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Denuncia por el empleo de ‘fórceps didácticos’ con mujeres sin recursos económicos

La asociación El parto es Nuestro denuncia un caso de uso de “fórceps didácticos” en un parto que terminó lesionando gravemente al bebé.

Parto
El uso de forceps tiene que ser consentido por la mujer embarazada. / Imagen de Irene G. Ruiz.
11 dic 2013 13:07

El 4 de abril de 2011, Nancy Álvarez, migrante paraguaya de 26 años, madre soltera, empleada de hogar,  ingresaba en el Hospital Clinic Universitario de Barcelona para dar a luz, únicamente acompañada de una amiga. Tras ser evaluada, la dejaron sola, y sin atención médica, junto a su acompañante en una habitación. Entonces, la cabeza del bebé comenzó a asomar. Cuarenta minutos más tarde llegó la doctora junto a cuatro estudiantes. Llevaban consigo un aparato de fórceps y le indicaron que iban a tener que usarlo. Uno tras otro, tres de los estudiantes intentan, sin éxito, extraer al bebé. Final­mente Valeria nació al cuarto intento, cuando la propia tutora se decidió a intervenir ante la incapacidad de los residentes para finalizar el procedimiento.

Como consecuencia de estas prácticas, Valeria sufrió, según recoge el informe médico, fractura craneal severa, hemorragia intracraneal y convulsiones, por lo que fue trasladada al Hospital Sant Joan de Deu, donde se le detectó, además, un “hematoma epidural secundario a trauma obstétrico por parto instrumentado”, por el que deben intervenirla. Cuando finalmente se le dio el alta, el examen neurológico mostró que la función motora de la zona derecha de su cuerpo se había visto afectada.

Han pasado dos años y medio y casos como éste se siguen repitiendo en los hospitales españoles. Así lo denuncia la asociación El Parto es Nuestro, que ha decidido personarse como acusación popular y demandar al Hospital Clínic por el uso de una técnica médica innecesaria con el único objetivo de “adiestrar a los estudiantes, utilizando el cuerpo de mujeres reales a quienes no se pide su consentimiento”, y por haber elegido deliberadamente para ello, en este caso, el perfil de Nancy, una mujer sin recursos económicos y que no tiene familia en España, como explican en la denuncia.“El caso de Nancy es el último paso de una larga lista de testimonios que nos han llegado”, explican desde El parto es Nuestro, asociación que une a usuarias y profesionales en la defensa de los derechos de las mujeres en la atención al parto, y dirigida a erradicar cualquier mala praxis. “Nos dimos cuenta, con horror, de que había manuales de obstetricia y ginecología en los que hablaban del procedimiento del fórceps didáctico”, narra Francisca Fernández, abogada que lleva este caso. “Empezamos a preguntar a médicos, matronas y enfermeras, y nos contaron que si tú miras los libros de registro de parto [de un hospital] ves que a determinadas horas del día, cuando están los estudiantes en los paritorios, hay muchísimos más fórceps que a otras horas”. Por eso han solicitado que el Hospital Clinic presente dicho registro como prueba. “Ese libro te va dando una pauta y es la manera de demostrar que es una práctica habitual en los hospitales”, alerta Fernández.

Mujeres como cobayas

Probar que se utilizó la técnica del fórceps sin prescripción médica alguna es complicado. Por eso ésta es la primera denuncia de este tipo en nuestro país de la que se tiene constancia. Como explica Ascensión Gómez, matrona, “el hospital nunca va a reconocer que ese fórceps no era necesario. Pero es algo que los que estamos en el mundo sanitario conocemos”. En su valoración del caso de Nancy lo tiene claro. “Es descarado que fue para que aprendieran los residentes. Un fórceps está indicado cuando tenemos un niño en una situación muy comprometida y hay que sacarlo urgentemente. No se puede demorar ni hacer con lentitud, ni ahora prueba uno, ahora prueba otro”. Gómez puntualiza: “Si hay que hacer un fórceps porque está indicado, se puede hacer con el personal en formación, pero lo que no se puede es indicar un fórceps para que el personal aprenda”.

El propio “Protocolo para el parto instrumentado” del Servicio de Medicina Maternofetal del Hospital Clínic de Barcelona señala claramente que “antes de iniciar una instrumentación se le debe explicar a la paciente la indicación, los beneficios y los posibles riesgos, así como las alternativas (si las hay), de manera que quede constancia de un consentimiento verbal”. De no cumplir con esta premisa se estaría violando la Ley de Autonomía del Paciente. Tampoco habría justificación alguna ni necesidad real para recurrir a esta técnica en pacientes que no lo requieren. Como admite el propio Hospital Clinic, los partos “instrumentados” representan entre un 15% y un 20% del total. Serían suficientes para que los residentes puedan aprender las técnicas y, además, existen en el mercado muñecos con los que los estudiantes pueden practicar, explica Ascensión Gómez.

El proceso judicial

El caso de Nancy se encuentra en fase de instrucción. El Hospital Clinic ha declinado hacer declaraciones a DIAGONAL. La jueza ha solicitado al hospital que presente la documentación requerida (identificación de todos los profesionales sanitarios que intervinieron, copia íntegra de la historia clínica de madre e hija, plantilla de guardias y libro de registro de partos). El Parto es Nuestro ha presentado como pruebas el testimonio de la acompañante de Nancy, que estuvo presente durante todo el procedimiento y ha testificado cómo la profesora llegó a gritar a uno de los residentes “¡Así no, que le puedes romper la cabeza!”. “Como eran inmigrantes, despreciaron su capacidad para ver lo que estaba pasando. Las ignoraron completamente, ni para tener la prudencia de no hacer eso delante de una testigo”, argumenta Francis­ca Fernández para explicar que no se expulsase a la acompañante. Tam­bién han presentado informes periciales de un pediatra y un ginecólogo, profesionales con mucha experiencia que “también pueden dar fe de que esto, en su formación, cuando estudiaban, era una práctica habitual. Y tenemos también comadronas dispuestas a declarar”, explica la abogada de Nancy.

La publicidad de las buenas prácticas
Paradójicamente, el Hospital Clínic publicita en su web las ventajas de su pionero Programa de Atención al Parto de bajo Riesgo Hospitalario (PART), cuyo objetivo es “ofrecer una atención al parto centrada en las necesidades de la mujer y su pareja/acompañante”, reduciendo la medicalización e instrumentalización de éste al mínimo y presumiendo de ser “el hospital público español que aplica de forma más exhaustiva el concepto de que el nacimiento debe ser lo más parecido a un acto familiar”. Como explica Francisca Fernández, “hay una voluntad política e institucional clara de cambiar estas prácticas. Se hacen declaraciones, se da dinero para gestionarlo... Luego miras sus tasas de episiotomías, de fórceps, de cesáreas y no ha cambiado nada. Es todo fachada”.

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