedad diferente

Como señalan Alted y Domergue, las jiras (“banquetes o meriendas, especialmente campestres, entre amigos, con regocijo y bulla”, según la R.A.E.) anarquistas eran un medio de mantener viva la cultura del anarcosindicalismo español. Esta forma de expresión y celebración venía de una tradición de los primeros grupos anarquistas de la península, ya en el siglo XIX. Desde los primeros momentos del exilio, el movimiento libertario continuó celebrándolas, pasándole las generaciones mayores a las más jóvenes el testigo de su organización.

La que se celebraba en Quillan, de la mano de Tomás Granado y Pilar Mulet, comenzaba por la mañana muy temprano, cuando llegaba la primavera, sin que la posibilidad de que saliera un mal día, con lluvias, impidiera su celebración.

Acudían compañeros y compañeras de todo el mediodía francés, facilitando el encuentro entre las familias, “algunos de ellos sin que se vieran desde su salida de los campos de concentración”, como expresaba en una crónica hecha por Tomás Granado de la jira del 2 de julio de 1961. Acudían “infinidad de coches, motos, autobuses y bicicletas”, para unirse en “fraternales corros y almorzar en armonía libertaria”.

Acudían compañeros y compañeras de todo el mediodía francés, facilitando el encuentro entre las familias, “algunos de ellos sin que se vieran desde su salida de los campos de concentración”

Desde Perpignan salían varios autobuses, uno primero a las seis de la mañana desde el Café Continental y otro a las ocho, Autobuses Guerrero, desde el Café du Commerce (periódico CNT, Toulouse, 12-08-1956). En ocasiones venían tres autobuses llenos, procedentes de Perpignan, Narbonne y Carcassonne, como la que se celebró en Ginoles-Les-Bains (Quillan) el 15 de agosto de 1956 y de la que da noticia el periódico CNT del 2 de septiembre siguiente. En Carcassonne el punto de partida estaba en el Café Glacier, donde había que preguntar por un camarero, el compañero Pepito.

En Quillan los afines a la “Idea” anarquista quedaban a las 6:30 de la mañana en las afueras de la población, desde donde iban andando en grupo y alegres, cantando canciones libertarias, al parque La Forgue, junto al río Aude.

Los compañeros vegetarianos y naturistas, narra Tomás Granado, estaban encantados del lugar, donde no faltaba ni la cristalina agua filtrada por las rocas, arboleda, sol y el lecho del río Aude, que invita al baño.

Podemos encontrar continuas referencias al esperanto y a los esperantistas, grupo en el que estaban implicados Pilar y Tomás, con las siguientes palabras:

“Los esperantistas pasamos un día en rondam familion, pudiendo decirse que fue una concentración internacional, puesto que entre nosotros se encontraban una pareja de americanos con su hijita de dos años que hablaban perfectamente el esperanto, e incluso la niña nos cantó con su cándida vocecita una canción infantil en lengua internacional”.

En la jira del 2 de julio de 1961 echaron en falta a los jóvenes libertarios de Perpignan, que no pudieron asistir por averiárseles el autobús, a quienes esperaban con gran entusiasmo, dado que habían preparado un sainete humorístico. Aun así, pasaron el resto del día organizando divertidos juegos, cantando jotas, acompañadas por guitarras y bandurrias, y al declinar la tarde, “cuando todos estábamos cansados, los unos de cantar y los otros de reír”, el compañero Pardo dio una charla sobre temas actuales del Movimiento, tales como la Alianza Sindical. En otras ocasiones fue el padre de Pilar, Víctor Mulet, quien disertó ante el grupo sobre diversos temas del anarquismo. Víctor Mulet pertenecía a la Federación Nacional de la Industria Ferroviaria de la CNT, y participaba en la Federación Local de Carcassonne, en compañía del conocido anarquista e investigador Eduardo Pon Prades.

Tomás Granado finalizaba la crónica de tan maravilloso día con las siguientes palabras:

“Cuando el sol declinaba por el otro lado de las montañas que cercan el valle de Aude, los compañeros se preparaban para el regreso, despidiéndose los unos de otros con las mismas palabras que el pasado año: ¡Salud, compañeros, que la próxima jira sea en España!”.

La lucha contra el franquismo desde el exilio y sus consecuencias

Francisco Granado y Joaquín Delgado pertenecían a ese exilio libertario francés que compartía un ideario común y que como seña de identidad portaba la cultura anarquista, basada en la fraternidad y en la acción directa como forma de propaganda, mediante la celebración de obras teatrales, musicales, edición de periódicos, jiras, etc. Su ejecución en agosto de 1963 fue un varapalo para esta comunidad que ya contaba con una segunda generación en Francia y que tenía un recuerdo de los horrores de la guerra sobre todo narrado por sus mayores, pero que de pronto se encontraba con la realidad de la brutalidad del Estado español para con dos de los suyos, que además eran inocentes.

Granados homenaje
Cartel de este año del homenaje a Francisco Granado en Valencia del Ventoso (Badajoz).

Tomás Granado y Pilar Mulet tomaron el empeño, junto a la militancia anarquista, de ofrecer su solidaridad y apoyo económico a la familia de Francisco Granado. Además, iniciaron una perseverante lucha, junto a otros compañeros, como Octavio Alberola, para rehabilitar la figura de Francisco Granado, sobre todo en su pueblo, a donde comenzaron a acudir una vez desaparecido, por extinción natural, el dictador Franco, que no el franquismo. Allí, según nos narraron en algunos de los encuentros que mantuvimos en reivindicación de la figura de su primo, Tomás y Pilar fueron inicialmente recibidos con cierta aversión en los primeros años de posguerra. La localidad seguía creyendo el discurso franquista acerca de Francisco Granado, que le caracterizaba como bandolero y terrorista. Ello animó a Tomás y Pilar a redoblar sus esfuerzos por su rehabilitación pública, hasta lograr, en compañía de asociaciones como la ARMHEx y sindicatos como CNT y CGT, que hoy día Francisco Granado sea tenido en el pueblo por un referente de la lucha antifascista y por la libertad.

De la cultura autodidacta a la publicación de sus recuerdos como forma de dejar su memoria a las generaciones futuras

Tomás Granado, de formación autodidacta, publicó dos libros en autoedición que guardan mucha relación con sus vivencias en Valencia del Ventoso. El primero, en 2006, Gotas de Poesía, es un conjunto de poemas muy realistas, que describen muy bien la miseria y afán de justicia de alguien que creció en la Extremadura empobrecida y cruel de la posguerra. También es una detallada descripción de la orografía de Valencia del Ventoso, con un relato muy fidedigno de sus valles, sus regatos, sus calles, sus cerros, sus gentes, que recuerda los libros de viajes de Eliseo Reclus y su geografía social. Las poesías están escritas y datadas en diversos lugares, como la zona de El Piojo, en Valencia del Ventoso, o Ginoles, en Quillan.

Granado libro
Cubierta del libro de Tomás Granado, Mi misión aquí se acaba.

Su siguiente libro, Mi misión aquí se acaba, es un relato novelado de hechos casi autobiográficos, en un entorno rural como Valencia del Ventoso, sur de Extremadura, en los años de la guerra y la posguerra, un homenaje, como dice en sus primeras páginas a su abuela Emilia, “por su abnegación, tenacidad y rectitud de conducta”.

En este libro se pueden encontrar desde giros muy propios del habla de las clases jornaleras a la narración de costumbres y prácticas ya hoy día perdidas, propias de un espacio donde el hambre y la miseria eran seña de identidad no solo de quienes habían perdido la guerra y de sus hijos, tildados siempre de “rojos”, sino de todo aquel o aquella que no perteneciera a la casta de los vencedores: los militares, la policía, la justicia y el clero. En el relato se reconoce la figura de su autor. Como dice en la introducción, “los protagonistas de este libro fueron los primeros que emprendieron la segunda etapa del éxodo, hacia la libertad, para en fin llegar a la meta imaginaria, la cual será de otra índole de la soñada”.

El libro, muy bien editado, sin erratas, se publicó en la Imprenta Tiñena, de Quillan, el segundo trimestre de 2008. La ilustración de la portada, muy colorida y en la que aparece de espaldas una madre con dos niños agarrados de la mano en un camino de campo, entre verdosos olivares, hacia unas montañas donde se mezclan terrosos colores y aparece una ocre aurora, fue hecha por Gloria Serrano Mulet, su hija.

Descendientes del exilio: la necesaria incorporación de su memoria a nuestra historia reciente

Gloria Serrano fue también quien comunicó a Silverio Olmedo Alonso, amigo de la familia, la muerte de su padre Tomás Granado, en Quillan, a mediados de abril de 2021. Dos años después le comunicó la muerte de Pilar Mulet, a finales de agosto de 2023.

Ambos murieron rodeados por su familia, que ya cuenta con una cuarta generación de descendientes de estos anarquistas exiliados en Francia, de quienes solo los amigos nos acordamos. Ambos están enterrados juntos, en el cementerio de Ginoles, en Quillan, muy cercano al lugar donde solían celebrar sus giras libertarias, en el valle del Aude.

Francisco Granado y Joaquín Delgado pertenecían a ese exilio libertario francés que compartía un ideario común y que como seña de identidad portaba la cultura anarquista, basada en la fraternidad y en la acción directa como forma de propaganda

Gloria Serrano-Moya, de la tercera generación de exiliados, leyó en la ceremonia de despedida de su padre unos versos del poeta congoleño Gabriel Mwènè Okoundji, residente en París, también hijo del exilio, quien dijo en una entrevista tras publicar en España Pretextos una Antología poética suya: “Viajé y permanecí en otras regiones que me permitieron compartir la palabra y familiarizarme con sus vocablos. Pertenezco a todas esas tierras, las cuales llevan mis huellas mezcladas con otras huellas y por las cuales mi palabra como otras palabras anulan las fronteras”.

Los versos que leyó Gloria, y que dejamos aquí en la lengua que acogió a Pilar y Tomás, son los siguientes:

Voici la trace de ce pas qui fut le tien
J’ai posé mes yeux
sur l’extrême étendue
de son chemin
ni terreau d’un remords
ni récit d’une épopée

….

le silence se fera
vérité du silence
tel un lac où repose une île

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