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Fútbol
El desafío de la multipropiedad para el futuro del fútbol
El 20 de mayo de 1998, aprovechando la final de la Champions League entre el Real Madrid y la Juventus, se reunió en Amsterdam el Comité Ejecutivo de la UEFA. Entre los temas a tratar figuraba un conflicto que se había dado en aquella edición del torneo con el Sparta Praga checo y el Kosice polaco. Ambos equipos eran propiedad del mismo grupo de capital inglés, de nombre ENIC, que controlaba ya unos cuantos clubes europeos más. Aunque Sparta y Kosice no llegaron a enfrentarse entre ellos aquel año, la UEFA intuía que esta situación podría volverse a dar y quiso prevenir el conflicto de intereses que se podía generar. El Comité Ejecutivo de la UEFA determinó que solo uno de los clubes controlados por el mismo grupo o persona, a través de acciones o con cargos directivos, podría participar en un torneo de ámbito europeo.
Solo en la Premier League inglesa, 16 de los 20 equipos comparten propietario con otros clubes del mundo. En La Liga, la temporada pasada fueron cinco los clubes en multipropiedad
En la UEFA no se equivocaron al creer que aquel conflicto de intereses podía volver a darse. Lo que no lograron fue frenar la compra de varios clubes por el mismo grupo o persona; eso que hoy en día es una práctica tan extendida y que se denomina multipropiedad. Solo en la Premier League inglesa, 16 de los 20 equipos comparten propietario con otros clubes del mundo. En La Liga, la temporada pasada fueron cinco los clubes en multipropiedad.
El 7 de julio, 25 años después de aquella decisión del Comité Ejecutivo de la UEFA, el Organismo de Control Financiero de Clubes de la UEFA (CFCB en sus siglas inglesas) debió tomar una decisión acerca de tres posibles casos de multipropiedad. En esta ocasión consideró que Aston Villa y Vitoria de Guimaraes, Brighton y Saint-Gilloise y Milán y Toulouse podrán participar en las próximas competiciones europeas a pesar de compartir propietarios. Para ello han dado por buenos los cambios implementados por los clubes, reduciendo el porcentaje en la propiedad total de quienes poseían ambos clubes, así como su presencia en la toma de decisiones y en la estructura financiera. En la práctica, esta decisión permite que dos clubes que compartan propietario puedan participar en la misma competición europea simplemente cambiando la estructura de propiedad y de toma de decisiones a través de testaferros. De esta manera, la UEFA facilita la multipropiedad en el ámbito del fútbol europeo.
Ya en 2004, la UEFA se vio obligada a investigar las inversiones de Roman Abramovich cuando la petrolera Sibneft, de la que era propietario, pasó a ser patrocinador del CSKA de Moscú. Se daba la circunstancia de que el Chelsea, propiedad también de Abramovich, había quedado encuadrado en el mismo grupo de la Champions que el CSKA. La UEFA investigó la participación del magnate ruso en ambos clubes y determinó que no había incompatibilidad con la norma. El caso se olvidó un año más tarde cuando Abramovich vendió la petrolera al gigante ruso Gazprom y dejó de tener vínculo con el CSKA.
Otro caso significativo es el de la marca Red Bull, que entró en el mundo del fútbol en 2005 con la compra del Austria Salzburgo. Desde el principio su objetivo ha sido utilizar la propiedad de los clubes como plataforma publicitaria, lo que implica un cambio de nombre, de escudo y de colores. Así, el Austria Salzburgo pasó a denominarse Red Bull Salzburgo, igual que ocurrió, un año después, cuando compraron el New York Metro Stars y lo convirtieron en el actual New York Red Bulls.
En 2016, el jugador del Red Bull Salzburgo Andreas Ulmer disputó una previa de la Champions League con una camiseta del RB Leipzig, sin que el árbitro del encuentro llegara a percatarse de la anomalía debido a la enorme similitud entre los diseños de las camisetas de ambos clubes
La UEFA vigilaba de cerca este proyecto que incluía clubes en diferentes continentes y que, en 2009, compró el modesto Markrandstädt, de la quinta división alemana y lo convirtió en el RB Leipzig. Durante varios años, el club de Salzburgo y el de Leipzig compartieron director deportivo y es frecuente que jugadores de un equipo pasen al otro. En 2016, el jugador del Red Bull Salzburgo Andreas Ulmer disputó una previa de la Champions League con una camiseta del RB Leipzig, sin que el árbitro del encuentro llegara a percatarse de la anomalía debido a la enorme similitud entre los diseños de las camisetas de ambos clubes. Un año después, el grupo empresarial tuvo que reestructurar sus propiedades para que la UEFA permitiera que Salzburgo y Leipzig participaran en la Champions League y, aunque es notorio que el control de ambos clubes lo ejerce la misma empresa, lograron sortear la norma de la UEFA y llegaron a enfrentarse en la máxima competición europea de clubes. Una vez más, la UEFA se mostraba incapaz de frenar un fenómeno en evidente crecimiento y que puede poner en cuestión la limpieza de las competiciones.
“Tal vez la UEFA, legalmente, no puede bloquear la multipropiedad o, en el mejor de los casos, le resultaría muy caro hacerlo y este es un gran problema cuando te enfrentas a clubes con gran poder económico, como los de los países árabes”, comenta el periodista de The Guardian Jonathan Wilson, en conversación con El Salto.
El pasado abril, el presidente de la UEFA, Aleksander Čeferin, declaraba a la cadena Sky que “hay un interés creciente por esta fórmula de la multipropiedad y no deberíamos decir simplemente que no. Tenemos que ver qué tipo de normas ponemos en este caso, porque tienen que ser estrictas”.
El Organismo de Control Financiero de Clubes de la UEFA ha flexibilizado la norma de la multipropiedad, dando vía libre a casos como el del Girona, integrado en el City Football Group que lidera el Manchester City
Han pasado menos de tres meses hasta que el CFCB ha flexibilizado la norma de la multipropiedad, dando vía libre a casos como el del Girona, integrado en el City Football Group que lidera el Manchester City y que podría llegar a enfrentarse en partido oficial con cualquiera de los equipos del mismo grupo empresarial. Abre también la puerta a que Qatar pueda concretar la compra del Manchester United y hacerse con el control de dos clubes candidatos a ganar la Champions, el propio United y el PSG.
“Si es Qatar quien compra finalmente el United, haría al público más consciente del problema que se presenta con la multipropiedad”, explica Jonathan Wilson. “Incluso el caso del Red Bull Salzburgo y el RB Leipzig no preocupa demasiado a la gente, pero si tienes dos clubes que llegan habitualmente a los cuartos de final de la Champions, la gente sí dirá ‘espera un momento, esto no está bien’”.
Esta decisión de la UEFA se produce cuando todavía esta presente la amenaza de la Superliga y en el momento en el que los países árabes presionan con más fuerza sobre el fútbol europeo. “Čeferin tiene una posición frágil, porque sabe que, si es muy duro con los grandes clubes, podrían salir de la UEFA y sabe que tendrían financiación de Oriente Medio para ello. Creo que su postura es, vamos a dejar una vía abierta, vamos a vigilar lo que hacen y evitamos entrar en batallas legales muy caras” analiza Wilson. “En diez años, igual no tenemos una Superliga, pero sí podríamos tener una competición organizada por la FIFA con 50 clubes, por ejemplo. Y estarían Barcelona, Real Madrid, Manchester City… pero también clubes saudíes o qataríes”, añade el periodista inglés.
“Se puede decir que es el mayor desafío que ha vivido el fútbol”, comenta el periodista Jonathan Wilson. “En el pasado, aunque tenías grandes fortunas como propietarios de un club, mantenían un respeto por las tradiciones del fútbol”
Después de décadas de una estabilidad extraordinaria, con una estructura de competiciones jerárquica y claramente reconocible, con el Mundial a la cabeza, los torneos continentales de selecciones por debajo y la Champions como principal competición de clubes, en los últimos años el fútbol está pasando por una gran inestabilidad, con la amenaza de Real Madrid y Barcelona de crear una liga al margen de la UEFA y una presión cada vez más mayor de los países árabes. “En términos de unidad, se puede decir que es el mayor desafío que ha vivido el fútbol”, comenta Wilson. “En el pasado, aunque tenías grandes fortunas como propietarios de un club, mantenían un respeto por las tradiciones del fútbol. Incluso alguien como Berlusconi, que claramente tenía una visión muy diferente a lo que había existido hasta entonces, entendía el significado de cada competición; entendía que, para lograr sus objetivos, era importante que el Milán fuera exitoso en la Copa de Europa. En los últimos años, han entrado diferentes inversores que no vienen de la misma tradición futbolística y si, en algún momento, les interesa aliarse con la FIFA y crear una competición de clubes fuerte a nivel mundial, lo van a hacer, porque no les preocupa la historia y la tradición de las competiciones europeas”, completa Jonathan Wilson.
La norma impuesta por la UEFA en 1998 no ha sido efectiva para frenar la multipropiedad y con ella en vigor, esta fórmula se ha extendido por el fútbol de élite y también por el más modesto. Ahora la UEFA flexibiliza la norma y el fútbol se convierte en un sector todavía más atractivo para los fondos de inversión o los Estados interesados en utilizar el deporte como plataforma de propaganda.