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Fronteras
Cementerio Rotoli de Palermo, la política de no olvidar
La Caravana Abriendo Fronteras ha visitado hoy, 17 de julio, el cementerio de Rotoli en Palermo, Italia, lugar donde diferentes asociaciones preservan la memoria de las personas migrantes muertas en el Mediterráneo. En un emotivo acto, un reducido número de manifestantes recordó en el lugar a Mame Mbaye y a otros jóvenes fallecidos en el Estado español.
“Lo que hemos hecho es un acto político. La política es enojarse por lo que está pasando y tenemos que mirar esas tumbas porque nos dicen que nuestros gritos tienen sentido. No gritamos como autorreferencia de nosotros, gritamos para que eso no se repita. Y es el problema de hoy. Están insistiendo para que Libia sea un puerto seguro, pero no lo es ni lo va a ser”, asegura Doménico Guarino, misionero comboniano y coordinador de comunicación de Fórum Antirracista de Palermo, defiende el derecho a conservar la memoria de los muertos en el mar Mediterráneo, enterrados en el cementerio de Rotoli, en Palermo, Italia. Guarino habló así durante la visita de la Caravana Abriendo Fronteras a Rotoli, realizada hoy, 17 de julio.
Allí se encuentran sepultados 120 cuerpos de personas migrantes, distribuidos en diferentes sectores de este cementerio ubicado a las afueras de la ciudad. La excepción es una pequeña parcela donde 57 de ellos fueron enterrados juntos, la mayoría aún sin identificar, señalados con la fecha del naufragio: el 5 de agosto de 2015. Fue el lugar elegido por la Caravana Abriendo Fronteras para rendir homenaje y recordar la memoria de Mame Mbaye y otras víctimas de las fronteras en el Estado español. “Ya que tuvieron la mala suerte de morir juntos, que pudieran seguir acompañados en la tierra”, explicó Doménico Guarino.
“Para ellos y ellas, la muerte ha llegado antes de tiempo y entonces sabemos muy bien que son homicidios, porque se podían salvar. Esas muertes deconstruyen nuestro sistema, nos dicen que vivimos en un sistema que ya no funciona, que hay que cambiar, porque si sigue así seguirá produciendo muertes”, aseveró Guarino hablando al medio centenar de activistas que se acercaron hasta allí.
El trabajo de acompañar a las víctimas y recuperar su memoria comenzó tras un naufragio sucedido en octubre de 2014. “Cuando llegamos esa primera vez, vimos unos cuerpos tirados en la entrada. Como habían tragado mucha agua se habían inflado y roto los ataúdes. La escena era muy fuerte y es allí que dijimos que teníamos que hacer algo. Así como cuidamos la vida, también tenemos que cuidar el cuerpo de los muertos”, afirmó este misionero en el recepción de la delegación española a las puertas del cementerio.
“Si nos olvidamos de mirar esas tumbas, nos olvidaremos también de luchar. Porque si luchamos hoy también lo hacemos por ellos, porque deben encontrar justicia”, explica Guarino
En aquella ocasión las autoridades no les dejaban tomar contacto con los cuerpos, pero la insistencia en que “no había ninguna ley que lo impidiera”, pudo más que la negativa de las autoridades por ocultar esa realidad. “Nadie nos puede quitar el derecho de acercarnos y teníamos que hacerlo por sus familiares. La vida es importante, pero cuidamos esas muertes porque tenemos que regresar siempre a ellas, porque es la única manera de decir basta. Tienes que enojarte porque no puedes permitir que se sigan muriendo”, enfatizó.
Desde las entidades que trabajan en esta reivindicación de la memoria, han elaborado el documento “Por una muerte digna” y el 2 de noviembre de cada año organizan un acto de acompañamiento al que concurren representantes de diferentes religiones. “Y lo hacemos también en representación de los familiares que no pueden llegar a Europa, a Palermo. Entonces es como hubiéramos tomado su lugar, el mensaje que queremos darle es que no se preocupen que nosotros cuidaremos de sus hijos, que cada año vendremos a visitarlos, que no están solos”, aclaró Guarino.
Hace pocos días el periódico británico The Guardian publicó un listado de treinta y cuatro mil personas muertas en el Mediterráneo en los últimos quince años, la mayoría cuerpos sin identificar. “Pero se habla de casi cien mil ahogadas. Nosotros no podemos aceptar eso. Si nos olvidamos de mirar esas tumbas, nos olvidaremos también de luchar. Porque si luchamos hoy también lo hacemos por ellos, porque deben encontrar justicia”, acotó Guarino.
Los integrantes de la Caravana Abriendo Fronteras repartieron flores entre las diferentes sepulturas. Hubo momentos de profunda emoción en el recuerdo de las víctimas y un silencio que cubrió a todas las presentes. “No es un lugar de grito, sino de silencio, pero de ese silencio debe nacer el grito. No queremos quedarnos doloridos, sino más bien hay que reforzar nuestras luchas y tenemos que gritar en la calle”, proclamó el misionero.
“Nosotros en Italia seguimos hablando de los que mueren en el trabajo, de muertes blancas. No existe la muerte blanca. Estos son homicidios. Si yo paso por delante de una persona a la que puedo salvar y no lo hago, debo ser juzgado por omisión de auxilio”, concluyó.