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Honduras
La izquierda hondureña hace justicia electoral ocho años después del golpe de Estado
El Tribunal Supremo Electoral de Honduras está tardando una eternidad en dar los resultados finales de las elecciones del domingo, pero con el 58,19% escrutado el candidato de la izquierda llegaría a la presidencia ocho años después del golpe de Estado.
Manuel Zelaya, el ex presidente desalojado por la fuerza del puesto en junio de 2009, estaba el domingo por la noche junto a Salvador Nasralla cuando el candidato de la Alianza de Oposición se proclamaba ganador de las conflictivas elecciones que pueden suponer un vuelco histórico en el país centroamericano. El partido de Zelaya, LIBRES, forma parte de la alianza que suma al Partido Anti Corrupción de Nasralla, un popular presentador de televisión, y de las bases de diferentes formaciones.
Este lunes, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmaba que Nasralla lleva una ventaja de 5 puntos sobre el candidato del Partido Nacional y actual presidente, Juan Orlando Hernández, cuando se habían contabilizado el 57,19% de los votos. Horas después, uno de los magistrados del TSE, el diputado Ramiro Lobo, aseguraba a Telesur que la tendencia es “irreversible” y el candidato del Partido Liberal, tercero en liza, Luis Zelaya, reconocía la victoria de Nasralla y felicitaba al candidato de la oposición como nuevo presidente de la República.
Los resultados parciales han desatado la euforia en los seguidores de la oposición, pero el domingo en la noche todo era confusión y temor… temor a un fraude en un país demasiado acostumbrado a que las élites no acepten cambios en el status quo. De hecho, Hernández se presentaba a la reeleción en contra de la propia Constitución y la Alianza de Oposición había anunciado del alto riesgo de fraude electoral. “El padrón o censo nacional electoral está adulterado en más de un 30% hecho que se puede demostrar plenamente. El control de las mesas electorales receptoras (MER) y de los tribunales municipales y departamentales ha sido asegurado por el régimen mediante la legalización de seis partidos ‘bonsái’ o satélites a cuyas dirigencias, totalmente controladas por el Partido de Gobierno, se les entregarán miles de credenciales en blanco, aunque la experiencia de las elecciones generales del 2013 demostró que la membresía y caudal electoral de estos partidos no representa ni el 11% de todas las credenciales que recibieron. En otras palabras, casi el 90 por ciento de las credenciales de estos partidos va a dar a manos de los partidos tradicionales”, explicaba la alianza en un documento hecho público cinco días antes de la fecha de votación.
Ahora, observadores electorales (1.500 internacionales y 14.000 locales) y miembros de la Alianza de la Oposición siguen alerta porque el conteo de votos es lento y porque el TSE se demoró demasiado tiempo en comunicar a la opinión pública los primeros resultados.
Aunque se confirme la victoria de Nasralla, que supondría el cierre del oscuro ciclo político que comenzó con el golpe de Estado contra ‘Mel’ Zelaya en 2009, el Partido Nacional es el que más congresistas ha conseguido (con el 48% de los votos, seguido del partido LIBRE, con el 23%) y el que más municipios ha ganado (con el 53,23% de todos los votos).
El triunfo de Nasralla y de la Alianza de Oposición es el premio a la resistencia popular. Tras la detención y expulsiónd el país de Manuel Zelaya en 2009, cuando pretendía hacer una consulta que pusiera en marcha un proceso constituyente, el movimiento social y político de Honduras ha pagado muy cara su resistencia.
Asesinatos, persecución, señalamientos… las élites del país, con el apoyo de las iglesias católica y evangélicas, cerraron filas para retomar el control de un país que estaba cambiando a marchas forzadas durante el mandato de Zelaya. La esposa del presidente depuesto, Xiomara Castro, encabezó entonces el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), con el que fue candidata presidencial en 2013 y logró convertirlo en la segunda fuerza política del país. Ahora, Castro es la fórmula vicepresidencial de Nasralla y será clave a la hora de fijar las propuestas más a la izquierda de la Alianza de Oposición contra la Dictadura.
Manuel Zelaya, coordinador político de la Alianza, apostó por Nasralla como candidato para llegar a los sectores menos politizados del país. El candidato, de origen libanés, es un más que popular presentador de concursos de televisión y comentarista deportivo que fundó el Partido Anti Corrupción para las elecciones de 2013. Es ahora cuando ha girado a la izquierda ya como candidato de la Alianza. Si cumple su programa, deberá intentar derogar las “leyes económicas nocivas”, incluyendo la de las polémicas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, ZEDE, una de las principales promesas del presidente Hernández y que supondría entregar áreas del país a la administración de empresas privadas que no tendrían que cumplir la Constitución ni las leyes laborales del país.
En estas elecciones podían votar 6,2 millones de personas que debían elegir al presidente, a 127 diputados y a 263 corporaciones municipales. Los hondureños y hondureñas residentes en el Estado español (unos 59.000, según el último censo) no ha podido participar en las elecciones. De hecho, sólo podían votar los hondureños residentes en algunas ciudades de Estados Unidos.