Palestina
Un año de genocidio en la Franja de Gaza, basta ya de deshumanización

Las potencias mundiales continúan vendiendo armas y tecnologías de vigilancia a Israel, mientras que las multinacionales aprovechan los recursos de los territorios palestinos en un sistema que prioriza el lucro sobre la vida. ¿Qué opciones tiene ante esto la cuidadanía?
Cartel de una de las manifestaciones durante la jornada de Huelga del 27S (autoría: Blanca Crespo)
Cartel de una de las manifestaciones durante la jornada de Huelga del 27S (autoría: REAS RdR)


Consejero de REAS RdR
2 oct 2024 10:52

El derecho a la vida, la libertad y la seguridad es algo que muchos en el mundo dan o daban por sentado. El artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama estos derechos como universales, pero en la Franja de Gaza esta proclamación se hace añicos cada día, alguien diría desde el pasado 7 de octubre otros desde hace décadas.

En el transcurso del último año, más de 41,615 personas, principalmente niños y mujeres, han sido asesinadas por las fuerzas ocupantes israelíes, y más de 96,359 han resultado heridas en la Franja de Gaza. El genocidio del pueblo palestino ocurre ante la inacción de la comunidad internacional.

Lo que sucede en Gaza es más que una simple tragedia; representa un recordatorio desgarrador de cómo la ocupación israelí que desde décadas ha arrasado las vidas de millones de palestinos. Los gobiernos de ocupación persiguen una política expansionista caracterizada por la confiscación de tierras, la construcción de asentamientos ilegales, el bloqueo de Gaza y los constantes bombardeos.

A pesar de las resoluciones de la ONU, como la Resolución 242, que exigen la retirada de los territorios ocupados, Israel las ignora de manera sistemática con la aquiescencia de la comunidad internacional. Los esfuerzos recientes del Consejo de Derechos Humanos para condenar la violencia han fracasado en detener este ciclo de destrucción.

El conflicto se perpetúa, en gran medida, por el comercio internacional de armas. Israel es uno de los actores principales en este mercado global, con su industria de armamento valorada en miles de millones de dólares. Entre 2016 y 2020, exportó armas a más de 130 países, generando más de 7,200 millones de dólares en ventas anuales, siendo Europa uno de sus principales compradores. El informe La Banca Armada y su corresponsabilidad en el genocidio en Gaza, del Centre Delàs recientemente publicado así lo constata. Este documento aborda en profundidad la financiación de las empresas que fabrican las armas usadas en las masacres contra la población palestina, poniendo el foco en el negocio de los bancos y las empresas de armas que se están lucrando de la ofensiva israelí sobre Gaza

De acuerdo con Amnistía Internacional, gobiernos occidentales, incluyendo España, han continuado vendiendo armas a Israel, a pesar de las evidentes violaciones de derechos humanos. En 2023, España ha exportado material militar a Israel por un valor de 12.5 millones de euros, en contravención de sus propios marcos legales que prohíben la venta de armas a países en conflicto o donde se producen abusos a los derechos humanos. El embargo de armas, como indica el manifiesto “Por el Fin del Comercio de Armas con Israel”, es una obligación moral y legal que los gobiernos no pueden evadir.

Activismo y solidaridad

Ante la maquinaria bélica promovida por las élites económicas y políticas, el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) ha surgido como una eficaz forma de resistencia no violenta contra la ocupación. Fundado en 2005 por la sociedad civil palestina, el BDS ha logrado victorias significativas, presionando a grandes compañías como Veolia, Orange y G4S para que retiren sus inversiones de Israel.

En este contexto, el boicot promovido por el movimiento BDS, al que se ha unido REAS, no es meramente simbólico. Es un imperativo ético, una herramienta efectiva para oponerse no solo al comercio de armas, sino también para promover formas de consumo que no financien el genocidio y promuevan la defensa del derecho humano en el mercado internacional. Este boicot es una de las muchas formas en las que el movimiento global desafía las estructuras económicas que sostienen la ocupación y las violaciones de derechos humanos en Palestina.

El manifiesto “Por el Fin del Comercio de Armas con Israel” recuerda que España, como firmante de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, tiene la responsabilidad de poner un alto a este flujo de armas. Cada proyectil que no se vende y cada empresa sancionada es una victoria en defensa de la vida. Mientras Oriente Medio sigue en llamas y el conflicto se ha extendido a Líbano, Siria y Jordania, el compromiso con la vida debe ser más fuerte que nunca.

La solidaridad y los promoción de los derechos humanos también se refleja en la incidencia política y la presión coordinada hacia los gobiernos y la comunidad internacional. Esto incluye demandas como un alto el fuego inmediato y permanente, la ruptura de relaciones comerciales y diplomáticas con Israel, el fin de la ocupación y del apartheid, así como la entrada de ayuda humanitaria. También implica la participación activa en movilizaciones como la huelga del pasado 27 de septiembre y las protestas y la marcha en Madrid convocadas por la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) los días 5 y 6 de octubre, evidenciando cómo la sociedad civil puede exigir justicia.

Abdellahi Athman-Gaza ( Autoría: REAS RdR)
Abdellahi Athman-Gaza ( Autoría: REAS RdR)

REAS, como movimiento de la economía solidaria, se une a estos esfuerzos, comprometiéndose no solo a la transformación económica a nivel local, sino ejerciendo la acción en alianza con el movimiento internacional por la justicia global. Un movimiento que desafía las estructuras de poder que perpetúan la violencia y la explotación. La economía solidaria desafía estas dinámicas, promoviendo alternativas fundamentadas en la justicia y la cooperación. Parte de ese compromiso se manifiesta a través de las iniciativas de comercio justo, realidad que toma su orgien de los movimeintos de paz y de defensa de los derechos humanos de los campesinos del Sur Global y que extiende la solidaridad para construir puentes entre pueblos.

El capitalismo ha convertido la guerra en un negocio lucrativo. Las potencias mundiales continúan vendiendo armas y tecnologías de vigilancia a Israel, mientras que las multinacionales aprovechan los recursos de los territorios palestinos. Esta deshumanización es un subproducto de un sistema que prioriza el lucro sobre la vida. Por esto, más que nunca, los movimientos que defienden la vida, como la economía solidaria, son fundamentales. Este movimiento es parte de un contexto más amplio: una lucha global que rechaza el capitalismo destructivo y pone en el centro la sostenibilidad de la vida. En el reconocimiento de los Derechos Universales, no podemos aceptar que el genocidio en Gaza se normalice. Cada acción, desde el boicot a productos que financian el conflicto hasta las campañas de presión contra los gobiernos que comercializan armas, resulta esencial para mantener viva la esperanza. La economía solidaria, junto a movimientos como el BDS, aunque a veces parezcan pequeños frente a la magnitud del conflicto, son cruciales para reforzar un movimiento global basado en la justicia y la solidaridad. Porque sea un explotador o un genocida, tenemos la obligación de posicionarnos frente al opresor para celebrar el derecho a una vida compartida.

En una situación donde el conflicto en Gaza parece interminable, donde las resoluciones de la ONU no tienen efecto, y donde el comercio de armas sigue alimentando la violencia, la solidaridad internacional se vuelve esencial. Es urgente fortalecer iniciativas como el BDS, promover el comercio justo y ejercer presión sobre los gobiernos para que detengan las ventas de armas a Israel y rompan relaciones comerciales y diplomáticas con el régimen israelí.

En un contexto donde el conflicto en Gaza parece no tener fin, donde las resoluciones de la ONU quedan sin efecto, y donde el comercio de armas sigue alimentando la violencia, la solidaridad internacional se convierte en una necesidad. Fortalecer iniciativas como el BDS, ampliar el comercio justo y presionar a los gobiernos para detener la venta de armas a Israel y romper relaciones comerciales y diplomáticas con el régimen israelí es una tarea urgente.

Cada acto de solidaridad, cada producto boicoteado, y cada empresa que deja de lucrar con la guerra, es una victoria de la vida que prevalece frente a un sistema que busca destruirla. Con el pueblo palestino y los derechos humanos.

Alex Zapico-Sur de Libano (Autoría: REASRdR)
Alex Zapico-Sur de Libano (Autoría: REASRdR)
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Economía social y solidaria
Nuevos formatos Nuevo estudio, formatos y programas para hablar de Economía Social y Solidaria
En El Salto tenemos nuevo estudio de grabación y lo estrenamos por todo lo alto con la producción de nuevos formatos audiovisuales con los que ampliar nuestra cobertura informativa de las alternativas al sistema capitalista.
Economía social y solidaria
Economía social “La educación debe ir más allá de maximizar beneficios económicos”
Un proyecto educativo lleva años plantando la semilla de la Economía del Bien Común en centros educativos de ESO y FP del País Valenciano.
Economía social y solidaria
ESS Los colectivos migrantes y racializados están construyendo su propio espacio en la Economía Social y Solidaria
A pesar de que se ha avanzado mucho, según los datos existentes, solo un 7% de las personas trabajadoras en la economía solidaria son migrantes o racializadas mientras representan más de un 20% de la población.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
Barcelona
Barcelona Activistas de los derechos humanos piden la retención de un barco dispuesto para armar a Israel
La naviera Maersk está transportando estos días componentes para los cazas F-35. El Estatuto de Roma sobre genocidio contempla acciones legales contra las empresas que favorecen las masacres.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Laboral
Laboral El sindicato ELA alerta sobre la salud mental de las trabajadoras en intervención social
“Somos un instrumento de contención porque tratamos con población muy dañada, estamos en mitad del sándwich”, explica la educadora social Vanesa Núñez Moran.
Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
El laberinto en ruinas
Opinión “Madrugá” del 2000. Veinticinco años de nada
Hace 25 años la Semana Santa sevillana sufrió quizás la mayor conmoción de su historia. No se sabe qué ocurrió pero sí que a partir de entonces la fiesta ya no sería la de antes.
València
València La Generalitat supo del primer desaparecido el día de la dana ocho horas antes de enviar los SMS
La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, testifica delante de la jueza que avisó a la consellera Salomé Pradas de una primera desaparición en torno a las 12.30h de esa mañana.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Más de 760.000 personas no tienen médico de familia o pediatra en la Comunidad de Madrid
En los 267 centros de salud existentes en la región faltan 3.812 médicos y médicas y 983 pediatras. Hay 43 centros de salud caídos, esto es, con menos del 20% de la plantilla, mientras que el año pasado había 21 centros en esta situación.

Recomendadas

Andalucía
Memoria histórica La inanición de la memoria andaluza
Las políticas públicas de memoria en Andalucía se encuentran en un estado de paralización que pone en duda la voluntad de la Junta por la reparación efectiva.
Galicia
Galicia La TVG se gasta 839.772 euros en un programa de Miguel Lago y lo saca de parrilla tras hundirse en audiencia
El programa ‘O novo rei da comedia’ apenas llegó a los 36.000 espectadores de media en su estreno y cayó en picado en su hasta ahora última emisión al 3,4% de cuota de pantalla en una cadena que tuvo de cuota media en marzo un 8,1%.
Globalización
Crisis del multilateralismo El terremoto Trump sacude las instituciones del orden mundial y la “globalización feliz”
Muchas de las instituciones que marcaron la vida internacional desde la caída del Muro han entrado en crisis. ¿Todas? No, especialmente aquellas que intentan regular los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza.