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Fútbol
El fútbol moderno golpea a Extremadura
Corren malos tiempos para el fútbol en Extremadura. Los gerentes del Extremadura Unión Deportiva y Club Deportivo Badajoz han dejado de abonar las nóminas de sus jugadores y empleados, de pagar a sus acreedores y de hacer lo propio con Hacienda (caso del Extremadura UD). Si de verdad es una decisión o más bien una imposición debida a la coyuntura económica de ambos clubes nunca se sabrá a ciencia cierta.
Lo único cierto es que el fútbol extremeño vuelve a estar amenazado por el modelo de gestión propio del fútbol moderno, donde el beneficio económico y la especulación priman por encima de lo meramente deportivo que representa este deporte, dejando en un segundo plano a jugadores, trabajadores, escudos, aficionados y poblaciones enteras volcadas con sus equipos de fútbol.
Fútbol
De Jesús Gil a los jeques, cronología del fútbol moderno
En estos momentos, los dos clubes más importantes de la región, ambos militantes de la Primera RFEF (siendo estos los únicos equipos extremeños representantes en esta categoría), se encuentran heridos de muerte debido a la gestión económica desarrollada por sus dirigentes, el empresario almendralejense Manuel Franganillo por parte del club de Tierra de Barros, y su homologo sevillano en el club de la capital pacense, Joaquín Parra.
Los gerentes del Extremadura Unión Deportiva y Club Deportivo Badajoz han dejado de abonar las nóminas de sus jugadores y empleados, de pagar a sus acreedores y de hacer lo propio con Hacienda (caso del Extremadura UD)
Por todos es conocida de sobra la situación de ambos equipos, ya que la prensa regional ha venido informando con detalles de cómo se han ido desarrollando dramáticamente los acontecimientos. A grandes rasgos la situación podría resumirse en cuatro aspectos, o cuatro consecuencias, que provoca este modelo de fútbol: impagos a trabajadores, generando aún mayor precariedad en quienes ya tenían los salarios más bajos como es el caso de los jugadores de los filiales, las categorías inferiores y el fútbol femenino, tal y como acaban de denunciar en la capital pacense este martes —en el caso del Extremadura, sus jugadores han decidido abandonar el club, con una huelga de por medio—; oscurantismo, que muestra como a este modelo de fútbol le sobran sus aficionados, siendo la máxima el beneficio económico y los negocios entre diferentes inversores interesados en el reparto del pastel; incertidumbre que deja entre ambas aficiones, lo que en última instancia se traduce en no poder tomar las propias riendas de su pasión, de su ocio, de su tiempo libre que dedican a animar a sus equipos; y por último, adelgazamiento de lo público con impagos a Hacienda y la Seguridad Social como está ocurriendo con el equipo azulgrana.
En el caso del equipo de Tierra de Barros, la entidad se encuentra en la lista de morosos de Hacienda con una deuda de 2,5 millones de euros y, en el caso del Badajoz, su presidente está acusado por la Guardia Civil de presuntamente defraudar en IVA más de 13 millones de euros a través de sus negocios, de los cuales, según este Cuerpo, tres millones fueron desviados presuntamente al club blanquinegro (por este hecho se encuentra en la cárcel de Alhaurín de la Torre). Aquí es donde entra en juego otra de las tramas del fútbol moderno: la utilización de clubes para el blanqueo de dinero negro.
Y es que la gente de a pie madruga para acudir al espacio donde menos democracia existe, el puesto de trabajo, y acude los domingos a estadios sin democracia, como mero espectador, sin la oportunidad de ser también protagonista y de poder tomar decisiones sobre su equipo, siendo apartado así de las riendas del destino de sus clubes.
¿Soluciones?
Los mismos que han generado este problema también plantean soluciones. Concretamente, la única que proponen los actuales responsables de esos clubes es la búsqueda de nuevos inversores que prorroguen el problema principal, la raíz de este caos, de este modelo de gestión, que no es otro que el fútbol moderno.
Por un lado, Manuel Franganillo propone como solución al grupo Emirates Khalifa Capital, un holding ajeno al deporte que agrupa inversiones en compañías de alimentación, tecnología y logística, entre otros. Vamos, allá donde pueda obtener un beneficio aparecen estos tipos de empresas, sin importar el qué y el cómo.
En el caso del Badajoz, su presidente está acusado por la Guardia Civil de presuntamente defraudar en IVA más de 13 millones de euros a través de sus negocios, de los cuales, según este Cuerpo, tres millones fueron desviados presuntamente al club blanquinegro
Además, en los últimos días, el presidente ha sumado como solución al problema a la empresa Ruíz Lopera SA, dedicada según las webs especializadas en economía al negocio inmobiliario y a la compra de clubes deportivos. Sin ir más lejos, Manuel Franganillo le compró hace un año todas las acciones que poseía en el Extremadura a Luis Oliver, el mismo empresario al que Lopera le vendió en su día las acciones del Betis. En esto del fútbol moderno los intereses económicos se mueven en círculo y con diferentes conexiones, lejos de colores y sentimientos. El único color que vale es el de los billetes. Esta operación se ha confirmado como fructífera este miércoles pasado.
Sin tener que ir más lejos para apreciar lo importante que es también el dinero público para estos inversores, según ‘Muchodeporte’, el sobrino del conocido Manuel Ruíz de Lopera, Javier Páez, quien “ya ha dibujado la hoja de ruta a cumplir en el caso de que cristalicen las negociaciones con Franganillo” ha exigido “que el Extremadura firme convenio con la Seguridad Social para desbloquear las subvenciones a recibir”, cuando, recordemos, el club debe 2,5 millones de dinero público. Lo que viene siendo privatizar los beneficios y socializar las pérdidas.
La única solución que proponen los actuales responsables de esos clubes es la búsqueda de nuevos inversores, que prorroguen el problema principal, la raíz de este caos, de este modelo de gestión, que no es otro que el fútbol moderno
Mientras tanto, en Badajoz, el empresario Daniel Tafur, ex-director ejecutivo de la multinacional financiera estadounidense Morgan Stanley, aparece en escena para sustituir a Parra (aunque en los últimos días este ha rechazado su oferta). De nuevo otro actor que no ha salido de las entrañas de este club, de este deporte, sino que se trata de un empresario con dinero que pretende tener al club como otro agente más de su cartera de inversiones con la que obtener más beneficio hasta que decida que ya no le sirve y, de nuevo, comience el sufrimiento para la afición y los empleados si no sale bien su venta.
La clase política regional, con el fútbol moderno
Por otro lado, los representantes institucionales regionales apuestan decididamente por el modelo de gestión del fútbol moderno, ya que en sus declaraciones no se atisba ni una alternativa al mismo.
El ejemplo más claro es que los inversores de Ruíz Lopera SA, Javier Páez y Daniel Moreno, se han reunido este miércoles con Fernández Vara y con el alcalde de Almendralejo para solucionar diferentes flecos antes de entrar a formar parte del accionariado del Extremadura UD. Sin la necesaria colaboración del poder político y del dinero público este fútbol moderno no sería posible tal y como lo conocemos.
En el caso blanquinegro el día en el que fue detenido Joaquín Parra por la Guardia Civil, tanto el presidente de la Junta, Fernández Vara, como el alcalde pacense, Ignacio Gragera, las únicas declaraciones que vertieron iban encaminadas a pedir “la presunción de inocencia” de Parra. Algo que es normal, ya que la presunción de inocencia es un derecho. Sin embargo, no vertieron ni una sola crítica a este modelo de gestión.
El día en el que fue detenido Joaquín Parra por la Guardia Civil, tanto el presidente de la Junta, Fernández Vara, como el alcalde pacense, Ignacio Gragera, las únicas declaraciones que vertieron iban encaminadas a pedir “la presunción de inocencia” de Parra
Por su parte, recientemente, el dirigente del PSOE en Badajoz, Rodrigo Cabezas, pedía a través de un vídeo a Joaquín Parra que vendiera el club, llegando incluso a afirmar sobre esta persona que “en su día nos entusiasmaste, todo el mundo estábamos contigo y creo que es el momento de dar un paso al lado y que se te recuerde como aquel empresario sevillano que vino de fuera y que en su momento nos entusiasmó”, apostillando que “una retirada a tiempo es una victoria”. Muy presuntuoso afirmar que se recordará de esta forma tan afable a una persona que ha dejado al CD Badajoz sin recursos, y que se encuentra actualmente en la cárcel de Alhaurín por presuntamente evadir dinero público. Como mínimo, un representante público no debería de demostrar esta condescendencia por una persona que presuntamente devalúa lo público de esta manera, aquello a lo que aspira Cabezas a gestionar en un futuro desde el Ayuntamiento pacense, por ejemplo.
Deportes
Ángel Cappa: “El fútbol sigue perteneciendo a la clase obrera”
El entrenador argentino Ángel Cappa analiza el contexto político que rodea al partido más importante y extraño del fútbol argentino de clubes en las últimas décadas. Un River Plate-Boca Juniors que se juega esta tarde en Madrid.
Volviendo con el club azulgrana, el alcalde de Almendralejo, José María Ramírez, se ha limitado a decir durante este tiempo de grave crisis del club que le “preocupa” la situación. Sin embargo, no se ha mostrado contrario a concederle a Franganillo una concesión del estadio Francisco de la Hera (de titularidad pública recordemos) que ha solicitado este por 50 años, afirmando que “no sería complejo”, reconociendo que al club le interesa para equilibrar sus balances económicos, ya que el estadio puede considerarse un activo en sus cuentas. Por tanto, más ejemplo de colaboración del poder político para que este modelo siga funcionando.
¿Hay alternativa? Hay alternativa
¿Existe una alternativa al fútbol moderno? La respuesta es clara: hay una alternativa al fútbol moderno. Son los clubes de accionariado popular, clubes creados desde la base, por los propios aficionados que sienten los colores, que se gestionan de forma colectiva y por lo tanto, donde los propios aficionados tienen las riendas de sus propios clubes, que no es más que su ocio y tiempo libre dedicado a esta pasión que es el fútbol y que cada domingo mueve a miles de personas de toda Extremadura hasta los estadios. Desde los más pequeños hasta los más abuelos. Colectividad, capacidad de decisión y transparencia son sus señas de identidad. Todo lo contrario a lo que tenemos actualmente.
El alcalde de Almendralejo, José María Ramírez, se ha limitado a decir durante este tiempo de grave crisis del club que le “preocupa” la situación. Sin embargo, no se ha mostrado contrario a concederle a Franganillo una concesión del estadio Francisco de la Hera (de titularidad pública recordemos) que ha solicitado este por 50 años
Ejemplos existen en España. El más exitoso es el del Unionistas de Salamanca, un club “creado en 2013 por aficionados de la extinta Unión Deportiva Salamanca, como homenaje a la UDS. La entidad se rige por los criterios del fútbol popular, transparente y democrático”, tal y como ellos mismos se definen, y que en tan solo cuatro temporadas ha conseguido ascender tres categorías hasta la Primera RFEF, cosechando esta temporada buenos resultados en la misma. Su eslogan es una declaración de intenciones de lo que significa este fútbol popular, un aviso al resto aficionados al fútbol del resto de equipos que se encuentran hartos de desapariciones, de impagos, de ventas, etc.: “A las estrellas por el camino más difícil”.
Y es que el éxito en sí es ya fundar un club de estas características, con propiedad 100% arraigada y gestionada en su territorio, cuyo único fin es llevar en volandas a su equipo cada jornada, cada temporada, y no el del beneficio económico del fútbol moderno.
Queda mucho camino por recorrer del fútbol popular en Extremadura. Queda mucho que soñar. El problema y sus consecuencias están ahí y solo los propios aficionados pueden salvar al fútbol en mayúsculas en la región.