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A finales de julio el restaurante Koi Sushi accedió a pagar todo lo que debía a Miguel, uno de sus repartidores. Una victoria que no hubiera sido posible de no ser por el acompañamiento y las concentraciones continuas durante mes y medio promovidas por la Red de Autodefensa Laboral, organización a la que había acudido Miguel para reivindicar sus derechos.
¿Cómo nace la Red de Autodefensa Laboral?
Nos juntamos varias personas que veíamos que el tema laboral se percibía como muy ajeno al movimiento juvenil. Empezamos preparando charlas, pero queríamos trascender lo meramente reivindicativo para luchar de forma activa por la mejora de las condiciones de trabajo. Poco a poco se fue sumando más gente, nos dimos a conocer a los diferentes colectivos sociales y nos presentamos en noviembre de 2016.
Aunque ya teníais experiencia...
Nuestra puesta de largo fue una campaña durante los Sanfermines de 2016 en la que empapelamos la ciudad con el lema “San Fermín te explota. Tú disfrutas, ellos trabajan”. Todavía no estábamos constituidos pero vimos que en las fiestas hay muchas camareras, vendedores ambulantes o barrenderos a los que no se les respeta. Nuestra intención era cambiar el enfoque de la politización de las fiestas para que no se ciñese a las pancartas en el recinto festivo, sino que incorporase las condiciones generalizadas de empleo sumergido y mal pagado que se suelen olvidar. La campaña fue un éxito y la repetimos este año. Más tarde hicimos otra campaña sobre las cenas de empresa. Queríamos destacar que tu jefe te invita pero en realidad la pagas tú.
También intervenís activamente en los conflictos.
Claro, además de organizar charlas o campañas concretas, en la práctica nuestra actividad consiste en intentar solucionar conflictos de aquellas personas que nos contactan o apoyar otras luchas a través de la difusión o la presencia en movilizaciones, como hicimos en la huelga de las trabajadoras de Caprabo.
¿Vuestro funcionamiento es entonces similar a una asesoría?
No, parte de nuestra reflexión política inicial es rechazar ese marco de trabajo. Queremos ser una herramienta práctica y efectiva que involucre al trabajador y teja redes de solidaridad. Intervenimos donde los sindicatos no llegan, bien porque no se interesan en el sector o los trabajadores no han tenido la capacidad de defenderse. No queremos priorizar las vías jurídicas sino que nuestra forma de intervenir es escalar el conflicto para intentar sembrar la solidaridad de clase. Creemos que con este método aparte de ayudar a esa persona se crea una conciencia que se engorda en cada lucha. Sobre todo queremos que la persona afectada se involucre y sienta que hay una red de gente que la apoya.
Hoy en día la inestabilidad y la temporalidad están muy extendidas, lo que no permite una organización permanente en el lugar de trabajo
Todavía estáis configurando vuestra estructura...
Sí, estamos en un proceso de descentralización. Nuestro ámbito de acción es la Comarca de Pamplona, y con un año de recorrido queremos empezar a trabajar en los barrios. Queremos configurar pequeños comités de barrio que realicen funciones de propaganda, detección de conflictos y relación con el tejido social. Para que la gente responda, tienes que estar organizado en el barrio, pero no necesitamos una estructura muy pesada. Este modelo es operativo para intervenir en el nuevo proletariado del sector servicios, aunque hay una realidad mucho más grande a la que es difícil llegar, como la subcontratación en la industria, con su eventualidad y sus ETTs, donde hay mucha persona joven explotada.
Sin embargo, aunque sois jóvenes —entre 21 y 32 años— no os queréis enfocar en la precariedad juvenil...
Desde un primer momento renunciamos a ello. La sociedad tiende a etiquetarte y separarte en pequeños grupos, y nosotros pretendemos lo contrario. Si los jóvenes, los migrantes o las mujeres van cada uno por su lado al final la clase trabajadora pierde fuerza. Somos bastante unificadores y además queremos salir del entorno militante. Buscamos llegar a la gente cuyos problemas pasan desapercibidos. Por eso cuidamos que la estética no fuera la de siempre, con los típicos símbolos que echan para atrás de primeras.
¿Qué diagnóstico hicisteis sobre la situación del mercado laboral para ver la necesidad de una organización como esta?
En la actualidad están muy extendidas la inestabilidad y la temporalidad, lo que no permite una organización permanente en el lugar de trabajo. Surgimos para defender a quien no tiene capacidad de sindicarse, porque en esta sociedad hay gente que trabaja muchas horas, cobra muy poco, no puede pagar 60 euros al mes y no tiene a nadie que le defienda. Se está dando una recomposición de la clase trabajadora y sus formas organizativas. Lo hemos visto con las distintas experiencias de sindicalismo social, fogonazos ilusionantes como la huelga de Movistar o Bershka, u otras organizaciones en las que se pone le foco más en el territorio que en el centro de trabajo, como el grupo ADELA (Autodefensa Laboral) de Carabanchel o la Red de Solidaridad de Seattle.
Y por parte de los sindicatos tradicionales, ¿cuál ha sido su reacción?
Hemos hablado con casi todos. Con los pequeños tuvimos más afinidad, aunque con los más grandes sí que hubo algo más desconfianza. Somos algo distinto. No hemos querido entrar en esa competencia que llamaríamos “partidismo sindical”, sino configurarnos como una estructura unitaria y asamblearia. Una vez, en un conflicto de una fábrica nos preguntaron qué intereses teníamos. Lo único que queremos es facilitar que la gente se organice en el curro y reforzar los vínculos de solidaridad. No buscamos ser una estructura de afiliación, sino de militancia.
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Lo que sois es basura.
Ahora me vais a decir que es una asociacion sin animo de lucro.
De que vive la señora esa que busca personas currelas a las que extorsionar?