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Autopistas
Autopistas y nevadas
Así como la gestión privada de las autopistas solo se refiere al beneficio mientras que los gastos siguen siendo públicos, también nosotros somos individuos, sujetos privados, y queremos que se nos resarza de la vulneración de derechos ganados con nuestro esfuerzo.
El fin de semana de Reyes nevó abundante. Como estaba previsto. Antes se sabía, ahora solo se hacen previsiones. Antes se sabía que enero era época de nieves, ahora somos capaces de precisar que nevará desde las 16:37 del día 6 hasta las 3:25 de la madrugada del 7. Supone un gran avance.
Pero el que vaya a nevar no puede cercenar mi derecho a desplazarme. Mis derechos son sagrados. Al del desplazamiento venimos consagrándole autovías y autopistas, muchas de ellas de construcción elevadamente dificultosa y costosa. Tendría gracia que no pudiéramos mantenerlas operativas. Tampoco tendría sentido conocer con precisión la intensidad y duración de la nevada si no somos capaces de contrarrestar sus efectos negativos.
Además, tengo un coche en el garaje con traición a las cuatro ruedas que me ha costado una pasta, y le he comprado neumáticos de invierno, como recomiendan. Tengo esas autovías y autopistas prodigiosas, realizadas con mis impuestos, y soy propietario de un chalé junto a las pistas de esquí o en la playa. Quiero decir que con mi esfuerzo me he ganado mi derecho a la movilidad, que algo tan normal como la nieve de enero no puede recortarme. No sería justo.
No debiera serlo, pero llevo 15 horas atrapado en una autovía, y encima con niños pequeños, a los que ya se que no puedo llevarles a correr el encierro, pero a los que sí debo educarles en el ejercicio de sus derechos, que ahora están siendo vulnerados.
Por suerte somos una sociedad de consumidores viva y pujante. Conocemos nuestros derechos y estamos dispuestos a defenderlos. En menos de 24 horas ya se han formado dos plataformas de afectados. Así como la gestión privada de las autopistas solo se refiere al beneficio mientras que los gastos siguen siendo públicos, también nosotros somos individuos, sujetos privados, y queremos que se nos resarza de la vulneración de derechos ganados con nuestro esfuerzo.
La sociedad riesgo se resuelve en sociedad control y se vende como sociedad previsora y garantista. No en lo social, ahí los daños siguen considerándose colaterales, pero sí en lo que se refiere al orden público y la seguridad ciudadana. Aquí los daños son problema de Estado.
Pero, ¿cómo está el tema en Navarra? Tenemos una red de autopistas formidable, que conecta Pamplona con las capitales de provincia más cercanas, aunque no hay coches suficientes para tanta inversión. Son autopistas de los más diversos tipos: en unas, las empresas ganan con su construcción, en otras además, con contratos de explotación y en otras con peajes en la sombra. Siempre hay ganancia. Además, acaban de anunciar a bombo y platillo nuevas mejoras en los accesos en Lodosa, reuniones para futuras mejoras en Tudela, y estudios para las mercancías que vienen de Francia. Aunque esto último es curioso: ¿para qué pensar en peajes y desdobles para las mercancías, si nos estaban convenciendo del TAV (o TAP) como solución a las mercancías? ¿No dijeron que las mercancías iban a dejar las carreteras? Es todo muy confuso.
Ya sabemos que esta confusión viene de gobiernos anteriores, fuertemente vinculados con la empresa y los intereses privados, pero, ¿ha cambiado algo con el gobierno del cambio? El cambio de gobierno sin cambio de políticas convierte al gobierno del cambio en gobierno de recambio, que no significa gobierno de un mayor cambio sino gobierno de repuesto.