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Enfoques
Todo lo que cambió el Prestige
El chapapote de mentiras del Gobierno de Aznar y la Xunta de Fraga ha dejado dos falsos mitos en la memoria de la mayor catástrofe medioambiental que ha sufrido Galicia. El primero, que el PP no tuvo desgaste. El segundo, derivado del primero, que nada cambió en la política gallega.
Todos recordamos la victoria electoral de los populares en Muxía y en la Costa da Morte en las municipales posteriores al hundimiento del Prestige, un resultado que provocó una oleada de rechazo entre los cientos de miles de personas que se habían sumado a las protestas y a la limpieza del litoral. ¿Cómo podían seguir votando al partido que les había mentido y abandonado después de provocar un desastre mayor alejando el barco de la costa? La respuesta, como siempre, es más compleja que el titular. Los populares desembarcaron con “os cartos”, como dijo Fraga, para comprar voluntades en una zona deprimida donde pescadores y mariscadores subsistían en una precariedad crónica. Repartieron indemnizaciones y colocaciones no solo a quienes habían perdido el trabajo, también a sus familias. Muchos se encontraron con ingresos que superaban con creces lo que obtenían faenando. Aznar prometió hasta un Parador para Muxía que tardaría diez años en levantarse. De ahí nació que algunos convirtieran el “Nunca máis” en “Outro máis”. Si juntas pobreza con caciquismo tienes a un pueblo cautivo.
Pero, como decía, la realidad va más allá del titular. La victoria de los populares en los pueblos de la zona cero del desastre no dejó ver que, en el conjunto de las municipales, habían perdido cuatro puntos y eran superados por BNG y PSOE. Tampoco dejaba ver que era el principio del fin para el PP de Aznar y Fraga. Aznar cayó en las generales un año y medio más tarde, tocado por el “No a la guerra” y el “Nunca máis”, y hundido por las mentiras del Gobierno sobre los atentados del 11M. En 2005, Fraga perdía el poder a manos de una alianza de nacionalistas y socialistas que acababan con 16 años de hegemonía. Hoy, solo uno de los nueve municipios de la Costa da Morte sigue gobernado por la derecha.
“Los cambios no ocurren de un día para otro”, nos decía Viki Rivadulla, una artista de Muxía, con la que hablamos en Carne Cruda para la elaboración del podcast que hemos hecho por el 20º aniversario de la tragedia. Tuvo que pasar una década para que llegaran otras mareas, las Mareas del cambio que ganaron en Santiago, Ferrol y A Coruña. No se podría entender ese movimiento sin la movilización masiva previa que despertó a un pueblo al que siempre se había acusado de sumiso y conformista. El mismo 15M tampoco se puede explicar sin aquellas protestas de principio de siglo que unieron el rechazo a la invasión de Iraq y la tragedia gallega. Fueron las primeras olas de una nueva cultura política que desbordaba el relato oficial para construir un relato desde la calle.
Así que no solo es un mito que el Prestige no cambiara nada, es que la realidad es justo la contraria. Contribuyó a provocar el mayor cambio social y político que ha vivido este país desde la Transición a la democracia y generó una conciencia ecológica que hoy se antoja más necesaria que nunca. También es cierto que el PP recuperó el poder en Galicia y ha vuelto a perpetuarse como ese mar que no cesa. También es cierto que el desastre podría volver a ocurrir mañana porque por el Corredor Marítimo de Fisterra pasan 45.000 buques al año, un tercio cargado con mercancías peligrosas. Nos lo contó Nacho Castro, gerente de la Cofradía de Pescadores de Muxía, cuando le entrevistamos para el podcast. Lo hemos titulado Cuando el mar se quedó mudo por el manto viscoso y pesado de petróleo que ensordeció el oleaje furioso de Costa da Morte, pero también por ese otro manto de falsedades y censura que quiso acallar a la gente que vivía de la riqueza pesquera de la zona.
Veinte años después, aún queda un cerco de esa marea de mentiras contra la que lucharon personas como Viki o como Nacho o como el grupo teatral Chévere que nos ha cedido para el podcast el sonido de su obra, N.E.V.E.R.M.O.R.E., con la que desmontan los falsos mitos que han quedado del Prestige. Por ellas hemos hecho un documental sonoro que recuerda que no hay chapapote que pueda detener a un pueblo cuando despierta.
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Me quedé con las ganas de ir a echar una mano, pero bueno, entonces era menor y no tenía forma de presentarme en Galicia para ayudar a retirar el chapapote 😊