Especulación inmobiliaria
¿Por qué se levanta Lavapiés?: “Esta manifestación es solo el principio”

El tejido social del barrio convoca la gran manifestación del 1 de junio para visibilizar la recuperación de la movilización vecinal tras la pandemia y denunciar la turistificación, la destrucción de los servicios públicos o el racismo institucional, entre otras cuestiones
Tribulete 7 - 10
Las vecinas del bloque de la calle Tribulete 7 realizaron una jornada reivindicativa el pasado 3 de febrero para visibilizar las presiones a las que les sometes un fondo buitre que quiere vaciar el edificio. Elisa González

Todo empezó este febrero, en las primeras concentraciones en apoyo de las familias de Tribulete 7. O en realidad antes, en 2020, en el primer confinamiento, cuando las vecinas se reencontraron en bancos de comida otras iniciativas para cuidar de las más vulnerables. No, antes incluso: el 15 de marzo de 2018, cuando la muerte de Mame Mbaye hizo imposible mirar a otro lado contra el racismo institucional y la situación de las personas migrantes del barrio. Puede que antes todavía, hace 10 años, cuando un grupo de madres y padres crearon el Club Dragones de Lavapiés para que todo el mundo pudiese jugar al fútbol. Quizás en 1830, cuando al grito de ‘¡Arriba, niñas!’ las cigarreras de la Fábrica de Tabacos de Lavapiés convocaron su primera huelga.

Derecho a la vivienda
Especulación Inmobiliaria en Madrid Vecinas del bloque de Tribulete 7 denuncian con una acción musical los planes de la socimi Élix Rental Housing
Las vecinas del barrio han querido visibilizar con esta jornada la situación límite que viven las 54 familias que serán expulsadas de sus casas cuando el fondo buitre adquiera el edificio de viviendas.

Este 1 de junio el tejido social del barrio de Lavapiés está llamado a salir a la calle en una manifestación con aires de procesión laica. Bajo el lema ‘Lavapiés al límite. Contra la destrucción de los barrios. ¡Nos quedamos!’ partirá a las 18.00 de la Plaza de Lavapiés y recorrerá el barrio deteniéndose en los puntos más significativos del martirio al que está sometido, para finalizar en la puerta de Tribulete 7, último gran lugar de encuentro de la militancia vecinal y símbolo de la lucha por el derecho a la vivienda.

Más de 40 organizaciones convocan esta manifestación que quiere visibilizar el momento de auge de los movimientos sociales en el barrio. Uno en el que se dan cita una serie de problemáticas comunes no ya al centro, sino a todo Madrid: encarecimiento de la vivienda, turistificación, abandono de los servicios públicos, privatización de la vía pública, especulación, criminalización del asociacionismo vecinal, entre otras. La convocatoria concreta surgió de una reunión de diferentes colectivos en el CSO Tres Peces a finales de abril, pero el origen es el propio día a día de Lavapiés.

“Lo que queremos denunciar es que las vecinas de forma voluntaria están asumiendo tareas de la administración por el abandono del barrio”

“Lo que queremos denunciar es que las vecinas de forma voluntaria están asumiendo tareas de la administración por el abandono del barrio”, explican desde el colectivo Hola Vecinas. “Nosotras empezamos a funcionar en los repartos de comida de la pandemia. Nos encontramos que muchos niños del barrio no podían seguir las clases online porque en casa no tenían ordenador o acceso a internet. De ahí pasamos a ayudar a sus padres: en muchas familias migrantes mucha gente no sabía español suficiente como para hacer cualquier trámite online, y según los casos, había gente analfabeta en su propio idioma natal. Fuimos ayudando a quien podíamos, y esto fue creciendo”.

Un hilo que les ha servido para ir enfrentándose, casi una por una, y todas relacionadas entre sí, a las diferentes problemáticas de Lavapiés. “La pandemia fue una excusa para que la burocracia pasase a ser online y recortar servicios. ¿Sacarse la tarjeta sanitaria? Online. ¿Renovar el pasaporte? Online. El año pasado se rechazó la mayor parte de solicitudes de las becas de comedor por culpa de la gestoría externa que puso la Comunidad de Madrid. Y a eso le sumas que en los centros de salud, que están desbordados, no hay traductores”, explican. “Te encuentras que a veces el sanitario sale al pasillo y pregunta si alguien habla lo mismo que el paciente que le toca en ese momento. Encima, cuando se pidió a alguien que atendiese a la comunidad de Bangladesh, que es muy numerosa en el barrio, se puso un intérprete telefónico… y que era una persona de India. Es como si tú te vas a un país no hispanoparlante y te ponen a un italiano a traducir”.

“Asumimos funciones de la administración y la respuesta es criminalizarnos”, lamentan. Un ejemplo, el regreso de los encuentros vecinales de Vecinas a la Fresca, que convocan eso tan español y tan de barrio de sacar las sillas a la calle cuando sube la temperatura. Nacidas hace un año, en mayo de 2023, regresaron el pasado día 22 de este. “Fue sacar el mantel y la tortilla y ya teníamos tres lecheras en la Plaza Arturo Barea”, comentan.

"Estamos cansadas de que la banda sonora de Lavapiés sean sirenas”. Ese agotamiento “es lo que lleva a estas protestas. Es manifestación es solo el principio”

“¿Es mucho pedir no tener la sensación de estado policial en el barrio? Sobre todo cuando es con un sesgo racista tan claro”. Como dijo una vecina en la rueda de prensa de la manifestación, el pasado martes: “Controles rutinarios, mis ovarios. A mi no me han parado nunca en 10 años. Estamos cansadas de que la banda sonora de Lavapiés sean sirenas”. Ese agotamiento “es lo que lleva a estas protestas. Es manifestación es solo el principio”.

Una expulsión de los espacios públicos que se traduce en que “este año, que se cierra la piscina de Peñuelas, el único refugio climático que tendrá Lavapiés será 'Esta es una plaza', el huerto urbano colectivo que desde 2008 defiende la recuperación de Lavapiés por sus vecinas y que en julio del año pasado organizó la primera ‘termometrada’ coincidiendo con las talas masivas de Arganzuela.

Y luego, el problema que afecta más directamente al día a día de la mayoría de habitantes de Lavapiés: la vivienda. En Hola Vecinas constatan como todas las dinámicas de subida de alquileres, turistificación y criminalización se ceban “con las familias más vulnerabilizadas. Piensa que si alguien lo que tiene es una tienda de alimentación que abre más de 12 horas al día no se puede ir a vivir a otro sitio. Así que en los últimos años hemos visto como en pisos donde antes vivía una familia de 5 personas ahora son tres familias y casi 20. No son condiciones de vida dignas, pero es que además lo empeoran todo: la intimidad, las enfermedades, que los niños estudien…”.

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“Hemos visto como la presencia vecinal para ayudar a parar desahucios ha ido subiendo estos últimos meses y queremos que ese compromiso cada vez mayor se vea reflejado”

En el barrio ya se mueve la Oficina de Afectados por los pisos turísticos de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). Un organismo vecinal creado en octubre de 2023 y que asesora a las comunidades para denunciar a los alojamientos turísticos ilegales. Pero la lucha que aglutinó más presencia, militante y mediático, en los primeros meses de este 2024 fue la de Tribulete 7. Desde el Sindicato de Inquilinas, Lucas, uno de sus portavoces, nos señala que “hemos visto como la presencia vecinal para ayudar a parar desahucios ha ido subiendo estos últimos meses y queremos que ese compromiso cada vez mayor se vea reflejado”.

Las luchas de los bloques vecinales de Tribulete 7, San Ildefonso 20, Buenavista 25 y Zurita 22 tendrán su momento de protagonismo durante la manifestación. “En la pandemia pareció que había un momento de reflexión, pero las viejas lógicas de especulación neoliberal han vuelto estos últimos años más fuertes que nunca”, comenta Lucas. “Pasa en Lavapiés, pero es algo extrapolable al resto de Madrid. Igual que las diferentes causas que vemos aquí. Con el Sindicato de Manteros hemos preparado materiales por el derecho a la vivienda en clave antirracista”.

Porque desde el Sindicato de Inquilinas añaden que “queremos enviar es un mensaje de unión entre las diferentes luchas de los diferentes colectivos, que al final parten todas de una misma base: el derecho de las vecinas del barrio a vivir y a disfrutar de nuestro territorio, lejos de las ansias especuladoras”.

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