Feminismos
Rafia Zakaria: “No hablo de la blanquitud como color de piel sino como un sistema de dominación”

Abogada, escritora y activista, Zakaria cree en el valor de un feminismo interseccional que permita tener conversaciones difíciles en unos tiempos complicados para defender las transformaciones sociales.

Para entender contra qué está Rafia Zakaria cuando dice que está en contra del feminismo blanco solo hay que leer la primeras páginas de su libro, pero muchas no lo hicieron y ella recibió fuertes críticas. En España, Contra el feminismo blanco fue editado en 2022 por Continta Me Tienes. En diciembre de 2024, esta activista participó en el curso ‘Contra el racismo y la discriminación: interseccionalidad y anticolonialismo’ que organizó la Asociación de Mujeres de Guatemala (AMG) junto con la Casa Encendida. Columnista de Dawn, el periódico en inglés más antiguo e importante de Pakistán, y colaboradora de otros muchos medios, directora de Amnistía Internacional EE UU entre 2009 y 2015, investigadora en el African American Policy Forum en Nueva York, Zakaria ofreció una masterclass sobre interseccionalidad y charló un rato con El Salto.

¿De dónde viene el concepto de interseccionalidad y por qué crees que es útil?
El concepto lo desarrolla la profesora Kimberlé Crenshaw. Ella trabajaba para el centro de estudios The African American Policy Forum y la idea de interseccionalidad surgió de un caso en el que había varias mujeres negras que estaban siendo discriminadas en su trabajo en una gran fábrica. Básicamente, las mujeres estaban solicitando al tribunal que las compensara por el hecho de que no se les pagara tanto como a sus colegas varones por el mismo trabajo. Esos era los hechos del caso. Ellas también eran mujeres negras pero, en ese momento, la ley era tal que solo tenía en cuenta su género, así que solo analizaba la discriminación sexual, porque esa era la base de la ley. La profesora Kimberlé Crenshaw, que es abogada y profesora de derecho en Columbia, escribió un artículo en el que analizaba el caso. Y decía: si el propósito de la ley es reparar de forma adecuada y convertir la situación en una situación justa, tiene que respetar no solo su género sino también su raza. Así que derivó en el concepto de interseccionalidad, lo que significa básicamente que todos los aspectos de mi identidad o la tuya que causan discriminación deben considerarse legalmente cuando valoras cómo sanar a esa persona o cómo corregir ese error.

Por lo tanto, la interseccionalidad, y en particular en relación con las minorías raciales, se refiere a la idea de que no es solo tu género sino también tu raza lo que te pone en desventaja. Y ambas lo son lo que se considera “características inmutables”, cosas que no puedes cambiar de ti misma y que al final son la causa de que te traten de manera diferente a cómo tratan a otras personas en el mundo, especialmente en el mundo laboral. Así que la razón por la que el concepto de interseccionalidad es útil es porque nos permite pensar en el feminismo en un sentido holístico. 

El concepto ha surgido de un análisis legal, pero más allá de la ley supone pedirles a las mujeres que analicen todos los aspectos de su identidad que las mantienen a ellas o a otras mujeres en desventaja, y que sepan que su feminismo implica no solo la idea de género, sino también la transformación de todas las instituciones que son la base de la discriminación. Queremos la transformación racial de las instituciones, así como la transformación de género de las instituciones, así como por otros factores como por ejemplo la edad.

Entonces la intersección original es entre género y raza, pero  el concepto va más allá…
Sí, lo que hace esencialmente la interseccionalidad es hacer que el feminismo sea multidimensional, de modo que tenga en cuenta todos estos factores diferentes en lugar de limitarse solo a la perspectiva de género. Porque la idea es que el feminismo defiende la transformación basada en la igualdad y la justicia de todas las instituciones y todos los aspectos de la identidad humana o, en particular, de la identidad femenina.

A veces dicen: “Mira, en nuestro equipo hay tres personas que son negras o marrones o asiáticas”. Pero cuando se trata de dar más poder a esas personas, eso les hace sentir muy incómodos

En España, la interseccionalidad es un concepto que se ha utilizado en las instituciones en los últimos años. ¿Crees que interseccionalidad e institución son dos conceptos que pueden ir bien juntos?
Depende de cómo de profundo sea el compromiso con la interseccionalidad y cómo de comprometidas estén las partes con cambiar realmente la forma en que funcionan las instituciones. Así, por ejemplo, puede que una gran organización de derechos humanos me consulte y me diga: “Queremos que nuestro enfoque sea más interseccional”, y lo hacen en el aspecto teórico. Pero también existe el concepto de cambiar la forma en que se asigna el poder en el sistema.  Esa es la parte con la que la mayoría de las instituciones tienen problemas, porque el enfoque actual es hacia la representación más que hacia la redistribución. 

A veces dicen: “Mira, en nuestro equipo hay tres personas que son negras o marrones o asiáticas”. Pero cuando se trata de dar más poder a esas personas, eso les hace sentir muy incómodos. Ahí es donde estamos atrapados. Vemos una gran cantidad de inclusión representativa, pero no vemos una inclusión redistributiva en la que la gente de hecho, esté adquiriendo el poder para cambiar esas instituciones. Las instituciones son excelentes porque presentan un sistema que lleva a cabo ciertas tareas, pero son un poco estáticas porque la mayoría de las personas dentro de las instituciones tienden a estar aterrorizadas por el cambio institucional. Y, en última instancia, el feminismo interseccional busca el cambio y la transformación institucionales.

Eres la autora de Contra el feminismo blanco. ¿Qué querías provocar con ese título?
¡Tuve que luchar por este título!

Porque desde el primer momento sabías que ese era el título, claro…
Ese era el título que tenía en mente y, sinceramente, cuando le ofrecí este libro a mi agente se molestó mucho. Entonces se dio la casualidad de que estaba dando una charla en una organización de derechos humanos muy grande en Londres y entre el público había una editora… Al final acabé consiguiendo otro agente. La cuestión era que yo nunca pensé que tendría la oportunidad de decir esto porque el mundo editorial en EE UU es mayoritariamente blanco y este es un libro controvertido. Así que luché por este título. Sigo escuchando a la gente decir que podría haber utilizado un un título menos provocativo, pero quería que las mujeres blancas leyeran el libro porque creo que es uno de esos libros que podía hacerlas conscientes de las diferencias de poder y, una vez que eres consciente de esas diferencias, no puedes dejar de serlo.

Pensé que iba a decir todo lo que quisiera decir porque no sé si tendré la oportunidad de volver a hacerlo. Y quería decir que soy una mujer musulmana marrón, soy de Pakistán, soy una inmigrante en los EE UU. Llevo todos estos sombreros. Vengo de Pakistán, donde la mayoría de las mujeres viven vidas muy privadas. En EE UU, he vivido y trabajado en un refugio contra la violencia de género. Así que pensé en esas mujeres porque nunca tienen la oportunidad de hablar, están ocupadas intentando sobrevivir. Sentí la responsabilidad, por ellas, de decir todas las cosas que me han dicho a lo largo de los años. Nunca esperé que se traduciría a ocho o nueve idiomas.

La idea de que lo que quiere una mujer occidental blanca de clase media alta es lo que todas las mujeres deberían querer en todo el mundo ese el tipo de idea que estamos intentando desmantelar

Lo primero que una entiende cuando empieza a leer tu libro es que el libro argumenta en contra del feminismo blanco, no de las feministas blancas…
Sí, es justamente eso. Pero lamentablemente, algunas de las personas que criticaron el libro ni siquiera leyeron la primera línea de la primera página de este libro, que pone de manifiesto el hecho de que no estoy hablando de la blanquitud como color de piel. Hablo de la blanquitud como sistema de dominación. Y eso es algo que creo que es extremadamente crucial que la gente entienda, porque no se puede desmantelar este sistema hasta que no entiendas eso, que las personas que lo defienden, algunas son blancas, pero también las hay marrones y negras. Y, por otro lado, se puede ser una feminista blanca negra o marrón. Tú puedes ser una feminista blanca marrón. 

Así que quería que la gente dejara de pensar en el aspecto del color de la piel y empezara a entender qué supone mantener la centralidad de los blancos para que pensemos que lo que quiere una mujer occidental blanca de clase media alta es lo que todas las mujeres deberían querer en todo el mundo. Ese tipo de idea es lo que estamos intentando desmantelar, esta idea central de que la base del feminismo es la mujer blanca y todo lo que quiere y todo lo que ha hecho. Incluso la historia del feminismo se ha escrito de una manera que solo tiene en cuenta a las mujeres blancas. 

Sigo creyendo que las mujeres pueden unirse porque todas tenemos la experiencia central tan crucial de saber lo que es tener miedo todo el tiempo

Esto tiene un impacto en la capacidad de las mujeres marrones y negras, en la forma en que se ven a sí mismas de modo que, incluso mientras libran batallas muy cruciales, por la supervivencia y, contra todo pronóstico, incluso a veces con logros, sienten que no son feministas. Y eso, creo, es una tragedia, porque su fuerza es necesaria en el movimiento global. Soy alguien que todavía cree en el poder universal del feminismo. Sigo creyendo definitivamente que las mujeres pueden unirse porque todas tenemos esta experiencia central tan crucial de saber lo que es tener miedo todo el tiempo. Todas las mujeres del mundo saben lo que es ir a casa y estar haciendo en su cabeza un repaso de todos los peligros a los que se exponen. Cuando todas tenemos esta experiencia común tan central, tenemos que construir a partir de ella porque solo nosotras la entendemos. Es un lenguaje común.

Hace poco, hablaba con un amigo mío, que es un hombre blanco que cree en el feminismo, y pensaba: “Esta persona vive en otro mundo”. Ni siquiera sabía cómo comunicar esto, porque él nunca ha sentido eso. Nunca se ha preguntado si debe salir a pasear al perro por la noche. ¡Debe ser fantástico! Y esa es la vida normal para ellos. Para mí, es una prueba de que solo las mujeres pueden tener ese vínculo. Y hay enormes implicaciones en esto. Porque si tu experiencia se ha centrado tanto como la de las mujeres la experiencia de ser subyugada, no aprenderás a subyugar a otras personas. La gran mayoría de las mujeres entienden ese sentimiento de alienación y ese sentimiento de miedo, y no quieren imponérselo a nadie más.

Sé que el título es provocador, pero también escribí este libro con mucha esperanza, porque realmente siento que las mujeres quieren tener conversaciones difíciles.

Hemos publicado hace poco una entrevista muy interesante con una escritora y activista antirracista, Safia El Aaddam. Ella dice: “El racismo no surge de la ignorancia, es un ejercicio consciente”. El feminismo blanco, ¿es deliberadamente racista?
Hay un racismo que proviene de ser parte de un sistema y un racismo que proviene de la toma de decisiones consciente. Por supuesto, hay algunas feministas blancas que son racistas conscientemente. Que realmente creen que las mujeres blancas tienen la respuesta para todas las mujeres, y realmente creen que ellas son las pioneras y las líderes y que todos los demás tienen que seguirlas. Pero también otro grupo que es solo parte de un sistema en el que las personas marrones, negras y asiáticas están devaluadas. Y al participar en ese sistema están participando en la subyugación de las mujeres negras, marrones y asiáticas.

El racismo actual en nuestro mundo no existe en formas muy explícitas que sean fáciles de identificar. Existe en formas implícitas que son subtextuales, que están integradas en los sistemas de poder. Independientemente de que pienses personalmente que los negros valen menos que tú, el hecho es que vives en una sociedad y operas en un sistema que devalúa a las personas negras. 

Así que creo que la idea del sesgo consciente o inconsciente es importante porque, obviamente hay personas que son conscientes y lo hacen de todos modos y hay otras personas que simplemente no tienen el vocabulario para hablar sobre ello. Y eso es lo que trata de hacer el libro, porque ahí es donde está el problema. Puede que seas consciente de ello, pero no sabes qué hacer al respecto, así que lo dejas. Si no les das un vocabulario para hablar de ello e ir más allá, van a decir: “Así son las cosas y no sé qué hacer, así que no voy a hacer nada”.

Estamos ante el comienzo de una era muy oscura en términos de encarnar los principios del feminismo y la igualdad. Y se abre la pregunta sobre cuántas feministas están dispuestas a hacer frente a esto

Hablas de formas subtextuales de racismo, pero estamos viendo formas de racismo muy explícitas en la actualidad, al menos en el contexto estatal y europeo…
Sí, y toda esta idea de exclusión no es solo aquí. No es solo en la Europa Fortaleza, esto también pasa en EE UU, donde se acaba de elegir a alguien que ha prometido a cada uno de sus seguidores que el 19 de enero, cuando asuma su cargo, deportará en masa a personas indocumentadas. Y, ¿quién votó por este tío que lo apoyó? Las mujeres blancas fueron la mayor categoría de apoyo que tiene. 

La normalización de este tipo de discurso, tienes razón, está llevando estas formas de racismo al ámbito explícito. Definitivamente estamos ante el comienzo de una era muy oscura en términos de encarnar estos principios del feminismo y la igualdad. Y se abre la pregunta sobre cuántas feministas están dispuestas a hacer frente a esto.

Rafia Zakaria  - 5

Las mujeres blancas son las mujeres que tienen más poder y privilegios en el mundo en este momento. Y, en ese sentido, tienen una gran responsabilidad, porque van a poder hablar en un momento en que muchas otras personas van a ser silenciadas.

Creo que en el feminismo blanco existe la idea de que si reconoces tu identidad musulmana como una identidad de resistencia, eso en sí mismo dice que no eres libre

Te describes como una feminista musulmana. ¿Cómo ve el feminismo blanco a las feministas musulmanas?
Creo que en el feminismo blanco, aunque esto está mejorando, existe la idea de que si reconoces tu identidad musulmana como una identidad de resistencia, eso en sí mismo dice que no eres libre. Ahí opera la suposición de qué es ser musulmán, lo que ahora es una condición racializada. Al menos dentro de los EE UU, no tienes la opción de ser musulmán o no: si miran tu nombre, dirán que lo eres.

Las feministas blancas tienen la idea de que, a menos que esté dispuesta a renunciar a mi identidad musulmana, a menos que haga cosas muy teatrales como quitarme en velo o rezar con ropa sexi, no somos feministas. Eso solo sirve para dar a las mujeres blancas la falsa seguridad de que, de alguna manera, están viviendo vidas muy feministas. Las mujeres blancas deben entender que todo esto también las perjudica, porque el mensaje es: “Bueno, lo tienes mejor que las mujeres afganas y lo tienes mejor que las musulmanas”. Al final suponen decirte que no tienes derecho a hablar de tus problemas porque hay otras mujeres que sufren más. La realidad es, como he señalado, el miedo universal al que se enfrentan las mujeres hoy en día las mujeres. 

El feminismos transexcluyente ha tenido bastante repercusión en España en los últimos años, un asunto que es también global. ¿Dirías que parte de lo que llamas feminismo blanco?
Sí, estoy de acuerdo con eso. Soy una feminista transinclusiva y la razón es muy simple: creo que toda esta idea de que la identidad de una mujer se perderá porque incluimos a las mujeres trans es básicamente una distracción. Y viene de una mentalidad que tienen algunas feministas blancas, que es una mentalidad de la escasez donde la idea es que todo lo que tenemos es esta definición de mujer, de que todo lo que hay son algunas migajas por las que pelear. No hay ninguna amenaza real, la verdadera amenaza son los hombres y el patriarcado. 

¿Esta conversación también tiene lugar en los EE UU?
Definitivamente, y lo han convertido en un arma. Se usó como arma en las elecciones. El eslogan [de una campaña de Trump contra Kamala Harris] era: “He is for you, she is for they/them”. EE UU es un gran ejemplo de cómo se ha exagerado algo que no es un problema de forma desproporcionada, poniendo en peligro a las personas trans. Creo que, como feministas, debemos tener la empatía necesaria para entender a las personas que se encuentran en situaciones diferentes a las nuestras. Y la esencia de la defensa de la igualdad y la justicia requiere esa empatía. Requiere que hagamos hincapié en lo que llamo empatía elástica.

¿Interseccionalidad es de alguna forma algo parecido a la empatía?
Exacto. E incluye la identidad trans. No puedes ser una feminista interseccional sin reconocer la identidad trans como parte de una parte del feminismo interseccional.

A pesar de todas las cosas de las que hemos estado hablando, eres optimista y crees en el potencial del feminismo.
Sí, lo soy. Y la razón de ello es que estamos teniendo esta conversación y que se están publicando libros como este. Es cierto que en ciertos contextos es muy difícil mantener estas conversaciones. Por ejemplo, en el contexto británico, hubo una enorme reacción contra este libro, en su mayoría por parte de feministas trans excluyentes que ni siquiera habían leído la definición de blanquitud que utilizo. 

Acabo de llegar de un estado donde el aborto está prohibido. Imagínate. Vivimos en un entorno ya distópico en el que todas estas cosas de repente son reales. Así que las mujeres no van a tener otra opción que ser feministas. La esperanza es que elijan y entiendan el feminismo interseccional.

La exclusión empieza pensando que alguien que es muy diferente a ti, que este solicitante de asilo de África está excluido, pero eso es lo correcto. Pero luego se acerca cada vez más a ti. Esto es precisamente lo que ocurrió en EE UU con la sentencia Roe v. Wade y el derecho al aborto. Las mujeres nunca pensaron realmente que esta ley, con 50 años de vigencia, fuera a ser revocada. Pero ocurrió. Todo esto forma parte de la agenda del proyecto 2025. La gente se acostumbra a la libertad, pero tienes que seguir luchando para mantenerla. Y EE UU es un gran ejemplo de ello ahora mismo.

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