We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Hemeroteca Diagonal
Eric Burdon: “Sacamos a los Beatles del número uno de las listas... ¡Oh! qué buen rollo”
Conocido mundialmente por su interpretación de ‘The house of the rising sun’, Eric Burdon fue solista de The Animals y del grupo War.
“Feliz como una perdiz. Era quien quería ser, un estudiante de arte muerto de hambre. Un animal adolescente lleno de acné y sin una sola preocupación en el mundo, sobreviviendo a base de fish and chips y Newcastle Brown Ale. Vaya Vida.” Así empiezan las jugosas memorias de Eric Burdon (Newcastle, 1941), hombre de rock (Don’t let me be misunderstood, Da Capo Press 2002). El hijo de los Burdon, una ama de casa y un electricista de Newcastleupon- Tyne, tiene 19 años y es un ‘teddy-boy’ que estudia artes gráficas. Los viernes y sábados baja a beber al Downbeat, el garito local para escuchar música americana. El chaval tiene un chorro de voz y toneladas de actitud y a veces los grupos le piden que se suba al escenario cuando les ha fallado el cantante.
En aquella época el joven Burdon y sus amiguetes rockeros han formado una pandilla de moteros sin moto autodenominados The Squatters y llevan tiempo pensando en montar un grupo. Un día ven un anuncio para un concurso de rock and roll y deciden apuntar al cantante a ver qué pasa. Eric llega al garito el día del concierto y le presentan a la banda con la que tiene que tocar. “¿Tienes partituras?”, pregunta el líder de la banda. “No”. “¿En qué clave quieres tocar?”. “En la mejor que tengas”. Entre todos se ponen de acuerdo y tocan “Roll ‘em Pete”, una bomba de rhythm and blues de Big Joe Turner que Burdon conoce bien. Los chicos están on fire, cocinan bien la canción con unas cuantas improvisaciones, agitan el asunto y revientan la casa. Un par de cientos de brits sudorosos los aclaman como si se acabara el mundo y se llevan el primer premio.
Tras esta bonita estampa de la era dorada del rock and roll se esconden dos de los hechos fundacionales de la carrera de Eric Burdon. Por un lado la toma de conciencia de la fascinación por el escenario en sí mismo. Según él, “una vez que has sentido el poder de la música y has experimentado que puedes tocar el alma y el corazón de personas de todo el mundo, ya no puedes olvidar la magia”. Por otro lado, el segundo clasificado en aquel concurso de rock en 1962 fue Alan Price, fundador de la banda que se convertiría en The Animals poco después, The Alan Price Rhythm and Blues Combo.
Price era un pianista y contable de clase media que venía de Sunderland, la ciudad gemela y eterna antagonista de Newcastle. “Era hincha del Sunderland y bebía Sunderlands Double en vez de Newcastle Brown, lo que en aquella época era toda una distinción”, dice Burdon en sus memorias. “Aunque pronto estaríamos en el mismo equipo, The Animals, desde aquel momento en adelante, fue siempre una competición con Alan”. La historia de Price y Burdon, la historia de The Animals, acabaría después de tres años intensos de tocar por Inglaterra y los Estados Unidos, en gran medida por problemas de royalties que Price cobró y el resto de los chicos no.
Desde Madrid, año 2011, nos imaginamos el Newcastle de los primeros ’60 como una ciudad desarrollada en torno al trabajo duro, a válvulas de escape como el pub o el fútbol, y a las tradiciones ¿Cómo fue la entrada de la música negra en la ciudad? ¿Cómo recuerdas aquellos primeros años?Como bien sabéis, Inglaterra está en una pequeña isla del norte de Europa y la respuesta a vuestra pregunta tiene todo que ver con el mar. Los hombres se embarcaban y al volver traían música consigo. Yo tenía un vecino con el que me llevaba bien, que viajaba a menudo a Nueva York, donde compraba discos para el “pequeño Eric”. Solía traerme discos de blues y jazz, y de este modo me expuse por primera vez a lo que sería mi futuro.
En los comienzos de The Animals, una banda muy cercana a la experiencia rhythm and blues en lo formal... ¿En quién os fijabais para hacer vuestras canciones? ¿Quién te influía a la hora de cantar?
Mis solistas favoritos eran Joe Turner, Ray Charles, Jimmy Witherspoon y Bo Diddley. De algún modo, en el circuito local logré hacerme un hueco con grupos ‘jazzeros’ que iban necesitando un cantante. Grabé mis primeros temas en los inicios de los años 60 con Ian y Mick Carr en un pequeño estudio llamado Morton Sound, en Newcastle.
En España, y en otros países del mundo, The Animals se hicieron famosos gracias a la versión deThe House of the rising sun ¿Qué supuso este tema para el grupo? ¿Qué cambió en ese momento?
Era la canción que se oía en en todas las radios del Reino Unido en el verano del ‘64, acelerando de algún modo la popularización de la radio portátil (transistor). Todo el mundo tenía uno. Y sacamos a los Beatles del número uno de las listas, que tenían desde hacía dos años. ¡Oh, qué buen rollo!
“La mezcla de estar de gira por EE UU y de descubrir formas de colocarse tuvo un efecto sobre todos nosotros”
A mediados de los años 60 se produce un cambio en vuestra música, y dejáis algo de espacio a un espíritu más hippy ¿Qué os aportaron musicalmente las giras por Estados Unidos?
La mezcla embriagadora de estar de gira por los EE UU y de descubrir nuevas formas de colocarse desde luego que tuvieron un efecto sobre todos nosotros. Al mismo tiempo que comenzaban los días más mágicos de nuestras vidas, nos encontrábamos por fin en mitad del meollo. Fuimos descubriendo nuevas cumbres y nuevas y terribles profundidades a medida que seguíamos al conejo blanco hasta el fondo del agujero.
Damos un salto hacia delante, hasta tu colaboración con los War, un grupo que se adelantó a su tiempo en la mezcla de sonidos, ¿cómo recuerdas la grabación de Eric Burdon declares war?
En aquella primera sesión con los War, el ambiente estaba lleno de energía, y de hecho creíamos en la hermandad. Era un verdadero experimento, sabíamos que estábamos abriendo nuevos caminos. El recuerdo de aquel tiempo al que tengo más cariño es el de los chicos de la banda quejándose por tener que usar auriculares, porque se les despeinaban los peinados afro que con tanto cuidado preparaban, ya que en aquella época era el último grito entre los hermanos.