We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Antiespecismo
¿Qué significa ser persona y quién tiene derecho a serlo?
Derechos humanos y derechos animales. ¿Por qué seguir haciendo esta distinción? ¿No estamos, o deberíamos estar, luchando por lo mismo, es decir, una vida digna para todos? Definamos qué es una vida digna. Una vida todo lo libre y lejos posible del sufrimiento. Una vida sin tortura ni maltrato. Sin privación de nuestras necesidades básicas, sin anulación de nuestra voluntad o imposición de comportamientos para fines no propios.
Este concepto es lo que legalmente se expresa en los términos “sujeto de derecho”. Las personas humanas somos sujetos de derecho. Tenemos derecho a la vida, a la libertad física, tenemos derecho a no ser tratadas como si fuésemos un objeto y a vivir con el máximo bienestar posible.
Creo que es fácil estar de acuerdo en luchar para garantizar que todas las personas en este mundo tengan estos derechos. Ahora bien, ¿qué ocurre en el caso de las personas no humanas? Para empezar, ¿quiénes son las personas (no) humanas? ¿Qué nos diferencia exactamente del resto de animales? Muchas cosas, tantas como diferencian a un hombre de una mujer, a una y otra persona de razas diferentes o a una mujer de otra mujer. Todos somos individuos diferentes. Sin embargo, todos estos sujetos tenemos o luchamos para que tengamos los mismos derechos.
Buscar similitudes y cooperación
A lo largo de la historia hemos aprendido a dejar a un lado nuestras diferencias y centrarnos en nuestras similitudes. Los resultados nos demuestran que siempre ganamos más todos si actuamos desde un plano de igualdad, si buscamos la equidad, los intereses mutuos, en lugar de intentar estar unos por encima de otros, o unos tratando de aprovecharse de otros.
Cada vez más científicos se esfuerzan por explicar que, en la naturaleza, las relaciones entre seres vivos y, en especial entre animales, son relaciones de simbiosis, de cooperación mutua. Solo hay que mirar a nuestro alrededor para ver hasta qué punto hemos sido capaces de destruir, matar y extinguir por ignorar este hecho y creer erróneamente que se trata de sacar provecho de algo o de alguien a toda costa, perdiendo de vista los intereses propios de ese ser que explotamos.
El documental Persona (no) humana, escrito y dirigido por Álex Cuellar y Rafa G. Sánchez, nos invita a ver nuestras similitudes con el resto de especies animales, principalmente primates, aunque no únicamente. Consigue hacernos entender que no somos seres extraordinarios con características o capacidades más singulares que las de los demás, sino que somos una especie más. Somos personas, y el resto de animales también pueden ser considerados personas, o en todo caso, personas no humanas.
Es un documental que, a través de explicaciones y datos presentados por expertos en diferentes ámbitos, comparte reflexiones tan profundas que nos hacen ver el mundo de una manera que hasta ahora había sido utópica. Sabemos que todo parece imposible hasta que algún cambio o alguna acción nos demuestra que sí es posible. Sin embargo, ante el caos de violencias que nos rodea, las amenazas reales de un calentamiento global cuyas consecuencias complicarán nuestras vidas tanto como lo permitamos, es fácil caer en la desesperanza.
Viendo Persona (no) humana te das cuenta de que no todo está perdido, de que hay que seguir luchando. Pensar maneras de cambiar las cosas que nos están matando a todos es imperativo y tan necesario como respirar. Si no compartimos ideas utópicas, si no imaginamos realidades diferentes a esta, no podremos cambiar la que nos toca vivir. Este documental no solo nos propone otra relación diferente con el resto de personas en este mundo, sin importar su especie, sino que nos demuestra que el cambio ya ha empezado.
Dejar de ignorar a los demás
En el año 2017 una chimpancé llamada Cecilia fue trasladada desde el entonces zoo de Mendoza (ahora ecoparque) a un santuario de primates en Brasil. En el año 2019, la orangutana Sandra fue rescatada de su habitáculo del zoo de Buenos Aires para empezar una nueva vida en un santuario de Florida. Dos puntos clave de inflexión hicieron esto posible.
En el caso de Sandra, fue la presión de las manifestaciones de activistas a las puertas del zoo por la muerte del oso polar Winner. Murió por hipertermia debido a las altas temperaturas del verano de 2013. Un grupo de defensores de los derechos de los animales se manifestó exigiendo el cese de actividad del zoo y el posterior traslado de sus habitantes. Otra manifestación organizada por la ONG Sin Zoo convocó a miles de personas que, cogidas de las manos, rodearon el parque de Palermo junto al zoo, en silencio, reivindicando la “libertad animal”. La consigna lanzada despertó el interés en legisladores de la ciudad y del país.
La Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA) presentó ante la justicia un recurso para que se le concediese a Sandra un habeas corpus. El habeas corpus es un recurso legal que existe en Argentina y en otros países para solicitar la liberación de alguien que ha sido privado ilegalmente de su libertad.
En el caso de Cecilia, el punto de inflexión fue en 2015, cuando perdió de manera repentina a su hermana y al compañero que convivía con ellas. Se quedó sola. Pedro Pozas, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio, tras visitar el zoo de Mendoza y ver las condiciones en las que vivía Cecilia, se puso en contacto con AFADA, la misma asociación que estaba asentando ya un precedente judicial con el caso de Sandra. Decidieron solicitar otro habeas corpus para Cecilia. Ambos fueron concedidos.
Estos dos procesos marcan el inicio de una transformación imparable. El hecho de que el documental nos haga viajar a varios países —a lo largo del tiempo y durante toda la investigación y seguimiento del caso—, nos hace ver que la cuestión del maltrato sistemático de animales es global, ocurre en todos los países de este planeta. Por lo tanto, los derechos de los animales también son una cuestión que deberá aplicarse a nivel internacional para que sea efectiva.
Salir de nuestro antropocentrismo
Esto nos trae de vuelta a la pregunta inicial. ¿Debemos distinguir entre derechos humanos y derechos animales? Andrés Gil, abogado de Sandra nos dice en el documental: “a partir del reconocimiento de los animales como sujetos de derecho se van a ir acabando muchas cuestiones que hasta ahora han sido indiscutibles. Los zoos, las carreras de galgo, las corridas de toros, el uso de animales para vestirnos. Empiezan a conmoverse estructuras económicas muy solidificadas por ese punto de vista de que con los animales se puede hacer cualquier cosa”.
La idea de que somos superiores y tenemos derecho a usar y a abusar de otros porque podemos hacerlo (por la fuerza) está siendo cuestionada porque no tiene base científica ni se sostiene sobre ningún hecho. Es una construcción cultural que puede y debe cambiar si queremos acabar con las torturas que justifica.
Existen cientos de estudios de etología, algunos expuestos en el documental, que nos demuestran que el resto de animales tienen una profundidad emocional que hasta ahora les hemos negado, pero la tienen. Recordemos a la gorila Koko, al orangután Chantek y a tantos otros animales que hemos conocido o investigado, ya sea en granjas, en laboratorios, en zoos o en libertad. Somos diferentes, pero también muy similares.
Como ellos, tenemos la capacidad de pensar, de plantearnos preguntas, de planificar, de contar mentiras, de jugar, de mostrar nuestras preferencias personales. Pero, quizá, lo más importante que todavía no hemos asimilado es que todos somos conscientes de nuestras vivencias individuales, tanto de las positivas como de las que nos causan dolor y sufrimiento. Este documental nos empuja a afrontar esta cuestión. Sabiendo que tienen la capacidad de sufrir, ¿por qué no cambiamos nuestros hábitos para acabar con su privación de libertad, su esclavitud, su explotación y su final en un matadero? ¿Qué tipo de personas somos si seguimos dejando de lado a otras personas, sean o no humanas?
El documental Persona (no) humana es una iniciativa comprometida, crítica y valiente. Creo que con el tiempo lo veremos como lo que es: un testimonio del inicio que lo cambió todo. Es el viaje que necesitamos hacer para darnos cuenta del impacto que tiene sobre los demás lo que decidimos hacer o no hacer.
Relacionadas
Maltrato animal
Maltrato animal Denuncian que España es el país que más fondos públicos invierte en la cría de pulpos
Océanos
Activismo marino Dinamarca extiende la detención de Paul Watson
Antiespecismo
Peter Singer “Es una tragedia que la preocupación por el sufrimiento de los animales no sea más importante”
Lo que nos diferencia de los animales es que somos animales muy listos. El Homo sapiens, nuestra especie animal, es tan animal como el resto que vamos a extinguirnos al destruir nuestro habitat. Es lo mismo que hacen todas las especies cuando tienen la oportunidad de reproducirse sin límites significativos. No somos especiales en nada, salvo en pensar en abstracto. En cuanto a la moral, eso es propio de la vida en grupo y muchos otros animales aprenden a vivir en grupos o a ser castigados si pretenden ir por libre o aprovecharse de otros miembros del grupo. Cf. David Buss, Evolutionary Psychology. The New Science of the Mind (Routledge, 2019), Lance Workman y Will Reader, Evolutionary Psychology. An Introduction (Cambridge University Press, 2021).