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Huertos urbanos
José Luis Casadevante ‘Kois’: “En un huerto urbano plantas tomates, pero cosechas relaciones sociales”
![José Luis Fernández Casadevante Kois - 1](/uploads/fotos/r2000/a6995eef/2G0A0520copia.jpg?v=63906442693)
Uno de los espacios que más sufre y sufrirá la crisis medioambiental que estamos atravesando es la ciudad. Por ello, desde el ecologismo se plantea que es esencial transformarla atendiendo a los planteamientos del ecourbanismo. Una de las mejores herramientas para impulsar esa agenda es la agricultura urbana. Además de proporcionar alimentos, los huertos urbanos son un lugar de contacto con la naturaleza —algo tan necesario en la urbe—, de creación de redes y ayuda mutua —casi más necesarios que lo anterior— , de movilización ciudadana, de transformación y reverdecimiento de espacios abandonados, así como de un largo etcétera de mejoras más.
El sociólogo y activista José Luis Fernández Casadevante, más conocido como ‘Kois’, desgrana en Huertopías (Capitán Swing, 2025), toda esta serie de beneficios en un libro en el que también incluye decenas de iniciativas inspiradoras para invitarnos a imaginar una ciudad mejor
Dejó por escrito el periodista Jorge Dioni que su abuelo siempre decía que a cierta edad hay que buscarse un huerto y un crucigrama. ¿Qué beneficios tiene el primero tanto mental como físicamente?
Un huerto nos genera una relación diferente con la naturaleza. Es un espacio muy asequible y amable para reconectar con ella en entornos urbanos. Los estudios que relacionan la salud y el contacto con la naturaleza plantean que la actividad moderada que requiere el huerto genera una suerte de bienestar físico. Además, genera una salud emocional que ayuda en temas de estrés, ansiedad… Hay mucha evidencia científica que demuestra que, para la gente con una vida más o menos similar, el acceso o no a estos espacios verdes genera un diferencial en la salud. Y con los huertos, algunas investigaciones plantean que incluso más. Son prácticas que en España no se han trabajado mucho, pero que en países anglosajones se utilizan como herramientas dentro de los sistemas nacionales de salud.
Lo que dice la ciencia es que vamos a vivir con menos recursos, menos energías y en entornos ambientalmente más adversos, por lo que tenemos que adaptar las ciudades a esas evidencias
¿Todos estos puntos hacen que funcionen como utopías, como lugares en los que imaginar y cultivar mundos mejores?
Yo digo que el huerto, más allá de los alimentos, proporciona otros beneficios no tan materiales: lo que llamo cosechas intangibles. Por ello, cuando damos el salto de lo individual y miramos a estrategias más colectivas, a la agricultura vinculada a procesos comunitarios y sociales, encontramos que es una de las experiencias asociativas más inclusivas y abiertas que hay. Además, engloba a gente que viene con motivaciones diferentes: desde los que quieren cultivar su propia comida a otros que quieren conocer a nuevas personas.
Cuando un huerto comunitario funciona bien, da respuesta de una forma muy natural a todos estos intereses. Nosotros hablamos de infraestructuras que permiten la rehabilitación relacional en los barrios. Es decir, permiten transformar un espacio que normalmente está abandonado y lo reverdecen. Y, a la par que sucede eso, se reconstruyen vínculos entre las personas y se generan redes informales de ayuda mutua. Son espacios que tienen una capacidad única. Nosotros bromeamos con que en un huerto urbano plantas tomates, peo cosechas relaciones sociales.
Tanto es así que en momentos de crisis crear un huerto suele ser uno de los primeros impulsos.
Históricamente, los huertos han funcionado en esas situaciones excepcionales con una doble vertiente. Por una lado producen alimentos, pero por otro el proceso de cultivo consigue reorganizar a las personas, reconstruir las comunidades y generar espacios desde los que intervenir colectivamente sobre la realidad, una virtud que a lo largo del tiempo se ha ido ratificando. De hecho, la agricultura urbana funciona mejor durante estos periodos convulsos. Lo vimos durante los conflictos bélicos de las dos grandes guerras mundiales, con la agricultura urbana en los años 70, o en episodios más recientes como en Cuba durante el periodo especial, en Grecia durante la crisis económica de 2008, en Argentina durante el Corralito y un largo etcétera.
William Gibson dice que el futuro ya está aquí, solo que está muy desigualmente distribuido a nivel geográfico
¿Cómo entronca con la crisis ecológica actual?
La crisis ecológica es una situación nueva. Vamos hacia un lugar de casi de crisis permanente con picos de emergencia que no sabemos cómo van a ser pero que estamos convencidos de que van a darse. Y la agricultura urbana, tanto para adelantarnos y adaptarnos a los peores efectos como para transformar las ciudades, va a ser una herramienta que se va a consolidar. Ya no es la flor de un día, sino que va a tomar más cuerpo de la que tiene en la actualidad.
![José Luis Fernández Casadevante Kois - 6](/uploads/fotos/r2000/b0b5ac9b/2G0A0625copia.jpg?v=63906442692)
Dices que los huertos van a funcionar como un impulso del cambio pero que únicamente con ellos no va a ser suficiente.
Yo me focalizo en la agricultura urbana y en todas sus potencialidades. Planteo cómo hasta hace 10 o 15 años la agenda del ecourbanismo tenía un vacío en relación al sistema alimentario. Se hablaba de movilidad, de energía, de vivienda, etc. Había una serie de temáticas en la agenda, con propuestas bastante aterrizadas, pero el tema alimentario estaba fuera. Pero de un tiempo a esta parte sí que se ha trabajado mucho más. Lo cual no quiere decir que los huertos sean una omnipotencia para resolver todos los problemas que tienen las ciudades. Transformar las urbes requiere el protagonismo de muchas áreas, pero la agricultura sí que nos permite activar a grupos de personas que quizá no llegan desde otros ámbitos. Antes, la agricultura urbana era vista como una actividad de ocio, con capacidades transformadoras muy insignificantes. Pero con el recorrido que tiene ya, hemos visto que no, que más que una retirada es un ataque.
Como dices, ha servido como actos de resistencia o de protesta contra el presente.
Me gusta mucho un concepto que inventaron en Nueva York para defenderse en los tribunales en los años 80, cuando proclamaron a los huertos urbanos como infraestructuras sociales críticas. Críticas porque van contra el presente, porque realizan un planteamiento alternativo de cómo debería ser la ciudad. Y a la par se reconocen como infraestructuras sociales, como espacios relevantes para la vida en comunidad. Nadie cuestiona que si se cae un puente o falla el alcantarillado son infraestructuras críticas que hay que reparar para que la vida pueda seguir. Sin embargo, con los huertos, pero también con otros espacios como los centros sociales, bibliotecas y demás, si se deterioran, o pueden desaparecer incluso, no da la sensación de que estemos teniendo una pérdida sustancial. Es interesante verlos con esta doble mirada.
Donde antes había un parking abandonado, hoy en día producen 30 toneladas de alimentos anuales
En el libro pones múltiples ejemplos de todo ello. ¿Cuál es el que más ha llamado tu atención?
Me gusta mucho uno con una fuerte vertiente social que nació en un barrio de Vancouver, Canadá. En este lugar, uno muy empobrecido y donde hay mucha droga y violencia, había un parking abandonado donde una fundación montó una enorme granja urbana. La creó con 2000 contenedores de bioplásticos y se pensó como un proyecto de inserción laboral en el que diferentes personas se encargan de acompañar todo el cuidado y la gestión de la iniciativa. Donde antes había un parking abandonado, hoy en día producen 30 toneladas de alimentos anuales. Es una pasada y tienen un sistema de comercialización basado en cooperativas de consumo, en mercados de venta directa y una gama más gourmet. Con esto financian la mitad del proyecto y la otra, con crowdfunding.
![José Luis Fernández Casadevante Kois - 2](/uploads/fotos/r2000/59811bfc/2G0A0536copia.jpg?v=63906442693)
Explicas también que tenemos que diferenciar los verdaderos proyectos verdes, los que son realismo obrero, frente a los que son privilegios reales. ¿Cómo podemos distinguirlos?
La clave es atender a quién tiene el protagonismo en este tipo de iniciativas y cómo interpelan a lo público. Ahora hay un montón de proyectos de mejora que se pueden convertir en aceleradores de expulsión de población. Eso es algo que está ahí, como sucede con cualquier mejora, porque quien tiene la propiedad sobre el suelo las acaba acaparando. Esto es algo que debemos tener en la cabeza, pero que no nos puede llevar a la parálisis. Por eso hay que hacerlo y a la vez reivindicar a la administración para que sean lo más firmes posibles para evitar derivas negativas.
¿Cómo se construirá entonces la ciudad del futuro?
Me gusta mucho la idea que plantea el escritor de ciencia ficción William Gibson. Él dice que el futuro ya está aquí, solo que está muy desigualmente distribuido a nivel geográfico. Que ya tenemos esa ciudad del futuro, pero de manera fragmentada. Por eso deberíamos coger las mejores ideas de cada sitio. Inevitablemente, tendrá que ser una ciudad más convivencial, más cooperativa, que nos permita disfrutar de esta suerte de lujos públicos comunes. Lo que dice la ciencia es que vamos a vivir con menos recursos, menos energías y en entornos ambientalmente más adversos, por lo que tenemos que adaptar las ciudades a esas evidencias.
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La experiencia, o la no-experiencia, que he tenido en algún huerto urbano del centro de Madrid no ha sido buena. Me quise apuntar y finalmente me apuntaron para poder asistir con otros a hacer cosas por las plantas. Lo que he observado es que algunas personas dominan el cotarro y se sienten (porque les hacen sentir otros) los dueños del sitio. Es un huerto público, pero privatizado en sus dinámicas afectivas. Te hacen un examen para entrar y si lo pasas pues bien. A mi no me ha gustado absolutamente nada. De democrático no tiene nada. No es la panacea social. También allí existen gerifaltes. Esa es mi impresión. No es ciencia, sólo una impresión. El paisaje no es sólo "sol y buen tiempo".