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Antiespecismo
Movilización popular para proteger a cinco vacas
En 2022, y tras una denuncia al SEPRONA, 5 vacas fueron requisadas a su explotador en estado raquítico. Según un informe pericial de seguir así habrían acabado “en decúbito y muriendo”. Las vacas, propiedad de una explotación lechera, las mantenía encadenadas sobre sus propias heces, en una cuadra oscura, sin moverse durante 24 horas del día y sin comida ni agua. Tras el decomiso, fue el santuario La Manada Cántabra quien las acogió.
Durante estos dos años Lola, Audumbla, Coni, Renata y Lorea, que es como se llaman ahora, han estado protegidas, alimentadas y cuidadas en el refugio de La Manada Cántabra. Las han estado tratando cuando han enfermado y atendido cuando lo han necesitado, como cuando tuvieron a sus crías Bianca, Coque y Thor.
En diciembre de 2024, sin embargo, el Juzgado de Instrucción de Medio Cudeyo dictaminó, haciendo caso omiso a los recursos del refugio, que las vacas debían ir de vuelta a la explotación lechera de donde fueron rescatadas. Durante el proceso no se llamó a declarar ni a los agentes del SEPRONA que realizaron el decomiso y el informe del proceso, ni a ninguna persona responsable del santuario. En cambio, sí que llamaron a declarar al ganadero, a su veterinario y a un perito.
La orden estaba dada para el miércoles 15 de enero de 2025 a las diez de la mañana. Desde las redes sociales, La Manada Cántabra llevaba denunciando la situación desde hacía varias semanas, y a medida que la fecha se fue acercando, activistas de todo el Estado español se organizaron para desplazarse al santuario. La indignación al conocer el caso encendió la movilización.
Desde muy pronto por la mañana activistas independientes y militantes de santuarios tan lejanos como El Hogar (Catalunya), La Candela (Sevilla), Salvando Peludos (Madrid) o Frente L.A. (Lugo) se congregaron alrededor de el único acceso del que dispone el refugio. Algunas de ellas incluso se encadenaron a la puerta para que el camión que utilizaría el SEPRONA no se las llevara.
Sobre las diez de la mañana más de un centenar de personas ya se concentraban en el refugio. La Guardia Civil acordonaba los caminos adyacentes e impedía que más vehículos accedieran a la zona. Los agentes se personaron en el lugar y pidieron que se dejara el paso libre al camión, pero las activistas se negaron. El SEPRONA tuvo que abortar el operativo.
La protesta evitó la devolución y ahora, el juzgado que ordenó que los animales fueran devueltos a su propietario tendrá que decidir qué hacer y si vuelve a intentar enviar a Lola, Audumbla, Coni, Renata y Lorea con su maltratador. La Manada Cántabra, junto con PACMA tiene en marcha varias vías judiciales abiertas para que evitar que esto ocurra. De manera extrajudicial también han reclamado al ganadero 150.000 euros en concepto de manutención.
Aunque todavía se desconoce el futuro de estos animales, por ahora, y gracias a la movilización de decenas de activistas, se quedan en su hogar.