Ciencia ficción
Ficciones que se hacen reales a sí mismas

Las hypersticiones son una herramienta tanto para el análisis del capitalismo cibernético como para liberar la imaginación poscapitalista.
finally moving
Foto de sashajassem (https://flickr.com/photos/sashha_/5319963329/) (CC BY-SA)
19 ene 2023 08:00

—¿Hyper qué? [pregunta D4ns, al tiempo que abre la puerta del bar Octopus].

—Hypersticiones [responde Perikles, y seguidamente piden un par de cervezas a Omar antes de sentarse en su mesa habitual]. He estado pensando en lo que me dijiste el otro día. Eso de que mientras nadabas tuviste una epifanía sobre tener un blog en El Salto. Creo que es una idea genial y que Hypersticiones sería un buen nombre.

—Me flipa como suena [da un trago a su botellín]. Una pregunta antes de que me cuentes qué significa, ¿sería con “i” o con “y”?

—¡Ah! pues no sé que decirte. El término original en inglés es “hyperstition” pero traducido al castellano sería con “i”. ¿A tí que te parece?

—[D4ns mira unos segundos al techo antes de contestar] Yo lo pondría en castellano pero manteniendo la “y”, así, por una parte, aludimos al griego antiguo y, por otra, da al título del blog una estética más futurista.

—[Perikles le mira con atención y se mesa la barba mientras prepara una respuesta] Creo que has dado en el clavo. Entre latinos y griegos, ya sabes que me quedo con los griegos; y respecto de la estética futurista, eso me recuerda a que con la “y” no solo mezclamos dos idiomas sino que nos da para hacer el juego incluyendo la palabra “hype” en el nombre, ya sabes, la generación de expectativas sobre un producto, evento, personaje, etcétera, que tiene mucho que ver con esto de las hypersticiones.

—Eso, eso —exclama D4ns inclinándose ligeramente hacia adelante—, cuéntame de que va todo esto...

—Vamos a ver si soy capaz de explicártelo bien, porque es un jaleo... [Perikles se queda en silencio unos segundos, ordenando sus pensamientos mientras rasca la etiqueta del botellín] En esencia, las hipersticiones se definen como “ficciones que se hacen reales a sí mismas”. Así lo concibieron quienes se inventaron el término.

—¿Quiénes, dices? ¿En plural?

—Sí, es un concepto desarrollado por la CCRU, que son las siglas de Cybernetic Culture Research Unit. Fue un grupo de investigación para-académico (por lo extrañas que fueron sus líneas y métodos de investigación) alojado en la Universidad de Warwick, en Inglaterra, entre los años 1995 y 2003, más o menos. Aunque a esta unidad pertenecieron gente que ha destacado por su cuenta como nuestro querido Mark Fisher, Sadie Plant (referente ciberfeminista) o Nick Land (filósofo muy muy reaccionario que tomó las riendas del grupo después de la salida de Plant), en realidad, los principios fundamentales de esta unidad eran el anonimato y la escritura colectiva. En fin, hay mucho que contar sobre la CCRU, pero ya nos desviaríamos del tema. Quizás podamos dedicar alguna entrada del blog a explorar la mitología que generó este colectivo en torno a sí mismo.

—Guau, fascinante, la verdad. [D4ns, emocionado, parece estar haciendo conexiones mentales mientras escucha a Perikles]. Entonces, dices que la cosa va de ficciones que se hacen reales a sí mismas.

La CCRU fue un grupo de investigación para-académico (por lo extrañas que fueron sus líneas y métodos de investigación) alojado en la Universidad de Warwick, en Inglaterra, entre 1995 y 2003

—Eso es. Se me ocurren dos motivos por los que puede ser interesante ponerlo en práctica. Primero, porque es un análisis de lo que ya viene ocurriendo de manera cada vez más intensificada desde hace décadas, concretamente desde el surgimiento de la cibernética tras la Segunda Guerra Mundial y su adopción por parte del capitalismo como forma sistémica, por decirlo así. Lo que quiero decir es que nosotros nos dedicamos a la cuestión digital, pero pienso que cada vez que decimos “digital” estamos usando un eufemismo para no decir “cibernética”. Así que sería un buen punto de partida explicar en qué consiste la cibernética y cómo salimos de ella, si es que aún es posible, que quiero pensar que sí. Ahí entra el segundo motivo, si en el capitalismo actual ya funcionamos de manera que las ficciones no tanto representan la realidad, sino que la predicen y configuran (ahí entraría el ejemplo del “hype”, es una ficción publicitaria sobre algo que va a ocurrir que acaba condicionando el éxito “real” de dicho suceso), podríamos explorar cómo generar ficciones que permitan “imaginar el fin del capitalismo” como diría Fisher, o refutar la “hipótesis cibernética”, que diría Tiqqun. De hecho, todo esto que te cuento se me ha ocurrido al leer la tesis doctoral de Fisher, que hace poco publicó en español Caja Negra (tremenda editorial, por cierto) y que me he zampado estas navidades. Fisher elabora el concepto de “teoría-ficcion” que viene a ser equivalente a hiperstición, según dice Juan Salzano en el maravilloso prólogo que escribe a la tesis. Así que, y ya me callo, por todo esto te propongo que aprovechemos el blog como un experimento de teoría-ficción contra la cibernetización del mundo y a favor del “deseo poscapitalista”, por volver otra vez a Fisher. [Perikles se calla, como si hubiese salido de un trance, y alza la vista para ver al cefalópodo de ocho tentáculos que encabeza la puerta del bar]

—Hazte caso, Perikles. Podría decirte que lo que puede salir de hacer un blog así es muy interesante, pero te voy pillando el punto mejor aún. Esta relación entre ficción, realidad, e imaginación me recuerda totalmente a la lógica patafísica y su idea de estudiar las soluciones imaginarias en un mundo donde todo es anormal, todo es excepción, todo es extraordinario. A esto hay que meterle el diente de manera que muchas personas se acerquen a la cibernética y al pensamiento tecnopolítico de una forma directa. [D4ns gira un momento la cabeza al televisor, donde vuelven a hablar de la falta de chips para la producción industrial].

[T]e propongo que aprovechemos el blog como un experimento de teoría-ficción contra la cibernetización y a favor del “deseo poscapitalista”

—Fua, que flipe todo esto. Ojalá podamos montar el blog.

—Hasta incluso podríamos intentar transcribir esta conversación para que fuese la primera entrada, nos serviría para explicar la movida.

—Sin duda. Pero ten en cuenta que, en realidad, esta conversación nunca ha existido. O, mejor dicho, no es más que una ficción...


***

CODA

Porque tener un blog es tenerlo todo. Es tener el qué, el cómo, el cuándo y el dónde, al que sólo vas a sumarle el para qué. Es tener, en definitiva, voz. “Redes para qué os quiero si tengo un blog para escribir” dijo Adirf Hacklo en 1953 y no sin razón. Desde aquí podemos llevar a cabo el más estético de los ejercicios comunicativos: su propio derecho de verse realizado. Ya son innumerables organizaciones, comités, cooperativas y sindicatos que lo han entendido: cuánto más poseemos nuestros medios de comunicación más podemos lograr en la construcción de nuestras historias. La toma de las grandes corporaciones de información y comunicación será el primer paso. Necesitamos acompañarla por la soberanía documental para así crear costumbres, como ha sido siempre, en las plazas y las calles. En nuestra ágora fluyen los bits aunque somos más de deleitarnos de savia epicúrea que fluye en jardines ajenos.

Porque sentimos, pensamos y hacemos, somos.

Queremos ser la tensión de Kurt Gödel después de los 30, la (trans)lucidez de Spinoza puliendo lentes en su estudio, las ganas de conectar gente de Maris Mersenne y la defensa de la alegría y rebeldía que tiene el error. Cultivamos jardines digitales llenos de flow donde queremos jugar como Proyecto UNA y a-prender la tecnopolítica con la maña de Post-NAU. Nuestra Guerrilla es por continuar dando luz y Alexandra Elbakyan nuestra musa. Miramos a la naturaleza porque es la maestra de todo, y a las matemáticas, su hija, como bastón de guía. Nuestros teclados son ajenos confidentes a quienes venimos a honrar para empezar a jugar. Jugar siempre. Nuestra escuela es todo lado. Queremos pensar, actuar, vivir en común y por el común gracias a nuestras contradicciones.

Sobre este blog
Ficciones que se hacen reales a sí mismas.
Desde este concepto de la Cybernetic Culture Research Unit (CCRU) nos posicionamos para narrar: creemos profundamente en la investigación de las soluciones imaginarias. Somos la consecuencia de la hipótesis cibernética que destruye la distinción entre ficción y realidad. Bajo esta premisa, este espacio es un experimento de teoría-ficción para intervenir en la realidad mediante el diseño de líneas de fuga a la cibernética y la producción de deseo poscapitalista.
Coordinado por Club Manhattan, colectivo dedicado a la cultura y comunicación digitales.
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