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Hemeroteca Diagonal
El peyote no crece en los laboratorios
En muchas ocasiones se ha utilizado el nombre comercial de ‘mescalina’ para vender otras drogas diferentes.
PREGUNTA: El fin de semana pasado, en una discoteca, unos amigos me ofrecieron mescalina sintética en polvo. Con una cantidad muy pequeña los efectos alucinógenos fueron potentísimos. ¿Podrías explicar los efectos y los riesgos de la mescalina sintética?
La mescalina se extrae de cactus como el peyote o el San Pedro, nativos de algunas zonas de Centroamérica. Aunque su síntesis por medios químicos es posible, nunca se han detectado laboratorios clandestinos dedicados a fabricar esta sustancia ni existe un mercado orientado a su uso recreativo. Por todo ello, es muy probable que la droga que tomaste no fuera auténtica mescalina.
Lo que sucede es que, en muchas ocasiones, se ha utilizado el nombre comercial de ‘mescalina’ para vender otras drogas diferentes. A finales de los ‘80, justo antes de la explosión de la llamada ‘ruta del bakalao’, se difundió en la costa valenciana el uso recreativo de supuesta mescalina. Los análisis de laboratorio han demostrado que se trataba de cápsulas que contenían cafeína y MDA (metilendioxianfetamina), un derivado del éxtasis (MDMA) de mayor duración, potencia y en el que predominan los efectos psicodélicos. Así, la canción Mescalina, mi amor (1986), del grupo Los Rebeldes, se refería en realidad a la MDA.
En la actualidad se sigue usando el nombre ‘mescalina’ para ofrecer otras sustancias distintas. Las feniletilaminas, por ejemplo, son una familia química que incluye compuestos que producen distintos efectos estimulantes y psicodélicos. Algunas de ellas pueden adquirirse a través de internet como fármacos de investigación (‘research chemicals’). La 2C-B (2,5-dimetoxi-4-bromofeniletilamina), también conocida como ‘nexus’ o ‘afro’, adquirió cierta popularidad como sustituto legal de la MDMA a mediados de los ‘90. Tras su prohibición, la lista se ha ampliado con nuevas sustancias, con muy poca información sobre sus efectos. Aunque la difusión de estas nuevas sustancias es hasta el momento muy limitada, pueden encontrarse de forma ocasional en el mercado recreativo y en ocasiones se ofrecen como ‘mescalinas’.
En general, estas drogas son muy potentes: unos pocos miligramos producen efectos plenos y pequeños incrementos en la dosis pueden dar lugar a problemas. Conviene ser muy prudente a la hora de experimentar con estas drogas: es imprescindible documentarse sobre los efectos y riesgos de cada sustancia (un buen punto de partida puede encontrarse aquí). Debes tener garantías sobre el origen y el proveedor, y utilizar una balanza de precisión para una dosificación exacta. De lo contrario, el riesgo de encontrarse ante una experiencia desagradable es muy elevado.
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