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Comunicación
El periodismo de inhumación que tanto se prodiga
Soy de los que piensan que desde el 11-M al menos el director por entonces del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, debería haber tomado el camino del retiro por la trayectoria que ese periódico siguió desde esa trágica fecha, durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero, tratando de mantener a toda costa la teoría conspiranoica llevada adelante por el segundo gobierno de José María Aznar, sin que este señor haya pedido disculpas por ello.
Aquella teoría, haciendo partícipe a ETA de los más graves atentados sufridos en este país a lo largo de su historia, nutrió los falaces argumentos del Partido Popular, cuyo papel como oposición fue de los más airados habidos hasta entonces desde 1977. Recurrir a la hemeroteca ayudará a ilustrar las barbaridades que ese partido dijo de Zapatero desde la tribuna del Congreso, en contra de su política antiterrorista, la misma que acabaría para siempre con ETA.
Pues bien, ese Ramírez sigue en pie profesional sin trazas de jubilarse, no le faltaron padrinos potentados para fundar un nuevo diario (El Español) y aunque no lo aguantara al lado como colega ni su propia hija, que se le fue de directiva con Escolar, sigue frecuentando el periodismo de letrina y basural en el que desarrolló una parte de su carrera, distribuyendo sus colaboraciones por varios canales de televisión, entre los que creo está la propia televisión pública.
Cuando en diversos embajadas y destinos, como la misma Presidencia del Gobierno, se han recibido recientemente paquetes pirotécnicos que se están investigando, y después de que el exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, pareja de la ministra de Igualdad Irene Montero, recibiera hace año y medio una misiva con cuatro balas cuyo remitente no ha sido identificado, el nuevo diario de Ramírez tiene la ocurrencia de ilustrar sus páginas con esa inmundicia gráfica que, por enésima vez, retrata la vomitiva catadura profesional del máximo responsable del periódico El Español.
No cabe esperar que la Asociación de la Prensa de Madrid repudie esta inmunda viñeta, porque ya sabemos que en estos casos, teniendo en cuenta contra quien se dirige y el partido al que representa, la justificará en razón a la libertad de expresión. Pedazo de estiércol, le ha dicho Iglesias a Ramírez y a su periodismo en justa razón y correspondencia.
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Bueno, la libertad de prensa aquí, EN ESPAÑISTÁN, directamente no existe y seguramente nunca existió.
Lo que se practica aquí es la propaganda, la creación y difusión de la ideología y los marcos mentales y los discursos del neoliberalismo, de la impune corrupción (compuesta por corruptos, por corruptores, por sus lameculos, por sus paniaguados, etc., etc.), la difusión de las culturas de la violencia fascista-terrorista, la cultura del racismo, de la aporofobia, del machismo, etc., etc., etc.. Lo que se practica aquí es el exterminio de la libertad de prensa, por supuesto.
Pero tampoco hay que censurar, porque si esa nefanda y nefasta y corrupta asociación dice que "algo no está bien", ya sabemos porqué es y para qué. Para censurar.
Obviamente ese dibujo tampoco es ni denunciable, ni perseguible penalmente, ni civilmente, ni de ninguna manera.
Hacer una tormenta en un vaso de agua tampoco va a beneficiar más que a quienes (de igual modo que los matones en los patios de los colegios) buscan grescas y riñas para luego ellos (con su ventajismo y alevosía van a dispensar su medicina: cinismo, violencia, matonismo, acoso, tribunales fachas-liberticidas-podridos, etc., etc., etc.).
No cabe tampoco esperar nada distinto de esos digitales o tv's o lo que sea que están ahí, comprados y sobornados y/o subvencionados para que hagan ese tipo de basuras, cacerías, etc. ya aquí explicadas hasta la saciedad.
El mal suele ser la ausencia de bien. El mal impide, también, la existencia del bien.