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Pensamiento
Elogio de las “instituciones monstruo”
Entre los últimos libros de ensayo social y político destaca el hermoso libro que acaba de publicar Raúl Sánchez Cedillo bajo el título Lo absoluto de la democracia, que está acompañado por un prólogo no menos bello y sentido de Toni Negri. Una auténtica joya que abre la editorial malagueña subtextos, ligada a su vez a la recientemente abierta librería de la misma ciudad, de nombre Suburbia. Una ráfaga de pensamiento nuevo y cultura libre para esa ciudad y para el conjunto de todas nosotras.
El libro recoge los artículos políticos de Sánchez Cedillo publicados en los últimos diez años, el primero en 2007. Se trata de reflexiones nucleadas en torno al 15M al que interpreta a partir de conceptos elaborados por Félix Guattari y Gilles Deleuze en la segunda mitad del siglo pasado, acompañadas siempre por la sabia guía de Toni Negri. Sin desdeñar la introducción de temas complejos ligados a la tecnopolítica o las teorías de la indeterminación y la probabilidad. Un desafío para leer la política con gafas nuevas.
Frente a aquellos que ven en el 15M un momento de politización de jóvenes de clase media, cuyo ciclo ya ha terminado, o quien lo reduce a ser el acicate de las iniciativas de acceso a las instituciones, el autor lo entiende como un proceso de politización y agencia política que logra crear un ecosistema propio hecho de asambleas presenciales y nodos virtuales. El 15M crea un sistema red o, en sus propias palabras, un sistema red transindividual que deja atrás la figura señera del “individuo” como último átomo de lo social e inaugura la estela de la red transindividual de seres humanos que nos sostenemos y cuidamos unos a otros. Se trata de un “agenciamiento de cuerpos y máquinas” cuya erupción sitúa en las revueltas de la primavera árabe y de las plazas y calles en 2011.
En ese agenciamiento el concepto de “cuerpo-máquina” ocupa un lugar fundamental ya que “lo fundamental del operador en red no es el individuo con su fuerza de trabajo, sino los cuerpos, es decir, los cerebros, las emociones, los razonamientos, los usos del lenguaje, de la gestualidad…”, como dice en esta entrevista. Sobre él se ejerce una violencia inaudita, de ahí que Raúl hable del 15M como una “insurrección del cuerpo-máquina”.
Esta red se dotó de un punto generador de información, distinto de los generadores de opinión mainstream, “se consiguió construir un “nosotros” expansivo, apropiativo, una especie de cuerpo sin órganos, que tiene un territorio existencial, afectivo, propio, una singularidad plena de multiplicidades” , que se expresa autónomamente y por sí mismo y no tiene ningún interés en la representación.
Este “nuevo” comunismo no desdeña la dimensión institucional pues sabe que debe medirse con el capital y con el Estado. Pero aspira a la creación de instituciones de contrapoder
Este sistema red transindividual se ajusta como un guante a la lucha contra la máquina abstracta capitalista e informacional que extrae plusvalor de todas las relaciones humanas, siendo éstas a su vez la base y el medio de la vida humana. Siguiendo a Negri y a otros autores de la autonomía italiana el autor indica que justamente todas esas acciones e intercambios, parasitados por la máquina capitalista, son los pilares de la producción antropogenética, es decir aquella que reproduce y sostiene el propio vivir de los humanos y del planeta. El trabajo vivo de las poblaciones interconectadas es la sustancia viva del propio capitalismo del que éste se alimenta, al que promueve y depreda en proporciones similares.
Estas consideraciones propulsan la pasión comunista del libro. Un comunismo que no se nuclea en torno a los partidos comunistas, como Toni Negri pone de relieve en el prólogo. Si para él, nacido en los años 30 del siglo pasado, lo natural era inclinar la lucha obrera hacia el modelo de los partidos obreros, a pesar de la crítica hacia ellos ya vigente en aquellos años, la generación de Raúl mira hacia otras experiencias, entre otras la nueva composición del trabajo vivo en los centros capitalistas, la inmanencia del intelecto general en todos los procesos productivos y reproductivos y la emergencia de una nueva subjetividad atravesada por las nuevas condiciones de vida: la precariedad generalizada, el deterioro de la vida a nivel planetario y la emergencia de redes cognitivas y afectivas que nos sostienen. Ese sería el nuevo horizonte del comunismo.
Este “nuevo” comunismo no desdeña la dimensión institucional pues sabe que debe medirse con el capital y con el Estado. Pero aspira a la creación de instituciones de contrapoder, que el autor denomina “instituciones monstruo” por responder a dinámicas de auto-organización que crean herramientas organizativas capaces de hibridarse con instituciones “respetables”. Espacios en los que se lucha viviendo o se vive luchando, espacios en los que inventar formas comunitarias de vida, espacios en los que el mero hecho de seguir existiendo es ya de por sí una apuesta política. Espacios que de por sí dan fe del extraordinario nivel que ha alcanzado la cooperación productiva en nuestra sociedad, por más que el discurso hegemónico siga insistiendo en privilegiar la figura del “ganador” a toda costa en la jungla del mercado.
Para teorizar esos nuevos territorios existenciales y políticos el autor se sitúa en el marco de algunos de los experimentos más radicales e innovadores del 68, como los centros okupados y autogestionados, las redes creadoras del software libre, los grupos de investigación-acción o las cooperativas de hackers...
Raúl retoma “la noción de Deleuze de la institución como una invención, un artificio, una creación para satisfacer nuevas necesidades que la estructura naturalizada en un medio social no permite. Así vemos que necesitamos un nuevo sindicato, una nueva definición de la empresa política y del partido, etc. Y en esa medida la invención institucional es siempre correlativa de un momento emancipatorio, de una nueva creación política”. Decir que necesitamos “nuevas instituciones” equivale a decir que necesitamos construir esos artefactos.
Desde esta perspectiva se esboza un análisis del 15M como movimiento poliédrico y autopoiético que nada tiene que ver con la mirada melancólica y la celebración nostálgica, pues lo sitúa como, tal vez, la primera irrupción de los movimientos por venir. Estructuras policéntricas y redes abiertas que escapan a las rígidas formas de la territorialización partidaria.
Esta parte del libro se cierra con un análisis más de coyuntura, centrado en las peripecias de Podemos y el ciclo municipalista, sin perder nunca de vista la dimensión europea de nuestra ubicación en el sur de la región. De ahí nace la necesidad de una red de contrapoderes europeos que pueda poner coto a las dinámicas de las oligarquías europeas.
Todo el análisis y los nuevos conceptos tienen una valencia extraordinaria frente al discurso neoliberal hegemónico, centrado en el individuo y la familia tradicional como sus referentes prioritarios. La primacía de esas categorías a la hora de pensar la coyuntura actual y su defensa como conceptos naturalizados bloquea la capacidad de innovación política que nos exige experimentar con innovaciones institucionales capaces de dar cuerpo a esa dimensión transindividual constitutiva de nuestro presente. De ahí deriva la importancia de conceptos que ya no son tan nuevos a pesar de que sean bastante desconocidos por el gran público.
Esto son sólo unos apuntes de algunos de los temas tratados, con sus lagunas y variaciones. No sería honesto, dice el autor, dar al conjunto de artículos una coherencia que no tienen, puesto que han sido escritos en un lapso de tiempo largo y desde ángulos distintos, pero sí reconocer que en su variedad nos ofrecen pistas para pensar un futuro comunista en el capitalismo exacerbado de nuestros días. Bienvenida sea esa bocanada de aire fresco de parte de uno de los militantes políticos más finos de nuestro tiempo y un intelectual tan sutil y original de las nuevas generaciones. ¡No dejéis de leerlo! A pesar de que la terminología pueda resultar novedosa para los no iniciados en el pensamiento de Deleuze y Guattari, seguro que su lectura no dejará indiferente a nadie y le permitirá pensar la política con categorías adecuadas al siglo XXI, muy por encima de las banalidades de tantos tertulianos.