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Elecciones
Pilar Vallugera (ERC): “La manera en que han tratado a su ministra de Igualdad nos parece indecente”
Se ha enfrentado al negacionismo de la extrema derecha desde la tribuna del Congreso. Ha defendido la ley trans, cuando el PSOE daba bandazos, y también ha puesto el cuerpo por la ley del solo sí es sí, antes, durante y después de que los socialistas acabaran por enmendarla. Pilar Vallugera (Barcelona, 1967), diputada en la legislatura que se acaba por ERC y candidata número cuatro en su lista por Barcelona, atendió a El Salto en el programa especial sobre feminismos de Menuda Papeleta. En la entrevista, que aquí transcribimos, repasa las barreras a las que se enfrentaron en la pasada legislatura para sacar adelante leyes en defensa de los derechos de las mujeres y se marca como objetivo seguir contribuyendo a ampliarlos si la aritmética así lo permite.
Estamos en campaña electoral y parece que la violencia machista ha entrado en ella, pero no se sabe muy bien si ha entrado de la manera adecuada. ¿Crees que la están instrumentalizado?
Me parece que es bastante evidente que la están instrumentalizando. En este momento lo que se plantea no es avanzar de nuevo a partir del feminismo para adquirir nuevos derechos, sino que, como mucho, estamos intentando que las cosas se queden como están. Y ese es un mal punto de partida.
La ley de garantía de libertad sexual, que intentaba prevenir y erradicar las violencias machistas, también la sexual, ha sido el buque insignia de la obra del Gobierno, que ha sido bombardeada por todas partes.
Se está produciendo una banalización de las violencia machistas desde el momento en que entran a gobernar PP y Vox, por ejemplo, en las Islas Baleares, y dejan de hablar de violencia machista para empezar a hablar de violencia intrafamiliar, hemos retrocedido del orden de 50 años.
Que nadie crea que lo que se ha conseguido ya ha quedado ahí y seguirá para los tiempos de los tiempos. La lucha feminista no puede parar nunca, porque parar significa retroceder
Reproduzco unas declaraciones tuyas en el Congreso: “Como ganen Vox y PP me veo otra vez en Londres abortando y acompañando a mis amigas”. ¿Hay que ir a votar este domingo por miedo o por certezas?
Hay que ir a votar por certezas y por esperanzas. Parece que el aborto sea un derecho conquistado que nunca más vamos a perder. Y eso no es cierto. Recuerdo que no hace muchos años, en lugar de haber una ley de plazos, había una ley de supuestos y no sería tan extraño que una mayoría del PP con Vox intentara volver al pasado. No hay nada que nos garantice que los derechos de las mujeres no van a ser de nuevo una moneda de cambio para la derecha y la ultra derecha.
Recordemos que el PP intentó cambiar la ley del aborto y eso significó sacrificar a un ministro. Pero es que estoy segura de que si tienen una mayoría absoluta lo van a hacer. Por tanto, que nadie crea que lo que se ha conseguido ya ha quedado ahí y seguirá para los tiempos de los tiempos. La lucha feminista no puede parar nunca, porque parar significa retroceder.
Entonces la votación tiene que hacerse por certezas, es decir, la certeza de que vamos a retroceder 40 años como gane según quién. Y también con esperanza. Con la esperanza de que si ganamos la gente de izquierdas, la gente feminista, la gente que tenemos el feminismo como elemento troncal de nuestra ideología, lo que vamos a hacer es avanzar. Y eso para mí es un horizonte de esperanza.
Sin embargo, lo que las encuestas indican es una vuelta al bipartidismo y no pronostican un buen resultado para vuestra formación, ERC. ¿Cómo encaráis la recta final?
La encaramos mejor de la que la empezamos, la verdad. La campaña nos ha hecho ver que hay más posibilidades de llegar a la gente, a los vecinos y a los ciudadanos, de las que parecían. Lo cierto es que en Catalunya se está dando un proceso ad hoc. Para algo somos una nación, una nación diferente que tiene su propio marco político y su propio funcionamiento. Aquí no es el marco de izquierda-derecha lo único que existe. Ustedes saben perfectamente que en 2017 intentamos hacer un referéndum, que lo pararon a bofetones y eso está ahí y no vamos a parar. Y mientras no paramos en ello, vamos a acompañar a las fuerzas progresistas del Estado en lo que corresponda.
En lo que corresponda quiere decir en los derechos de las mujeres, evidentemente, porque los derechos de las mujeres nos importan en Catalunya, en els Països Catalans, en el Estado español, en Europa y en todo el mundo. Y por ejemplo, hay temas que han quedado parados como la ley contra la trata que tenía que entrar en el Congreso y que sería una ley garantista con los derechos de las mujeres que son tratadas como objetos. No fueron capaces de llevarla a trámite y eso es imprescindible. O, por ejemplo, la presión estética.
Es decir, hay toda una serie de derechos en los que todavía no hemos podido intervenir, que es urgente que se intervenga. ¿Cómo lo encaramos? Con esperanza y con la confianza de que la gente va a entender lo muchísimo que hemos trabajado estos cuatro años, cómo nos hemos posicionado y lo útiles que hemos sido para este Estado también.
La ministra de Igualdad ha sido la más valiente de todo el Gobierno y ha sido la que menos apoyo ha tenido
Claro, por eso yo te quería preguntar si en el hipotético escenario en el que se repitiera un gobierno de coalición, ¿seguirías manteniendo esa pose negociadora?
No puedo contestarte porque eso tiene que ver con cómo quede exactamente la ecuación. De todos modos, lo que es evidente es que debemos avanzar en el proceso nuestro de liberación nacional. Eso lo tenemos que hacer y ese va a ser uno de los elementos que va a configurar nuestra acción.
Pero también es verdad que teniendo en cuenta lo que nos ha costado sacar hacia adelante una ley de vivienda, porque el PSOE no quería de ninguna manera contener el alza de precios en las zonas tensionadas, que no quiso hacer una reforma laboral de verdad que tuviera las indemnizaciones que nos quitó el PP y los salarios de tramitación, y que en muchas cosas nos hemos tenido que estirar nosotros para que hicieran políticas de verdad de izquierda, pues vamos a ver. La izquierda española más hegemónica que se supone que es el PSOE en realidad está rozando el centro del PP y en esas circunstancias es muy difícil funcionar.
Por otra parte, ahora nos salen con que el feminismo no tiene que confraternizar y no tiene que ser agresivo y tiene que ser amable. Y esto nos ha dejado un poco fuera de juego, sinceramente. Y la manera como han tratado a su Ministra de Igualdad, y en eso quiero ser clarísima, nos parece indecente. Indecente porque ha sido la ministra más valiente de todo el Gobierno y ha sido la ministra que menos apoyo ha tenido. Es decir, yo no había visto nunca que un partido del Gobierno modificara la ley de una ministra de su propio Gobierno, con la oposición. Y creo que fue un error, pero ya no solo un error en la ley, es un error de planteamiento, un error de no ser leal, un error de enviar una explicación al Estado de que oye, si se nos complica mucho la vida, pues mira, pactamos con la derecha y arreglado. Estos pactos que al final no favorecen a nadie y en cambio dilapidan el contenido democrático de las votaciones.
Hablando de pactos, hay un pacto que no se ha entendido muy bien, quizás más allá de Catalunya, y es el que habéis mantenido en el Ayuntamiento de Barcelona con Trias. ¿Por qué habéis depositado vuestro apoyo en la derecha en este caso?
Hombre, vamos a ver primero, aunque esto quizá me cueste algún coscorrón, la derecha de Trias no es la derecha de Feijóo. Esto que quede claro. En Catalunya las cosas son un poco diferentes porque existe este partido, Junts, que abrazan un elenco de posiciones que no son las del PP de Feijóo. Para entendernos, Vox es una escisión del PP. Muchos de los diputados de Vox de esta legislatura habían sido anteriormente diputados del PP. Por tanto, esa derecha española tan escorada que la una es extrema derecha y la otra es ultra derecha, en Catalunya la representa también el PP y Vox. Entonces Junts, o PDeCAT, son un espacio un poco diferente, más vinculados al centro.
En 2019 ganamos las elecciones en el Ayuntamiento de Barcelona. Ernest Maragall, nuestro candidato, fue el más votado y tuvimos diez concejales. Los comuns en Barcelona con el PSC, gracias a los votos de la ultraderecha de Valls, que era de Ciudadanos, pero en realidad era un expulsador de gitanos cuando estuvo en Francia y una persona absolutamente vinculada a la ultraderecha en cuanto a su españolismo recalcitrante, hicieron que Maragall, que ganó, no pudiera ser alcalde. Por tanto, nosotros lo que dijimos es: en esta ocasión, teniendo en cuenta que el voto de los barceloneses ha sido clarísimo, debe ser alcalde quien iba en la lista más votada, que en este caso era Junts. Porque además era un suspenso a las políticas que había venido haciendo la alcaldesa Collau.
Se puede saber lo que hacemos nosotros por lo que hace el PP. ¿Qué hizo el PP? Impedirlo. Es decir, los tan de izquierdas socialistas pactaron con el PP que Trias no estuviera al mando del Ayuntamiento. Eso te lo dice todo. Es decir, gana Trias, Collboni segunda fuerza y le hace el zarpazo con comuns y con el PP. Pues a mí que me expliquen qué políticas de izquierdas van a hacer los socialistas y los comunes en Barcelona. A lo mejor hubiera sido más de izquierdas Trias con nuestra ayuda. Porque lo que sí que hicimos fue pactar las políticas de izquierdas, que incluían no sólo feminismos, también movilidad, un salario mínimo de ciudad y toda una serie de temas que tenían que ver con la lógica local.
Desde las filas del PSOE, el Ministerio de Igualdad estuvo bajo sospecha durante todo el mandato
Volviendo un poco al feminismo y a lo que habéis defendido en el Congreso durante esta legislatura. Habéis apoyado tanto la ley de solo sí es sí, como la ley trans. La del sólo sí es sí finalmente fue torpedeada por el PSOE. ¿Qué lectura hacéis de este movimiento del Partido Socialista?
Ya al inicio de la legislatura el hecho de que el Ministerio de Igualdad fuera capitaneado por Unidas Podemos no sentó en absoluto bien en las filas de los socialistas porque creyeron que Carmen Calvo, que ha sido una de las grandes protagonistas de esta legislatura en sentido negativo, había sido arrinconada sin motivo. Por tanto, ya desde las filas del PSOE, el Ministerio de Igualdad estuvo bajo sospecha durante todo el mandato. Eso se vio muy claro cuando nosotros presentamos la propuesta de ley trans y la boicoteó el PSOE. Es decir, hubiéramos podido llegar a un acuerdo con el Ministerio porque estaban dispuestos a ello, pero el PSOE dijo que de ninguna de las maneras. Y una de las cosas que impuso es que fueran juntas la ley trans con la ley de garantía de los derechos LGTBI. Y cuando nosotros planteábamos dos leyes porque creíamos que su ordenación jurídica era mejor por separado, no hubo manera humana.
Entonces el PSOE ha intentado imponer un relato, a veces tránsfobo y otras veces en unas posiciones abolicionistas muy duras que sabían que no eran compartidas por otros grupos, para obstaculizar determinadas leyes que nos permitían avanzar en feminismos. Y lo que ha hecho desde mi perspectiva ha sido romper por la base muchas de las asociaciones feministas que se han visto en que tenían que escoger entre un tipo de feminismo representado por el PSOE que decía que era el hegemónico, que es el de toda la vida, y el otro que tiene una visión mucho más transversal, más inclusiva, con una visión que tiene en cuenta todas las características que tienen las mujeres cuando son racializadas, cuando son pobres… es decir, un feminismo interseccional. Esto no es comprado por el PSOE, pero lo que no se dan cuenta es de que no nos fortalece esa discusión en sede parlamentaria, porque lo que hace es ahondar en las diferencias en lugar de ahondar en los vínculos, que es lo que estamos intentando reforzar siempre desde el Congreso.
Es decir, si estamos diciendo que el feminismo se basa en alianzas, si estamos diciendo que el feminismo se basa en nuestras redes, si estamos diciendo que el feminismo debe ser omnicomprensivo porque es la ideología más disruptiva y transformadora de la que disponemos en estos momentos, no puede ser que sean motivo de fragmentación sistemático de la izquierda los planteamientos feministas que hace el Ministerio. Pero es que no es culpa del Ministerio y yo creo que ha actuado bien y por eso ha tenido nuestro respaldo con la ley de garantía de libertad sexual, con la ley de derechos sexuales y reproducivos, con la ley trans y LGTBI, que no era la que queríamos, pero dimos apoyo. La evaluación del Ministerio a finales de legislatura sería un ocho y si no hubiera habido la bronca del ‘sólo sí es sí’, sería un diez. Pero la evaluación del Gobierno en general ha sido un cuatro.
Debemos derogar la ley de extranjería porque tenemos entre nosotros personas que no son tratadas como vecinos y eso es lo peor, es un cáncer democrático
Entre las cosas que quedan por hacer y en el hipotético caso de que se puedan hacer. En vuestro programa, la verdad que bastante extenso en materia de feminismos, entre vuestras propuestas está ampliar la ley integral contra la violencia de género. ¿Estamos bastante lejos de lo que marca el Convenio de Estambul?
Sí, correcto.
¿Puedes explicar un poco esto último?
Pues el Convenio de Estambul es más comprensivo que la propia ley de violencia de género, por ejemplo. El grupo Grevio -grupo internacional de Expertos en la lucha contra la violencia contra la mujer- de alguna manera está pegando el toque al Estado español porque hay bastantes elementos fundamentales que se estaban trabajando en el Pacto de Estado y que no había manera de resolver. Es un tema, entre otras cosas, de disponer de recursos, es decir, toda la atención especializada que esté equilibrada y equitativa en todo el territorio.
Por otra parte, por lo que hace referencia a la ley de derechos sexuales y reproductivos, nosotros insistimos en que entrara también como violencia de género la violencia obstétrica y no lo conseguimos. Y respecto al consentimiento, hemos de volver a modificar la ley para que quede con el consentimiento afirmativo, jurídicamente hablando. Ha habido muchos comentarios sobre que el consentimiento se sigue manteniendo en el centro, pero no hemos sido capaces de explicar que lo que se altera es la propia definición de consentimiento.
Es decir, una cosa es el consentimiento negativo y la otra cosa es el consentimiento positivo. Para entendernos: si tú no dices no, en la tesis del consentimiento negativo, hay consentimiento. En la del positivo es: solo hay consentimiento si dices sí. Y esto parece un debate terminológico, pero es importantísimo. Y de ahí también que se incluyeran los temas de sumisión química. En la sumisión química, como no se puede decir que no, con el consentimiento negativo no se entendía que eran agresiones y viene de ahí el tema.
Y aparte de eso deben introducirse nuevas formas de violencia que entendemos que existen. No se habla de violencia institucional y para nosotros es imprescindible. Tampoco se habla de violencia política, de violencia en las redes. Todo este tipo de cosas deberían introducirse.
Y por otra parte, lo que planteamos es que el Pacto de Estado debía ser plurianual, porque si no la previsión que tienen los entes locales o los entes autonómicos para poder desarrollar las políticas contra la violencia machista es muy corta. Es decir, difícilmente puedes implementar cosas que realmente sirvan, aparte de que debes evaluarlas, en el plazo de un año. Por tanto, lo que planteamos es que las inversiones fueran plurianuales.
Pero lo que para nosotros es más relevante es sobre todo la incorporación de las nuevas formas de violencia, que creemos que deben denominarse para que la gente sea consciente de que existen. Especialmente las mujeres. Porque al final, cuando damos nombre a determinados tipos de violencia, permitimos que haya mujeres que no saben que han sido objeto de violencia y que entonces lo identifiquen.
Después hay otro elemento que para nosotras es fundamental, que es todo el tema vinculado a extranjería. Debemos derogar la ley de extranjería porque tenemos entre nosotros personas que no son tratadas como vecinos y eso es lo peor, es un cáncer democrático. Es decir, estar conviviendo con gente que no tiene derecho a los papeles, que no tiene derecho al trabajo, no tiene derecho al alquiler, no tiene derecho a voto… es un cáncer para cualquier sociedad. Entendemos que gran parte de las violencias machistas que se dan, y de ahí lo que decía del feminismo interseccional, vienen vinculadas con la cualidad e tener o no tener a la capacidad de ser ciudadana. Por tanto, derogación de la ley de extranjería, que va vinculada también al tema de trata. Es decir, en la medida en que la obtención de la ciudadanía es más fácil, reduciríamos la capacidad que tienen los traficantes de personas de obtener carne fresca, para entendernos, que es lo que son para ellos al final.
¿Quieres parar a los traficantes? De acuerdo, deroga la ley de extranjería y pon los servicios sociales a disposición de la gente que llega
De hecho, entre las propuestas del PSOE en su programa se habla de la abolición de la prostitución, pero no se habla de la derogación de la ley de extranjería. Lo que podría hacer un poco incongruente ¿no?
Lo es. Migrar es un derecho y al final la gente que lo hace, si es por condiciones económicas, no tiene otra salida. Si tú facilitas la nacionalización o los permisos de residencia lo que estás haciendo es permitir el acceso al mercado normal de trabajo, de vivienda y por tanto es lo peor que puedes hacerles a los tratantes porque les quitas lo que ellos ofrecen, que es la única oportunidad de llegar a este Estado donde la gente piensa que va a vivir mejor. La gente piensa que va a poder dar de comer a sus hijos, la gente piensa que va a tener un trabajo y por eso se embarcan en aventuras personales de un riesgo altísimo y que suelen terminar muy mal.
¿Quieres parar a los traficantes? De acuerdo, deroga la ley de extranjería y pon los servicios sociales a disposición de la gente que llega. Y además musculados. Porque los servicios públicos están absolutamente desprotegidos. Al Estado le falta musculación para atender desde lo público a quien lo necesita. Y ahí es donde se produce la otra gran quiebra que aprovecha Vox, que dice “es que se lo quedan todos los inmigrantes”. Es absolutamente y radicalmente falso. Absolutamente. Pero, ¿cómo lo combatimos? Sólo con mejores servicios públicos, más musculados, más fuertes y que realmente lleguen a todo aquel que lo necesita.
Si el feminismo no es incómodo, no es feminismo, es otra cosa. Yo no soy conciliadora
Te quería hacer una última pregunta, que ya me la has medio contestado antes, pero me gustaría acabar con ello. ¿Qué te parece el feminismo de Sumar? ¿Confías en que haya una línea continuista en lo que ha dejado el Ministro de Igualdad?
Me encantaría que siguiera una línea continuista. De hecho, me encantaría que siguiera Irene Montero. Yo me sentí tan avergonzada cuando vi esas declaraciones de que el feminismo tenía que ser integrador, menos incómodo… Bueno, es que si el feminismo no es incómodo, no es feminismo, es otra cosa. Yo no soy conciliadora. O sea, vamos y le decimos a Rosa Parks que por favor se siente en el sitio que le toca, que si no va a ser todo muy agresivo y que tiene que ser conciliadora.
A mí me pareció una burla y lo digo seriamente porque aquí hay algo que la gente no está controlando. Lo que está contra el feminismo, no es Vox o PP, son los poderes del Estado. Quien sale a reventar la ley del sólo sí es sí es la judicatura. Quien trata mal a las mujeres es la policía. Quien discrimina es el Estado en sí y por tanto, no es baladí decir si debes ser conciliadora o si eres demasiado agresiva.
Probablemente yo soy demasiado agresiva, pero es que hace demasiados años que los derechos de las mujeres no existen y no están formulados y por tanto, yo lo siento, pero si salgo elegida, que espero que sí, voy a ser poco conciliadora. Lo he sido poco estos cuatro años, pero lo voy a ser todavía menos.
Ese tipo de mensajes son tan nocivos porque al final es aquello de: “No seas así hombre, ¿pero hace falta ponerse así? Es que sois unas histéricas. Es que todo el día estáis con lo mismo. ¿Es que no tenéis nada más para pensar?”. Y a mí como política me avergüenza porque sabiendo lo que personalmente me ha costado, con una historia interseccional muy tranquila, pienso, ¿qué van a pensar las nuevas generaciones cuando les hablamos de presión estética, por ejemplo? Van a pensar que estamos todas locas. Que lo dijera la derecha vale, pero que lo diga la izquierda. Es que todavía no me he recuperado de eso.
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Gran entrevista e interesantes informaciones.
Solo me ha chirriado el tema de la alcaldía de Barcelona.
Como barcelonés que soy, comprendo que ERC esté escaldada con el tema de quién ha acabado obteniendo la alcaldía en las dos últimas elecciones, pero deberían ser más autocríticos desde ERC.
El auténtico problema por el que ERC se queda fuera del gobierno de la ciudad, es porque su socio preferente, no es la izquierda, sino la derecha de la ciudad.
Desde BeC, en ambas ocasiones, les ofreció la posibilidad de crear un tripartito de izquierdas y ERC prefirió aliarse con los reaccionarios de JUNTS.
Por cierto, me parece muy triste que blanquee al señor Trías, que ya fue alcalde de Barcelona con CiU y, todos sabemos, que gobernó para la alta burguesía catalana.
"Quien sale a reventar la ley del sólo sí es sí es la judicatura."
¿De haber aplicado con imparcialidad la ley, (el mismo criterio) hoy se habrían liberado tantos violadores como etarras se aprovecharon de la ausencia de la dichosa disposición transitoria, o sea, NINGUN@. La justicia sigue siendo el poder despótico gobernado por el conservadurismo del pasado régimen.
Excelente entrevista. Coherencia, compromiso, lealtad y valentía. Feminismo auténtico. Verdades reveladoras y muy relevantes. Imprescindibles en la dirección de Estado si hay gobierno de coalición.