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Infancia
Se disparan los intentos de suicidio de menores en España
Según el INE, en España 14 menores de 15 años se quitaron la vida en 2020, último año con datos. Siete chicos y siete chicas. En la población entre 15 y 29 años los fallecidos por suicidio ese año se disparan a 300. 227 hombres jóvenes frente a 73 casos de mujeres jóvenes. Se trata de una situación que, aunque cada vez se habla más de ella, no deja de ser un tabú. Tanto los suicidios que conllevan la muerte como los numerosos intentos que existen. Esta concienciación de la sociedad hace que cada vez más jóvenes pidan ayuda. Esto es lo que se refleja en el último informe de la Fundación ANAR (Ayuda a niños y adolescentes en riesgo) y su servicio de ayuda.
Esta asociación ha constatado en el documento Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) según su propio testimonio que los casos atendidos en ANAR por ideación suicida se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidios por 25,9 en la última década. Según esta organización, han ayudado a 9.637 menores de edad que expresaron conductas suicidas, ya fuera ideación o intento de suicidio. “De estos, 3.097 se pusieron en contacto con nosotros cuando ya habían iniciado el intento de suicidio. El 63,8% de estos casos atendidos se ha concentrado en los últimos tres años, coincidiendo con la pandemia por coronavirus”, explican.
Solo este año, la fundación atendió a 748 menores de edad que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida
Esto hace entender que aunque las autoridades pusieron la alarma en los efectos del covid en la salud mental de los más jóvenes, no se está resolviendo convenientemente. Solo en esta organización se han recibido casi 600.000 peticiones de ayuda, ya sea a través de su teléfono o del chat. Solo este año, la fundación atendió a 748 menores de edad que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida. A estas cifras hay que sumar otros tantos casos atendidos desde otras organizaciones, como la línea 024 de ayuda a personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida del Ministerio de Sanidad o el teléfono de emergencias 112.
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Para entender esta afloración e incremento de los casos de suicidios en menores es importante ir a buscar las causas. Según el informe, la violencia contra el/la menor de edad está presente en el 60,9% de los casos. Dentro de las violencias que el menor sufre está el acoso, el ciberbullying y otras problemáticas en el entorno escolar (el 21,4% de los casos), el maltrato físico (14,7%), el maltrato psicológico (10,4%), agresiones sexuales (7,2%) o la violencia de género (3%). En segundo lugar, estarían los problemas de salud mental (27,4%) como causa de los intentos de suicidio, una situación que se ha agravado estos últimos tres años de pandemia: han pasado de ser el 17.9% antes de la pandemia (2019) al 34,5% en 2022. Autolesiones, problemas psicológicos y de conducta son las tres situaciones más habituales en esta causa.
ANAR también destaca el retrato que han sacado de todas estas intervenciones: mujer adolescente, de entre 13 y 17 años (media de 15), de familia migrante, que cuando se puso en contacto con ANAR ya había iniciado el intento de suicidio y que presenta bajo rendimiento escolar. Sufre problemas de salud mental, principalmente autolesiones, tiene antecedentes de fuga y ha sido víctima de agresión sexual. Además, tener menos de diez años, padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte del colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo de intento o ideación suicida, indica el informe.
Sin tratamiento y sin presupuesto
La implicación de las tecnologías en los intentos de suicidio ha aumentado 19 puntos en solo tres años (del 33,5% al 51,5%). Lo que se considera otra consecuencia de la pandemia y del confinamiento, ha creado que aumenten los delitos contra las menores y sus consecuencias. Una encuesta de Save The Children de 2019 señala que más de las tres cuartas partes de los encuestados han sufrido violencia online durante su infancia. El 47%, incluso más de un tipo. Esto hace que la tecnología sea un canal para la agresión (sextorsión, grooming, ciberacoso…), pero también otro de búsqueda sobre métodos de cómo llevar a cabo el suicidio. Desde ANAR explican que también puede ser una herramienta de ayuda, ya que en redes como TikTok o Instagram los jóvenes también tienen espacio para hacer comunidad, sentirse escuchados e incluso pedir ayuda por sus ideas suicidas.
En los últimos tres años, sólo el 44% de los niños/as o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico
Este grito de auxilio es escuchado por personas cercanas que también llaman o escriben a los canales de ANAR. De hecho el 6,1% de las interacciones fueron de menores de edad preocupados por el estado de un amigo o amiga. Por contra, parece que el sistema no hace mucho a la hora de responder a ese aviso ya que, en los últimos tres años, sólo el 44% de los niños/as o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico. Una falta de presupuesto y de estructura dentro del sistema de salud que hace inabarcable la demanda. Y que empeora a golpes la situación general de los jóvenes. Según la confederación Salud Mental España, apenas se destina el 5,16% de todo el gasto sanitario público a los servicios de salud mental. Una cifra muy por debajo de países como Reino Unido, Alemania o Suecia.
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Además, y como señala la fundación ANAR, esta atención no debe aumentar en cantidad si no también especializarse. “En la etapa adolescente -explica el informe-, la ideación, los intentos de suicidio y las autolesiones son fenómenos que hablan de la incapacidad de los y las adolescentes para resolver sus inquietudes. Sin saber que el suicidio no aporta soluciones, detrás suele haber un esquema de pensamiento irracional/disfuncional que hay que poder abordar con profesionales ya que poseen características claramente diferenciadas tanto a nivel psicológico, como desde un punto de vista legal, como los recursos sociales existentes para dar apoyo”.