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Sector logístico
Trabajadores de logística denuncian la explotación laboral en un sector que crece en ventas y beneficios
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“Descargamos, preparamos, repartimos. ¡Si paramos, Madrid se para!”. Así rezaba el lema de la campaña por los derechos laborales en el sector logístico iniciada el pasado mes de septiembre y concluida hace poco menos de una semana en Madrid. “Mientras los empleados y empleadas nos dejamos la vida para sostener a nuestras ciudades, apenas podemos acceder a las condiciones básicas para subsistir”, esgrimen a El Salto desde la Red de Sindicatos de Barrio de Madrid, plataforma impulsora de esta iniciativa de concienciación y lucha colectiva.
La red se define a sí misma como un espacio de generación de conciencia de clase, donde a través del apoyo mutuo se crea la posibilidad de llegar a lugares a los que a veces al sindicalismo clásico le cuesta alcanzar: negocios pequeños con poca plantilla, sectores con alta temporalidad y rotación o en la economía informal. La componen la Red de Apoyo Laboral (R.A.L.) de Vallecas, el Sindicato de Barrio de San Blas-Canillejas y el grupo de Autodefensa Laboral (ADELA) en Carabanchel. “Se ha extendido la pérdida de conciencia de clase a través de la deslocalización industrial, el teletrabajo, el empleo a través de apps y la desindustrialización. El centro de trabajo ya no es por tanto el único lugar de explotación y eso hace que los barrios tengan ese potencial de poder generar conciencia de clase”, argumentan desde la plataforma.
Para la ejecución de la iniciativa visibilizadora y de protesta sobre la realidad del sector, a la Red se sumó también Corredor en Lucha, el colectivo de trabajadores del Corredor del Henares (en San Fernando de Henares). Durante todos estos meses de acciones, las organizaciones implicadas se han dedicado a denunciar, entre otras cuestiones, “las jornadas laborables incompatibles con la vida personal, los contratos a tiempo parcial y salarios por convenio que no se corresponden con nuestro trabajo”.
Contra la precariedad del sector logístico
Las jornadas de lucha han permitido extender la mirada sobre la precariedad a la que viven abocados miles de trabajadores de este sector en toda la geografía del país. Lo han hecho a través de acciones informativas en polígonos y redes sociales, así como charlas encaminadas a revelar lo que ocurre dentro de estas empresas. Pero también han traído consigo un arrope colectivo a través del enorme apoyo popular del que ha gozado la iniciativa desde que arrancó. Durante meses, las activistas solidarizadas con esta causa han reivindicado el fin de los despidos injustificados que tanto predominan, así como el ingreso completo y puntual de las nóminas (incluyendo todas las horas extras realizadas y los pluses correspondientes por nocturnidad) y contratos a tiempo completo “que aseguren ingresos suficientes para vivir dignamente en Madrid”.
Las deficientes condiciones laborales que ofrecen las empresas contrastan con el auge exponencial en ventas que ha experimentado este sector en los últimos años. Pablo (nombre ficticio), miembro de Corredor en Lucha, relata que la logística “está creciendo muchísimo en Madrid, Barcelona y Andalucía” debido al comercio digital y a que en las ciudades cada vez hay una demanda mayor de mercancías, bienes y servicios. Este sector ocupa entre el 4% y el 6% del trabajo total que se realiza en España, con cerca de 1.200.000 afiliados en seguridad social. Además, en los últimos meses se han firmado 680.000 contratos nuevos, unos 200.000 fijos y 400.000 temporales, señalan desde la organización de la campaña. Por esta razón, explica, “todos los años hay datos positivos de crecimiento a nivel de contratación y de beneficios, pero eso no está repercutiendo en una mejoría de las relaciones laborales”. La inseguridad laboral, los bajos salarios y la falta de formación profesional siguen golpeando a los trabajadores pese a los datos de bonanza económica.
Organización sindical en la puerta de la empresa
Todo este contexto de precariedad fue generando el caldo de cultivo perfecto para que a finales de 2024 se hiciera urgente “una intervención específica en este sector”. No es casualidad que las acciones más potentes de la campaña se concentraran en invierno, momento crítico en el que las empresas refuerzan las subplantillas, sobre todo durante el Black Friday y las navidades. En esa temporada, se estima que 20.000 personas son contratadas de forma temporal para sacar adelante la ingente cantidad de trabajo que trae consigo el periodo festivo.
Al inicio de la campaña, las activistas inundaron las calles de carteles, visitaron polígonos de la Comunidad de Madrid para reunirse con los trabajadores afectados y acudieron regularmente a distintos centros de Coslada, Alcalá de Henares o Torrejón de Ardoz, donde se da una alta concentración de empresas del sector. “Había que ver, en los centros de trabajo y en las empresas, qué problemáticas detectábamos. Empezamos a hablar entre distintos sindicatos de barrio que nos encontramos en la CAM [Comunidad Autónoma de Madrid], para ver cómo enfocábamos la lucha”, explican desde Corredor en Lucha.
La estrategia de lucha inicial se basó en conocer de primera mano las situaciones de explotación laboral que sufrían sus vecinos en sus puestos de trabajo. “Era la primera vez que los sindicatos íbamos a las puertas de las empresas, nos encontramos con gente a la que habían despedido en ese momento y otras nos contaron su situación durante su pausa del bocadillo”, cuentan los activistas. Con estos encuentros pudieron mostrar de primera mano su solidaridad con los trabajadores, generando sólidas redes de apoyo entre los propios afectados. Después, les brindaron orientación para “fomentar su lucha y organización, intentando que viniesen a los sindicatos de barrio a contar su problemática y animándoles a luchar”, explican.
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La salud laboral, una reivindicación central en el sector
Las problemáticas en torno a la salud laboral en el sector han constituido uno de los ejes de reivindicación durante la campaña. La prevención de riesgos es, sin duda, una de las cuestiones más acuciantes en relación a las condiciones de explotación que sufren estos trabajadores. Logística presenta los datos más elevados de absentismo laboral en el Estado español, alcanzándose el 10% (la media está en el 5%), como indican varios trabajadores en lucha. Esto se debe principalmente al esfuerzo físico que requieren ciertas labores de transporte, carga o almacenaje sin que muchas empresas cuenten con medidas de seguridad adecuadas para ello. Muchos de estos trabajadores han acabado con lesiones graves por no disponer de equipos de protección individual (EPI) o directamente por desconocer los medios de seguridad esenciales.
Pablo incide en que “la patronal ha estado pronunciando discursos que tachan a los jóvenes de vagos, que tienen que contratar a más personal intermedio en las empresas para bajar este absentismo. Pero también vemos que es un sector que presenta serias problemáticas relacionadas con la salud laboral”. Los problemas vinculados a la ansiedad por motivos laborales (mayormente por la inseguridad de muchos de estos empleos y su extrema precariedad) son también preocupantes. El grupo de Autodefensa Laboral de Carabanchel ha denunciado en repetidas ocasiones el aluvión de bajas por salud mental que reciben por parte de trabajadores de hostelería, construcción, logística y otros sectores. “Son personas que en su mayoría trabajan en B, por lo que no tienen el derecho a paro ni la estabilidad de quienes trabajan con contrato. A ello se suma el abuso de poder contra las personas migrantes que no tienen otra opción que trabajar de forma irregular para poder vivir”, describe una de las integrantes de esta plataforma.
Algunas de las personas que piden bajas por culpa de estas dolencias tanto físicas como psicológicas acaban expulsadas de sus puestos de trabajo bajo el falso pretexto de “haber bajado su productividad”. Esto es exactamente lo que le sucedió a Luis, quien actualmente trabaja como mozo de almacén en una multinacional japonesa de alimentación. En 2021 fue despedido de su antigua empresa tras solicitar la baja por enfermedad laboral al sufrir una hernia inguinal. “Enfermé de la espalda por coger calderas de 30 kg, máquinas de aire acondicionado y todo tipo de aparatos, y al poco tiempo de pedir la baja me llegó el burofax con fecha de despido para el mes siguiente. Eso me dio tiempo a organizar a mi gente y a mi barrio, ya que en esa época en la zona sur ya había colectivos de barrio como la Asamblea Popular de Getafe”, cuenta. Su historia se extendió como la pólvora entre las organizaciones sociales y durante varios días decenas de personas participaron en concentraciones y acciones de denuncia a través de las redes sociales.
Los elevados índices de temporalidad también han sido objeto de crítica durante la campaña. Los colectivos llevan tiempo viendo cómo muchos de los trabajadores entendían la temporada de Navidad como una forma de encontrar trabajo en el sector logístico. Desde que se inauguró la figura legal de los fijos discontinuos, critican, “vimos que había una sobrecarga de trabajo, es decir, te meten todas las horas extras que puedan bajo una promesa de continuidad que luego no se cumple. Acabas reventado durante unos meses en los que el trabajo es muy grande, pero no hay una recompensa posterior de quedarte en una empresa”, denuncian desde la Red de Sindicatos. Esto se aprecia especialmente en el sector logístico, si bien el problema no es exclusivo del mismo: los empleados en turismo, hostelería y ocio y tiempo libre son también víctimas de esta forma de contratación que precariza a miles de personas cada año.
Una lucha que no cesa
Concluida la campaña que ha logrado dar voz a esta lucha laboral, las activistas defienden la importancia de seguir agitando los barrios para lograr cambios estructurales. Desde la Red destacan que “los retos son amplios y tenemos claro que ningún gobierno va a venir a solucionarlos”. “Sin ir más lejos, con la última reforma laboral, ahora un trabajador con contrato fijo discontinuo puede ser llamado por la empresa en periodos cortos de mucha demanda y prescindir de él el resto del tiempo, por lo que nosotras nos preguntamos, ¿qué trabajador puede vivir dignamente trabajando solo dos meses al año?”, aseguran.
Los bajos salarios y el incumplimiento de los horarios continúan mermando la calidad de vida de la clase trabajadora en la Comunidad de Madrid, dentro y fuera del sector logístico. La plataforma convocante espera que experiencias de lucha del mismo sector, como la huelga de Amazon en 2019, sirvan de referente para quienes hoy se movilizan masivamente por sus derechos. Durante la jornada de clausura de la campaña el pasado 22 de febrero, uno de los impulsores de estas movilizaciones relató cómo fue organizar una de las huelgas más históricas de los últimos años. “Una empresa como Amazon, que crecía exponencialmente en beneficios, en ventas y en contratación, se dedicaba a recortar derechos a los trabajadores. La subida salarial no llegaba ni un 1% y querían quitar los complementos de garantía cuando uno está de baja. También desaparecieron las categorías intermedias y durante año y medio se estuvo negociando sin éxito para tratar de llegar a un acuerdo y no llegar a una conflictividad”.
Los parones contaron en su momento con el apoyo de grupos y organizaciones como Iniciativa Comunista, Red Roja, el PCE y Unidas Podemos y fueron votados por un 80% de la plantilla. Cosecharon victorias tan relevantes como frenar la ampliación de jornada, que menos trabajadores perdieran la antigüedad y lograron el pago del complemento por incapacidad temporal a partir del cuarto día. “Los trabajadores se concienciaron y, quieras que no, no es lo mismo trabajar a destajo que hacerlo en torno a una jornada normal”, destaca el sindicalista. Actualmente, admite, “estoy intentando concienciar a los trabajadores para que se organicen porque estamos hablando de un sector que está en auge. Por ejemplo, en el Corredor del Henares están desapareciendo las industrias y toda esa zona se está transformando en un gran almacén. Entonces, la única manera de que los trabajadores sigan defendiendo sus derechos es organizarse”.
Al hacer balance de los últimos meses de movilización popular, las activistas confiesan las múltiples dificultades a las que tuvieron que hacer frente para llevar a cabo acciones como carteladas. La mirada inquisidora de los supervisores de las plantillas en los polígonos tenía en ocasiones un efecto atemorizante sobre los propios trabajadores: “Se nos ha recriminado pegar carteles o incluso mantener una conversación con los trabajadores y trabajadoras, quieren intimidar y generar miedo o dudas sobre si van a ser sancionados por aceptar los panfletos”, cuentan. Pese a todo ello, insisten en la necesidad de ahondar en la confederación de luchas desde la interseccionalidad. “El trabajo es un eje central en la vida de las personas y a su vez está ligado con todos los demás problemas como la vivienda, la salud mental, la sanidad, o la educación. Todo esto implica en que si no luchas por una mejora de tus derechos laborales difícilmente vas a conseguir que los demás problemas puedan mejorar”, concluyen.
Todos los entrevistados en esta pieza han pedido que no se desvele su identidad debido al temor a sufrir represalias por parte de sus respectivas empresas. Desde hace años, comentan algunas fuentes del sector, muchas han filtrado nombres de los despedidos sindicalizados a otras empresas del entorno para evitar que éstos vuelvan a ser contratados y así desmovilizar a quienes luchan por sus derechos laborales.