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Globalización
Rusia apuesta fuerte en el Mundial
Cuando Rusia fue elegida para organizar el Mundial, su lugar en el mundo estaba marcado por una distensión de las relaciones con Occidente. Hoy, países como Reino Unido han organizado un boicot diplomático y la situación en Oriente Medio y el Donbás convierten al país de Putin en un anfitrión incómodo.
El Mundial de Fútbol en Rusia arranca este jueves con el partido entre el equipo anfitrión y la selección de Arabia Saudí. Es la primera vez que Rusia acoge el torneo, una elección que ha venido acompañada de polémica prácticamente desde el anuncio de la FIFA en Zúrich en 2010, en medio de casos de corrupción, seguidos de llamadas al boicot por la llamada “ley contra la propaganda gay”, aprobada en 2013, y la incorporación de la península de Crimea al territorio de la Federación Rusa, en 2014, y con los escándalos de dopaje de deportistas rusos como añadido.
Rusia se la juega. A efectos de imagen internacional, la importancia del Mundial de Fútbol supera a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, incluso si para encontrar a su propia selección hay que ir hasta el puesto número 70 en el ranking de la FIFA y en consecuencia nadie espera de ella un papel brillante en el campeonato.
El Kremlin ha invertido sumas multimillonarias en la renovación de los once estadios donde se jugará la competición —Moscú, San Petersburgo, Kazán, Ekaterimburgo, Kaliningrado, Nizhni Nóvgorod, Rostov del Don, Samara, Saransk, Sochi y Volgogrado— y en infraestructuras y transporte para mejorar el desplazamiento de los seguidores, entre las habituales acusaciones de derroche y malversación de fondos públicos.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad de Rusia han llevado a cabo ya varios ejercicios para poner a prueba su capacidad para garantizar la prevención de atentados
En total unos 11.800 millones de dólares, a los que hay que sumar un programa federal para la construcción y renovación de infraestructuras con un presupuesto de más de 352.000 millones de rublos. Se han reclutado a más de 17.000 de voluntarios y ampliado las plazas hoteleras.
Como el director general del comité organizador, Alekséi Sorokin, no se ha cansado de repetir estos últimos días en los que ha promocionado el campeonato por toda Europa, habrá WiFi gratuito en los estadios o más de 700 trenes complementarios para que los hinchas puedan desplazarse, igualmente de manera gratuita, allí donde juegue su selección. También se han dado facilidades en la concesión de visados a aficionados y periodistas.
El objetivo de Rusia es presentarse al mundo como un país capaz de organizar con éxito una competición internacional de envergadura. Sin embargo, el comienzo mismo se verá empañado por la ausencia de representantes del gobierno británico, que anunciaron el pasado mes de marzo que no asistirán a ninguno de los actos del Mundial en respuesta al caso Skripal.
El terrorismo será una de las preocupaciones. La posibilidad de un atentado yihadista en pleno Mundial —con Asia Central sustituyendo al Cáucaso norte como semillero de terroristas— inquieta. Los lobos solitarios radicalizados a través de las redes sociales son difíciles de detectar y las autoridades han descubierto amenazas en canales encriptados de Estado Islámico en Telegram. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado han llevado a cabo ya varios ejercicios para poner a prueba su capacidad para garantizar la prevención de atentados, proteger las instalaciones deportivas de amenazas terroristas y evacuar a los civiles en caso de ataque.
Moscú también mira de reojo a Ucrania. Se teme que Kiev comience una ofensiva para recuperar el control sobre el Donbás aprovechando que los focos estarán puestos en el Mundial, pensando en otros precedentes: la fase caliente del Euromaidán ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Sochi, y la invasión de Osetia del Sur por parte de Georgia, durante las Olimpiadas de 2008 en Beijing.
En la última edición del programa Línea directa con Vladímir Putin, el escritor Zajar Prilepin —miembro de la Otra Rusia, el antiguo Partido Nacional-Bolchevique (PNB), quien se encuentra actualmente en la zona asesorando a las milicias separatistas— preguntó al presidente ruso qué haría si el gobierno de Petró Poroshenko intentaba retomar Donbás. “Espero que no haya ningún tipo de provocaciones, pero si ocurre, creo que tendría muy serias consecuencias para el Estado ucraniano en general”, contestó Putin.
Más probable es que Alekséi Navalni, la figura más conocida de la oposición extraparlamentaria, intente llevar a cabo algún tipo de acción en Moscú, donde se concentra el grueso de sus partidarios, y que ésta sea amplificada por los medios de comunicación opositores y occidentales. Por lo demás, en lo mediático no cabe esperar muchas sorpresas y la rutina se impondrá de nuevo: los medios públicos rusos destacarán los logros alcanzados y los medios occidentales escudriñarán cada rincón para encontrar los defectos.
Tanto las llamadas del gobierno ucraniano como de la oposición liberal rusa al boicot han caído en saco roto: demasiado dinero en juego. “El Mundial de Fútbol se votó y se concedió a Rusia y seguimos adelante con nuestro trabajo”, declaró el entonces presidente de la FIFA, Sepp Blatter, poco después de la crisis de Crimea. Más recientemente, en una entrevista con el Frankfurter Allgemeine Zeitung, el presidente de la Ost Auschuss (la organización que agrupa a los empresarios con intereses en Europa oriental, en particular en Rusia), Wolfgang Büchele, fue tajante al respecto: “Estoy en contra del boicot, quien tenga billetes debería ir”.
Putin en la recta final
El presidente ruso acaba de comenzar su cuarto mandato tras imponerse en las elecciones del 18 de marzo. Después del primero y segundo (2000-2004 y 2004-2008), Putin ocupó como es sabido el cargo de primer ministro (2008-2011) antes de presentarse a la reelección en 2012.Éste será el último mandato de Putin, que terminará —si no lo hace antes de manera imprevista— en el año 2024: un total de 24 años en el poder, el equivalente de toda una generación, en los cuales Rusia ha experimentado modificaciones profundas en el sistema político, en la economía y en la composición social y en su posición en el sistema de relaciones internacionales, en el que ha asumido un creciente protagonismo.
Sin embargo, Rusia se enfrenta a problemas no menores como encontrar a un sucesor al cargo en el sistema hiperpresidencialista heredado de Borís Yeltsin o la asignatura pendiente de diversificar su economía, que depende en extremo de la exportación de hidrocarburos —hasta un 62,8% del total en el año 2015— y materias primas, y cuya modernización tiene en la corrupción, la estructura institucional y el contexto político internacional sus principales obstáculos.
El principal reto de Putin no es hacer frente a una oposición política hasta ahora fragmentada y con un apoyo popular más bien escaso, sino mantener el relativo poder adquisitivo de una nueva clase media que constituye uno de sus pilares.
Un Mundial de Fútbol celebrado con éxito y sin sobresaltos sería el broche de oro a este arranque del cuarto mandato de Putin después de la inauguración del puente de Crimea –que une a la península con el resto del territorio de la Federación Rusa– el pasado 15 de mayo, una semana después de haber tomado posesión del cargo, el 7 de mayo. El resultado comenzará a dilucidarse el 15 de julio, cuando el silbato del árbitro ponga fin al último partido en el estadio Luzhnikí de Moscú.
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https://www.lahaine.org/mundo.php/futbol-un-hermoso-lugar-donde
¿El boicot de UK en que consiste? Por que están como locos con su selección. Cuanta hipocresía.
La razon del desprecio a Rusia tiene mas que ver con esto
http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/06/13/el-g7-colapsa-en-canada-mientras-el-grupo-de-shanghai-asciende-en-china/
Tiene todo que ver con la decadencia del imperio Yankee. Ya falta menos.