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No les discutas, solo muéstrales
Badajoz, tras el paso de la yegua
apocalíptica, o señala cualquier aldea
o pueblo, donde sus tíos y abuelas
alzaron las voces, para reclamar
escuelas y hospitales, museos y teatros,
todo lo que les fue rapiñado en milenios.
Muéstrale las fosas anónimas y rebosantes,
que la bestia creía olvidadas, pero hoy
son vergüenza que la tierra les enrostra
Déjales ver el destierro de los padres,
el llanto silencioso de primas y madres,
aquellos niños sin libros pero con hambre
de ellos, como de pan y juegos ausentes.
Es que apenas nos dejan decir que somos
quien somos y nos aturden la tele e internet,
donde no se ven despachurrados guerreros,
o mujeres utilizadas por batallones, ni bebés
partidos en pedazos. Por eso en Talayuela
molesta El Señor Puta con su ser degradado,
que no es importada serie de televisión.
Para los chiquitos, la muerte en las tablas
es perjudicial, pero no lo es verla en casa,
sea en la realidad, en la pantalla o el estadio.
No hay violencia en la alcoba, en la cocina,
hasta que aparece en el escenario, opinan.
Muéstrales que todo comenzó con un golpe.
Dile cuanta vida costó esta pequeña libertad.
“Teatro para todos, necesario como el pan
de cada día, como el aire que exigimos
trece veces por minuto”