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Fronteras
Miles de activistas se manifiestan en Ventimiglia por la libertad de movimiento
Miles de personas se dieron cita en Ventimiglia, en una manifestación organizada por el movimiento Progetto20K bajo el lema “Ventimiglia Cittá Aperta”.
Es la tercera edición de la Caravana tras una primera acción en Grecia (2016) y Melilla (2017). Como en las anteriores ocasiones, la llegada a Italia coincide con un momento de tensión política en el país, con la decisión del vicepresidente y ministro de Interior, Mateo Salvini, de bloquear las fronteras exteriores italianas e impedir el atraque de barcos que intentan traer a salvo a personas rescatas en el Mar Mediterráneo.
Manifestación multitudinaria por las calles de #VentimigliaCittàAperta. Desde todas partes gritando por la justicia y los derechos humanos.#CaravanaItalia#Abriendofronteraspic.twitter.com/kp4gx78cpQ
— Caravana Abriendo Fronteras - Italia (@Caravana_AF) 14 de julio de 2018
“La movilización se desarrolla en una de las fronteras internas más letales de Europa, para denunciar la brutalidad de las políticas nacionales e internacionales de los gobiernos sobre los flujos migratorios, para reivindicar la necesidad de un permiso de residencia europeo, para el derecho a la movilidad, para otra 'acogida' posible, contra la trata y las violencias de género, contra la explotación de las personas migrantes, para su derecho a la libertad y autodeterminación” denuncia el comunicado leído en la manifestación.
Los organizadores coinciden en que “si el mar Mediterráneo es una fosa mortal de la fortaleza Europa”, Ventimiglia es “el símbolo del fracaso de la Europa abierta en su interior: la frontera entre Italia y Francia es una frontera Schengen, una de aquellas que ya no deberían existir para las personas, pero que, al contrario, se están multiplicando y militarizando en forma de nuevos muros donde las mercancías pueden pasar, pero se paran los cuerpos, los deseos, los proyectos de vida”.
Bajo un intenso calor que rondó los 40 grados, la manifestación transcurrió durante varias horas en un extenso recorrido y ante un desproporcionado operativo policial. Comenzó en los terrenos lindantes al puente en donde, hasta hace poco, centenares de migrantes se guarecían a la espera de poder seguir viaje a Francia, y continuó por un recorrido que comprendió el paso por túneles y la ribera de unas de las zonas más turísticas de la localidad. Resultó obsceno el contraste entre la manifestación y hoteles que, en algún caso, tenían un trasbordador o ascensor exterior que baja al turismo de élite desde lo alto de la montaña hasta a pie de playa. La multitudinaria manifestación consiguió cerrar el paso en este punto de frontera entre Italia y Francia, durante varias horas.
Además de las 250 personas que forman parte de la Caravana Abriendo Fronteras, una delegación de Stop Mare Mortum viajó desde Barcelona para formar parte exclusivamente de esta acción internacional. La organización acaba de obtener una sentencia del Tribunal Supremo que ha condenado al Estado español por el incumplimiento de los cupos de acogida y la demora en la tramitación de los expedientes de solicitudes de asilo.
Fue notoria la presencia de organizaciones que bajaron desde Nápoles, Bologna, Milán o Génova. También la marcada conformación juvenil, con especial participación de sectores estudiantiles, feministas o antirracistas. El uso de las mantas térmicas con que se arropa a las personas rescatadas en el mar para frenar la hipotermia, fue una de las marcas distintivas, al igual que carteles con el lema “+ Salvati - Salvini”, un pedido de más Salvamento y menos políticas como las impulsadas por Salvini.
El uso de las mantas térmicas con que se arropa a las personas rescatadas en el mar para frenar la hipotermia fue una de las marcas distintivas de la manifestación
“Fue increíble que un colectivo que lleva en territorio sufriendo el hostigamiento de las autoridades municipales, haya sido capaz de generar una movilización de esta magnitud”, reflexiona Francesca Ricciardo, portavoz de la Caravana. Medios tradicionales italianos como la República y La Stampa han dedicado en su edición dominical importantes espacios a la cobertura, algo inédito al tratarse de una manifestación en una ciudad fronteriza considera pequeña, que no suele despertar mayor interés mediático.
“Esto demuestra las crecientes resistencias que se han ido generando y los proyectos desobedientes que han surgido. Es el caso de el “Café de Delia”, un pequeño comercio que comenzó entregando desayunos gratuitos a las personas que estaban en situación de calle, la mayoría migrantes, y que se ha convertido en un refugio seguro para quienes llegan”, acota la portavoz.
La situación en Ventimiglia
Este pequeño pueblo fronterizo de poco más de veinte mil habitantes se convirtió tras el cierre de la ruta de los Balcanes, en una de las principales vías de entrada a Francia. Se estima que entre julio de 2017 y abril de 2018 unas diecisiete mil personas refugiadas y migrantes han pasado por la localidad, una cuarta parte menores de edad que tienen derecho a pedir asilo en Francia. Sin embargo, las asociaciones que trabajan en el terreno, denuncian la falsificación de sus edades o el engaño al que son sometidos al hacerles firmar solicitudes de devolución voluntaria.
Debido a los férreos controles fronterizos ordenados por el gobierno francés para controlar todos los accesos desde Ventimiglia, solo en 2016 se practicaron 18.000 devoluciones en caliente. Según denuncia la Caravana Abriendo Fronteras, las personas que llegan hasta aquí “solo tienen tres opciones para seguir su camino hacia el norte de Europa: esconderse en el tren que cruza de Italia a Francia, atravesar andando las montañas que marcan la frontera por el llamado “paso de la muerte” entre Bardonecchia y Briançon, o pagar los 250€ que cobran las mafias”.
Migración
Ventimiglia, una frontera interna en Europa
Más de 1.000 personas migrantes, de las cuales la mitad son menores no acompañados, esperan en la localidad italiana el momento idóneo para cruzar la frontera entre Italia y Francia.
“Son pocos los que consiguen traspasar la frontera, y la mayoría son detenidos e inmediatamente devueltos a Italia, que los traslada al sur, a Taranto, para ser expulsados”, aseguran desde la organización.
Muchas de las personas migrantes que llegan prefieren vivir en campos informales antes que ir al campo oficial que administra la Cruz Roja italiana, distante a unos cinco kilómetros de la ciudad, dado que la policía suele hacer controles en su entorno.
"La discrecionalidad de los controles a la frontera llega a evidentes violaciones de las normas y de los tratados internacionales, como los reiterados rechazos de menores de edad sin adultos desde Francia a Italia”
“Ventimiglia es el símbolo del racismo institucional que se convierte en práctica diaria. Quien cada día intenta atravesar la frontera puede caer en uno de los numerosos controles de policía, los cuales son efectuados básicamente por el color de la piel. La discrecionalidad de los controles a la frontera llega a evidentes violaciones de las normas y de los tratados internacionales, como los reiterados rechazos de menores de edad sin adultos desde Francia a Italia”, denuncian desde el Proyecto 20K y hace especial énfasis en la situación de las mujeres y menores de edad.
Las mujeres y los menores muchas veces salen de viaje para escapar de la violencia patriarcal en sus países de origen, pero la violencia de género es una constante en todos los viajes de migrantes. Las mujeres en tránsito no tienen acceso a la sanidad, a la prevención de embarazos no deseados y de las enfermedades de transmisión sexual, no pueden pedir a tiempo una interrupción voluntaria del embarazo; las condiciones de su “acogida”, en Ventimiglia y no sólo, son inseguras, no las eximen del riesgo de ser “mercancía de intercambio” y de entrar en la red de la trata que alimenta al mercado de la prostitución”, sentencian.
Audio de la entrada de la manifestación por el túnel de Ventimiglia: