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El Instituto Gallego de Estadística (IGE) ha publicado este viernes los datos sobre conocimiento y uso de la lengua gallega de la última Encuesta estructural a hogares. Este estudio se publica cada cinco años desde el 2004, siempre con entrevistas realizadas el año anterior, y es la principal referencia para monitorizar la situación lingüística en Galicia. La publicación más reciente constante un retroceso en la competencia lingüística y comunicativa autopercibida por las hablantes y una marcada brecha generacional. El porcentaje de personas que reconocen saber “poco o nada” de gallego ha aumentado en 2023 en todas las franjas de edad, pero es especialmente significativa entre las menores de 15 años, donde ha pasado de 23,90 a 32,44% en apenas cinco años.
Siguiendo esta tendencia, el uso oral del gallego también ha retrocedido de forma generalizada en todos los grupos poblacionales. Por primera vez en la serie histórica publicada por el IGE el porcentaje de hablantes de gallego ha bajado de la mitad hasta situarse en el 45,51%, frente al 51,88 de la encuesta anterior, realizada en 2018, mientras que el monolingüismo en castellano ha pasado en 20 años del 19,56 al 29,20%. Además, tan solo el 64,90% de las entrevistadas ha declarado entender mucho cuando les hablan en gallego, mientras que la población restante no tiene una comprensión absoluta, declarando entender bastante, poco o nada.
Educación
Educación Cómo 15 años de PP en la Xunta de Galicia han aniquilado la oferta de material educativo en gallego
Aun así, en la presentación de estos datos, las autoridades en materia de política lingüística de la Xunta de Galicia celebraron como un éxito que siete de cada diez gallegos y gallegas sean capaces de comunicarse en gallego.
Para Carlos Callón, profesor de enseñanza secundaria y autor de “O libro negro da lingua galega” (Xerais, 2022), “lo sorprendente es que el gallego exista y se mantenga” después de los consecutivos mandatos de Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda. Los datos, según este experto, están en línea con los estudios que se venían realizando sobre la situación sociolingüística del gallego e indican una pérdida en la transmisión generacional de la lengua que duele particularmente porque existen resortes para garantizar una mayor vitalidad del gallego, si hubiese voluntad a nivel nacional y estatal.
La brecha generacional amenaza el futuro del gallego
Un factor de crucial relevancia para evaluar la transmisión generacional del gallego y pronosticar su futuro es la distribución de hablantes en función de la edad, y es que esa minoría de hablantes habituales de gallego se concentra fundamentalmente en los grupos de población de más edad. Las personas entrevistadas por encima de los 65 años le dan un uso mayoritario en el 67,92% de los casos. En las franjas etarias más jóvenes, no obstante, la realidad es muy distinta. Si en el 2018 el porcentaje de gallegohablantes habituales de entre cinco y 14 años era del 26,12%, en el 2023 se redujo hasta el 16,19: 10 puntos en un lustro. Hace 20 años superaba el 40%. En estas dos décadas el monolingüismo en castellano ha crecido del 34,17 hasta el 53,67% para esta horquilla de edades.
Además, si el 46,31% de las personas mayores de 65 años se sienten más cómodas hablando gallego que castellano, este porcentaje es del 6,68% para las de cinco a 14 años, que ya se desarrollan mejor en castellano en el 70,53% de los casos, en detrimento, a lo largo de los últimos 15 años, no solo de la preferencia por el gallego, sino también de la ausencia de preferencia entre los dos idiomas.
El primer contacto con la lengua pasa a ser en castellano
Si en el 2008 un 27,88% de las personas de cinco a 14 años respondía que sus padres les hablaban siempre en gallego, 15 años después este porcentaje se ha reducido al 16,06%, mientras que los hogares en los que sus padres les hablan exclusivamente en castellano han pasado de representar el 36,98 al 47%. Esta situación contrasta con la de las personas mayores de 65 años, a las que sus padres les hablan solo en gallego en un 66,12% de casos según la última publicación del IGE, cifra que ascendía al 78,85% en 2008. Los datos reflejan por lo tanto una transformación sociolingüística: si anteriormente se consideraba que el ámbito familiar o privado era el reservorio del gallego, mientras que el castellano representaba la lengua del ámbito social o público, en la actualidad el castellano ya predomina también en el primero de ellos en las nuevas generaciones.
Eso coincide en gran medida con los porcentajes relativos a las lenguas en las que han aprendido a hablar las niñas y niños, si bien se observan algunas variaciones: según la última publicación del IGE, el porcentaje de personas que declararon iniciarse en el habla a través del castellano es mayor que el de las que respondieron que sus padres les hablaban siempre en castellano, y la de personas que declararon iniciarse en el habla en gallego es menor que el de las que dijeron haber recibido exclusivamente gallego por parte de sus padres. Así, entre las de 65 o más años, el 19,93% ha reconocido al castellano como su única lengua materna, un porcentaje que asciende hasta el 51,90 para las de entre cinco y 14 años, mientras que para el gallego los porcentajes fueron del 55,56 para las mayores de 65 y del 10,72 para las menores de 15 años, lo que supone un mínimo histórico que se sitúa en los dos casos más de un 20% por debajo de lo que declaraban hace tan solo dos décadas.
Aumenta el desconocimiento del gallego entre las más pequeñas
Si analizamos la serie histórica desde 2003, los cambios más relevantes respecto al conocimiento y uso del gallego se observan en la infancia y en la adolescencia. Hace dos décadas, el 56,98% de las personas con edades comprendidas entre los cinco y los 14 años afirmaba saber mucho gallego. En 2023, sin embargo, este porcentaje se situó en el 27,43%: menos de la mitad. Al mismo tiempo, casi un tercio dijo saber poco o nada de gallego, lo que representa casi el doble de hace dos décadas y un incremento de 8,54 puntos con respecto a los últimos datos.
La plena capacidad para comprender el gallego oral entre las menores de 15 años también ha disminuido significativamente, pasando de un 75,44 a un 44,02% en un lapso de 20 años.
En el contexto educativo, la comunicación en castellano ha ido ganando todavía más terreno, especialmente entre el alumnado de la enseñanza obligatoria, donde en dos décadas la comunicación mayoritaria o exclusivamente en castellano con las compañeras y compañeros entre estudiantes menores de 17 años ha pasado del 61,52 al 85,20%, al mismo tiempo que el uso exclusivo de gallego se ha reducido del 26,22 a un casi residual 4,65%, en contraste con el 47,34% que solo usa castellano. En cuanto a las personas de más de 17 años, esta tendencia también se mantiene a lo largo de la serie histórica, si bien es cierto que el uso exclusivo de castellano ha disminuido ligeramente y en la comparativa entre menores y mayores de 17 años ahora son estos últimos los que emplean el gallego en mayor medida. Estos datos no reflejan necesariamente una recuperación del gallego una vez pasada la adolescencia en un contexto castellanizante, habida cuenta de que aquellos que en el 2023 son mayores de 17 años respondían con más frecuencia ser gallegohablantes cuando eran menores, de acuerdo con los datos de 2018 y anteriores.
Con respecto a la percepción de la lengua en la que se desarrollan las clases, un 29,49% de las estudiantes dijo recibirlas mayoritaria o únicamente en castellano en la enseñanza reglada, frente a un 13,89% en gallego. Este desequilibrio es particularmente patente entre el alumnado de más de 17 años, para el que el castellano es predominante en el 43,93% de los casos, frente a un 15,82% para el gallego.
Desde la Mesa pola Normalización Lingüística llevan tiempo advirtiendo de la situación crítica que atraviesa el gallego. Ante estos datos, el presidente Marcos Maceira valora que “estamos en emergencia lingüística extrema”, culpando directamente al Decreto 79/2010, del 20 de mayo, para el plurilingüismo en la enseñanza no universitaria de Galicia. Esta normativa ha supuesto un duro varapalo para la oferta de material escolar en gallego y ha limitado severamente su presencia en el sistema educativo.
El castellano arrasa en el consumo de información
El consumo de información “en castellano siempre” o “más castellano que gallego” supera holgadamente el 90% en menores de 16 años, tanto en televisión y radio como en prensa y libros. El desarrollo y reconocimiento público de la industria editorial gallega no se ve reflejado en estos datos, ya que el porcentaje de personas que leen libros “en gallego siempre” o “más en gallego que en castellano” ha bajado entre los años 2018 y 2023.
A partir de los 16 años, el IGE permite comparar la estadística con años anteriores, observándose una tendencia creciente al desentendimiento total con el consumo de televisión en gallego. Las personas que optan exclusivamente por el audiovisual en castellano han pasado de un 23,90% en 2013 a un 34,41 en 2023. Esta propensión es más marcada todavía en la horquilla que va de los 16 a los 29 años, para la que ha aumentado del 36,90 al 54,02% en una década. Estos datos coinciden con un periodo de recortes en el doblaje de contenidos al gallego, así como con un proceso de precarización del servicio que ofrece la TVG, según vienen denunciando las periodistas asociadas en Defende a Galega, que ya ha superado los 333 viernes negros consecutivos en señal de protesta.
El rural se desgalleguiza pero continúa como bastión del gallego
Más allá de la brecha generacional, la publicación del IGE también da cuenta de un importante contraste en el conocimiento y uso del gallego entre el entorno rural y el urbano. En lo que atañe a la competencia lingüística, la tendencia es a la castellanización independientemente del tamaño del municipio, pero mientras que en aquellos de menos de 10.000 habitantes el porcentaje de personas entrevistadas que saben “nada o poco” de gallego es del 8,49%, en los de más de 50.000 asciende hasta el 25,34.
Las diferencias son mayores aún en lo relativo a los usos lingüísticos. Según los datos de 2023, los municipios de menos de 10.000 habitantes el porcentaje de personas que emplean únicamente el gallego es del 45,44%, y el de las que lo emplean mayoritariamente alcanza el 75,13%, superando el 56,15% de personas que autoperciben saber hablar mucho gallego. Esto implica que una parte importante de las entrevistadas en el rural son gallegohablantes pero dudan de su grado de corrección.
En los municipios de más de 50.000 habitantes la realidad es muy diferente. Considera saber hablar mucho gallego un 42,94% de las entrevistadas, pero solo lo emplea mayoritariamente un 22,93%, de manera que el factor limitante son las actitudes lingüísticas. Mientras que en los municipios de menos de 10.000 es monolingüe en las prácticas orales un 11,59% de la población, en los de 50.000 el porcentaje se incrementa hasta el 44,85, o sea, se invierten las proporciones de las personas que hablan siempre en gallego y siempre en castellano.
El IGE también arroja luz sobre los usos lingüísticos en las siete ciudades gallegas, que siguen la tendencia generalizada de la reducción de hablantes habituales de gallego. Lo mismo ocurre para le porcentaje de hablantes exclusivos de gallego, que es inferior al 5% en A Coruña, Pontevedra y Vigo, mientras que Lugo y Santiago de Compostela se distinguen por superar el 15%. En cuanto a la fracción de habitantes que hablan siempre en castellano, supera la mitad de la población en A Coruña, Ferrol y Vigo, y se mantiene por debajo del 30% en Lugo, Ourense y Santiago de Compostela.
A pesar de las ideas fatalistas que transmiten estos datos, Carlos Callón apunta que “la mayoría de los gallegos y de las gallegas ama el gallego aunque no lo hable”, y que este es un aspecto reseñable que no está medido en la Encuesta estructural a hogares. “Es la base de nuestro futuro”, comenta en conversación con El Salto Diario sobre esta vinculación emocional que se refleja en la cultura popular. Tanto el sentido identitario como el hecho de pertenecer a un sistema lingüístico más amplio dan esperanzas de recuperación si cambian las políticas lingüísticas.
La Xunta desvía el foco contra las inmigrantes
El Secretario General de la Lengua, Valentía García, eludió responsabilidades señalando a las personas extranjeras tras conocerse las estadísticas. Según sus palabras, la llegada de 115.000 migrantes a Galicia en el periodo que va de 2018 a 2023 es “un dato muy importante que influye directamente en el incremento de castellanohablantes”. Sin embargo, al margen de que la promoción del gallego entre las migrantes y la facilitación de medios para aprenderlo son tareas que también le correspondería asumir a la Xunta, son muchas las estadísticas, además de las ya vistas, que contradicen que la migración sea un factor de peso en la transformación del último lustro.
Por ejemplo: el IGE ofrece cálculos en valores absolutos, y en este lapso de tiempo el número de hablantes únicos de gallego de cinco a 14 años ha pasado de 31.761 a 15.080, y el de hablantes mayoritariamente en gallego también ha descendido de 26.360 a 19.619, a la vez que las hablantes mayoritaria o exclusivamente en castellano han aumentado en 15.228 personas. En el otro extremo demográfico también se observan claros procesos de sustitución lingüística, ya que entre las mayores de 65 años en 2018 hablaban siempre en gallego 314.161 personas y en 2023 lo hacían 277.962, al mismo tiempo que las que hablaban más gallego que castellano, más castellano que gallego o solo castellano han aumentado de 333.876 a 411.026.
Galego
O galego é lingua minoritaria por primeira vez e descoñecida para un terzo dos menores de 15
O Instituto Galego de Estatística (IGE) publicou este venres os datos sobre coñecemento e uso do galego da última Enquisa estrutural a fogares. Este estudo publícase cada cinco anos desde o 2004, sempre con entrevistas realizadas o ano anterior, e é a principal referencia para monitorizar a situación sociolingüística en Galiza. A publicación máis recente constata un retroceso na competencia lingüística e comunicativa autopercibida polas falantes e unha marcada fenda xeracional. A porcentaxe de persoas que recoñecen saber “pouco ou nada” de galego aumentou en 2023 en todas as franxas de idade, mais é especialmente significativa entre as menores de 15 anos, onde pasou de 23,90 a 32,44% en apenas cinco anos.
Seguindo esta tendencia, o uso do galego na fala tamén retrocedeu de xeito xeneralizado en todos os grupos de poboación. Por primeira vez na serie histórica publicada polo IGE a porcentaxe de falantes habituais de galego baixou da metade ata situarse no 45,51%, fronte ao 51,88 da enquisa anterior, realizada en 2018, mentres que o monolingüismo en castelán pasou en 20 anos do 19,56 ao 29,20%. Ademais, tan só o 64,90% das entrevistadas declarou entender moito cando lles falan en galego, mentres que a poboación restante non ten unha comprensión absoluta, declarando entender bastante, pouco ou nada.
Educación
Educación Como 15 anos de PP na Xunta aniquilaron a oferta de material educativo en galego
Así e todo, na presentación destes datos, as autoridades en materia de política lingüística da Xunta de Galicia celebraron como un éxito que sete de cada dez galegos e galegas sexan capaces de comunicarse en galego.
Para Carlos Callón, profesor de ensino secundario e autor de “O libro negro da lingua galega” (Xerais, 2022), “o sorprendente é que o galego exista e se manteña” despois dos consecutivos mandatos de Alberto Núñez Feijóo e Alfonso Rueda. Os datos, segundo este experto, están en liña cos estudos que se viñan realizando sobre a situación sociolingüística do galego e indican unha perda na transmisión xeracional da lingua que doe particularmente porque existen resortes para garantir unha maior vitalidade do galego, de houber vontade a nivel nacional e estatal.
A fenda xeracional ameaza o futuro do galego
Un factor de crucial relevancia para avaliar a transmisión xeracional do galego e prognosticar o seu futuro é a distribución de falantes en función da idade, e é que esa minoría de falantes habituais de galego se concentra fundamentalmente nos grupos de poboación de máis idade. As persoas entrevistadas por riba dos 65 anos danlle un uso maioritario no 67,92% dos casos. Nas franxas de idade máis novas, porén, a realidade é ben distinta. Se no 2018 a porcentaxe de galegofalantes habituais de entre cinco e 14 anos era do 26,12%, no 2023 reduciuse ata o 16,19: 10 puntos nun lustro. Hai 20 anos superaba o 40%. Nestas dúas décadas o monolingüismo en castelán medrou do 34,17 ata o 53,67% para esta franxa de idade.
Ademais, se o 46,31% das persoas maiores de 65 anos se senten máis cómodas falando galego ca castelán, esta porcentaxe é do 6,68% para as de cinco a 14 anos, que xa se desenvolven mellor en castelán no 70,53% dos casos, en detrimento, ao longo dos últimos 15 anos, non só da preferencia polo galego, senón tamén da ausencia de preferencia entre as dúas linguas.
O primeiro contacto coa lingua pasa a ser en castelán
Se no 2008 un 27,88% das persoas de cinco a 14 anos respondía que seus pais lles falaban sempre en galego, 15 anos despois esta porcentaxe reduciuse ao 16,06%, mentres que os fogares nos que seus pais lles falan exclusivamente en castelán pasaron de representar o 36,98 ao 47%. Esta situación contrasta coa das persoas maiores de 65 anos, ás que seus pais lles falan só en galego nun 66,12% de casos segundo a última publicación do IGE, cifra que ascendía ao 78,85% en 2008. Os datos reflicten polo tanto unha transformación sociolingüística: se anteriormente se consideraba que o ámbito familiar ou privado era o reservorio do galego, mentres que o castelán representaba a lingua do ámbito social ou público, na actualidade o castelán xa predomina tamén no primeiro deles nas novas xeracións.
Isto coincide en gran medida coas porcentaxes relativas ás linguas nas que aprenderon a falar as cativas e cativos, aínda que se observan algunhas variacións: segundo a última publicación do IGE, a porcentaxe de persoas que declararon iniciarse na fala a través do castelán é maior que a das que responderon que seus pais lles falaban sempre en castelán, e a de persoas que declararon iniciarse na fala en galego é menor que a das que dixeron recibir exclusivamente galego por parte de seus pais. Así, entre as de 65 ou máis anos, o 19,93% recoñeceu o castelán como a súa única lingua materna, unha porcentaxe que ascende ata o 51,90 para as de entre cinco e 14 anos, mentres que para o galego as porcentaxes foron do 55,56 para as maiores de 65 e do 10,72 para as menores de 15 anos, o que supón un mínimo histórico que se sitúa nos dous casos máis dun 20% por baixo do que declaraban hai tan só dúas décadas.Aumenta o descoñecemento do galego entre as máis cativas
Se analizamos a serie histórica desde 2003, os cambios máis relevantes respecto do coñecemento e uso do galego obsérvanse na infancia e na adolescencia. Hai dúas décadas, o 56,98% das persoas con idades comprendidas entre os cinco e os 14 anos afirmaba saber moito galego. En 2023, porén, esa porcentaxe situouse no 27,43%: menos da metade. Ao mesmo tempo, case un terzo dixo saber pouco ou nada de galego, o que representa case o dobre de hai dúas décadas e un incremento de 8,54 puntos con respecto aos últimos datos.
A plena capacidade para comprender o galego oral entre as menores de 15 anos tamén diminuíu de xeito significativo, pasando dun 75,44 a un 44,02% nun lapso de 20 anos.
No contexto educativo, a comunicación en castelán foi gañando aínda máis terreo, especialmente entre o alumnado do ensino obrigatorio, onde en dúas décadas a comunicación maioritaria ou exclusivamente en castelán coas compañeiras e compañeiros entre estudantes menores de 17 anos pasou do 61,52 ao 85,20%, asemade que o uso exclusivo de galego se reduciu do 26,22 a un case residual 4,65%, en contraste co 47,34% que só usa castelán. Con respecto ás persoas de máis de 17 anos, esta tendencia tamén se mantén ao longo da serie histórica, se ben é certo que o uso exclusivo de castelán diminuíu lixeiramente e na comparativa entre menores e maiores de 17 anos agora son estes últimos os que empregan o galego en maior medida. Estes datos non reflicten necesariamente unha recuperación do galego unha vez pasada a adolescencia nun contexto castelanizante, dado que aqueles que no 2023 son maiores de 17 anos respondían con máis frecuencia ser galegofalantes cando eran menores, de acordo cos datos de 2018 e anteriores.
Con respecto á percepción da lingua na que se desenvolven as clases, un 29,49% das estudantes dixo recibilas maioritaria ou unicamente en castelán no ensino regrado, fronte a un 13,89% en galego. Este desequilibrio é particularmente patente entre o alumnado de máis de 17 anos, para o que o castelán é predominante no 43,93% dos casos, fronte a un 15,82% para o galego.
Desde a Mesa pola Normalización Lingüística levan tempo advertindo da situación crítica que atravesa o galego. Perante estes datos, o presidente Marcos Maceira valora que “estamos en emerxencia lingüística extrema”, culpando directamente ao Decreto 79/2010, do 20 de maio, para o plurilingüismo no ensino non universitario de Galicia. Esta normativa supuxo un duro revés para a oferta de material escolar en galego e limitou severamente a súa presenza no sistema educativo.
O castelán arrasa no consumo de información
O consumo de información “en castelán sempre” ou “máis castelán ca galego” supera folgadamente o 90% en menores de 16 anos, tanto en televisión e radio como en prensa e libros. O desenvolvemento e recoñecemento público da industria editorial galega non se ve reflectido nestes datos, xa que a porcentaxe de persoas que len libros “en galego sempre” ou “máis en galego que en castelán” baixou entre os anos 2018 e 2023.
A partir dos 16 anos, o IGE permite comparar a estatística con anos anteriores, observándose unha tendencia crecente ao desentendemento total do consumo de televisión en galego. As persoas que optan exclusivamente polo audiovisual en castelán pasaron dun 23,90% en 2013 a un 34,41 en 2023. Esta propensión é máis marcada aínda na franxa que vai dos 16 aos 29 anos, para a que aumentou do 36,90 ao 54,02% nunha década. Estes datos coinciden cun período de recortes na dobraxe de contidos ao galego, así como cun proceso de precarización do servizo que ofrece a TVG, segundo veñen denunciando as xornalistas asociadas en Defende a Galega, que xa superou os 333 venres negros consecutivos en sinal de protesta.
O rural desgaleguízase pero continúa como bastión do galego
Alén da fenda xeracional, a publicación do IGE tamén dá conta dun importante contraste no coñecemento e uso do galego entre a contorna rural e a urbana. No tocante á competencia lingüística, a tendencia é á castelanización independentemente do tamaño do municipio, pero mentres que naqueles de menos de 10.000 habitantes a porcentaxe de persoas entrevistadas que saben “nada ou pouco” de galego é do 8,49%, nos de máis de 50.000 ascende ata o 25,34.
As diferenzas son maiores aínda no relativo aos usos lingüísticos. Segundo os datos de 2023, nos municipios de menos de 10.000 habitantes a porcentaxe de persoas que empregan unicamente o galego é do 45,44%, e a das que o empregan maioritariamente acada o 75,13%, superando o 56,15% de persoas que autoperciben saber falar moito galego. Isto implica que unha parte importante das entrevistadas no rural son galegofalantes pero dubidan do seu grao de corrección.
Nos municipios de máis de 50.000 habitantes a realidade é ben diferente. Considera saber falar moito galego un 42,94% das entrevistadas, pero só o emprega maioritariamente un 22,93, de maneira que o factor limitador son as actitudes lingüísticas. Mentres que nos municipios de menos de 10.000 é monolingüe nas prácticas orais un 11,59% da poboación, nos de 50.000 a porcentaxe increméntase ata o 44,85, ou sexa, invértense as proporcións das persoas que falan sempre en galego e sempre en castelán.
O IGE tamén arroxa luz sobre os usos lingüísticos nas sete cidades galegas, que seguen a tendencia xeneralizada da redución de falantes habituais de galego. O mesmo ocorre para a porcentaxe de falantes exclusivos de galego, que é inferior ao 5% na Coruña, Pontevedra e Vigo, mentres que Lugo e Santiago de Compostela se distinguen por superar o 15%. En canto á fracción de habitantes que falan sempre en castelán, supera a metade da poboación na Coruña, Ferrol e Vigo, e mantense por debaixo do 30% en Lugo, Ourense e Santiago de Compostela.
A pesar das ideas fatalistas que transmiten estes datos, Carlos Callón apunta que “a maioría dos galegos e das galegas ama o galego aínda que non o fale”, e que este é un aspecto salientable que non está medido na Enquisa estrutural a fogares. “É a base do noso futuro”, comenta en conversa con O Salto Galiza sobre esta vinculación emocional que se reflicte na cultura popular. Tanto o sentido identitario do galego como o feito de pertencer a un sistema lingüístico máis amplo dan esperanzas de recuperación se mudan as políticas lingüísticas.
A Xunta desvía o foco contra as persoas estranxeiras
O Secretario Xeral da Lingua, Valentín García, eludiu responsabilidades sinalando as estranxeiras tras coñecerse as estatísticas. Segundo as súas palabras, a chegada de 115.000 migrantes a Galiza no período que vai de 2018 a 2023 é “un dato moi importante que inflúe directamente no incremento de castelanfalantes”. Porén, á marxe de que a promoción do galego entre as migrantes e facilitar medios para aprendelo son tarefas que tamén lle correspondería asumir á Xunta, son moitas as estatísticas, ademais das xa vistas, que contradín que a migración sexa un factor de peso na transformación do último lustro.
Por exemplo: o IGE ofrece cálculos en valores absolutos, e neste lapso de tempo o número de falantes únicos de galego de cinco a 14 anos pasou de 31.761 a 15.080, e o de falantes maioritariamente en galego tamén descendeu de 26.360 a 19.619, á vez que as falantes maioritaria ou exclusivamente en castelán aumentaron en 15.228 persoas. No outro extremo demográfico tamén se observan claros procesos de substitución lingüística, xa que entre as maiores de 65 anos no 2018 falaban sempre en galego 314.161 persoas e no 2023 facíano 277.942, ao mesmo tempo que as que falaban máis galego ca castelán, máis castelán ca galego ou só castelán aumentaron de 333.876 a 411.026.
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... Y lo será más (insignificante) con el tiempo.
En tiempos de Manuel Fraga se inició una política, tímida, de implantación del gallego en escuelas e institutos con una política de paridad, al menos en el papel, que, hoy por hoy, ha desaparecido completamente. El PP sabe que a los gallegos les importa mucho menos el uso del gallego en las aulas que el impacto de Luar en la opinión pública, que sigue votando mayoritariamente a los que destrozan y ningunean su lengua.